Publicado hoy en el suplemento de divulgación científica Principia, de Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España).
Próximamente en este enlace.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
sábado, febrero 28, 2015
miércoles, febrero 18, 2015
Men in Black
En 1997, año de su estreno, escribí esta reseña de Hombres de negro (Men in Black, en su título
original). A falta de un nuevo vistazo, pego aquí el texto que escribí
entonces, con algunas modificaciones.
*********************
Men
in Black (Hombres de negro)
(Película de marcianos).
Las grandes superproducciones cinematográficas
estadounidenses están íntimamente ligadas a la gran campaña de publicidad de
que son objeto en los medios de comunicación. A menudo, los espacios dedicados
a publicitar el filme son tan amplios que incluyen buena parte de las escenas
más espectaculares, como en el caso de los documentales titulados genéricamente
“Cómo se hizo...”. En el caso de Men in
Black gran parte de las escenas más sorprendentes son conocidas de antemano
por el espectador.
El filme, de pobre guión (pareja de buenos que luchan
contra los malos, en este caso bichos espaciales), se apunta a la moda de los
extraterrestres en el cine, haciendo uso de un sub-mito inserto en el gran mito
de los ovnis: los hombres de negro. Pero si bien el proceder “habitual” de los men in black consistía en silenciar a
los testigos e investigadores de ovnis, cumpliendo un papel más bien malvado,
en esta versión son presentados como guardianes de la humanidad ante posibles
ataques de los aliens. La película es
más de lo mismo: persecuciones, explosiones y efectos especiales que ya no
impactan desde el momento en que se ha visionado Terminator 2. Salpicada por el ¿humor? de Will Smith y el acentuado
hieratismo de Tommy Lee Jones, la cinta sirve para pasar el rato. Cuando menos
un alien malvado es siempre más
entretenido que uno bueno, que suelen ser aburridísimos y sólo lanzan peroratas
llenas de trivialidades. Lo mejor es el tinte de comedia humorística con que
está tratado. Lejos de dar un toque de seriedad a temáticas que se convierten
en ridículas cuando así se hace (a no ser el tratamiento profesional de los
estudiosos de las leyendas y folcloristas) se ironiza sobre algunos aspectos,
como la realidad que se ocultaría tras los típicos tabloides sensacionalistas
americanos (en España también tenemos algunos, con amplias ventas), llenos de
extraterrestres y de fantásticas peripecias que se habrían filtrado desde el
ultrasecreto mundo de los hombres de negro y de las agencias gubernamentales
encargadas de la vigilancia “extraterrestre”.
Numerosas escenas de la película se desarrollan en las
instalaciones de una hipotética agencia encargada de ocultar al paisano normal
-e incluso a las propias autoridades gubernamentales- la convivencia de los
extraterrestres en nuestro mundo y de sus posibles desmanes. ¿Realmente creen
los lectores que un gobierno sería capaz de ocultar actividades de este tipo
ante los medios de comunicación y la opinión pública? Si en el caso de uno de
los proyectos científicos en torno a los cuales hubo mayor secretismo, la
fabricación de la bomba atómica en la base de Los Álamos, Nuevo México, hubo
filtraciones, ¡qué no habría habido en 50 años de platillos volantes! Lo más
lógico es pensar que se trata simplemente de una leyenda creada por los propios
interesados y creyentes en los ovnis para sustentar sus creencias y “dar algún
sentido” a la inhibición tradicional de los gobiernos en este tema, salvo
ocasiones puntuales. Las implicaciones gubernamentales, antes bien, han tenido
su origen en las denuncias de civiles y ante en clima de expectación social
creado ante las supuestas observaciones de objetos voladores que podrían estar
violando el espacio aéreo correspondiente; quizá se tratara de naves, pero muy
terrestres al fin y al cabo...
La leyenda de los hombres de negro va unida al cover-up, el supuesto encubrimiento de
los gobiernos mundiales, en particular el de los USA, de toda aquella
información relevante en torno a los platillos volantes. El máximo ejemplo es
el episodio de Roswell, en julio de 1947, en el que algunos siguen viendo la
ocultación del accidente de un PV con marcianos dentro (¿recuerdan el montaje
comercial de la autopsia a un muñeco de látex en el verano del pasado año?)
aunque se tratara realmente de la caída de un globo de alta tecnología capaz de
detectar ondas sísmicas causadas por explosiones nucleares soviéticas. Cosas de
la naciente “guerra fría”.
Los hombres de negro formarían la vanguardia de la
labor de ocultación. Según el ya viejo rumor -es obvio que jamás se ha podido
obtener una sola prueba que demuestre su existencia- se trata de agentes del
gobierno o de alguna agencia que se dedican a silenciar y amenazar a testigos
de observaciones ovni. Se presentan vestidos con trajes oscuros o negros,
conduciendo lujosos automóviles y poseen inquietantes. Conminan a los
sorprendidos testigos a que no divulguen su experiencia o hacen desaparecer a
quien ha estado un tiempo investigando el tema ovni. Solían aparecer justo en
el momento en que algún “ufólogo” se aprestaba a dar a conocer públicamente
algún secreto que había descubierto. ¡Lástima! Los ufólogos no han sido nunca
lo suficientemente inteligentes como para no divulgar previamente lo que decían
conocer. Sencillo trabajo para los hombres de negro, ¿no creen?
*****************
Finalicé este comentario recomendando los títulos de
dos referencias bibliográficas en las que el tema se trata seriamente, desde
dos puntos de vista:
Veredicto OVNI. Examen de
la evidencia. Robert
Sheaffer, Ed. Tikal, Gerona, 1994, pp. 219-232. Sheaffer escribe
una breve historia en este capítulo de ese club de pillos que fue el
International Flying Saucer Bureau, del que formaban parte Albert K. Bender y
Gray Barker, autor del libro They Knew
Too Much About Flying Saucers. Fueron los creadores de la leyenda, luego
asentada en Ovnilandia como un refuerzo clásico para los adeptos.
Visiones, apariciones,
visitantes del espacio.
Hilary Evans, Ed. Kier, Argentina, 1989, pp. 132-142. Consiste este capítulo en
una sabrosa revisión de la leyenda meninblackista
desde el punto de vista de un folclorista.
No se centra en el origen de la leyenda, ni siquiera se cita Albert Bender ni a
Gray Barker, sino que lo hace en las percepciones de los testigos que “vieron”
a esos individuos anómalos vestidos de negro con camisa blanca, en sus puntos
en común, en la ‘estereotipización’ de las visiones a partir de clichés
culturales sobre el proceder de los gobiernos, los agentes secretos, las
películas de suspense y el por entonces naciente -pero ya diverso- folclore de
los platillos volantes.
sábado, febrero 14, 2015
Adamski, contacto con Venus
Publicado hoy en el suplemento de divulgación científica Principia, de Diario de Avisos (Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, España).
Próximamente en este enlace.
martes, febrero 10, 2015
UFOs 1947-1997 Fifty Years of Flying Saucers
Con motivo del quincuagésimo aniversario
de la era moderna de la ufología (¿acaso hay otra?) se publicó en 1997 en Gran Bretaña
una obra colectiva sobre el fenómeno ovni en la que participaron algunos de los
más destacados investigadores mundiales. Su título en castellano es “Ovnis
1947-1997: cincuenta años de platillos volantes”, y sus editores fueron el folclorista
Hilary Evans (ya fallecido) y el ufólogo Dennis Stacy.
La obra está dividida en secciones cronológicamente ordenadas por décadas en las que los autores se ocupan de los principales aspectos de la mitología de los ovnis. Destacan los artículos siguientes: What Happened on June 24, 1947 (Qué ocurrió el 24 de junio de 1947), relato original de Kenneth Arnold sobre su observación, que sirvió de detonante para toda esta historia. Adamsky and His Believers: A Reminiscence (Adamsky y sus creyentes: una evocación), por el ufólogo belga Mark Hallet, en donde se ocupa de este famoso contactado. Days in the Life. Diaries Entry from May 15 to July 26, 1966 (Algunos días de una vida: anotaciones en mi diario entre el 15 de mayo y el 26 de julio de 1966), por el conocido ufólogo Jacques Vallée. Project Blue Book´s Last Years (Los últimos años del proyecto “Libro azul”), por Héctor J. Quintanilla. The Belgian 1989-1990 UFO Wave (La oleada belga de 1989-1990), por Win van Utrecht, y varios más en los que se analizan destacados ejemplos de la casuística mundial y otros aspectos de la ufología.
El
único investigador español que contribuyó con un artículo a esta obra fue Vicente-Juan
Ballester Olmos, que en un artículo titulado Desclassification! Military UFO Records Released: The Spanish
Experience (Desclasificación. Informes ovni militares liberados: la
experiencia española) se ocupa de trazar un bosquejo de su implicación en el
proceso de desclasificación, incluyendo diversos ejemplos, entre ellos varias
observaciones ovni canarias.
Finaliza
la obra uno de los editores, Hilary Evans, que en un extenso ensayo encuadra
históricamente el mito ufológico, compuesto por diversos sub-mitos:
contactados, abducidos, secretismo oficial, etc., reseñando sus principales características.
Concluí
mi comentario informativo sobre esta obra en 1997 con el deseo de que esta obra
se viera traducida inmediatamente al castellano, para general conocimiento de
la comunidad de investigadores y de los estudiosos de las leyendas contemporáneas.
Tal deseo no se cumplió, por supuesto.
UFOs 1947-1997
Fifty Years of Flying Saucers
Hilary
Evans & Dennis Stacy (Eds.).
John
Brown Publishing Ltd., The Boathouse, Crabtree Lane, London SW6 6LU, 1997.
**********
También por entonces tomé
algunas notas del artículo de Hallet sobre Adamski. Fueron éstas:
De todas sus
historias [de Adamski], había una especialmente exitosa entre sus seguidores.
Muchos de los hermanos del espacio vivían actualmente en la Tierra, donde
tenían que cumplir misiones de todo tipo. Por ello, para los creyentes de Adamski,
siempre existía la posibilidad de poder encontrarse cara a cara con un hermano
o hermana del espacio. En Adamski encontramos el patrón inicial del contactado;
después de él los nuevos embaucadores que han ido surgiendo no han contado más
que variaciones sobre las historias de Adamski, que prácticamente agotó el mito
con su calenturienta imaginación. Adamski llegaba a advertir a sus seguidores
que estuviesen atentos, porque muchos contactados eran unos chiflados y sólo
escribían sus historias para ganar dinero. Parece que el charlatán de los
venusinos quería eliminar la competencia. Hallet cuenta algunas anécdotas en
las que Adamski reaccionaba violentamente cuando se enteraba de que alguien
decía estar en contacto con los “hermanos del espacio”: “¡Me han robado mi
idea!”, llegó a decir en cierta ocasión, al mismo tiempo que convencía a sus
incondicionales de que esos seres que habían contactado a otros eran demoníacos
y venían a destruir el mundo.
Algunos de los
amigos de Adamski eran inteligentes mentirosos que decían estar en contacto con
los seres espaciales sólo para ganar dinero y ser apreciados por los ingenuos
seguidores. Otros se engañaban a sí mismos y se convertían en víctimas de estos
charlatanes. Algunas mujeres ingenuas recibían a hombres en sus casas porque
les decían que eran venusinos, entregándoles dinero porque acababan de llegar
de Venus y no tenían recursos económicos... También se intercambiaban energías
a través del acto sexual entre jóvenes “venusinos” y mujeres terrestres...
Y concluye
Hallet: “El sexo sirve para mantener la lealtad de las jóvenes adeptas por
parte del líder de la secta. Adamski fue una excepción. Sin embargo, su
fascinación personal constituía un tipo de lazo amoroso con el cual cautivaba y
provocaba admiración, docilidad y obediencia. Estoy seguro de que si hubiese
querido muchas mujeres se habrían rendido felizmente entre sus brazos. Pero
incluso aunque hubiese estado casado, Adamski parecía preferir jóvenes
muchachos adolescentes; quizá por ello describió al venusino que habría
encontrado en el desierto como un joven hombre muy bello; quizá también por
ello sus encuentros con “extraterrestres” sólo tenían lugar en hoteles y no
deseaba dinero de ellos después de esos encuentros”.
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