miércoles, febrero 22, 2006

Aminoácidos polvorientos.

Hace algunas fechas El Mundo publicó un artículo sobre ese prócer de la humanidad (100 €) que es el catedrático de la Universidad de La Laguna E. Meléndez-Hevia. Como suele ser desagradablemente habitual, los medios de comunicación suelen dar bastante jabón a los presuntos heterodoxos sin haber motivo para ello. Abundan, por ejemplo, las entrevistas aduladoras a magufazos consumados...

En esta ocasión no se trata de un par de locuelos que ven o 'hinbestigan' teleplastias en las paredes, ni de algún alucinado que ha detectado una conspiración universal mientras veía revolotear las motas de polvo a contraluz en un cuarto de su casa (arte del ocio infravalorado, como bien expresó Hernann Hesse, por otra parte), sino de un científico prestigioso (no "prestijioso") que se ha echado al monte y no para de correr, acompañado de su fiel abogado. Es, realmente, una cosa alucinante y surrealista. Algo que el super-cátedro tendría que haber llevado con más cuidado que el que ponen los del CSI en sus casos acaba convertido en una discusión mediática, donde la crítica es leída por unos cuantos zotes como envidia, y la dinámica de producción de conocimiento biomédico se parece más a un puto truco publicitario de televisión que a lo que tiene que ser. Y con seres humanos por medio, enfermos que, seguramente, también mejorarían adelgazando y montando en bici, sin tener que apoquinar 100 europios por barba.

¿Quién decía que los escépticos sólo critican a los pseudo-periodistas fabricantes de realidades "alternativas" y de enigmas para parvularios? (No se pierdan, por cierto, las últimas entradas de El retorno de los charlatanes. Magufolandia anda revuelta).

Para protestar por el inadecuado tratamiento dado por el citado diario a este asunto (¿y qué pensar de las teles locales de Tenerife?), un doctorando de la Facultad de Biología de la ULL, Alberto Marín, redactó una cartita de protesta (sana costumbre) y recopiló firmas. Todo ello ya fue enviado al periódico. La pego a continuación. En el blog de Teresa González de la Fe pueden seguir el debate actualizado y los insultos que reciben los críticos, todo ello sospechosamente parecido al mundillo del maguferío más magufo de Magufolandia. Aires de familia ($), que manifiesta la gente...

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Estimado Sr o Sra:

Nos ponemos en contacto con usted para manifestar la enorme inquietud que nos causa el tratamiento que su periódico ha dado al asunto del profesor Meléndez-Hevia. Estamos de acuerdo con que su redactora, Teresa Cruz, dé al profesor Meléndez y a su abogado la oportunidad de expresar su versión de la historia como es preceptivo para un tratamiento ecuánime y objetivo. Pero es absolutamente increíble que esta sea la única versión presentada. Cito textualmente las únicas menciones que hace el artículo a las críticas que se han hecho al doctor Meléndez:

"El currículo de Hevia invita a pensar que tiene bien amueblada la cabeza, pero sus propios compañeros de departamento en La Laguna lo califican de 'curandero'".

Y:

"Si Meléndez-Hevia tiene razón, estoy dispuesto a echarme encima la manta esperancera [atuendo típico en Tenerife] y todos nos iríamos a Estocolmo para ver cómo le dan el Nobel", dice con ironía Francisco Javier Corzo, director del departamento de Hevia y que, además, fue propuesto por éste para el cargo.

"Corzo ha declarado la guerra a Hevia y consiguió que no pudiera realizar sus experimentos en el departamento. «No se puede utilizar un despacho de una universidad como consulta privada. Todo es mera palabrería. Resulta que todo lo que yo explico en clase del metabolismo, si me atengo a lo que dice Hevia, es mentira», recalca indignado".

Es decir, si nos atenemos a su artículo, el profesor Meléndez es criticado en su departamento y sufre persecución por parte de sus compañeros, sobre todo uno que "...le ha declarado la guerra". La redactora no ha encontrado sitio en el artículo para mencionar que ha habido denuncias por parte de asociaciones médicas, un comunicado de la comisión de ética de la universidad criticando la actuación de Meléndez, un comunicado del colegio de médicos advirtiendo de los riesgos, una carta abierta de más de 50 científicos expresando su preocupación ante las prácticas del Dr. Meléndez, otra carta de miembros de la universidad, etc. Sin embargo, sí que tenemos los típicos testimonios de curación milagrosa que suelen acompañar a los curanderos.

Desde la publicación de su artículo, el servicio Canario de Salud ha procedido a la prohibición cautelar de los famosos polvos, se ha denunciado al menos un caso de reacción adversa al tratamiento, la Universidad se ha desmarcado de las actividades de Meléndez y su instituto, y el ex fiscal general del estado, abogado de Meléndez, amenaza con revelar una lista de los miembros del Gobierno Canario que toman los polvos. ¿Es mucho pedir que den una información completa e imparcial sobre el asunto?

Su periódico ha dado una excelente cobertura informativa sobre otros temas de salud como el caso del Dr Brú. Es una pena que esta vez no haya sido así.

Fdo.

Alberto Marin Sanguino - Licenciado en Biología, Estudiante de doctorado, Universidad de La Laguna (ULL).
Aaron Cabrera Asensio - Doctor en Biología, Investigador, Universidad pública de Navarra
Inés Rodriguez Hidalgo - Doctora en Astrofísica, Profesora ULL-IAC y Directora del Museo de La Ciencia y el Cosmos de Tenerife.
Catalina Ruíz Pérez - Doctora en Física y Profesora ULL
JMª Soler Insa - Médico especialista en Neurología, Barcelona
Luis Diaz Vilela - Doctor en Psicología, Profesor ULL.
Raquel Martin Olivera - Medico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Tenerife.
Abelardo Canalejo Quiles - Licenciado en Psicología, Tenerife.
Isabel Alvarez González - Doctora en Economía, Profesora ULL
Luís Vega Martín - Doctor en Física. Profesor ULL
Carlos Santamaría Moreno - Doctor en Psicólogía, Profesor ULL.
Ricardo Campo Pérez - Licenciado en Filosofía. Doctorando Facultad Filosofía (ULL).
Aldo A. González Brito - Doctor en Medicina, Profesor ULL.
Guillermo Hernandez Peña - Programador aplicaciones
Ferran Tarrasa Blanes - Dr. Ingeniero Industrial
Ernesto Vila Forment - Médico especialista en Cardiología
Teresa González de la Fe - Doctora en sociología. Catedrática ULL.
Gustavo Adolfo Vazquez Gomez.- Vigilante de seguridad. Barakaldo-Vizcaya
José Vicente Arlandis Ortolá - Licenciado en Matemáticas. Profesor de Secundaria.
Javier Armentia Fructuoso - Licenciado en Física, Director del Planetario de Pamplona
Alberto Rodriguez Calvo - Químico, Técnico superior de gestión de Investigación. USC.
Carlos Alvarez Fernández - Diseñador gráfico
Basilio Ruiz Cobo - Doctor en Astrofísica, Profesor ULL-IAC.
Jorge J. Frías Perles - Profesor de Secundaria
Jesús Mª Navarro López de Alda - Análisita de energía eólica
Eloy Anguiano Rey - Director del Centro de Referencia Linux UAM-IBM, Profesor Titular de Lenguajes y Sistemas Informáticos (EPS-UAM).
José Mª Bello Diéguez - Arqueólogo, Director del Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña
Xavier Martínez Sánchez de Neyra - Biólogo
Luis Javier Capote Pérez - Doctor en Derecho. Universidad de La Laguna
Juan Soler Enfedaque - Maquinista de RENFE
Ander Izeta Permisán - Biólogo
Elisenda Font Campdelacreu - Catedrática de Matemáticas de Bachillerato
Ismael Pérez Fernández - Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones
Joan Alòs i Marquès - Sabadell (Barcelona), Licenciado en Filosofía y Letras
Montse Sierra Hernández - Empleada de Banca
Juan Anguita Acosta - Ldo. en Ciencias Físicas, Profesor de Enseñanza Secundaria
Ramón Ordiales Plaza, Ingeniero en informática, EEZA - CSIC.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

En esta ocasion es mas complicado criticar una "terapia alternativa" verdad?, en esta ocasion es diferenete porque quien la desarrolla es todo un catedratico de bioquimica y no un "himbestigador", aun asi tratan de desprestigiar al prof. Melendez llamandolo curandero y estafador, claro, porque ninguno de ustedes psudocientificos estais a la altura para entablar una critica cientifica a sus teorias bioquimicas y claro, es mas facil atacar a las personas que a las ideas...
El prof. Melendez ha demostrado gran cautela, inteligencia y seguridad en la forma de llevar este asunto y sabe que tiene las de ganar. En cuanto a los casos de efectos secundarios en pacientes...nada demostrado, nada verificado, pero claro, eso en este caso no importa. Por el contrario estan los testimonios de miles de personas que han encontrado una solucion a sus problemas de salud.
En cuanto a las criticas de determinados biologos nada que decir cuando es precisamente el Colegio de Biologos quien ha mostrado su apoyo publico al prof. Melendez.
En fin, que dais pena con vuestras criticas, haciendole el juego a los intereses de otros. Aqui esta claro que lo que secede, aquello que cura no interesa y enseguida se ponen en marcha los mecanismos e influencias necesarias para detener a cualquiera que ose desmantelar el "negocio de la enfermedad".

Saludos

Anónimo dijo...

Joder, llegar ya a apoyar a un tío que no presenta un simple control de la inocuidad o la efectividad de un medicamento es jugar con la salud. ¿Hasta donde van a llegar estas malas personas en su defensa de la mierda pseudoalternativa?

Anónimo dijo...

Hola Ricardo!!!

Te mando unas reflexiones que parecen haber sido inspiradas en tu egregia figura, cúlmen de la sapiencia y paladín intélite del razonamiento.

Que lo disfruteis todos.

Artemi Semidán:

PD: por cierto, en el texto, se deduce que no eres de los perspicaces.

Aqui va el artículo:

Alfonso Aguiló, "El problema de ser tonto"



«Nos encontramos, pues, con la misma diferencia que eternamente existe entre el tonto y el perspicaz. El perspicaz se sorprende a sí mismo siempre a dos dedos de ser tonto; por ello hace un esfuerzo para escapar a la inminente tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia.

»El tonto, en cambio, no se sospecha a sí mismo: se parece sensatísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad con que el necio se instala en su propia torpeza. Como esos insectos que no hay manera de extraer fuera del orificio en que habitan, no hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles.

»El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás.»

Estas reflexiones de Ortega y Gasset resultan muy interesantes para todos, porque todos tenemos algo de necedad, y sobre todo porque sólo demostramos ser inteligentes cuando sabemos advertirla y escapar de ella con normalidad. Nos manifestamos inteligentes precisamente cuando advertimos que con nuestras intuiciones totalmente previsibles, con nuestra aburrida reiteración de prejuicios y estereotipos, con nuestra incapacidad para cambiar de punto de vista sobre las personas o los asuntos, o con nuestro ridículo empeño en aparecer como personas más documentadas e inteligentes de lo que somos, lo que demostramos en realidad con todo eso es que no hemos advertido que estábamos a dos dedos de ser tontos, o que lo hemos advertido pero no hemos sabido parar a tiempo.

Todos incubamos necedad, y quizá debemos seguir el consejo de Ortega y atrevernos a dar un paseo más allá de nuestras seguridades, esforzarnos por contrastar nuestra visión de las cosas con las de otras personas, a las que quizá hasta ahora hemos menospreciado sin molestarnos mucho en entenderlas.

Ser tonto no es tener mayor o menor coeficiente intelectual. Todos conocemos personas con un CI modesto pero con una enorme sensatez. Y personas supuestamente muy inteligentes pero tan engreídas que son verdaderamente tontas. Los tontos han llegado a serlo a base de repetir actuaciones en las que les ciega una vanidad tonta, una susceptibilidad necia, una suficiencia estúpida o una envidia torpe.

Todos tenemos limitaciones, y demostramos inteligencia al advertirlas y procurar aceptarlas y superarlas poco a poco. El tonto, en cambio, no las advierte, y si las advierte, intenta disimularlas a todo trance, y eso nunca sale bien.

Para no hacer el tonto, lo primero es estar dispuestos a reconocer la verdad de las cosas. "No conozco otro modo de extirpar un defecto o un vicio personal que declararlo y ponerlo sobre la mesa de la sinceridad", escribió Gregorio Marañón. Si somos sinceros advertiremos que con demasiada frecuencia nos empeñamos en mantener nuestra opinión aunque sea manifiestamente mejorable, o queremos aparentar una seguridad que no tenemos y hacemos entonces el ridículo más espantoso, o estamos demasiado pendientes de nuestro rango y resultamos patéticos.

Ser tonto tiene mucho que ver con el prejuicio y el estereotipo, pues ambos son jubilaciones del esfuerzo por pensar. Enjuiciamos todo con arreglo a lo que nos cae bien, a nuestra intuición quizá un poco apolillada por manías y obstinaciones. Nos dejamos llevar por antojos intelectuales que conducen a la ofuscación y a la terquedad. Permitimos que las ideas fijas sustituyan al pensamiento abierto y libre. Perdemos así la lozanía mental y nos aproximamos paso a paso al problema de ser tonto.

Anónimo dijo...

No te queda a ti nada para entender a Ortega, trollazo
:-DDDDDDDD

Anónimo dijo...

y no te queda nada a tí para responder a Laura Ripoll

Anónimo dijo...

Hay que reconocer la gran labor de los trollazos. Ni una referencia personal, ponderación absoluta en la refutación de argumentos, exlusiva atención a lo dicho en los artículos. Una maravilla, vamos.

Enhorabuena, Ricardo, cuanto más se metan contigo mayor acierto en tus escritos.

Porf. Valkirio Oneroso.

Anónimo dijo...

Pero, bueno estos comentarios son sobre la noticia de Melendez, asi que vamos a ello...Lo que comentaba otro "anonimo" sobre la inocuidad y la efectividad de los factores de Melendez, decir que, las miles de personas que llevan a cabo su tratamiento le pueden responder. Sobre la inocuidad le diran que son totalmente inocuos y que a Melendez no le hacia falta hacer estudios sobre inocuidad porque ya se sabia mediante muchos estudios que estos aminoacidos lo son, es decir, Melendez no ha empleado ninguna formula quimica nueva sino algo que ya estaba y que ya se comercializaba. Por otro lado lo que ha llevado a cabo Melendez con pacientes voluntarios es un "proyecto de investigacion" y no un "ensayo clinico" y hay bastante diferencia entre ambas acepciones.
Y en cuanto a la efectividad, lo mismo, sus miles de pacientes le diran que si que es efectivo, que les ha devuelto la salud, las ganas de vivir, la posibilidad de levantarse de una cama, de no tener que estar sufriendo dolores 24 horas, etc. y los supuestos casos de efectos secundarios...¿donde estan?¿quien los conoce?¿donde estan sus historiales?, mentira, todo mentira...La verdad es que las autoridades sanitarias estan haciendo el mas espantoso de los ridiculos, y Melendez se les esta riendo en la cara, jajjajajaj, yo tambien me rio...Venga Ricardito refuta al doctor Melendez, no intentes desviar la atencion de los comentarios de este blog, que pasa que no tienes argumentos...

Saluditos

Anónimo dijo...

¿Por. Valkirio Oneroso? ¿Quién no da "reseñas personales"? Ja, ja, ja... sospecho que es el mismo Ricardo, autodefendiéndose...


jejejeje

Anónimo dijo...

Para un señor que no lo es, que ha basado sus actuaciones en la bastedad, crispación, la agrésión verbal y casi física, un campeón del temperamento colérico, que vanga un lila y diga que lo está haciendo bien, me parece realmente una payasada extraordinaria...

¿No te da verguenza, tonto util?

¿O eres el mismo ricardo que no tiene ni dos dedos de frente?

Me gustó lo que decía Laura Ripoll...

Ricardo, en serio sigues defendiendo la teoría absurda de los misiles? no me vengas con que se pongan nuevas tesis, tú eres el enclenque mental que está defendiendo esa infumable porquería.

¿Para cuando tu libro??? ja,ja,ja, si es que estás haciendo algo ¿no?, ah, claro, todavía no has terminado la tesis en el último lustro... Pozo de sabiduría...

ja,ja,ja,ja

ja,ja,ja,ja

Ogro del Teide.... Ya no se te ve tan violento y tan agresivo, que ha sido nene???

Anónimo dijo...

¡Como osaís insultar al valeroso caballero Sir Richard Camp! A Dios pongo por testigo que perdereís la cabeza sí haceís menester de continuar en vuestra alocada labor.
Dejadlo en paz, que la tesis lleva su tiempo, y mientras se pueda vivir de otros no es condición para ser tenido en cuenta tener oficio o profesión. Calentar banquillo o babear por los pasillo de las casas de conocimiento, para edulcorar el ego de de unos cuantos cátedros patéticos, da para vivir holgadamente.

Anónimo dijo...

Y seguid, inteligentes, seguid, alabad con ello al sabio hombre que ha dado con uno de los mayores misterios de la ciencia... ese donde él mismo desconoce cuándo terminará su tesis... ¿Se reencarnará en vidas siguientes para terminar algo que no lleva ni por la mitad?

¿Se criogenizará como Walt Disney esperando una nueva venida del Intélite Himbestigador... de Feria?

Postraos ante la Sabiduría casi mágica, postraos, que nuestro ídolo de masas en la tierra bajará del cielo invisible de la bobería hintelijente.

Daremos fuerzas en la distancia para que termine su tesis.

Anónimo dijo...

Caballeros:
Creo que hacemos todos un flaco favor a la causa de la ciencia llevando el tono de este debate hasta regiones próximas a la región inguinal.

Personalmente, estoy convencido de que los dichosos polvos sólo sirven para levantar polvareda. Sin embargo, les ruego serenidad.
Recuerden la infinita tozudez de la realidad que siempre acaba por imponerse a cualquier charlatanería aunque fuera bienintencionada.
Dejemos que esto siga hasta donde tiene que llegar lógica y obligatoriamente: Si la cosa es cierta se demostrará...y si no es asi (lo que parece mas fiable...) también se verá.
Cuando eso ocurra, pediré personalmente al padre del desaguisado que me vaya dando ósculos in posteriori parte spine dorsi.
Ite Misa Est.

Anónimo dijo...

Mi apoyo a la ciencia y al Dr Meléndez; mi rechazo al deporte nacional (la envidia). Ojalá se forre y se ria de todos. Si fuera Francés o Americano sería respetado y premio Nobel

¿Caso "tipo Levelland" en Tenerife?

La información sobre este caso consiste en un muy breve y muy dudoso comentario en el libro de Jacques Vallée Fenómenos insólitos del espaci...