Ayer jueves día 22 se cumplieron treinta años de uno de los sucesos erróneamente relacionados con los ovnis más famosos de Canarias y de toda España: el avistamiento desde todas las islas de una gigantesca campana luminosa alrededor de las 22:30 horas.
Multitud de canarios contemplaron el espectáculo celeste y la prensa dedicó páginas enteras al suceso los días posteriores. Algunos barcos, como la fragata Atrevida de la Armada española y el carguero Osaka Bay divisaron el fenómeno desde el sur de Fuerteventura y desde unos 400 Km. al sur de La Gomera, respectivamente. El fenómeno fue etiquetado como "ovni" acertadamente en principio. De entre todos los testigos la prensa destacó equivocadamente a un médico de Gáldar (Gran Canaria), Francisco Julio Padrón, que aseguró que había visto dos seres extraterrestres vestidos de rojo dentro de una esfera transparente de 30 metros de diámetro. Algunos falsos investigadores divulgaron la distorsionada versión de esta persona de lo que pudo contemplar, cuando decenas de testimonios sobre el mismo espectáculo luminoso no hicieron mención alguna a "seres" o "naves", más que a una gigantesca esfera luminosa y a unos destellos rojizo en su interior.
Imagen tomada por un turista desde Maspalomas (Gran Canaria) del fenómeno observado
¿Qué fue lo que observaron realmente los canarios aquella noche?: sencillamente el efecto luminoso en la alta atmósfera del lanzamiento de un misil Poseidon desde un submarino de la Armada norteamericana situado al oeste de las Canarias. Todos los testimonios coinciden en la dirección del fenómeno y en la hora, y también el del médico Dr. Padrón, de tal forma que éste no estaba contemplando otra cosa distinta a la que innumerables habitantes de las islas observaron aquella noche.
La percepción nos juega malas pasadas en ocasiones, como puso en evidencia Manuel Borraz en un ejemplar ensayo analítico de éste y otros casos similares (Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios, 1992): el Dr. Padrón habría realizado una interpretación aberrante de lo que veía, influido por el probable temor, la enorme sorpresa y sus ideas espiritualistas y religiosas, como queda de manifiesto en sus declaraciones. A partir de entonces, por obra y gracia de los figurones del ocultismo español, se convirtió en el testimonio central del episodio.
El suceso tomó tintes aún más grotescos cuando Diario de Las Palmas comentó en su edición del día 25 que ... anoche se repitió otro extraño fenómeno en la zona noroeste de Gran Canaria. Algunas personas, que no han querido revelar sus nombres, entre ellas un médico, afirman haber visto un objeto extraño, redondo y transparente, de dos pisos de altura y que se posó en las cercanías de Piso Firme, entre Agaete y Gáldar con dos figuras de color rojizo que se movían, despegando con el aparato a los pocos segundos. Evidentemente estas personas habían leído las noticias de los días anteriores y trataban así de dar crédito a la aparición de una finca de cebollas quemada el día 24, que fue relacionada con la observación del día 22. O simplemente se trató de un despiste monumental de la prensa que confundió declaraciones de días posteriores al 22 con un nuevo fenómeno. El propietario de la finca donde supuestamente se habría posado el platillo volante no entendía nada: Yo regué las cebollas ayer mismo (el día 24) y hoy me encuentro con este círculo muy dañado (La Provincia, 26-6-1976). Tal vez algunas de esas figuras eran seres humanos con latas de gasolina y cerillas.
Lugar en el que en 1976 había una plantación de cebollas "quemadas" por el imaginario ovni de la prensa local
El ensayo de Manuel Borraz era más que suficiente para desterrar de Ovnilandia este caso y otros primos hermanos suyos ocurridos en el mismo lustro, pero ya sabemos que en ese país imaginario la obtusa credulidad y el afán de manipulación predomina sobre cualquier interpretación racional y sensata. La explicación quedó definitivamente asentada cuando obtuvimos datos de lanzamientos de los Poseidones norteamericanos en el Eastern Test Range: las coincidencias llegaban al minuto en algunos casos. Blanco y en botella... El trabajo, publicado en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica del Ministerio de Defensa en 2001, es accesible en esta dirección. Y una comparativa fotográfica entre los misiles "canarios" y otros lanzamientos fotografiados desde diversas partes del mundo aquí. Todavía algunos memos se aferran a los testimonios humanos como una zarigüeya recién nacida al pezón de su madre. Un pezón que no da leche en el terreno de las pruebas científicas
La creencia en los platillos volantes, de la que este suceso canario no es más que otro ejemplo engordado artificialmente, se originó en Estados unidos en 1947. Casi sesenta años después no existe ni una sóla prueba de que, no ya en el siglo XX y en los años transcurridos del XXI, sino en toda la historia de nuestro planeta, nos haya visitado ser extraterrestre alguno.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
viernes, junio 23, 2006
domingo, junio 11, 2006
Misteriosamente humildes
A cualquier persona sensata le avergonzaría decir que ante un misterio hay que ser humilde. Vamos, ante lo que los medios de comunicación y unos cuantos tipos disfrazados de investigadores dicen que son misterios o enigmas; otra cosa es que lo sean, porque casi nunca coinciden con los auténticos enigmas.
La falsa humildad de algunos periodistas oculta una soberbia desmedida: la que los convierte en figurillas del espectáculo paranormalista, la que les lleva a presentar cualquier gili-chorrada (la oui-ja, las casas encantadas, las "caras" de Bélmez, las leyendas de desapariciones y un montón más de calderilla) como si fueran los misterios que más quebraderos de cabeza producen a los verdaderos investigadores, no a los que humilde, pero desvergonzadamente, se disfrazan de tales sin el más mínimo pudor.
Si un investigador no explica o aclara parte o la totalidad del campo en el que se desenvuelve es porque es un incompetente. Creo que esto lo puede entender hasta el último lector de 100.000 kilómetros tras los ovnis, aquél que se quedó anclado con su mente abierta en la era dorada de los platillos volantes en España y no se dio cuenta de que el citado libro es una pamplina repleta de ridículas afirmaciones.
Son tres las posibilidades que pueden explicar la actitud y resultados de los investigadores (?) de lo paranormal (casos, "fenómenos" relatos, historias de la vieja majadera, creaciones propias, etc.):
- los superan completamente, pues no explican, resuelven o aportan pruebas para que un misterio o enigma particular deje de serlo. ¿Qué es lo que hacen entonces? Algo, pero no investigar: escribir novelas, adornar la realidad...
O bien:
- son unos torpes y unos incompetentes;
- o son unos redomados farsantes que figuran en el teatro de los misterios como moscones que revolotean alrededor de una mierda perruna creyéndose águilas reales en el momento en que han divisado una suculenta presa.
Lo de la humildad es una estupidez. Humilde no fue Aristóteles cuando se dio cuenta de que los cetáceos no son peces, ni cuando Plank probó que la naturaleza utiliza unidades de moneda no fraccionable en sus intercambios energéticos.
Uno de estos humildes investigadores (?), Iker Jiménez, entrevistado por Juan Cruz en El País (sección cultura [nota de este comentarista: manda huevos] el pasado 5 de junio respondía cosillas que vale la pena comentar.
¿Le produce resquemor la sensación de que los programas y los libros de misterio esconden camelos?
R. Es difícil luchar contra eso, y de eso se trata, de luchar contra ese resquemor.
Bah, creo que este hombre forma parte de la historia camelística española, así que mal vas a luchar contra ese resquemor, porque el resquemor sólo lo produce la crítica y circulación libre de información, no el nadar y guardar la ropa del yo no digo nada pero ahí están los "hechos" para que cada quien se forme su opinión; como si no fuese más que evidente que la presentación habitual que haces del misterio está más que escorada hacia la credulidad y el sensacionalismo, al menos para cualquiera con una mínima capacidad de lectura en frío de una información prediseñada.
Nosotros no somos expertos en lo extraño.
Eso es sabido de siempre.
Somos periodistas de sucesos. Es cierto que la gente está como en guardia. Los medios de comunicación han frivolizado mucho con el misterio, así que nuestra labor ha de darle una vuelta de tuerca a eso. Ése es el reto.
Eso es cierto. La frivolización de los "misterios" en los medios de comunicación es histórica. Empezó con Jiménez del Oso, que al menos tenía estilo. Estilo opá via jasé un corrá del misterio pero misterio al fin y al cabo, no ese estilo empalagoso, hiper-iluminado, trasparente, hiper-comunicacional, como de atestado policial de coña... ¡Joder, si es que en ese escenario televisivo en el que ofreces tu misa dominical no se puede aparece ni un puto fantasma, coño, con tanta luz y tantos focos...! ¡Cómo echo de menos el escenario cutre de Jiménez del Oso! Eso sí que era misterio, hombre...
Sí, es una frivolidad continua, como los milenios tercero y cuarto. De hecho, la labor de Jiménez queda clara, él mismo la caracteriza: quiere dar una vuelta de tuerca al asunto. Más claro, agua. Y no es un reto, sólo hace falta un poco de chulería y refritar los mismos rumores que otros ordeñaron antes que tú. ¿O será que lo que quería decir es que pretende reconducir o invertir la situación de frivolidad?; porque si le das una vuelta de tuerca a algo acentúas la situación, la interpretación o el planteamiento que sea. ¿Será uno de esos misterios misteriosísimos el que para Jiménez dar una vuelta de tuerca sea arreglar, invertir o corregir algo? Por favor, que alguien se ponga el chaleco coronel Tapioca y me lo explique después la correspondiente investigación con podómetro.
Después contó un chiste, o algo que lo parecía:
La historia que nos contó un valenciano, escéptico en materia de misterios, que se despertó una noche y vio a un niño de cinco años mirando fijamente a su hijo, que dormía en la cuna. De pronto, ese niño que miraba se desvaneció; la forma en que este hombre describió su terror nocturno nos estremeció.
Y, por último, el entrevistador se atreve a preguntar:
¿Son ustedes escépticos?
Al parecer, la primera respuesta del preceptor de las niñas de Navalperal fue:
¿Cualo dice, oiga?,
pero decidieron no consignarla por escrito. A cambio, nos regaló con una perla (que una vez analizada resultó ser una cagarruta de cabra, topológicamente equivalentes) de esas que el infantilismo filomisterioso acoge con admiración ovina, y de donde esta nota toma nombre:
No, humildes. El misterio existe, y como nos decía Iñaki Gabilondo, debemos ser humildes ante el misterio.
Yo, en cambio, habría preferido esta respuesta:
No, cínicos. La hipocresía existe, y ya nos decía Diógenes que debemos ser cínicos ante la hipocresía.
Porque ya me dirán ustedes qué demonios tiene que ver el ser humilde con la existencia de misterios (ya se pueden imaginar a qué collar de perlas imaginario -de esas negras que sirven de abono- se refiere el citado con "misterios"). Claro, el misterio existe. No hay más que hojear el Nature todos los meses.
Esto también demuestra que se puede ser un periodista de prestigio (por Gabilondo lo digo) y decir -si es que lo dijo- chorri-gili-payasadas sin venir a cuento...
Atrévete a preguntar, exige que te expliquen lo que oyes o lees, o que aporten indicios que puedan llevar a la explicación. No te conformes con cualquier majadería sin pruebas, ni con declaraciones que deberían hacer enrojecer de vergüenza a quien las profiere.
La falsa humildad de algunos periodistas oculta una soberbia desmedida: la que los convierte en figurillas del espectáculo paranormalista, la que les lleva a presentar cualquier gili-chorrada (la oui-ja, las casas encantadas, las "caras" de Bélmez, las leyendas de desapariciones y un montón más de calderilla) como si fueran los misterios que más quebraderos de cabeza producen a los verdaderos investigadores, no a los que humilde, pero desvergonzadamente, se disfrazan de tales sin el más mínimo pudor.
Si un investigador no explica o aclara parte o la totalidad del campo en el que se desenvuelve es porque es un incompetente. Creo que esto lo puede entender hasta el último lector de 100.000 kilómetros tras los ovnis, aquél que se quedó anclado con su mente abierta en la era dorada de los platillos volantes en España y no se dio cuenta de que el citado libro es una pamplina repleta de ridículas afirmaciones.
Son tres las posibilidades que pueden explicar la actitud y resultados de los investigadores (?) de lo paranormal (casos, "fenómenos" relatos, historias de la vieja majadera, creaciones propias, etc.):
- los superan completamente, pues no explican, resuelven o aportan pruebas para que un misterio o enigma particular deje de serlo. ¿Qué es lo que hacen entonces? Algo, pero no investigar: escribir novelas, adornar la realidad...
O bien:
- son unos torpes y unos incompetentes;
- o son unos redomados farsantes que figuran en el teatro de los misterios como moscones que revolotean alrededor de una mierda perruna creyéndose águilas reales en el momento en que han divisado una suculenta presa.
Lo de la humildad es una estupidez. Humilde no fue Aristóteles cuando se dio cuenta de que los cetáceos no son peces, ni cuando Plank probó que la naturaleza utiliza unidades de moneda no fraccionable en sus intercambios energéticos.
Uno de estos humildes investigadores (?), Iker Jiménez, entrevistado por Juan Cruz en El País (sección cultura [nota de este comentarista: manda huevos] el pasado 5 de junio respondía cosillas que vale la pena comentar.
¿Le produce resquemor la sensación de que los programas y los libros de misterio esconden camelos?
R. Es difícil luchar contra eso, y de eso se trata, de luchar contra ese resquemor.
Bah, creo que este hombre forma parte de la historia camelística española, así que mal vas a luchar contra ese resquemor, porque el resquemor sólo lo produce la crítica y circulación libre de información, no el nadar y guardar la ropa del yo no digo nada pero ahí están los "hechos" para que cada quien se forme su opinión; como si no fuese más que evidente que la presentación habitual que haces del misterio está más que escorada hacia la credulidad y el sensacionalismo, al menos para cualquiera con una mínima capacidad de lectura en frío de una información prediseñada.
Nosotros no somos expertos en lo extraño.
Eso es sabido de siempre.
Somos periodistas de sucesos. Es cierto que la gente está como en guardia. Los medios de comunicación han frivolizado mucho con el misterio, así que nuestra labor ha de darle una vuelta de tuerca a eso. Ése es el reto.
Eso es cierto. La frivolización de los "misterios" en los medios de comunicación es histórica. Empezó con Jiménez del Oso, que al menos tenía estilo. Estilo opá via jasé un corrá del misterio pero misterio al fin y al cabo, no ese estilo empalagoso, hiper-iluminado, trasparente, hiper-comunicacional, como de atestado policial de coña... ¡Joder, si es que en ese escenario televisivo en el que ofreces tu misa dominical no se puede aparece ni un puto fantasma, coño, con tanta luz y tantos focos...! ¡Cómo echo de menos el escenario cutre de Jiménez del Oso! Eso sí que era misterio, hombre...
Sí, es una frivolidad continua, como los milenios tercero y cuarto. De hecho, la labor de Jiménez queda clara, él mismo la caracteriza: quiere dar una vuelta de tuerca al asunto. Más claro, agua. Y no es un reto, sólo hace falta un poco de chulería y refritar los mismos rumores que otros ordeñaron antes que tú. ¿O será que lo que quería decir es que pretende reconducir o invertir la situación de frivolidad?; porque si le das una vuelta de tuerca a algo acentúas la situación, la interpretación o el planteamiento que sea. ¿Será uno de esos misterios misteriosísimos el que para Jiménez dar una vuelta de tuerca sea arreglar, invertir o corregir algo? Por favor, que alguien se ponga el chaleco coronel Tapioca y me lo explique después la correspondiente investigación con podómetro.
Después contó un chiste, o algo que lo parecía:
La historia que nos contó un valenciano, escéptico en materia de misterios, que se despertó una noche y vio a un niño de cinco años mirando fijamente a su hijo, que dormía en la cuna. De pronto, ese niño que miraba se desvaneció; la forma en que este hombre describió su terror nocturno nos estremeció.
Y, por último, el entrevistador se atreve a preguntar:
¿Son ustedes escépticos?
Al parecer, la primera respuesta del preceptor de las niñas de Navalperal fue:
¿Cualo dice, oiga?,
pero decidieron no consignarla por escrito. A cambio, nos regaló con una perla (que una vez analizada resultó ser una cagarruta de cabra, topológicamente equivalentes) de esas que el infantilismo filomisterioso acoge con admiración ovina, y de donde esta nota toma nombre:
No, humildes. El misterio existe, y como nos decía Iñaki Gabilondo, debemos ser humildes ante el misterio.
Yo, en cambio, habría preferido esta respuesta:
No, cínicos. La hipocresía existe, y ya nos decía Diógenes que debemos ser cínicos ante la hipocresía.
Porque ya me dirán ustedes qué demonios tiene que ver el ser humilde con la existencia de misterios (ya se pueden imaginar a qué collar de perlas imaginario -de esas negras que sirven de abono- se refiere el citado con "misterios"). Claro, el misterio existe. No hay más que hojear el Nature todos los meses.
Esto también demuestra que se puede ser un periodista de prestigio (por Gabilondo lo digo) y decir -si es que lo dijo- chorri-gili-payasadas sin venir a cuento...
Atrévete a preguntar, exige que te expliquen lo que oyes o lees, o que aporten indicios que puedan llevar a la explicación. No te conformes con cualquier majadería sin pruebas, ni con declaraciones que deberían hacer enrojecer de vergüenza a quien las profiere.
miércoles, junio 07, 2006
Precursores de Meléndez
La noticia publicada ayer en La Opinión de Tenerife sobre nuestro curandero más canario de todos los curanderos canarios, Meléndez-Hevia, es realmente acojonante. El día anterior un amigo me comentó por la mañana que acababa de escuchar al citado en Radio Club Tenerife (SER), donde le estaban dando más cancha que la de los Lakers y los Celtics juntos. Al parecer, la Consejería de Sanidad está sometiendo a estrecha vigilancia -como es lógico- este tremendo disparate sanitario. La salida del bioquímico (aunque en algunas fotos sale con bata blanca no es médico, de la misma forma que el que algunos soplagaitas se pongan un chaleco multibolsillos no los convierte en respetables investigadores) no es otra que, asómbrense, sugerir al Presidente del Gobierno que impida el acoso de Sanidad a su centro. Pues eso, asómbrense y alucinen un rato, lectores.
Y por supuesto, la conspiración, que no puede faltar aquí, claro. La misma conspiración del 11 de septiembre de 2001, la de los atentados de Madrid y Londres, la del 666 de los cc., la de los judeomasones y la que provocó que me lesionara una rodilla años atrás por hacer brutalidades gimnásticas sin calentar. Todo por culpa de las malditas conspiraciones; la misma que asegura el señor del aspártico que hay montada para que él deje de ganar una fortuna con el asunto de las grasas ajenas: el director general de Farmacia, Alberto García Talavera, tiene intereses ocultos y por eso se dedica a perseguir a este prócer de ámbito general, sección titanes jüngerianos, o casi. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes!; ya está todo resuelto... La misma conspiración que hizo desaparecer las publicaciones en revistas con árbitros, la patente, las pruebas contrastadas y la... (pongan el sustantivo que más les guste). La cosa esta de la conspiración, de los intereses ocultos, podría resultar en un caso peor que el de Marbella, asegura nuestro fat burner más afamado, y atacarle puede restar votos si los políticos no toman cartas en el asunto. Que lo sepan.
Releyendo algunas cosas de ese informativo, ameno y con frecuencia divertido escéptico que es Martin Gardner me tropecé, por azar (¿o sería una causalidad disfrazada de casualidad?) con algunos episodios que me recordaron a alguien, pero no sé ahora mismo a quién. Veamos lo que cuenta Gardner en un artículo publicado en 1964 titulado Algunas tendencias pseudocientíficas (recogido en La ciencia, lo bueno, lo malo y lo falso (Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 98-100):
----------------------------------
En el campo de la medicina, el acontecimiento más digno de mención, es el descubrimiento de la Food and Drug Administration (FDA) de que el krebiozeno, que ha sido objeto de tanta publicidad como droga anticancerosa, no es más que pura creatina. La creatina es un producto químico bastante barato que cuesta 30 centavos el gramo. La mayor parte de los 5.000 pacientes que han ingerido K, como se le llama, durante los últimos 13 años han hecho una donación de $9,50 por dosis, y cada dosis tiene unas 100 milésimas de gramo. Algunos años atrás, los partidarios del K citaron al gobierno un precio de $170.000 por gramo. Un hombre normal posee unos 120 gramos en su cuerpo, y la investigación previa realizada ha demostrado que esta sustancia química no ejerce efecto alguno sobre células cancerosas. Los partidarios del K continúan insistiendo en que el K no es creatina, pero la postura del gobierno parece firme. El "Dr." Carlton Frederick, conocido comentarista de radio en materia de dietas, se consagró en cuerpo y alma al K a comienzos de 1963. Nunca le escuché, por lo que no puedo informar sobre cómo respondió al descubrimiento de la FDA. (Pongo "Dr" entre comillas porque la mayor parte de los seguidores de Frederick piensan que es médico, o al menos especialista en nutrición. Es doctor en filosofía, por la Universidad de Nueva York, con una tesis sobre las respuestas de sus oyentes femeninas a sus propios programas de radio) (1)
[ (1) Nota de este transcriptor: manda huevos...]
En materia de publicación de libros, el gran escándalo de estos últimos años ha sido la premonición de Simon y Schuster del infame bestseller del Dr. Herman Taller, Calories Don´t Count (Las calorías no cuentan). Los editores de S.S., viendo en el manuscrito la posibilidad de un éxito financiero, tuvieron la precaución de no enviarlo a ningún experto para su evaluación (práctica que normalmente se sigue tratándose de libro de carácter científico). Fue hábilmente reescrito por Roger Kahn, un redactor deportivo freelance. Y lo que es todavía peor, a un ayudante de uno de los editores se le pidió que insertara en el manuscrito ciertas referencias a unas cápsulas de aceite de cártamo, así como que mencionara que podían comprarse en Cove Pharmaceuticals, una compañía de Nueva York. Dos vicepresidentes de S.S era accionistas de la compañía.
Las cápsulas fueron consideradas sin valor por la FDA. Debido a que la ligazón existente entre el libro y las cápsulas inducía a engaño en el etiquetado del producto, la FDA secuestró los ejemplares del libro junto con los suministros de las cápsulas. Desde entonces S.S. suprimió la referencia a Cove Pharmaceuticals, pero el libro continúa vendiéndose ampliamente como libro de bolsillo, haciendo creer a miles de lectores obesos que pueden reducir peso sin recortar la ingestión de calorías. El Dr. Taller, ginecólogo, hizo una fortuna con este libro, así que imagínense la que haría S.S. Fue el libro más rentable en 1962.
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Supongo que el "Dr" Carlton Frederick y el Dr. Herman Taller tendrían sus asociaciones de partidarios esqueléticos, ¿no?
Y por supuesto, la conspiración, que no puede faltar aquí, claro. La misma conspiración del 11 de septiembre de 2001, la de los atentados de Madrid y Londres, la del 666 de los cc., la de los judeomasones y la que provocó que me lesionara una rodilla años atrás por hacer brutalidades gimnásticas sin calentar. Todo por culpa de las malditas conspiraciones; la misma que asegura el señor del aspártico que hay montada para que él deje de ganar una fortuna con el asunto de las grasas ajenas: el director general de Farmacia, Alberto García Talavera, tiene intereses ocultos y por eso se dedica a perseguir a este prócer de ámbito general, sección titanes jüngerianos, o casi. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes!; ya está todo resuelto... La misma conspiración que hizo desaparecer las publicaciones en revistas con árbitros, la patente, las pruebas contrastadas y la... (pongan el sustantivo que más les guste). La cosa esta de la conspiración, de los intereses ocultos, podría resultar en un caso peor que el de Marbella, asegura nuestro fat burner más afamado, y atacarle puede restar votos si los políticos no toman cartas en el asunto. Que lo sepan.
Releyendo algunas cosas de ese informativo, ameno y con frecuencia divertido escéptico que es Martin Gardner me tropecé, por azar (¿o sería una causalidad disfrazada de casualidad?) con algunos episodios que me recordaron a alguien, pero no sé ahora mismo a quién. Veamos lo que cuenta Gardner en un artículo publicado en 1964 titulado Algunas tendencias pseudocientíficas (recogido en La ciencia, lo bueno, lo malo y lo falso (Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 98-100):
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En el campo de la medicina, el acontecimiento más digno de mención, es el descubrimiento de la Food and Drug Administration (FDA) de que el krebiozeno, que ha sido objeto de tanta publicidad como droga anticancerosa, no es más que pura creatina. La creatina es un producto químico bastante barato que cuesta 30 centavos el gramo. La mayor parte de los 5.000 pacientes que han ingerido K, como se le llama, durante los últimos 13 años han hecho una donación de $9,50 por dosis, y cada dosis tiene unas 100 milésimas de gramo. Algunos años atrás, los partidarios del K citaron al gobierno un precio de $170.000 por gramo. Un hombre normal posee unos 120 gramos en su cuerpo, y la investigación previa realizada ha demostrado que esta sustancia química no ejerce efecto alguno sobre células cancerosas. Los partidarios del K continúan insistiendo en que el K no es creatina, pero la postura del gobierno parece firme. El "Dr." Carlton Frederick, conocido comentarista de radio en materia de dietas, se consagró en cuerpo y alma al K a comienzos de 1963. Nunca le escuché, por lo que no puedo informar sobre cómo respondió al descubrimiento de la FDA. (Pongo "Dr" entre comillas porque la mayor parte de los seguidores de Frederick piensan que es médico, o al menos especialista en nutrición. Es doctor en filosofía, por la Universidad de Nueva York, con una tesis sobre las respuestas de sus oyentes femeninas a sus propios programas de radio) (1)
[ (1) Nota de este transcriptor: manda huevos...]
En materia de publicación de libros, el gran escándalo de estos últimos años ha sido la premonición de Simon y Schuster del infame bestseller del Dr. Herman Taller, Calories Don´t Count (Las calorías no cuentan). Los editores de S.S., viendo en el manuscrito la posibilidad de un éxito financiero, tuvieron la precaución de no enviarlo a ningún experto para su evaluación (práctica que normalmente se sigue tratándose de libro de carácter científico). Fue hábilmente reescrito por Roger Kahn, un redactor deportivo freelance. Y lo que es todavía peor, a un ayudante de uno de los editores se le pidió que insertara en el manuscrito ciertas referencias a unas cápsulas de aceite de cártamo, así como que mencionara que podían comprarse en Cove Pharmaceuticals, una compañía de Nueva York. Dos vicepresidentes de S.S era accionistas de la compañía.
Las cápsulas fueron consideradas sin valor por la FDA. Debido a que la ligazón existente entre el libro y las cápsulas inducía a engaño en el etiquetado del producto, la FDA secuestró los ejemplares del libro junto con los suministros de las cápsulas. Desde entonces S.S. suprimió la referencia a Cove Pharmaceuticals, pero el libro continúa vendiéndose ampliamente como libro de bolsillo, haciendo creer a miles de lectores obesos que pueden reducir peso sin recortar la ingestión de calorías. El Dr. Taller, ginecólogo, hizo una fortuna con este libro, así que imagínense la que haría S.S. Fue el libro más rentable en 1962.
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Supongo que el "Dr" Carlton Frederick y el Dr. Herman Taller tendrían sus asociaciones de partidarios esqueléticos, ¿no?
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