Aunque lo pueda parecer, esta entrada no consiste en una crítica cinematográfica de algún clásico de la Serie B norteamericana. Es que, después de leer la amable reseña que Gabriel Andrade escribió de mi libro Los ovnis ¡vaya timo! quiero matizar un par de cosas al respecto.
La primera sobre la metáfora elegida para referirse a la evolución que experimenté en cuanto a la creencia ufológica, desde creyente a escéptico. No creo ser un "alcohólico reformado". Yo siempre he bebido alcohol, moderadamente, y sigo haciéndolo... Bueno, ahora en serio: lo que sí estaba cuando creyente es desinformado, no en un estado equivalente o análogo al del delirium tremens. Eso es lo que pienso de cualquier persona que ingiera las papillas ufológicas predigeridas al uso, como las de J. J. Benítez, Zerpa, Maussán y sus discípulos, o cualquier otro negociante del más allá.
Hasta donde sé, el alcoholismo agudo desemboca en la pérdida del dominio racional de la realidad (sea esto lo que sea), entre otros muchos síntomas. En cambio, el creyente en platillos volantes -o en cualquier otra creencia maravillosa- sí es racional: hay una racionalidad en los mitos, como ya dijo otro antes que yo; hay un cierto orden, un afán explicativo de la realidad externa, aunque ese afán esté truncado, falto de elementos informativos, cojo o haya seleccionado solo aquello que le interesa. Manejar estos elementos es la habilidad de los cuentistas del misterio, precisamente. Aprovechan la cojera de sus seguidores. El éxito de programas televisivos domingueros depende de ello, por ejemplo.
La segunda tiene que ver con la ausencia del debate sobre la existencia de vida extraterrestre en el libro, que es algo que, creo recordar, ni siquiera me planteé. El motivo es que, realmente, se puede, y en ocasiones se debe, hablar de ovnis sin citar la vida extraterrestre, aunque ésta sea el sustrato de la creencia. El libro trata de ovnis y de ufología solamente (es lo que me pidió la editorial: un libro crítico sobre los ovnis). Para la ocasión, no quise hablar de la vida extraterrestre –ni de cuestiones más concretas como la ecuación de Drake o la paradoja de Fermi- a propósito, para que tal ausencia chocara al lector. Una de las herramientas habituales de los propagandistas del misterio y de los creyentes ha sido siempre apelar a la posibilidad de vida extraterrestre ("no podemos ser los únicos", "no puede haber tanto espacio cósmico desaprovechado", etc.) para colar sus manías o especulaciones absurdas sobre la creencia en visitas alienígenas a la Tierra. Así que un libro sobre el mito de los ovnis sin referencias directas al debate científico sobre la vida alienígena es, en sí mismo, significativo por lo comentado.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
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6 comentarios:
Pues sepa que a otros, como a mi, como al doctor Hynek, les pasó al revés que a usted, señor Campo. Primero eramos bastante escépticos respecto a la temática Ovni y luego resulta que vimos la señal y nos convencimos. ¡Qué cosas pasan! ¿Verdad?
Sí pasan cosas rarísimas. Unas por decreto comercial. Otras por ser un romántico de cartón piedra incapaz de usar el pensamiento crítico. Y otras porque los medios están plagados de mentirosos compulsivos.
También ocurren cosas normales, como que la gran mayoría de los creyentes iniciales en patochadas paranormalistas acaben renegando de semejante teatrillo. Pero nadie lleva la cuenta, supongo que porque se tardará más que en citar a Hynek, que, por cierto, tampoco aportó una jodida prueba real de la presencia de los marcianitos en la Tierra.
Si usted hubiera visto alguna vez de cerca -por suerte o por desgracia- una nave espacial de origen desconocido o incluso a sus tripulantes no humanos, no diría las tonterías que dice sobre el fenómeno OVNI. Buenas tardes.
Buenas tardes, "Daniel", a seguir bien.
a Daniel por edad o no se que le falta relacionarse un poco mas con la gente, darse cuenta hasta que punto son capaces las intenciones!! primer paso es investigar la fuente mas no el estimulo que farzantes o apasionados hay por todoa lados!
Aunque hubiese vida semejante a la humana en millones de planetas, la posibilidad de tan solo escucharles es tan remota como la de que ellos nos detecten a nosotros. Desde que existe la tierra hasta la primera emisión de radio al espacio ha pasado tanto tiempo, y el alcance de nuestras emisiones tan breve, que lo natural es que no haya ningún extraterrestre de visita por aquí.
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