El periódico universitario MQ (edición Tenerife, 2ª quincena, enero 2007, nº 26) acaba de publicar un reportaje sobre la charla que ofrecí el día 19 mes pasado en la sede de Cajacanarias en Santa Cruz de Tenerife, dentro de mini ciclo La ciencia ante el público II, organizado por el Aula Cultural de Divulgación Científica (ACDC) de la Universidad de La Laguna. Lo reproduzco a continuación.
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I want to believe
¿Todavía?
Los extraterrestres se han convertido en un tema tan apasionante como polémico. A todos nos fascinan las historias de seres de otros mundos que nos visitan, pero ¿qué hay de cierto en ellos? ¿Nuestras ganas de no estar solos hace que nuestros cerebros nos jueguen malas pasadas? ¿Por qué en este tema no somos tan críticos como lo seríamos en otras circunstancias? En definitiva ¿existen o nos encanta engañarnos entre nosotros?
El Aula Cultural de Divulgación Científica de la ULL, por medio de Ricardo Campo Pérez, investigador del Departamento de Filosofía y miembro de la Fundación Anomalía (www.anomalia.org) y del Círculo Escéptico (www.circuloesceptico.com) reveló como surgió el mito de los platillos volantes, a la vez que hizo un llamamiento a usar el sentido común y el espíritu crítico que, a su juicio, con frecuencia no usamos cuando hablamos de este tema. Además Campo añadió que aplicando el sentido común para investigar estos casos, la mayor parte de las veces encontraremos una explicación lógica al hecho, llegando a la conclusión de que hoy por hoy no existen pruebas para hablar de la existencia de vida inteligente fuera de este planeta.
Orígenes el mito
De la posible existencia de otros mundos y de vida inteligente se viene hablando prácticamente desde que el hombre es hombre, de hecho ya los griegos discernían sobre la cuestión y entre ellos parecían dividirse entre los que creían en la posibilidad de la existencia de múltiples mundos y los que lo negaban, entre los cuales se encontraba un tal Aristóteles, que posiblemente les suene.
Los comienzos de los avistamientos y de la leyenda que rodea a los seres extraterrestres podemos encontrarlos a principios del siglo XX fundamentalmente en los Estados Unidos de América. Hay que tener en cuenta que antes de los avistamientos ya existía una ‘cultura’ de las naves extraterrestres, que eran bastante frecuentes en cómics o películas. En muchos casos, los primeros supuestos encuentros coincidían con esas representaciones, y es que hay que tener mucho cuidado con los testimonios humanos, siempre sobrevalorados. Uno de los episodios más curiosos que acompañó a la ficticia invasión marciana narrada por Orson Welles en 1938 fue las numerosas llamadas de oyentes que afirmaban estar viendo lo que por la radio se contaba.
El primer caso
El primer caso de avistamiento ‘fiable’ se dio en 1947: un piloto norteamericano, Kenneth Arnold, afirmó ver mientras volaba 9 objetos en forma de media luna que se movían como platos lanzados contra el agua. La mala transcripción de los periodistas, pues Arnold afirmó que se movían como platos, no que ésa fuera su forma, hizo que a partir de ahí se les comenzara a llamar platillos volantes. Curiosamente lo que vio Arnold se parecía mucho a un prototipo de avión diseñado por los nazis, el GothaGo229 de los hermanos Horten; ¿estarían los americanos probando el diseño alemán capturado tras la guerra?
La oleada de avistamientos, y los primeros contactados, coinciden en el tiempo con la guerra fria, un momento en que la ciencia está dando el gran salto adelante con el desarrollo masivo de la energía nuclear o el comienzo de la carrera espacial. Curiosamente la ciencia decide estudiar el fenómeno ovni arrastrada por el interés del público. Durante los años 50 y 60 las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos ponen en marcha varios proyectos para estudiar los avistamientos extraterrestres, como los conocidos informes Blue Book o Condon. Las conclusiones de estos no pueden ser más categóricos; los ovnis no constituían un amenaza y deciden no investigar más pues no encontraban nada anormal.
Explicaciones
La pareja americana Betty y Barney Hill pasó a la historia por ser los primeros abducidos por "extraterrestres". Sucedió en 1961, y según los críticos, pudo tratarse de una fabulación de Betty, que era aficionada a los platillos volantes, contagiada a su marido. Al año siguiente, Barney declaró que los supuestos alienígenas tenían los típicos ojos almendrados que luego caracterizarían a estos seres, curiosamente después de ver por televisión una serie de ciencia ficción en la que eran presentados de esta forma.
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I want to believe
¿Todavía?
Los extraterrestres se han convertido en un tema tan apasionante como polémico. A todos nos fascinan las historias de seres de otros mundos que nos visitan, pero ¿qué hay de cierto en ellos? ¿Nuestras ganas de no estar solos hace que nuestros cerebros nos jueguen malas pasadas? ¿Por qué en este tema no somos tan críticos como lo seríamos en otras circunstancias? En definitiva ¿existen o nos encanta engañarnos entre nosotros?
El Aula Cultural de Divulgación Científica de la ULL, por medio de Ricardo Campo Pérez, investigador del Departamento de Filosofía y miembro de la Fundación Anomalía (www.anomalia.org) y del Círculo Escéptico (www.circuloesceptico.com) reveló como surgió el mito de los platillos volantes, a la vez que hizo un llamamiento a usar el sentido común y el espíritu crítico que, a su juicio, con frecuencia no usamos cuando hablamos de este tema. Además Campo añadió que aplicando el sentido común para investigar estos casos, la mayor parte de las veces encontraremos una explicación lógica al hecho, llegando a la conclusión de que hoy por hoy no existen pruebas para hablar de la existencia de vida inteligente fuera de este planeta.
Orígenes el mito
De la posible existencia de otros mundos y de vida inteligente se viene hablando prácticamente desde que el hombre es hombre, de hecho ya los griegos discernían sobre la cuestión y entre ellos parecían dividirse entre los que creían en la posibilidad de la existencia de múltiples mundos y los que lo negaban, entre los cuales se encontraba un tal Aristóteles, que posiblemente les suene.
Los comienzos de los avistamientos y de la leyenda que rodea a los seres extraterrestres podemos encontrarlos a principios del siglo XX fundamentalmente en los Estados Unidos de América. Hay que tener en cuenta que antes de los avistamientos ya existía una ‘cultura’ de las naves extraterrestres, que eran bastante frecuentes en cómics o películas. En muchos casos, los primeros supuestos encuentros coincidían con esas representaciones, y es que hay que tener mucho cuidado con los testimonios humanos, siempre sobrevalorados. Uno de los episodios más curiosos que acompañó a la ficticia invasión marciana narrada por Orson Welles en 1938 fue las numerosas llamadas de oyentes que afirmaban estar viendo lo que por la radio se contaba.
El primer caso
El primer caso de avistamiento ‘fiable’ se dio en 1947: un piloto norteamericano, Kenneth Arnold, afirmó ver mientras volaba 9 objetos en forma de media luna que se movían como platos lanzados contra el agua. La mala transcripción de los periodistas, pues Arnold afirmó que se movían como platos, no que ésa fuera su forma, hizo que a partir de ahí se les comenzara a llamar platillos volantes. Curiosamente lo que vio Arnold se parecía mucho a un prototipo de avión diseñado por los nazis, el GothaGo229 de los hermanos Horten; ¿estarían los americanos probando el diseño alemán capturado tras la guerra?
La oleada de avistamientos, y los primeros contactados, coinciden en el tiempo con la guerra fria, un momento en que la ciencia está dando el gran salto adelante con el desarrollo masivo de la energía nuclear o el comienzo de la carrera espacial. Curiosamente la ciencia decide estudiar el fenómeno ovni arrastrada por el interés del público. Durante los años 50 y 60 las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos ponen en marcha varios proyectos para estudiar los avistamientos extraterrestres, como los conocidos informes Blue Book o Condon. Las conclusiones de estos no pueden ser más categóricos; los ovnis no constituían un amenaza y deciden no investigar más pues no encontraban nada anormal.
Explicaciones
La pareja americana Betty y Barney Hill pasó a la historia por ser los primeros abducidos por "extraterrestres". Sucedió en 1961, y según los críticos, pudo tratarse de una fabulación de Betty, que era aficionada a los platillos volantes, contagiada a su marido. Al año siguiente, Barney declaró que los supuestos alienígenas tenían los típicos ojos almendrados que luego caracterizarían a estos seres, curiosamente después de ver por televisión una serie de ciencia ficción en la que eran presentados de esta forma.
Ricardo Campo insiste en tomar con cautela los testimonios humanos, y persiste en buscar una explicación científica. Muchos de los ovnis avistados, incluso por pilotos profesionales, suelen ser el planeta Venus. Esto se comprueba viendo la posición de Venus a la hora, la dirección y la elevación angular del supuesto fenómeno extraño. A menudo muchos ovnis son simples nubes, las misteriosas 'centellas', que son un tipo de descarga eléctrica, las ‘formas inteligentes’ un simple truco fotográfico, y los seres antropomórficos en su platillo no pasan de ser el denominado ‘espectro de brocken’, un curioso fenómeno óptico. Asimismo son muy comunes los meteoros, la chatarra espacial o incluso el lanzamiento de cohetes o misiles, los objetos que a veces son confundidos con objetos no identificados.
Campo advierte que nuestra mente nos engaña, y que cuanto más sorprendente sea nuestra percepción visual más probabilidades habrá de que nuestro recuerdo se aleje de lo observado. Nuestro recuerdo es creativo. Pide comportarse racional y escépticamente ante un caso extraño, entrevistando al testigo, buscando casos parecidos y comprobando si puede deberse a algo conocido, y advierte que no está diciendo que no existan seres extraterrestres, sino que, simplemente, hoy por hoy, hoy en día ni una sola prueba que confirme semejante afirmación extraordinaria.