lunes, diciembre 19, 2011

Resuelva el misterio y no haga el ridículo

El sector de los aficionados a los misterios que, de vez en cuando, se acerca a los lugares paranormalizados demuestra, en el mejor de los casos, un completo desconocimiento de los requisitos mínimos para que una investigación no se quede a medio camino entre un circo televisivo milenario y una reunión de amiguetes espiritistas con minidisc. Lo cierto es que estos interesados, si no se mueven por puro afán de figurar y por sacarse unos euritos vendiendo la moto en la revista mensual de misterios, obran, seguramente, de buena fe, pero ignoran qué hacer y cómo hacerlo bien, porque quienes deberían haber procurado que no fuera así les ha importado un comino todo ello; al contrario, el cultivo de la ignorancia del aficionado es requisito para que los misteriodistas sigan llenando su saca.

Por ello, todo aquel que empiece en este terreno (y no sólo quien empieza, sino más de uno que lleva décadas tropezando a conciencia en las mismas piedras) debería leer y estudiar el libro de Benjamin Radford Scientific Paranormal Investigation. How to Solve Unexplained Mysteries. Radford es editor jefe de la revista Skeptical Inquierer, y junto con Joe Nickell, el más destacado investigador crítico y escéptico de la selva paranormal, cubriendo temas como las casas encantadas, relatos sobre ovnis, testimonios sobre animalotes criptozoológicos (como su reciente libro sobre el chupacabras), exorcismos, milagros, psíquicos, círculos de las cosechas y otras materias abducidas por la industria cultural sección misterios.

Scientific Paranormal Investigation debería ser traducido, publicado en español y colocado en todas las estanterías dedicadas a maguferíos variados que tienen casi todas las librerías para que los interesados se lo tropiecen y tengan la posibilidad de salirse del dogmatismo comercial de los misterios. El libro es una guía para llevar a cabo investigaciones científicas exitosas en el terreno de los fenómenos "inexplicables". Proporciona una comprensión básica del escepticismo y de cómo la ciencia puede ser aplicada a estos rumores paranormales. En él las anécdotas son ofrecidas no como evidencias, sino como ejemplos.


Como señala el autor, hay algunos libros sobre investigación paranormal que pretenden enseñar al lector cómo investigar fantasmas y en general lo sobrenatural (en el mercado editorial español carecemos de esto, incluso). Aún así, el problema es que, con unas pocas excepciones, ninguno de esos autores tienen formación en lógica o en investigación científica en general. Coleccionar historias no es investigar. Solventar estas carencias es uno de los objetivos del libro de Radford.

Una de las recomendaciones que el citado ofrece en su obra es la necesidad de que los lectores evalúen la credibilidad y la historia de éxitos del autor de un libro sobre misterios. Es lógico: cuantos más misterios divulgue y cuantos menos haya explicado más inútil será como “experto”, menos confianza habrá que depositar en él y menos recomendable será adquirir cualquiera de los libracos que publique. Radford es, en este sentido, digno de crédito: como él mismo asegura: "No tengo miedo a los fantasmas; ellos me tienen miedo a mí porque desaparecen cuando yo investigo" (p. 6).

Si usted desea embarcarse en la investigación (o mejor aún, en la re-investigación de alguna anécdota paranormalísima, misteriosa porque sí, cuento, rumor o leyenda mágica (de esas que algunos llevan veinte años o más supurando), el libro de Radford es una guía indispensable para hacerlo correctamente, o al menos con cierta dignidad. Y de paso se dará cuenta de en qué le han engañado históricamente, de por qué faltan siempre ciertos puntos de vista en el mundo patrañil de los enigmas, de por qué brillan por su ausencia determinadas consideraciones y cláusulas condicionales en el razonamiento de los periodistas del misterio al uso, que disfrazan de apertura mental y buen rollo sus ansias de protagonismo, el afán crematístico y el anquilosamiento de sus cuentos para no dormir.

Basten tres puntos de los citados por Radford en su libro como ejemplo de su perspectiva intelectual. Son típicos por cuanto son fallos clásicos de la investigación paranormal:

- Los fenómenos paranormales que parecían misteriosos en principio pero que fueron luego identificados o resueltos raramente son reportados o publicados. ¿Alguna vez las revistas de misterios, los programas radiofónicos y televisivos le han ofrecido al interesado la solución de los casos que venden? Parecen, al contrario, un muestrario de incompetencias, porque la finalidad de la investigación es aclarar los hechos, no regodearse en el asombro fingido.

- Los investigadores aficionados a menudo cometen el error de juntar todos los testimonios y asumen que, de alguna forma, todos están conectados, o que comparten la misma causa. No hay confirmación independiente de estos fenómenos. Lo que el pseudo-periodismo de misterios vende como pruebas es en realidad un conglomerado en bruto de testimonios, rumores, aseveraciones no justificadas, prejuicios sobre cierto tipo de sucesos, dimes y diretes, embrollos, calumnias y monsergas victimistas. El creyente queda impresionado por todo ello y no detecta la ausencia de cimientos en el edificio paranormalista.

- El objetivo es resolver los misterios. Emplear aquellos medios que contribuyen a ello es lo correcto. Es más que obvio, pero los ufólogos, cazafantasmas y demás se empeñan en mariposear de historieta en historieta con estrategias no ya pseudocientíficas, sino pseudo periodísticas. Y lo que es peor: en un medio ambiente que premia su incapacidad para explicar los hechos.

Scientific Paranormal Investigation no es un complicado ensayo sobre epistemología ni un tratado académico sobre investigación cualitativa. Es un libro sobre el sentido común, sobre qué preguntas no hacer a un testigo, sobre qué útiles son necesarios para realizar una investigación de campo y, en general, sobre cómo no abordar los supuestos misterios (por ejemplo, con esa ridícula manía de pasearse por una "casa encantada" a oscuras) y cómo sí hacerlo de manera sensata.

Se trata, en suma, de una perfecta introducción al pensamiento crítico y a la auténtica investigación de lo paranormal y la criptozoología y, por extensión, al resto de los misterios populares. En lugar de consumir mensualmente portadas estrambóticas y webs de misterios para adolescentes compre esta obra. Si usted no quiere ser engañado por activa o por pasiva y le interesan estas materias debe leer y estudiar este libro de Benjamin Radford.

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Scientific Paranormal Investigation
How to Solve Unexplained Mysteries
Benjamin Radford
Rhombus Publishing Company, Corrales, USA, 2010. 
ISBB: 978-0-936455-11-2

martes, noviembre 29, 2011

Misterios y mentiras de elite

Los misterios misteriosos, las experiencias y las ciencias de frontera (que son las que se practican en los Pirineos o en la confluencia del estado de Texas y México), los relatos sobre ovnis y portentos celestiales, las apariciones fantasmales y casas encantadas y los cuentos sobre monjas voladoras, monjas recauchutadas y otras majaderías del circo paranormal están basadas en el testimonio humano. Algunos ignorantes, dándoselas de entendidos, han hablado de "testigos de elite" como si tal categoría existiese, como si ante fenómenos por definición extraños y supuestamente inexplicables pudiese alguien alcanzar un nivel elitista en la comprensión y transmisión de su propia percepción. Esto es falso, y quienes lo han vendido lo saben. La literatura seria sobre la percepción y el recuerdo es abundante, y, afortunadamente, tenemos en español un ejemplo reciente en ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria. Giuliana Mazzoni. Editorial Trotta, Madrid, 2010.

Pero ya escribiré una reseña sobre esta monografía para otro lugar; ahora quiero dejarles una cita extraída de otro libro de uno de los imprescindibles de la investigación escéptica de lo paranormal Joe Nickell, que en su Entities. Angels, Spirits, Demons, and Other Aliens Beings. Prometheus Books, Amherst, New York, 1995, p. 43, recoge la siguiente anécdota al ocuparse no de las casas encantadas, sino de las mentes encantadas:

La sugestión puede desembocar en el contagio. En 1978 un pequeño oso panda escapó de un zoo de Roterdam, después de lo cual la policía dio la alerta en los medios. Pronto empezaron a comunicarse observaciones del panda, unas cien, a lo largo de toda Holanda. Desgraciadamente, un animal solo no puede estar en tantos lugares en un periodo de tiempo tan breve. De hecho, nadie había visto el panda realmente, ya que había muerto atropellado por un tren cerca del zoo. ¿Cómo explicamos todas estas observaciones? La respuesta es: por contagio. La expectación lleva a la gente a malinterpretar lo que realmente están viendo. Por ejemplo, alguien podría haber visto un perro detrás de unos arbustos y pensar que eran el panda debido a sus propias expectativas. Otros tienen experiencias ilusorias similares. La publicidad generada por el caso pudo haber provocado algunas llamadas falsas.

Multitud de programas prescindibles de radio, páginas periodísticas, ocultistas domingueros, gente enemiga del sentido común, amante de su dinero (del de usted, no solo del de ellos) y ansiosa por seguir cultivando sus ignorancias y creencias paranormalistas continuarán apelando al testimonio y al dogma de la inmaculada percepción, al honor de los testigos y otras estúpidas falacias para adornar su mundillo de magia y atontamiento sociedad anónima.

lunes, noviembre 14, 2011

Los OVNIs… ¿son un timo?

Ése es el título que para la ocasión le han puesto a una entrevista que me realizaron el pasado viernes día 11 en Radio Vitoria, en el programa Plaza nueva. Tratamos, entre otras cosas, la petición de unos ufolocos para que el gobierno norteamericano dijera lo que a aquéllos les sale de las pelotas, con perdón. Aquí está el podcast:

jueves, noviembre 03, 2011

¿Hay alguien ahí fuera?

La serie Escépticos continúa su camino entregando cultura y pensamiento crítico en un escenario, el de los medios de comunicación mayoritarios, donde estas cosas parecen estar tácitamente prohibidas. No hay más que ver, por lo cerca que me toca, el caso de la Televisión Autonómica canaria, donde abundan en los últimos tiempos programas de marujeos y espectáculos espiritistas de los que dan asco, como el de la médium –¡ja!- Marilyn Rossner, que vendrá de nuevo a estas islas próximamente a aligerar el bolsillo de los incautos de la mano de quienes no tienen vergüenza y le siguen el juego. También tenemos en Radio Nacional, con dinero público, un programa donde toda la metralla pseudomisteriosa de grano grueso se presenta de color blanco.

El pasado 17 de octubre le tocó a los platillos volantes aparecer en Escépticos. La primera vez que lo vi, aquella misma noche en Internet, no estaba en condiciones de valorarlo adecuadamente, ya que venía de cervecear con el director del curso Ciencia y pseudociencias después de acabar la primera jornada del segundo módulo. Tenía el juicio nublado ;-), y me habría apetecido una refutación y explicación de toda la casuística nacional, de ese Gran Fraude de los Miles de Kilómetros Recorridos y otras hostias con las que comulgan los creyentes, antiguos y recientes. Pero no, el objetivo del programa era otro, tan legítimo como el citado: mostrar las claves culturales de la leyenda, cosa que consigue plenamente porque le permite al televidente darse cuenta de que los ovnis no tienen nada que ver con los extraterrestres, que son una producción humana, que son ideas que revolotean de mente en mente hasta que, como si fueran los ultracuerpos de la peli, se van instalando y se anclan.

Ayer di mi charla sobre el mito de los platillos volantes, Ovnis: la invasión que nunca llegó, en la decimoprimera edición del Curso Interdisciplinar de la Universidad de La Laguna Ciencia y pseudociencias. Al volver a ver hoy el episodio citado de Escépticos ¿Hay alguien ahí afuera?, compruebo que gran parte de los argumentos allí esgrimidos coinciden con los míos ayer. Es interesante porque demuestra que el mito de los platillos volantes no es patrimonio de charlatanes y profesionales de la tergiversación, sino que es un tema susceptible de estudio racional y de divulgación como puede serlo cualquier otra leyenda mundial; que cualquier otra universidad o cualquier otro medio de comunicación puede acercarse a este mundillo de los misterios del espacio y de las creencias paranormalistas con la misma orientación; que incluso los medios pueden funcionar como un servicio público educativo; que pueden hacer una obra de caridad no contribuyendo a difundir enfoques sensacionalistas, especulaciones absurdas y afirmaciones ridículas sin pruebas entre toda esa gente que, como se dice cerca del final del capítulo, no sabe distinguir entre la ficción y la realidad.

Y aquí tienen el capítulo, que también está disponible en el blog de su presentador, Magonia, y en la web del Círculo Escéptico:

La prensa es una cosa y la ciencia otra

¿Se imaginan ustedes una carta como esta en una revista de misterios al uso? No, claro, porque ningún perpetrador de amaños pseudocientíficos le recriminará a otro el no amoldarse a unos requisitos mínimos de procedimiento. Lo que importa a los ¿periodistas? del misterio no es la precisión ni el seguir unos pasos preestablecidos, sino causar asombro, temor fácil y que el lector trague sin masticar, no ofrecer un producto decente fruto de exprimirse las neuronas racionalmente en el que la venta, la publicidad y mercaderías varias son el último criterio a tener en cuenta, si es que llega a estar presente.

Lea la carta escrita por el catedrático Luis González de Vallejo sobre las sismitas de El Médano: puede usted aprender cómo funciona, o debe funcionar, la ciencia una vez escrita en papeles, en artículos.

martes, noviembre 01, 2011

Ovnis en Crónicas

El espacio Crónicas, del canal 24 horas de Televisión Española, dedicó un programa a los ovnis el pasado domingo día 30 con el título Expediente OVNI.

La cosa empezó en tono surrealista, con el contactado Grifol desbarrando en Montserrat (un lugar medio clásico de la platillología más friki) una noche de día 11, como siempre. "La doble manifestación de los ovnis sobre esta montaña", dice. Va sobradísimo, tan más allá de la lógica y la sensatez, le importa todo tanto un carajo, que no se cuida lo más mínimo de hablar con cierta propiedad, con cierto disimulo. Ni sonríe ni se inmuta, pero le dio "un hervor en la sangre" cuando empezó a ver platillos. "Si sois vosotros hacedme un bamboleo, y salgo de dudas", cuenta que le dijo a los seres de arriba. Y se le apareció Julio Iglesias cantando.

Ya reunido con el personal para ver las estrellas fugaces que al azar cruzan por allí y visto que aquella noche no hubo suerte, declara: "Si no nos lo otorgan [el ver las naves] que lo aceptemos sin ninguna inquina porque los de arriba aplican su superior criterio". Y todo el mundo a su casa, que la virtud está en el término medio, que no te puedes pegar horas de alerta porque te puedes empachar. Otro dice que lo importante es "lo que se percibe interiormente y que la montaña de Montserrat es mágica". Bueno, estas simplezas ya las decía hace décadas Francisco Padrón de Las Cañadas del Teide, que también veía platillos, naves y seres a mogollón.

El programa presenta ahora a uno de los creativos que diseñaron las campañas publicitarias en las que aparecían platillos volantes hace algún tiempo. Habla de "creatividad social", porque la gente quiere participar en sus montajes. Es decir, identifica a la remanguillé el revuelo de crédulos y cachondos mentales con me quieren ayudar en mi campaña para ganar dinero. Bueno, es una forma como cualquier otra de colgarse una medalla, porque, probablemente, el citado no leyó las amargas quejas de los creyentes en visitas de marcianos que lamentaron la manipulación una vez se destapó (hasta entonces habían especulado y tragado a espuertas). Algo tan nítido, tan real, resultó ser un trucazo de ordenador. ¿No se enteró usted de los berrinches, señor publicitario? ¿Y las risas de los escépticos tampoco las oyó, antes y después de descubrirse el pastel? Seguramente a usted este escenario le parece el idóneo para vender su producto, pero no parece muy apropiado llamarlo "creatividad social" porque el target no resultó ser gente que "ha querido difundir la campaña", aunque el revuelo y el engorde de la cuenta corriente de la empresa le parezca "maravilloso", claro. En cualquier caso, le animo a que vuelva a idear otra campaña similar. En mi opinión, su idea es estupenda como experimento social porque vemos cómo la más desbocada credulidad se desparrama antes de cualquier atisbo de duda o paciencia previa a un análisis de las imágenes.

A continuación, la jefa del satélite NMM Newton de ESA, el astrofísico Telmo Fernández de Castro y Ricardo Amils, del CAB, resumieron brevemente sus líneas de investigación científica. Realmente, no sé muy bien qué pintan estas personas en un documental sobre ovnis, al igual que, más adelante, el divulgador científico Ismael Pérez hablando de SETI. Ninguno de los cuatro habló de ovnis ni platillos volantes. Hablaron de ciencia, de telescopios, de exoplanetas y de la posibilidad de vida extraterrestre, cosas que, desde un punto de vista etic, no tienen absolutamente nada que ver con los ovnis (sí desde un punto de vista emic, pero éste no es el que adoptan los científicos) así que todo esto no crea más que confusión entre los televidentes poco avezados. Cuando menos, habrá servido para comparar a gente formada con gandules intelectuales del contacto y del platillo posado.

Sin solución de continuidad, saltamos de nuevo a los ovnis. Mal, aunque interviene sobre la marcha el catedrático de sociología de la UCM Fermín Bouza, que dice que los ovnis son un mito técnico, un prodigio técnico que viola las leyes de la física y la química (Bouza se pone en el lugar de la creencia). Supongo que el seguidor de a pie no se enteró de la misa la mitad porque la gente de letras dice unas cosas muy raras.

Julían Rodríguez Bustamante, piloto protagonista del caso de 170968 en la aerovía Tenerife-Gran Canaria, nos cuenta que vio una cosa muy extraña, "que se hacía más grande al acercarse", pero probablemente no vio más que un bólido, por mucho que a él la diera la impresión de que "se paró de repente". Recuerden: los testimonios no son prueba de nada, nada más que de una percepción filtrada por los ojos, el nervio óptico, el cerebro, el recuerdo, las palabras y la circunstancia social de comunicación. Nada menos.

Sobre el caso Manises, que entra en escena a continuación, es conveniente leer este enlace , este y este. Y esperar a que aparezca, donde sea y como sea, una segunda edición actualizada del libro de Juan Antonio Fernández Peris El expediente Manises. Juan Antonio, que sale brevemente en el documental y le cortaron todo un resumen del caso, debería echarle un vistazo al vídeo y contrastar estas nuevas declaraciones de Tomás y de Morlán con las que han hecho en otras ocasiones, por si hay algo que le llame la atención. Es una posibilidad como cualquier otra. No es la primera vez que la gente cambia sus declaraciones inconscientemente, añade detalles, adorna, embellece o introduce giros significativos en su discurso que deben ser tenidos en cuenta por cualquier crítico, por cualquiera que no pretenda hacer pasar el testimonio oral por pruebas de algo, que ya sabemos, repito, que no lo es; pero hay gente desinformada que se lo cree porque los farsantes de la platillología no han tenido el interés de desasnarlos. También deben tener en cuenta los interesados que, aunque el Ejército del Aire calificara a los pilotos y otros profesionales del aire de "testigos de clase A" esto no quiere decir que no puedan malinterpretar un estímulo luminoso, ni que no se pongan nerviosos, ni que no tengan ideas preconcebidas, ni que no se dejen influir por pseudoperiodistas del misterio, ni que su memoria no reconstruya y reinterprete lo vivido, sino que se confía en gente de la casa, nada más. Y lo demás, lo que importa, nos lo cuanta cualquier manual de psicología de la percepción, libros que son tabú para cualquier reportero del cuento ufoparanormal.

V. J. Ballester Olmos, previa cinematográfica entrada en la biblioteca del Cuartel General del Aire en Madrid, hace un resumen de la desclasificación de los papeles sobre ovnis del EA. Yo ya lo conocía, pero la inmensa mayoría seguro que no. Y si no lo sabían es porque les han engañado por acción u omisión. La intervención de Ballester Olmos es el núcleo duro del programa, uno de los únicos, junto con Fernández Peris y los testigos, que no desentona, porque habla de lo que específicamente trata el programa según su título, aunque se centra en uno de sus aspectos posibles. Pero es que ese aspecto en el que se centra es uno muy relevante, uno de los tópicos clásicos de Ovnilandia. Sabe de lo que habla y no le vende motos al televidente.

José Luis Tajada nos cuenta su película sobre yacimientos arqueológicos en Castilla-La Mancha que avalan la hipótesis de que estas manifestaciones hayan sido interpretadas de manera religiosa, ferromagnética o climática. No sabemos, pero algo misterioso y extraño sí está sucediendo aquí. Que quede constancia. Y también de un pinar por el que pasa una ortotenia. Y de una cortina de plástico o de agua de dos metros que cae del cielo y que difumina el espacio y absorbe el sonido.

La curandera de Hellín. ¡La curandera de Hellín! Pensarán ustedes qué demonios tiene que ver un personaje de estos con un programa sobre ovnis, previo paso por un lugar con energías telúricas y con mucho poder. Pues resulta que un ¿ufólogo? local que se llama José Antonio Iniesta dice que por allí se ven muchos ovnis, que es una zona caliente de avistamientos (está el mundo y después Hellín), que hay muchas energías y naves nodriza y bolas luminosas que la gente ve desde sus balcones, y que quizá por todas esas energías variadas hay tantos curanderos en la zona. ¿No será porque en la zona hay mucha ignorancia y credulidad respecto a estos matasanos? Aparece entonces una señora de estas sobando a un chico al que le curó la depresión. El programa en este momento pega un bajón tremendo. Ni siquiera televisivamente se justifica el dar paso al chiringuito de una curandera cuando se está hablando de platillos volantes solo porque al ¿ufólogo? de turno se le ocurrió citar esa relación entre platillos, energías y charlatanes varios de la salud.

En mi opinión, el programa está mejor de lo que esperaba, a pesar de sus graves defectos. Si tenemos en cuenta que, casi por obligación, en un producto televisivo sobre ovnis hay que dejar que algún contactado nos cuente un chorro de majaderías y haga el ridículo con la misma pose que otros pegan un pase de pecho a un toro, y que siempre te aparecerá algún descubridor de la pólvora en forma de ortotenias, seres, miedos y otras cosicas del más allá, nos queda un producto pasable, con una buena presencia de voces sensatas (incluso los científicos de la ESA y del CAB, aunque no tengan que estar en ese programa, contribuyen indirectamente a la sensatez y a la crítica del presupuesto básico del mito: ovni = naves ET) y ajenas al mercadeo, hoy venido a menos, del platillismo nacional.

jueves, octubre 27, 2011

La estupidez "alternativa"

La estupidez relativa a las pseudomedicinas alternativas y muy tradicionales no tiene límite. ¿Qué buscarán ahora en Vietnam esos mastuerzos para empalmarse? ¿Patas de milpiés?

A lo mejor dentro de años tendremos a los criptozooparanormales buscando al rinoceronte..., para que al final lo halle, si lo hallan, un grupo de zoólogos. Como siempre.

Más grave es lo que se nos cuenta aquí y aquí. Sigan vendiendo y publicitando magia curalotodo para ignorantes alternativos y complementarios.

jueves, octubre 13, 2011

Indiferencia y prescindencia de la critptozoología (XXVI)

Una vez más, y van... los criptozoólogos no fueron llamados, no hicieron falta y se quedaron intercambiando cromos del bigfoot, el calamar gigante de dos kilómetros y el monstruo del lago Ness.

Y, además, no se pierdan esta noticia. Normalmente lo criptos no hacen el ridículo como lo pueden hacer los paranormalistas al uso o los ufólogos campestres que venden platillos al peso, pero hay excepciones. Eso de que los yeti son telépatas es una de las mamonadas más simpáticas que he oído últimamente. Pero, lo mejor de todo, es que esta gente se pone la soga al cuello ella solita: el personaje dice en sus declaraciones que

"... a los yetis no les gusta ser vistos o fotografiados y viven en lugares remotos, lejos de las personas".

Y poco después asegura que:

"Han encontrado sus huellas, su supuesta cama y varios elementos con los que el yeti marca su territorio".

A los yetis no les gusta ser vistos pero marcan su territorio, y el cripto lo sabe. Hombre, no me jodas. Si es que esta gente da pena...

lunes, octubre 10, 2011

Mal rollo escéptico

El capítulo 3 de Escépticos, emitido por ETB el lunes 3 de marzo de 2011, está dedicado a la astrología y al tarot, acompañado con un poquito de vino en forma de superstición biodinámica, una invención steineriana con la que los viticultores movilizados mediante unas cuantas clases de marketing se sacan un beneficio extra entre el sector pijo de los consumidores de vino.



Hay muy buenos momentos en el capítulo, entre ellos algunos de tono humorístico; y no sólo por ello, sino porque da la casualidad que esos momentos nos aportan algún vislumbre sobre las estrategias de los tarotistas. En este caso, la señora tarotista marca de entrada su terreno diciendo que el presentador es "triste, siniestro y cenizo". Por si fuera poco ser calvo (?) posee, además, esas tres lacras. Pero claro, la señora no está diciendo que es triste: está diciendo que es triste porque no vienes como un borrego sonriente a mi consulta; vienes a ver qué es esto, no a dejarte acariciar el lomo. Es siniestro porque ve que va de negro. Un calvo cien por cien vestido de negro no puede ser más que portero de disco o disertador en la telebasura, así que no se sabe muy bien qué pinta en una consulta tarotil uno de estos ejemplares. Esto lo presupongo, no sea que se trate de una estupidez mayor: que, leído fríamente, uno que no viene a consultar y a dejar la pasta y que encima viene de negro no pueda ser más que un siniestro, como los góticos y las que se maquillan los ojos de color del licor de moras. Y esto se dice para que los predispuestos que oyen y ven asientan. Y lo de cenizo viene como corolario, claro. Un triste y un siniestro no puede ser más que un aguafiestas.

A pesar del aguante de Gámez y de su exquisita educación con los vendedores de supersticiones, este caso ejemplifica la imagen de los críticos ante multitud de almas cándidas de las que nutren aquéllos. Les comento un ejemplo en sentido contrario: a través del indispensable blog de Juan Carlos Victorio Misterios del Aire llegué al blog de una estudiante de quinto de periodismo que tiene por referencia a la cohorte nacional de investigadores de patrañas comercializadas. No sé qué puñetas le habrán contado en la carrera a esta muchacha, pero le han tomado el pelo a base de bien. Seguro que en el futuro, cuando se tropiece con la realidad y con gente sensata en su círculo de actividad, se le pasará ese sarampión. De momento, confunde la realidad con un teatrillo barato lleno de gente alegre, luminosa y divertida, como todos los que comercian con las creencias del personal.

El resto del capítulo de Escépticos ¿Todo está escrito?, que era de lo que trataba esta entrada, ya lo ven ustedes y sacan sus propias conclusiones, como diría uno que yo me sé. Hoy lunes echarán un capítulo nuevo, que podremos ver luego por el Interné…

sábado, octubre 08, 2011

Platillo volante bacteriófago

Paseando por el campo el otro día mientras buscaba platillos volantes (hay otros que se dedican a hacer el payaso en "casas encantadas": es decir, se van a una casucha en ruinas y dicen que oyen cosas raras o que sienten presencias misteriosas, y cobran por ello), saqué mi microscopio de campo con cámara incorporada que llevo en mi bolso de campo, el mismo en el que llevo llevo la libreta de campo, el grabador de campo, el bolígrafo de campo y la cámara de fotos de campo; me coloqué mi chaleco de campo y saqué una foto -de campo- al azar, y hete aquí que capté un elemento del misterio, una prueba irrefutable de que están aquí, de que no hace falta entrevistar a astrofísicos para dar un barniz de cientificidad a tu mercadería ocultista, sino que están ahí -ya lo he dicho-, por todos lados. He aquí la prueba:


Se trata de un bonito platillo volante originario de Ganímedes, el mismo satélite del que unos pocos vividores aseguraban hasta hace no mucho que procedían sus amiguitos espaciales. ¿A que mola, eh? Este platillo volante está especializado en devorar bacterias, es muy pequeño, y ni siquiera puede abducir estafilínidos ni lombrices, menos aún personas con alteraciones psicológicas influidas por la cultura platillista y azuzados por pseudo-ufólogos sin escrúpulos, de pequeñito que es.

Pero como casi todo tiene explicación -y el que diga lo contrario miente o se aprovecha de la ignorancia que lo rodea- no me quedé satisfecho e indagué. Indagué e indagué, caminé cientos de miles de kilómetros y a la vuelta de la esquina me tropecé con un bioquímico que me cerró la mente y me quitó la bobería. Resulta que no es un platillo volante lo que aquí vemos, amigos del misterio, sino un impresionante virus bacteriófago T4, atacante de la bacteria Escherichia coli.

De hecho, la foto no es foto ni flautas: es un dibujo realizado con técnica puntillista por José María Riol Cimas, director del curso Ciencia y pseudociencias de la ULL, tomado de Wood y Edgar. El que quiera cuentos infantiles que vea Cuatro los domingos por la noche.

viernes, octubre 07, 2011

sábado, octubre 01, 2011

Los ovnis contra la vida extraterrestre

Aunque lo pueda parecer, esta entrada no consiste en una crítica cinematográfica de algún clásico de la Serie B norteamericana. Es que, después de leer la amable reseña que Gabriel Andrade escribió de mi libro Los ovnis ¡vaya timo! quiero matizar un par de cosas al respecto.

La primera sobre la metáfora elegida para referirse a la evolución que experimenté en cuanto a la creencia ufológica, desde creyente a escéptico. No creo ser un "alcohólico reformado". Yo siempre he bebido alcohol, moderadamente, y sigo haciéndolo... Bueno, ahora en serio: lo que sí estaba cuando creyente es desinformado, no en un estado equivalente o análogo al del delirium tremens. Eso es lo que pienso de cualquier persona que ingiera las papillas ufológicas predigeridas al uso, como las de J. J. Benítez, Zerpa, Maussán y sus discípulos, o cualquier otro negociante del más allá.

Hasta donde sé, el alcoholismo agudo desemboca en la pérdida del dominio racional de la realidad (sea esto lo que sea), entre otros muchos síntomas. En cambio, el creyente en platillos volantes -o en cualquier otra creencia maravillosa- sí es racional: hay una racionalidad en los mitos, como ya dijo otro antes que yo; hay un cierto orden, un afán explicativo de la realidad externa, aunque ese afán esté truncado, falto de elementos informativos, cojo o haya seleccionado solo aquello que le interesa. Manejar estos elementos es la habilidad de los cuentistas del misterio, precisamente. Aprovechan la cojera de sus seguidores. El éxito de programas televisivos domingueros depende de ello, por ejemplo.

La segunda tiene que ver con la ausencia del debate sobre la existencia de vida extraterrestre en el libro, que es algo que, creo recordar, ni siquiera me planteé. El motivo es que, realmente, se puede, y en ocasiones se debe, hablar de ovnis sin citar la vida extraterrestre, aunque ésta sea el sustrato de la creencia. El libro trata de ovnis y de ufología solamente (es lo que me pidió la editorial: un libro crítico sobre los ovnis). Para la ocasión, no quise hablar de la vida extraterrestre –ni de cuestiones más concretas como la ecuación de Drake o la paradoja de Fermi- a propósito, para que tal ausencia chocara al lector. Una de las herramientas habituales de los propagandistas del misterio y de los creyentes ha sido siempre apelar a la posibilidad de vida extraterrestre ("no podemos ser los únicos", "no puede haber tanto espacio cósmico desaprovechado", etc.) para colar sus manías o especulaciones absurdas sobre la creencia en visitas alienígenas a la Tierra. Así que un libro sobre el mito de los ovnis sin referencias directas al debate científico sobre la vida alienígena es, en sí mismo, significativo por lo comentado.

martes, septiembre 27, 2011

"Escépticos": '¿A ti te funciona?'

A mí sí me funcionó... Quiero decir que el programa me funcionó como tal: entretenido, con buenos momentos de humor e informativo para quien sólo disponía de antemano de la propaganda y el buen rollo complementario. Seguro que todos los alternativos ya lo han visto y les ha hecho efecto. Es probable que la señorita del ReikimanoseofloresdeBach mereciera algún insulto que otro, pero, no obstante, con la aparición de House en un momento del programa le puede bastar. Por medio de este enlace van ustedes a la entrada original de Magonia, donde también podrán leer algún comentario de traca, lo que demuestra que Escépticos no va a ser una serie de efectos homeopáticos.

lunes, septiembre 19, 2011

Ciencia y pseudociencias 2011

Nueva edición del Curso Interdisciplinar de la Universidad de La Laguna Ciencia y pseudociencias. En los enlaces de la parte superior de la web del curso disponen del programa completo. La ULL sigue proporcionando a los interesados una versión crítica de los artículos habituales del mercadeo paranormal y de los ocultistas disfrazados de científicos con mente abierta.

sábado, septiembre 17, 2011

'Escépticos' en 'Enigmas y Birras'

La próxima edición de Enigmas y Birras tratará sobre el programa de televisión Escépticos, una bocanada de aire fresco en medio de la chatarra histórica que los medios han ofrecido históricamente sobre temas similares. En el cartel figuran los datos del encuentro.

lunes, septiembre 12, 2011

'Tráiler' de Escépticos

Por ahí anda también Julio Arcas, que da más empaque a la serie ;-)


La utilidad de la ufología

La ufología es la mejor excusa para colar una lección de astronomía en una tertulia de amigos.

Jorge Alcalde
Las mentiras de lo paranormal
Lo que se aprende de ciencia investigando los misterios de la “zona oscura”
Libros Libres
Madrid, 2009, p. 44.

viernes, agosto 26, 2011

Calamar gigante en aguas de Tenerife

Me imagino que algún criptozoólogo se hará una pajilla con la foto del calamar en cuestión, hallado frente a la costa del acantilado de Los Gigantes, al oeste de Tenerife, por unos cámaras que filmaban colonias de cetáceos. Se trata de los restos de un espécimen perteneciente al género Architeuthis, y no es la primera ver que se hallan restos parecidos ni será la última.



Por favor, mantengan a los criptos lejos de mí...


En puridad, los criptozoólogos no deberían ni mirar para estos seres, porque se trata de entes naturales y reales, no quimeras ni productos de la imaginación de una serie de maniáticos inmunes a cualquier crítica o consideración ecológica sobre la imposibilidad de la existencia de seres como el Bigfoof, Nessi o algún dinosaurio perdido por las selvas africanas. Supongo que cada vez que aparece un cefalópodo un poco más grande de los que comemos troceados en bocadillo a los criptos les viene a la imaginación el kraken.



¡Por favor, llamen a un criptozoólogo!


A veces pienso que en la mente de los eternos rumiadores de posibilidades imposibles debe haber algún tipo de desorden, alguna disonancia en su curiosidad natural que les lleva a extender e igualar en su nivel existencial a seres reales y a seres míticos, o a simples rumores nacidos del miedo a lo desconocido y de las sospechas basadas en la ignorancia de la biología de los grandes vertebrados. Quizá también influya el afán por simular ser los Indiana Jones de la biología, y el sacarse unas perrillas de paso vendiendo monstruos, demonios y maravillas.

Por último, algunas recomendaciones bibliográficas:

El yeti y otros bichos ¡vaya timo! Carlos Chordá

Monstruos. Eduardo Angulo.

Y también Tracking the Chupacabra, de Benjamin Radford, que espero poder comentar próximamente.

martes, agosto 23, 2011

lunes, agosto 15, 2011

Platillos volantes en Onda Cero Barcelona

El pasado martes día 8 de agosto, a las 02:00 hora peninsular española (01:00 hora insular española), participé en un debate sobre ovnis en Onda Cero Barcelona. En este enlace pueden escuchar ustedes el debate (también en este). Abarca los primeros 27 minutos. Como suele ocurrir, se me quedaron muchísimas cosas en el tintero de las ondas, porque siempre ha sido mucho más fácil colocar una serie de clichés breves que refutarlos. En el minuto 25:20, aunque no se nota, mi línea se corta. No la cortó ni la emisora, ni el Pentágono ni los ETs: fue que la batería del teléfono inalámbrico por el que hablaba se agotó. Afortunadamente, el tiempo del debate se estaba acabando. Me fui al otro teléfono y me llamaron un par de minutos más tarde sólo para despedirme, yo que pensaba que podía seguir repartiendo flores y buen rollo.

Abajo, portada de un documental en formato VHS de la NASA financiado por el Pentágono, los protocolizados de los sabios de Neón y el cónclave nacional de exopolíticos. Todo de fiar, oiga.

viernes, julio 01, 2011

jueves, mayo 19, 2011

viernes, mayo 06, 2011

James Randi en Vigo

Anda James Randi por Vigo participando en NeuroMagic 2011, una convención de magos y neurocientíficos. Pronto habrá más información sobre la estancia del citado en nuestro país. Éste es un breve reportaje televisivo.

jueves, mayo 05, 2011

Enigmasbirreando con Ochate

Enigmas y Birras celebra su primer encuentro en Bilbao el próximo sábado 7 de julio, tratando la leyenda de Ochate. En el cartel figura la información necesaria para acudir.


Como ustedes saben o sospechan, no siento más que desprecio por la subcultura ocultista, paranormalista y cuartomilenaria. Pero no porque considere sus motivos o sus temas completamente despreciables: lo que considero despreciable es el proceder de quienes se han convertido ante la opinión pública, por una más que cuestionable habilidad para disfrazarse de lo que no son, en "investigadores" de lo misterioso. No alcanzan el grado ni de auténticos periodistas, por cuanto la labor del periodismo es transmitir la realidad tal y como ésta se produce (o intentarlo, al menos), no adornarla ni fabricarla. El "expediente Ochate" (como diría una de esas webs en las que se mezcla torpe e interesadamente ciencia con misterios de pacotilla: un motif en sí mismo del ocultismo internetero) es un ejemplo destacado de esas fabricaciones o de la creación de un psedo-misterio con el que alimentar las páginas mensuales del papel cuché impresas por el negocio del misterio y el erizamiento de pelos fingido. Luis Miguel Ortega, conocedor del "expediente del misterio" en cuestión, contará la historia del pueblo en el que apareció una pintada...

En otro plano de análisis, no en el de la pura refutación crítica, Ochate es un magnífico caso para un artículo en una revista de antropología dedicada a las leyendas, las tradiciones orales y las leyendas urbanas. Se podría elaborar una cronología de todo lo que ha dicho al respecto fulanito y menganito y poner de manifiesto cómo se creó el "caso Ochate". Quién dijo qué, cuándo, cuándo apareció tal motivo de la leyenda y dónde y si tuvo éxito al ser transmitido por unos y por otros. Deconstruir la leyenda, como diría Adriá, ese que deconstruye los huevos fritos, o lo que sea.

sábado, abril 02, 2011

Indiferencia y prescindencia de la critptozoología (XXIV)

Aquí pueden ver auténticos descubrimientos zoológicos. Por su parte, los criptozoológicos, o criptozoólogos, como prefieran, siguen perdiendo el tiempo.

Por cierto, el próximo martes Carlos Chordá contará en el Museo de la Ciencia de Valladolid por qué los criptos andan bastante desnortados.

Y, aunque más adelante lo comentaré, ahora les dejo el aviso del nuevo libro de Benjamin Radford:

martes, marzo 22, 2011

Increíble... pero falso

Hoy comienza en el Museo de la Ciencia de Valladolid el ciclo de conferencias Increíble... pero falso en el que ofreceré una charla el día de su clausura, 12 de abril, a las 19:00 horas, en el Auditorio de Museo. Al final les dejo el cartel. Los tres martes previos estarán por allí Luis Díaz Vilela, de la ULL, que hablará hoy de las creencias y de por qué y cómo se instalan en nuestro cerebro. Javier Armentia disertará sobre una de las ciencias sagradas (con perdón) para el pensamiento esotérico antiguo, convertida contemporáneamente en una superstición con una sutil capacidad de control individualizado. Y Carlos Chordá, que repasará las principales manías de los criptozoólogos en su búsqueda de la nada. Esperemos que haya más en otra ocasión. Por mi parte, contaré una historia de la invasión de los platillos extraterrestres, que, como ustedes saben, llevan aquí desde hace muchos años aunque no nos hayamos dado cuenta, o nos hayamos empeñado en pedir pruebas en lugar de arrodillarnos ante el carisma de quienes nos han entregado semejante saber sin intereses editoriales de por medio, gratis et amore, con generosidad, con chaleco de arqueólogo y por su cara.

viernes, marzo 18, 2011

La cara oculta del misterio

La constante presencia de la subcultura ocultista en los medios de comunicación, disfrazada de "misterios" de pacotilla, revolucionarias técnicas terapéuticas y novedosos cursillos de autoperfeccionamiento hace necesaria la publicación de libros como La cara oculta del misterio, del periodista científico Luis Alfonso Gámez, autor de un blog de referencia en estos aspectos: Magonia . Gámez ha reunido en este librito, ilustrado por Íker Ayestarán, una selección de las más populares historias fantasiosas, fraudulentas y disparatadas del mundo del misterio y de lo "oculto". Desde que Jiménez del Oso en los años setenta del pasado siglo vendiera a través de la televisión pública una inacabable serie de falsos misterios hasta la actualidad han transcurrido muchos años, pero el producto no ha envejecido debido a que las nuevas generaciones se han sumado al mercado del misterio, potenciado con técnicas de márketing a través de las televisiones privadas y la ausencia de filtros de calidad de Internet.


Por el libro de Gámez desfilan materias y ocurrencias como los negacionistas del alunizaje en 1969; el espiritismo; la falsa leyenda de la aldea maldita de Ochate en el condado de Treviño; el caso Roswell, donde algunos aseguran que se estrelló un platillo volante en 1947, en realidad un proyecto secreto de fabricación norteamericana; el mito de la Atlántida; la absurda creencia de que sólo usamos el 10% del cerebro; el fraude de los círculos de los cereales británicos; las pseudo-pirámides de Güímar (simples majanos para el cultivo de la cochinilla en el siglo XIX); desapariciones misteriosas como las del inventado triángulo de las Bermudas; la inexistente cara de Marte, en realidad un efecto óptico producto de la baja resolución de las cámaras de la Viking en 1976; los "poderes" de Uri Geller, simples trucos de magia; el Bigfoot, habitante de la imaginación de los criptozoólogos; las inexistentes ruinas lunares que algunos se sacaron de la manga para promocionar documentales vergonzosos; las falsas memorias, utilizadas como "pruebas" de la existencia de vidas pasadas; los falsos cirujanos psíquicos de Filipinas; y el misterio más risible de nuestro país: las caras de Bélmez, un fraude alimentado por la parapsicología de circo. No se olvida tampoco Gámez de algunas historias emanadas del catolicismo supersticioso, como la sábana santa, una pintura del siglo XIV; la historia del inexistente indio Juan Diego y la virgen de Guadalupe; o las historias bíblicas del Éxodo y del diluvio universal, entre otros temas del más allá.

La cara oculta del misterio es un libro ameno. Aporta una visión lúcida y sucinta de cada materia abordada apoyándose en conocimientos científicos consolidados, lo que permite al lector una comprensión suficiente de la esencia de cada "misterio" frente a la labor de profesionales del amaño y la venta de historias caducadas pero presentadas con ropajes nuevos, refritos que cumplen su labor exclusivamente comercial aprovechando la ignorancia de quien no ha tenido la oportunidad –o el deseo- de leer fuentes críticas y desenmascaradoras. Un saludable ejercicio al que Luis Alfonso Gámez contribuye con este libro. Esperamos una segunda parte. O un volumen dedicado a la casuística española.

La cara oculta del misterio
Luis Alfonso Gámez
Íker Ayestarán
Editoral Comares, Granada, 2010.
ISBN: 978-84-9836-705-8

Pedidos a: Editorial Comares o a la Casa del Libro.

jueves, marzo 03, 2011

La reentrada de chatarra espacial inteligente sobre Canarias

El pasado 27 de febrero Héctor Fajardo publicó una noticia en ABC sobre la "presencia" de UMMO en Canarias, concretada en unas cartas de los ummitas que diversos contactados le entregaron al supuesto ufólogo y ocultista Francisco Padrón en los años 80. El tema UMMO fue de traca siempre, y jamás me interesó. Más interesante, para mí, es la mención que hace Fajardo en su artículo de uno de los 'casos ovni' que habría recopilado Padrón por esas fechas. Así lo expresa el articulista:

...uno de los más llamativos fue el ocurrido el 11 de enero de dicho año en torno a las 08.00 horas y que fue observado en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura por unas 35 personas, según Padrón. Sobre ese caso aseguró que se observaron 13 objetos en el cielo que se desplazaban de manera inteligente.

En 1995 dediqué un par de páginas de un dossier publicado en Cuadernos de Ufología al "fenomeno ovni" en Canarias a esta observación desde las islas de la provincia de Las Palmas (Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote) (concretamente El fenómeno ovni en Canarias, Cuadernos de Ufología, 19-20, 2ª época, 1995, pp. 90-91). Reproduzco el apartado en cuestión y agrego un par de recortes periodísticos.

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11 de enero de 1975, provincia de Las Palmas (Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote).

Éste es uno de esos casos a los que se ha otorgado más importancia de la que merece, amparado en la popularidad social de estas observaciones, a pesar de que, desde el primer día, surgieron voces con mayor conocimiento de causa que intentaron explicar la espectacular visión. Comencemos por una de las más sorprendentes declaraciones aparecidas en la prensa, procedente de Lanzarote: "Al decir de los observadores fue un hecho curiosísimo y muy espectacular. Exactamente a las ocho menos diez de esta mañana, una 'escuadrilla' integrada por trece objetos luminosos, casi de forma esferoidal y de los más diversos colores -semejantes a bombillas eléctricas- cruzaron, a extraordinaria velocidad, el firmamento, de Poniente a Naciente, hasta desaparece en la zona horizontal del Castillo de San Gabriel y Puente de las Bolas. Todos marchaban a la misma distancia, lo que hace suponer que pertenecían a alguna plataforma espacial" ("La Provincia", Las Palmas de G.C., 12-1-75). La visión duró aproximadamente unos dos minutos.


La Provincia (Las Palmas de Gran Canaria), 12-1-1975.

En Fuerteventura, concretamente en Puerto del Rosario, se recogieron testimonios similares, como el de un grupo de obreros que observaron una docena de objetos luminosos de tamaño indeterminado que cruzaron el cielo majorero a velocidad vertiginosa en dirección Norte-Sur (dato este último probablemente erróneo). La edición citada del rotativo grancanario aporta otros testimonios individuales de la propia ciudad de Las Palmas y otros lugares de la isla, con características comunes, en general, a los procedentes del resto de la provincia (Lanzarote y Fuerteventura), mencionados igualmente en un artículo de la edición del mismo día del suceso, 11 de enero. Un piloto comercial lanzaroteño, con residencia habitual en Estados Unidos pero de vacaciones en su isla natal y testigo de la observación, declaró a la prensa que pudo tratarse del Saturno V, aunque no tenía certeza absoluta; pudo observar en primer lugar un único cuerpo de intenso color rojo que fue desintegrándose en numerosos fragmentos, hasta completar un total de trece. Por otro lado, la prensa cita "informaciones procedentes del exterior", al parecer relacionadas con la NASA, según las cuales la hora prevista de la caída eran las 07:40 de la mañana, hora peninsular, 06:40 hora canaria, aunque puede tratarse de un error al tomar la hora canaria como peninsular, o en la predicción de la hora de caída (las 07:40 fue la hora local aproximada de la observación).

En agosto de 1991, V.J.Ballester Olmos consultó al United States Space Command sobre la caída y reentrada del Saturno V, cohete impulsor del Skylab 1, puesto en órbita dos años antes; la respuesta no fue todo lo aclaratoria que era deseable, pero sí suficiente para reforzar la hipótesis sugerida en la prensa y por el piloto comercial canario: "El Skylab 1 R/B (Rocket Booster-cohete impulsor) cayó en esa fecha (11/1/75), pero no hay indicios ni datos del lugar de caída ya que no hubo petición de mantener grabaciones o registros de caídas locales".


La Provincia (Las Palmas de Gran Canaria), 12-1-1975.

Mientras, la prensa canaria ("La Provincia", Las Palmas de G.C., 12 y 14-1-75) recoge declaraciones de la NASA en las que se apunta que "los restos podían haber caído posiblemente en el Océano Atlántico o incluso en el desierto de Sáhara". Y el director de la estación de seguimiento de Maspalomas (Gran Canaria) manifestó que la hipótesis de la caída de los restos del cohete Saturno era la más lógica. Son indicios suficientes para aducir como explicación final la reentrada del cohete impulsor del Saturno V, unos dos años después de ser lanzado y en zona geográfica próxima a las Islas Canarias.

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Ahí tenemos, por tanto, el origen de lo que para Francisco Padrón eran trece objetos en el cielo que se desplazaban de manera inteligente. Como solía ocurrir, Padrón sólo leyó en la prensa aquello que le interesaba leer.

jueves, febrero 24, 2011

Entrevista para El Temps (completa)

Aquí les dejo la versión integra de la entrevista que me pidió la revista valenciana El Temps, parte de la cual figura en la entrada anterior.

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--¿Por qué considera interesante la investigación del mito de los ovnis?

Porque se trata de una creencia social extendida a todo el mundo, y también un mito religioso sobre el origen de la vida, la tecnología y la evolución moral de los supuestos habitantes del cosmos. Es una mezcla de religiosidad y tecnología típica del ocultismo nacido en el siglo XIX y difundido en el XX. Al margen de todo ello, en la casuística ufológica, en medio de una enorme cantidad de ruido, puede haber alguna "señal" en forma de fenómenos no de todo explicados por la ciencia, como el caso del rayo globular. Algunos testimonios divulgados en la literatura ufológica pueden tener su causa en manifestaciones de este fenómeno atmosférico. De los extraterrestres no existe la más mínima prueba al respecto. Este complejo rumor formado por observaciones, creencias, especulaciones, impactantes revelaciones que se diluyen en la nada al cabo de una semana como un terrón de azúcar en el café ha propiciado que los gobiernos prestaran atención al supuesto fenómeno camuflado entre montañas de especulación, que los ejércitos realizaran investigaciones relacionadas con la seguridad del espacio aéreo (como en España, cuyo Ejército del Aire entregó a la opinión pública en los años noventa toda la información que almacenaba desde los años sesenta) y que los investigadores académicos dedicaran amplios ensayos a interpretar esta creencia (lo que refuta la especie interesada de que "la ciencia no se ha ocupado de los ovnis"). También ha servido para ocultar, tras la cortina de humo de los platillos volantes, otras actividades menos confesables, como el lanzamiento de globos espía, misiles balísticos de prueba, vuelos secretos de aeronaves militares de última generación, etc. La riqueza de la leyenda de los ovnis es inmensa, pero los pretendidos extraterrestres son muy tímidos y no se presentan a cara descubierta. Los ovnis, como dijera Robert Sheaffer, son un "fenómeno celoso de sí mismo". Y quien dice tener pruebas no las ha presentado aún. Y lo que es peor, el aficionado creyente no se las pide. Es como una religión fanática.

--¿Cómo se crea este mito? ¿A qué responde su extensión?

La historiografía del mito señala al 24 de junio de 1947 como el momento de su nacimiento. Aquel día un piloto de avionetas norteamericano, Kenneth Arnold, observó en el estado de Washington nueve objetos volantes que no pudo identificar. A partir de ahí nace la expresión "platillo volante", que los medios de comunicación convirtieron en una imagen clásica del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial había acabado dos años antes y algunos años después comenzaba la conquista del espacio con el lanzamiento de los primeros satélites artificiales. Desde los años sesenta se hablaba de la conquista de la Luna y de planetas como Marte. Si nosotros podíamos ir a otros cuerpos celestes ¿por qué otras entidades más avanzadas no podían venir a nuestro planeta? Esta lógica es sencilla, pero choca con las enormes dificultades del viaje interplanetario. Pero la realidad no nos estropeará nunca nuestra creencia y nuestros deseos, al igual que a algunos periodistas la realidad no les estropea jamás una buena historia, aunque sea tan falsa como una moneda de un euro y medio. La historia de los ovnis esta plagada de ejemplos de este tipo.

--¿Hemos cambiado las hadas por los ET?

En cierta medida sí. Ambas entidades, hadas y extraterrestres, solo se dejan ver tímidamente, por ciertas personas y en determinadas circunstancas. El propio cambio en las visiones es también importante: vemos lo que es "tolerable" ver, lo que en nuestra cosmovisión o forma de ver el mundo es sólito presenciar. Ahora carece de sentido social y cultural ver hadas: es "normal" ver extrarrestres, naves, entidades sabias y desarrolladas espiritualmente y, sobre todo, tecnológicamente. La soledad cósmica ha sido siempre evitada mediante apariciones, manifestaciones y vislumbres de seres divinos o trasmundanos.

--¿En qué medida la literatura, el cine, la televisión han influído en la extensión y la configuración del mito?

En una medida imposible de cuantificar. La literatura y el pensamiento especulativo ha tenido entre sus protagonistas, desde la antigüedad, a los extraterrestres. Tanto los pluralistas como los unicistas se refirieron, para afirmar o para negar, a la existencia de otros cosmos y entes similares a los conocidos entonces. Este debate ha permanecido siempre en la conciencia de los seres humanos, aun con épocas de escasa presencia directa en las manifestaciones culturales. En el siglo XX retoma el protagonismo ayudado por las novelas y relatos de éxito comercial, las películas de serie B norteamericanas, la enorme difusión de los medios de comunicación audiovisuales y escritos y el gran volumen de la literatura especializada en los principales idiomas occidentales. Ello permitió que el mito inicial se diversificara, que surgieran nuevos motivos como las abducciones, el secretismo oficial, los contactos con elegidos (contactados), las alertas ovni, el pseudo-periodismo de investigación, etc.

--En su libro Los ovnis ¡vaya timo! (editorial Laetoli,Navarra, 2006) afirma que hablar de extraterrestres es prácticamente hablarle al espejo...

No recuerdo haber empleado esa expresión, pero me parece una buena forma de resumir lo que es este mito. Es una historia de religación secular con un más allá material, cósmico y tecnológico. Expresa la definitiva conversión del ser humano occidental en un ser planetario, preocupado por la existencia, o su sospecha, de otras entidades inteligentes en el universo para referirnos a las cuales no tenemos más patrones que los que nosotros hemos asumido: la bondad, la maldad, la curiosidad, el deseo de descubrimiento, el viaje de exploración, la evolución espiritual, la conquista, la destrucción y el rapto de los extraños inferiores, etc. Intuimos que esos seres del cosmos, si existen, deben amoldarse a alguna de las variantes morales enumeradas, entre otras posibles. Pocas veces tenemos en cuenta que una posibilidad es la indiferencia absoluta, que es también una de las soluciones factibles para la "paradoja de Fermi". Ésta trata de explicar o comprender por qué no hemos sido aún visitados por extraterrestres y ni siquiera hemos detectado su existencia mediante algún dispositivo, señal, indicio o clave de indudable origen alienígena.

--¿Por qué ya no hay, hoy en día, tantos supuestos avistamientos como en los años 70-80 del siglo pasado?

La causa parece residir en la publicidad que este tema ha recibido históricamente en los medios de comunicación. Cuanto más se habla, publica, debate y especula más observaciones se denunciarán. Es una situación típica de contagio social, de la misma forma que en épocas de epidemia los seres humanos estamos más sensibilizados antes posibles síntomas. Ésta es, al mismo tiempo, una enseñanza negativa, en el sentido de que esa dinámica de picos y valles en el flujo de informes sobre observaciones de supuestos ovnis nos está diciendo lo que no es el supuesto "fenomeno ovni", o lo que no es en gran parte: un fenómeno natural. Es un fenómeno fuertemente influido por los deseos y las expectativas de los seres humanos. No hay ningún fenómeno en la naturaleza que dependa o tenga en cuenta la psicología humana para manifestarse. En la subcultura ovni sabemos de épocas, como los años setenta del siglo XX, en los que la prensa se ocupaba casi a diario de este tema y los telediarios divulgaban noticias al respecto, algo impensable hoy en día. El público estaba atento y expectante, y era mucho más probable que fenómenos astronómicos como el planeta Venus o grandes estrellas fugaces fuesen tomadas por fenómenos extraños o "no identificados", algo que ha ocurrido en innumerables ocasiones; no en vano, el planeta Venus es conocido como "la reina de los ovnis" (véase el blog Misterios del aire, de Juan Carlos Victorio).

--Usted habla de 'olas', de 'epidemias' cíclicas de ovnis: ¿qué mecanismos activan estas 'olas'?

Como he dicho, su activación está estrechamente relacionada con la publicidad que la creencia en los ovnis recibe en los medios de comunicación. Normalmente aparece un caso relevante –explicado o no- que actúa como detonante, cuyo seguimiento produce una avalancha de nuevas denuncias por parte de personas que han estado atentas y sensibilizadas a las cosas que se ven en el cielo (aviones, planetas que salen y se ponen, estrellas fugaces esporádicas, fenómenos de refracción de la luz en la atmósfera, etc.) o bien luces en la lejanía que pueden ser cualquier cosa: casas, automóviles, barcas de pescadores, aeronaves aterrizando, lanzamientos balísticos iluminados por la luz solar, reentradas de chatarra espacial, entre otras muchas posibilidades.

--¿Y la prensa? ¿Cuál es su papel en este embrollo?

Es fundamental. La prensa creó el fenómeno, lo distribuyó, lo cuidó y alimentó, y hace que flaquee en determinadas épocas, cuando el interés social se satura, como en la actualidad y desde finales de siglo. Sigue habiendo, no obstante un nivel basal de actividad y observaciones, pero muy inferior al de épocas de "oleada". Ocurre como en las modas.

--¿Por qué verdes? ¿Por qué con antenas? ¿Por qué humanoides?

Quizá porque cada testigo interpreta lo que ve a su manera. El testimonio humano no es válido como prueba. Si incluso a la hora de informar de un accidente de tráfico diferentes testigos, incluso los no implicados, no se ponen de acuerdo sobre cómo ocurrieron los hechos, menos debemos confiar en la palabra de quien asegura haber visto un extraterrestre paseándose por el campo o a bordo de una nave interplanetaria. Pero no porque mientan, sino porque nuestro cerebro reconstruye las percepciones, las altera, las adorna e interpreta, influido, además, por la cultura popular de los platillos volantes (imágenes, películas, divulgación acrítica y crédula, etc.). Al final, lo que queda en nuestra memoria es muy distinto de lo que percibimos realmente. Realmente las tipologías de los "extraterrestres" son múltiples, como ha puesto de manifiesto Luis R. González, colaborador de la Fundación Íkaros, una fundación dedicada a la conservación del patrimonio cultural español relacionado con la mitología ufológica con sede en Santander. Se han visto seres enanos, de estatura normal y gigantes, con intenciones agresivas y pacíficas o indiferentes, recolectores de plantas y raptores de personas para llevárselas a su nave (abduciones). Estos últimos suelen ser de color gris, y casi todos antropomorfos o humanoides. Pero también tenemos ejemplares más raros: con forma de murciélago o de búho gigante, monstruos peludos achaparrados, de contornos geométricos, sin cabeza... La fauna ET es muy variada, a gusto del consumidor, lo que hace que la Tierra sea el ombligo del Universo, sin duda; ¿o no?

--¿Qué interés podría tener una supuesta civilización extraterrestre por nosotros?

Probablemente el mismo que nosotros por ellos. O no. Quizá, si es que existe alguna, no tengan el más mínimo interés en saber de otras civilizaciones. No es necesario que lo que nosotros experimentamos como interés sea sentido por otros seres o civilizaciones. Quizá sean piratas y estén buscando otros planetas para colonizarlos, exterminar a sus habitantes, llevarse las materias primas que consideren útiles y seguir su viaje interestelar. Quizá pasen de largo porque no les interese establecer contacto, de la misma forma que a la mayoría de los seres humanos no les interesa comprender el lenguaje que se establece en el interior de los hormigueros o colmenas entre las diferentes castas de individuos. Otros piensan que esas entidades son una especie de evangelizadores cósmicos que llevan la buena nueva de la evolución espiritual a las razas menos evolucionadas, al igual que ocurre en nuestro planeta con las religiones históricas, algunas de las cuales parecen necesitar el convertir al mayor número de humanos a su credo. La historia cobra así sentido: el sentido único y el deseo de homogeneizar a las comunidades terrestres es trasplantado al universo.

--¿Dónde está Ovnilandia?

En la cabeza de quienes creen que nos visitan extraterrestres y que viajan a bordo de naves interplanetarias. Éste es el núcleo de la creencia, prácticamente inamovible, transmitido de generación en generación mediante memes, piezas mínimas de información cultural que vuelan de cerebro en cerebro con el apoyo de los medios de comunicación, de los publicistas de los misterios de todo a cien, de los investigadores disfrazados de Indiana Jones y de la amplia presencia en Internet de especulaciones absurdas y ridículas, como los reptilianos, las confabulaciones entre los ejércitos y los extraterrestres, los círculos de las cosechas y otras historias producto de mentes recalentadas, con nula capacidad crítica o, al mismo tiempo, con evidentes intereses económicos por contagiar a la mayor cantidad de aficionados con estos virus absurdos para que consuman tales productos, casi siempre acogidos favorablemente por empresas privadas de comunicación.

--Se han desenmascarado muchos fraudes relacionados con fotografías y vídeos trucados, con montajes de todo tipo y condición: ¿no influyen estas constataciones a la hora de deshinchar la creencia?

Es probable que hayan servido para que algunas personas recapacitaran si tenían intención de divugar un fraude de este tipo con la intención de vender unas instantáneas fotográficas o la filmación de la luz de una farola desenfocada. Hoy en día es mucho más fácil para los analistas fotográficos descubrir un amaño o explicar la auténtica naturaleza de una luz que un fotógrado aficionado o un cámara profesional, incluso, no fueron capaces de identificar correctamente. El 90 ó el 95% de las imágenes de presuntos ovnis son vergonzosas, simples puntos de luz con fondo negro, descarados fraudes o fenómenos claramente identificables como los espectaculares lanzamientos de misiles norteamericanos Poseidon observados y fotografiados desde las Islas Canarias en los años setenta del pasado siglo. Todavía hay quien se refiere a estas instantáneas como "ovnis", de la misma forma que hay quien sostiene que la Tierra es el centro del universo y que el Sol gira a nuestro alrededor.

--¿Qué opina de la petición recientemente emanada de la revista Philosophical Transactions de la Royal Society en el sentido de reclamar a la ONU un grupo de trabajo dedicado a "asuntos extraterrestres" con capacidad para elaborar un plan a seguir en caso de contacto? Dicen que nos tendríamos que "preparar para lo peor", en caso de que llegaran a la Tierra formas de vida extraterrestre...

Es muy interesante, pero, en realidad, esta petición no tiene relación alguna con el mito de los ovnis. Para los auténticos científicos, no para quienes pretenden hacerse pasar por tales en los medios de comunicación, los ovnis no tienen relación con la vida extraterrestre más que en su aspecto cultural y mítico. Los astrobiólogos no están interesados en los ovnis porque no los necesitan. Las sondas de exploración espacial a otros planetas y satélites no van a buscar ciudades alienígenas ni señales inteligentes, sino indicios de vida microscópica, restos fósiles de la misma o marcadores atmosféricos de la presencia de vida. El folclore de los platillos volantes y todas sus ramificaciones es un tema totalmente distinto, es una creación cultural. Si algún día llega a descubrirse vida alienígena serán los científicos quienes se ocupen de estudiar el hallazo (quizá el más importante en la historia de la humanidad), no una lamentable colección de pseudo-periodistas hábiles sólo para cultivar las ideas preconcebidas de los creyentes. La NASA estudia protocolos de contacto con seres alienígeneas (que no tiene por qué ser cara a cara, o lo que tengan por cara, sino en forma de señales de radio u otras de indudable origen inteligente) desde hace décadas. Eso no quiere decir que el contacto se vaya a producir; quizá no se produzca jamás. Pero como es una posibilidad, en principio muy pequeña, debe ser considerada y prevista en sus consecuencias más probables. Quizá la ausencia de contacto, sea del tipo que sea, es un auténtico indicio de la inexistencia de seres extraterrestres. Tal vez, en caso contrario, y dada la presupuesta convergencia evolutiva, debamos prepararnos para lo peor: entidades malvadas como las que aparecen en los videojuegos de éxito. ¿Qué ocurrirá, una conferencia de paz cósmica, un proceso de esclavitud mundial como en El planeta de los simios o una guerra total como en Starship troopers? De momento, juguemos con nuestra imaginación, pero que no se aprovechen de ella.

¿Caso "tipo Levelland" en Tenerife?

La información sobre este caso consiste en un muy breve y muy dudoso comentario en el libro de Jacques Vallée Fenómenos insólitos del espaci...