Los fraudes han estado siempre presentes a lo largo de la historia de lo paranormal y lo ufológico. Es prácticamente imposible valorar su incidencia, ya que muchos de sus autores pueden haber fallecido, o bien tratarse de pseudo-investigadores que los fabricaron con afán propagandístico o económico (baste recordar, a modo de ejemplo, las ridículas fotografías del contactado suizo Billy Meier y ese episodio de los Lunnies que es la filmación de Mirlo Rojo). En el caso de la investigación paranormal los ejemplos son, al igual que en el campo ufológico, innumerables, y los investigadores de orientación científica (una cosa es que se orienten científicamente y otra que logren dar a luz conocimientos tamizados por el método científico, ya que algunos no acaban de orientarse nunca) han mostrado habitualmente amplias tragaderas, ignorantes de los trucos básicos de la magia con pequeños objetos y de los trucos mentalistas. Al respecto, es recomendable leer los artículos publicados en la selecciones La Nueva Era y La ciencia: lo bueno, lo malo y lo falso de Martin Gardner. Ambos están publicados en la colección de bolsillo de Alianza Editorial (Madrid). Es impagable leer algunas rimbombantes historias de la parapsicología que hay en Internet (en las que parece que cada parapsicólogo haya descubierto una pólvora o que haya unificado las fuerzas básicas de la naturaleza en una sóla macro-fuerza, y aquí sin enterarnos) y luego tropezarte con la monumental tomadura de James Randi con el proyecto Alfa, al enviar dos jóvenes magos adiestrados por él para poner a prueba al laboratorio de parapsicología de la Universidad de Washington, en St. Louis (financiado con dinero privado del presidente de la Mc Donell Douglas). Durante dos años el director del laboratorio, Peter Phillips, estuvo convencido de que los jóvenes tenían auténticos poderes paranormales: doblamiento de objetos de metal, impresión de películas fotograficas (el efecto Ted Serios), girar un motor situado debajo de una campana de cristal y otras muchas cosas para las que hay que tener la mente abierta. Diversos medios de comunicación habían presentado a los jóvenes magos como los mejores "dotados" de la historia y, supuestamente, habían pasado severos controles, como indicó el popular parapsicólogo Walter Uphoff. En una rueda de prensa ofrecida en Manhattan Randi descubrió el engaño, pero Uphoff no se bajó de la higuera en la que viven subidos los paranormalistas: aseguró sin cortarse un pelo que el hecho de que los chicos hubieran hecho trampas no probaba que no tuvieran auténticos poderes paranormales. ¿Ven ustedes por qué Paranormalandia -y Ovnilandia- son con mucha frecuencia como una película de los hermanos Marx?
Los mihterioh de la siensia son una cosa bastante fraudulenta, de palabra u obra, y acaban convirtiéndose en leyendas estúpidas, dirigidas al consumidor medio, de la misma forma que los padres de algunas aves regurgitan la papilla en el gaznate de sus crías. Así es el mercadeo paranormal, ya se trate de fantasmas, de aparecidos o de fotografías de naves extraterrestres. Por ejemplo, vayan a esta entrada full contact, que verán unas fotos paranormalizadas a la fuerza.
Aquí les ofrezco otro ejemplo más modesto: "unos afotos" mágicos y super ufológicos:
¿Ya se recuperaron del shock? Pues realineen sus chakras y colóquense de nuevo los pantalones en su sitio, que se trata de un fraude; de un fraude phenomenalmente fraudulento, oiga. Claro, ustedes dirán: "Pero bueno, si eso es un puto papelito recortado con forma de lente y pegado en el cristal de una ventana". Claro, pero no subestimemos la capacidad de asombro, la lógica de Ovnilandia, la desfachatez histórica de los divulgadores, la mente abierta de los seguidores y, lo que es más importante, el cambiante rasero de los medios de comunicación generalistas con el paso del tiempo en el momento de acoger noticias como ésta.
Estas fotos aparecieron publicadas en la página completa que le dedicó al asunto La Provincia (Las Palmas de Gran Canaria) el 12 de noviembre de 1978. Un niño, Víctor Valdivieso, las obtuvo en junio del mismo año desde la ventana de su habitación en la capital canariona. A nadie pareció sorprenderle que no revelara las tomas hasta cinco meses más tarde. En febrero de 1994 el autor de las fotos me confesó telefónicamente que se trató de un simple truco infantil aunque no se mostraba muy interesado en hablar del tema: Es algo ya superado y olvidado, una cosa de chicos. Lo más sorprendente es que el citado diario aireara el sencillo fraude como si de las pruebas de vida en Marte se tratara...
Por supuesto, los intrépidos investigadores de platillos volantes certificaron la autenticidad del episodio. En La gran oleada (1982, p. 163) Juan José Benítez dice que
Desconozco por el momento qué tipo de análisis han sido verificados sobre los negativos de dichas fotografías. Por supuesto, si Francisco Padrón, un gran estudioso de los ovnis [...] publica las tomas como auténticas, es que verdaderamente lo son.
Por supuesto, Francisco Padrón que publicó las fotos en la revista Akhenaton, no fue, ni de broma, un gran estudioso de los ovnis, de la misma forma que Chiquito de la Calzada no ha sido nunca director de la Real Academia de la Lengua.
La noticia de La Provincia aseguraba que
Fotógrafos profesionales afirman que no se trata de un trucaje y que son auténticas,
mientras que Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife) apuntaba que
... los profesionales indicaron que era muy difícil que dichas fotos fueran trucadas.
Ah, los mihterioh de Canarias, las "leyendas populares" y otros cuentos de la vieja majadera...
Benítez finaliza su reseña del caso adornándose un poco, como es costumbre:
Sentí la necesidad de sacar unas fotografías [habría dicho el niño bromista]
Y el pequeño Víctor Valdivieso hizo dos fotografías.
La verdad es que el chico no habló de ninguna "necesidad". En la prensa se lee que
Sentí una cosa rara en el estómago. Empecé a retroceder en la habitación y llegué hasta la pared y choqué con una máquina fotográfica que tenía colgada en la esquina de una litera. En ese momento, casi sin pensar en lo que hacía, cogí la máquina, me acerqué más a la ventana y disparé dos veces.
¿Casualidad o "causalidad"?... se pregunta Benítez por último. Hombre, pues causalidad diría yo. Todos los fraudes infantiles tienen una causa, ¿no? Otra cosa es que algunos no lo quieran ver, como Íker Jiménez, que reprodujo estas ridículas fotos en Enigmas (año IV, nº 5, mayo 1998) y se refiere al "aparato" y a la "gran cantidad de testigos" que hubo... En fin, periodismo de hinbestigasión, que se llama.
Hace unos días otro fraude histórico, el "triángulo de las Bermudas", se paseó como un zombi por las páginas de La Voz de Galicia, que metió la pata hasta el corvejón al presentar esta patraña como un misterio no resuelto. Lo cuenta Luis Alfonso Gámez en su blog después de que uno de los socios del Círculo Escéptico, Vicente Prieto, informara de ello. También nos comentó Prieto que el citado diario publica últimamente bastante basura sobre medicinas "alternativas", tarotistas y demás desahogados... Ah, otro ejemplo más de esos mihterioh mihteriosoh presentes, por ejemplo, en las televisiones cuatreras... El triángulo de las Bermudas, la cara de Marte, las "relatos populares", los ovnis estrellados, los poderes de la mente, desaparecidos y aparecidos, extraterrestres en la antigüedad... toda esa gran familia de chorradillas tan queridas por los discípulos de Charles Berlitz, ese creador triangulero nato.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
jueves, enero 05, 2006
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3 comentarios:
Es evidente que este hombre ha sido coacionado por los hombres de negro para mentir acerca de lo que vio.
En aquel momento manifesto lo que vio, con la natural sinceridad infantil, pero la vida y la desagradable visita de los hombres de negro han hecho vacilar a este testigo hasta el punto de negar lo evidente.
:-)
Oye, pues no me había parado a pensarlo... :-)
"periodismo de hinbestigasión"
yo pensaba que era "periodismo de inventigación"
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