Se trata de un bonito platillo volante originario de Ganímedes, el mismo satélite del que unos pocos vividores aseguraban hasta hace no mucho que procedían sus amiguitos espaciales. ¿A que mola, eh? Este platillo volante está especializado en devorar bacterias, es muy pequeño, y ni siquiera puede abducir estafilínidos ni lombrices, menos aún personas con alteraciones psicológicas influidas por la cultura platillista y azuzados por pseudo-ufólogos sin escrúpulos, de pequeñito que es.
Pero como casi todo tiene explicación -y el que diga lo contrario miente o se aprovecha de la ignorancia que lo rodea- no me quedé satisfecho e indagué. Indagué e indagué, caminé cientos de miles de kilómetros y a la vuelta de la esquina me tropecé con un bioquímico que me cerró la mente y me quitó la bobería. Resulta que no es un platillo volante lo que aquí vemos, amigos del misterio, sino un impresionante virus bacteriófago T4, atacante de la bacteria Escherichia coli.
De hecho, la foto no es foto ni flautas: es un dibujo realizado con técnica puntillista por José María Riol Cimas, director del curso Ciencia y pseudociencias de la ULL, tomado de Wood y Edgar. El que quiera cuentos infantiles que vea Cuatro los domingos por la noche.
3 comentarios:
Yo creo que era este bicho:
http://www.classicjq.com/info/images%5C08_robot.jpg
Con tanto bolsillo ocupado, seguro que la envidia la llevas en una mochila
Desconocía que usted, doctor Campo, fuese capaz de pasear por los campos buscando platillos volantes, conforme ha confesado. Luego critica en otros blogs a los pobres magufos.
Y es que seguramente los ufo-trolls son magufos en el fondo, mal que les pese.
Un saludillo.
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