No, no es ningún título en clave, ni un mantram; se lo explico.
Es que, una vez alertado, acabo de comprar
Enigmas (nº 141, agosto 2007), una revista de misterios juveniles llena de humor blanco, blanquito. No sé cuántos años hacía que no compraba uno de sus números, creo que desde junio de 1996, cuando publiqué un artículo con el que continué la demolición del famoso caso de
5 de marzo de 1979, el torpemente llamado "ovni de Canarias" (los de la revista le acabaron poniendo este título:
Canarias, 5 de marzo de 1979: el "ovni" de la discordia). Digo que continué la demolición porque ésta ya había sido iniciada en 1992 por Manuel Borraz Aymerich en su ensayo
Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios, donde este
caso de Gáldar -otro que tal baila- y sus
cuatro hermanos iniciaron la pendiente descendente que conduce desde el sensacionalismo y la descarada fabricación mediática a la racionalidad y la placentera aclaración de todo aquello que los mercaderes de lo oculto venden como misterios misteriófilos (iba a decir misteriosones, pero de esa palabra ya tiene
Mauricio el
copirrai).
¿Que por qué, después de tantos años, he comprado el
Diez minutos del misterio? Pues porque Benito Manuel Carballal ha publicado un artículo en el que cita el caso Abades (mal, pero lo cita), un suceso aún no explicado que tuvo lugar el 9 de julio de 1992 en esta zona costera del municipio de Arico, a medio camino del sur de Tenerife. La referencia al caso Abades aparece separada del cuerpo del artículo -una cosa sobre ovnis, Guardias Civiles y los demonios particulares del gallego, los escépticos- pero la ilustración que lo abre reproduce documentos relacionados con el caso Abades. Esta errata ocurre cuando los maquetadores hacen lo que les sale de la entrepierna, porque supongo que no será culpa del autor, ¿no? Además, el pie de foto de esta ilustración contiene una errata aún más grave, tanto que apesta a sensacionalismo:
Bajo estas líneas, diferentes documentos pertenecientes a estamentos militares referentes a avistamientos OVNI ocurridos en la isla de Tenerife.
¿Quién te contó esta mentira? Bueno, no creo que te la hayas tragado; de hecho, es facilísimo comprobar que no se trata de documentos pertenecientes a estamentos militares, sino civiles:
basta con mirar el membrete que los encabeza, que es visible incluso en el montaje fotográfico de papelitos con bolígrafo encima totalmente profesional que te cagas. Se trata de una carta que recibió el autor de este
blog del Gobernador Civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife fechada el 18 de septiembre de 1992 y del parte de novedades del día del suceso del Aeropuerto del Sur-Reina Sofía. ¿Documentos militares? ¡¡Guauuuuu, me excito con lo militar...!!
¿Cómo llegaron esos documentos a manos del autor enigmático? Les aclararé el misterio: hará unos 10 años -o más- David Heylen Campos, un aficionado local a las cosas raras por decreto comercial, me pidió copia de esos papeles, porque estaba interesado en investigar de nuevo Abades. Yo -ingenuo de mí- se los proporcioné, con la esperanza de que aclarara lo que yo no había podido aclarar, pero aún estoy esperando alguna comunicación por su parte. ¿Hiciste algo, David? ¿Te diste el gusto de aclarar, explicar, demoler, destripar el misterio y te mantienes en silencio? ¿O te dedicaste a perseguir al
yeti, al
chupacabras y a otros seres que viven en la imaginación de los "critpo"-zoológos? ¡Venga, comparte con todo el mundo tu satisfacción, la alegría de haber derribado un presunto enigma! Ya sé que da más gusto lograr la resolución cuando el pretendido misterio es una desvergonzada chorrada creada por el cerebrito de algún chupatintas del misterio, y en este caso no se trata de tal, sino de un llamativo conjunto de observaciones y relatos ajenos a la fabricación mediática que divulgó la prensa generalista en su momento; pero, aún así, supongo que anhelarás hallar una explicación total, contundente y satisfactoria a un misterio, como es natural en toda mente que muestra cierta educación intelectual.
Pues eso, que le pasé una copia de la carta del gobernador civil y del parte del aeropuerto a David Heylen y hasta luego, Lucas. No volví a saber de él. Pero habría apostado un riñón, por no apostar una gónada, que algún día lo habría visto reproducido en lugar inapropiado. Helo aquí, quiero decir allí, en
Enigmas... De todas formas, si Heylen, a través de algún intermediario alternativo-enigmático, no facilitó copias de esos documentos a Carballal bien podría tratarse de simples fotocopias ampliadas,
pues ambos documentos fueron publicados por mí y por Vicente-Juan Ballester Olmos en un artículo de la desaparecida Espacio y Tiempo, El caso de avión estrellado que nadie reclamó, en octubre de 1994. Por supuesto, Carballal no cita ni de casualidad este artículo, que no es una nota de tres líneas, sino una encuesta en profundidad que ocupa seis páginas de la revista. Veamos que cuenta Carballal ahora sobre Abades.
... uno de los casos más inquietantes de la historia ufológica.
Bueno, esto es pasarse siete pueblos: ¡si no hubo marcianos, ni aterrizaje, ni huellas, ni skins, ni guardias civiles aporreando ufólogos...! Y tampoco ha hecho correr ríos de tinta: lo que publicó la prensa en su momento y mi artículo con Ballester, y poco más hasta antes de ayer, así que no saquemos las cosas de quicio, ni desbarremos...
Y esos ríos de tinta sí han corrido con
algunos casos canarios, no casi todos, como dices. Los ríos de tinta han corrido con el
22/6/76 y el
5/3/79, y poco más. El resto, alucinaciones sabatinas y dominicales; y poco más, repito. Yo no me prodigo mucho, al margen de las cosillas de este
blog, normalmente
recordatorios; prefiero cocinar a fuego lento y machacar las cosas bien. En el futuro, a lo mejor, meto otra marcha.
¿Documentación oficial? ¿Los documentos que reproduces son "documentación oficial"? Buah... Sí, en tu poder obran desde hace días (sic). Y en el mío desde hace 15 años.
¿Avión en llamas?; ¿qué avión en llamas?, ¿quién dijo que había visto un avión en llamas?; ¿no habrás dado por buena la creativa ilustración que se sacó de la manga la revista en la primera página de mi artículo, verdad? Porque en la información que recogí de primera mano en la 151ª Comandancia de la Guardia Civil en Ofra (Santa Cruz de Tenerife) con mi chaleco multibolsillos, mi cámara de fotos en ristre, mi grabadora, mi bloc de notas y mi boli de cuatro colores (según el ultra-método-paracientífico de
Pedro Amorós) en el informe elaborado por la Guardia Civil
no hay ninguna referencia a un avión en llamas. Los testigos solo hablaron de una avioneta o avión descendiendo, y otro de algo muy parecido a un avión sobre la superficie del mar. Nada de avión en llamas. ¿Dónde están los testigos que vieron "llamas"?
Pues eso, otra
hinbestigasión campestre más al bote...
Ah, por cierto, si ustedes desean desperdiciar el dinero como lo he hecho yo y compran este número de
Enigmas verán que la nota dedicada al caso Abades viene acompañada de una bonita foto. Esa foto no pertenece a Abades, sino a la carretera que asciende al Parque Nacional de Teide. Pero, ¿a que queda mona para acompañar una pedestre nota sobre algo ocurrido en Tenerife?; además, ya saben ustedes, ¿no?, aquello de la "magia de Canarias" y otras magufadas y gilipolleces de vergüenza ajena...
Como cité más arriba, sobre el caso de Abades publiqué, junto con
Vicente-Juan Ballester Olmos, un amplio artículo en
Espacio y Tiempo en su número de octubre de 1994. Como en cualquier momento lo reproduciré en este
blog o en cualquier otro lugar que me parezca oportuno, no entro en más detalles.
Desgraciadamente, las conclusiones de ese artículo son, de momento, aún válidas, es decir, no ha sido posible disolver el misterio,
licuar su extrañeza, pulverizar las incógnitas, que es algo muy sano y recomendable. Pero todo se andará.