El martes 13 de diciembre el programa Enfoque de la segunda cadena de Televisión Española emitió un interesante debate sobre las medicinas alternativas, y, en particular, sobre el camelo homeopático. Había tres defensores de la medicina alternativa y tres críticos de esta moda social. Entre tanta basura paranormalófila un poco de cultura no viene mal a la audiencia... A pesar de que no lo vi en su integridad -por Cuatro estaban echando Roma- cogí el hilo de algunas cosas. Javier Armentia expuso las inexistentes bases científicas de lo alternativo, mientras que un médico colegiado situado enfrente se dedicó a repetir compulsivamente la necesidad de regulación de las prácticas médicas alternativas. Como un gran número de personas usa esos "remedios" lo mejor es legalizarlo, y ganar pasta como Dios manda, no sumergidamente. El homeópata andaba un poco irritado con las críticas. Y Sánchez Dragó iba vestido de algo raro, como últimamente, y lo que decía era exótico, una mezcla de las ideas de pacotilla de Paulo Coelho, Deepak Chopra, y Benítez, el de los platillos volantes. A su bola, y que el herpes labial sólo se cura con homeopatía. Me imagino a los virus del citado herpes luchando a trocito de ADN partido (ya que brazos no tienen) contra la "memoria" del agua... Épico, ¿no creen?
Sánchez Dragó repitió el argumento de la antigüedad para justificar estas prácticas. Parece que por el hecho de que las cosas sean viejas funcionan más y mejor (no es el momento de hacer bromas). Además el argumento es falso, como saben los astrólogos. Lo interesante es que, de pasada, citó que en el siglo XX en algunos países como Alemania también se usaba la homeopatía, y que estaba reconocida oficialmente. Sí, supongo que se estaría refiriendo a la Alemania nacionalsocialista. Como recoge Rosa Sala Rose en su estupendo Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo (voz Paracelso):
En 1934 se inauguró en Dresde el Hospital Rudolf Hess, el primer hospital enteramente dedicado a la práctica de las terapias alternativas que se conoce, en el que el naturismo se complementaba con la hidroterapia, la talasoterapia, la homeopatía, el vegetarianismo, el nudismo, entre otros. En él se trató de trazar un puente entre la medicina ortodoxa y la alternativa invitando a los médicos a venerar las fuerzas curativas presentes en la naturaleza -en palabras del responsable de medicina del Reich- y a reducir el empleo de medicamentos.
No es la única semejanza existente entre el magma contemporáneo de lo oculto, lo alternativo y lo esotérico y la cosmovisión nacionalsocialista. Al margen de factores ideológicos más concretos, hay que señalar la sobrevaloración nazi de lo natural frente a lo artificial y tecnológico, de lo intuido frente a lo pensado racionalmente, y de la emotividad primordial frente al intelectualismo burgués, en este caso el de los médicos, gremio en el que, como señala Rosa Sala, abundaban los judíos de carácter liberal en la Alemania de entreguerras. Por supuesto, no quiero decir que los promotores contemporáneos de las especulaciones ocultistas se identifiquen con la ideología del Tercer Reich -aunque hay excepciones-, sino que ambos beben en fuentes similares en una medida que está por valorar adecuadamente.
El inspirador de esta constelación de ideas médicas alternativas, tanto para el régimen hitleriano como para los heterodoxos previos y posteriores es, entre otros, Aureolus Philipus Theophrastus Bombastus von Hohenheim, más conocido por Paracelso, y que, como se podrán imaginar, no era una versión paranormalista de Celso, el autor de la diatriba del siglo II Discurso verdadero contra los cristianos, sino un médico alemán renacentista, imbuido a partes más o menos iguales de simbolismo mágico-esotérico neoplatónico y de la ciencia, en cuanto crítica de una tradición heredada, que por entonces empezaba a adquirir la forma que siglos después la llevaría al éxito explicativo del mundo. Ferviente partidario de la naturopatía, herborizaba con frecuencia y tomaba nota de los remedios médicos tradicionales que se encontraba en las zonas rurales de su patria y en sus correrías por el resto de Europa, algo que los niños de Adolf harían con fruición cuatro siglos más tarde.
Paracelso
Como indica Javier Puerto en su muy recomendable biografía de este médico alquimista (Paracelso. El hombre en llamas. Nivola Ediciones, Madrid, 2001), su método de conocimiento era la unión íntima de nuestro intelecto superior con la esencia o núcleo espiritual de todas las cosas, realización cognitiva total posible gracias a una de las creencias fundamentales de todo el esoterismo y de no pocas especulaciones contemporáneas como las sincronicidades y las causalidades ocultas: la doctrina de las correspondencias entre el macrocosmos y el microcosmos. ¿Les suena? A muchos alternativos actuales debe darles la impresión de que sus "vanguardistas" creencias están basadas en descubrimientos de la noche pasada. Que se vayan desengañando.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
martes, diciembre 20, 2005
domingo, diciembre 11, 2005
... ¡Y también se apareció en China!
Es que la magia es así... Sólo faltó que alguna niña, o algún tipo disfrazado de extraterrestre, se extasiara ante su aparición, cosa phenomenalmente cursi si lo meten en un documental credulón, aunque ese es el forraje que la gente consume cuando le hablan de enigmas de la ciencia. Sí, tan así son la magia y los enigmas de pacotilla que los ovnis más supercalifragilísticos no se contentan con dejarse ver sólo una vez, sino que les gusta pasearse y mostrarse de vez en cuando por ahí para que a los hinbestigadores se les abran las carnes y corran alegres tras el misterio. Aquí tenemos otra vez al protagonista de la mayor observación de cosa rara desde Canarias, hermano gemelo del 5/3/79, que contribuyó, con el apoyo de algún magufo local, a fomentar la leyenda ufológica de estas islas.
En esta ocasión el "ovni de Canarias" se dejó ver el 28 de agosto de 1988 desde Qiqihar, en la región china de Manchuria, cerca de la frontera con Mongolia y Rusia. En principio se pensó que podía tratarse de un lanzamiento de esta última nacionalidad, aunque, según Joan Plana, las bases de lanzamientos rusos quedan lejos de Mongolia, así que pudo tratarse de un disparo desde el cercano centro Viento del Este (Jiayuguan), de la República Popular de China, en los confines del desierto de Gobi y cerca de la población de Shuang-ch´eng-tzu (40º25'N, 99º50'E), situada en la Mongolia interior. El centro está aproximadamente en las coordenadas 41º20'N, 100º20'E.
Por otro lado, Vicente Juan Ballester Olmos recogió la opinión del Dr. Sergey Chernouss, de la Academia de Ciencias de Rusia, para quien, a la vista de las fotos (localizadas por un ufólogo taiwanés), se trató de un fenómeno de resonancia o dispersión de la luz solar sobre productos de expulsión procedentes de las toberas de los cohetes balísticos. ¿Ven ahora, amigos, por qué digo que el "ovni de Canarias" también se apareció en China en 1988? Claro, creo que lo van entendiendo: una prueba balística en el crepúsculo que emite gases de combustión a gran temperatura que se expanden enormemente a pesar de las bajas temperaturas a decenas de kilómetros de altura; reflejo de la luz solar en esos productos (lo que da origen a majestuosos espectáculos celestes en particular en zonas donde el Sol ya se ha puesto; miles de testigos en un radio de centenares de kilómetros; interpretaciones sui géneris en algunos casos, con toda probabilidad, como en el episodio canario: "se paró un momento", "giró sobre sí mismo", "hizo un estático", "se aproximó hasta pocos kilómetros de donde estaba", "se movieron las ramas de un árbol", "estaba a 400 metros de donde me encontraba", "el perrito caliente que me estaba comiendo cambió de sabor", "se me partió una uña de la emoción", etc., y otros posibles testimonios respetables pero inútiles para descubrir la clave del fenómeno. Y no vale la pena comentar el estúpido argumento del prestigio de los testigos -cuestionado, al parecer, por los escépticos en las calenturientas, desquiciadas y malintencionadas imaginaciones de los adalides del misterio-, como si aquél se viese debilitado per se por la limitada capacidad de percepción e interpretación visual de los seres humanos. "Razonamientos" magufos para mantener el castillo de naipes de la ufología más rancia y tonta...
¡Precisamente lo extraño sería que nadie hubiese ofrecido interpretaciones insólitas de lo que se pudo observar, ya que, entre miles de testigos potenciales o reales, el 100% no se atendrá con cierta fidelidad a lo ocurrido! (y estas versiones distorsionadas son las que luego han sido esgrimidas por los ignorantes a la fuerza como pruebas de "extrañeza"). Es como si a los veinte testigos del hipotético robo a un banco les pidiésemos absoluta precisión en sus versiones a lo que vieron y sufrieron; ¡es imposible! Además, ahí tenemos las asépticas y objetivas fotografías, dolor de muelas para el maguferío, en las que el fenómeno quedó retratado como lo que fue. ¿Quién es más fiable: el paisano que tiene bastante con ver en qué dirección apunta el arma del asaltante de la sucursal en la que se encuentra o la cámara de seguridad que ha captado toda la escena del delito?
¿Quieren que lo explique de nuevo, en particular para los duros de mollera, los magufos indignados y los eternos adolescentes ocultistas? Si quieren lo explico 4.400 veces... que debo ir por 1.700. Abran su mente.
Tengo más ejemplos; y es que no es la última vez que el "ovni de Canarias" se dejó ver por esos mundos mágicos y alternativos, para diversión de los críticos. No se vayan, que aún hay más...
Veamos la secuencia tomada desde Qiqihar:
El trazo inicial del cohete, idéntido al observado desde Canarias.
En dos palabras: aco jonante...
La estela, bastante expandida, toma la forma de un huso desde el lugar en el que se encontraba el fotógrafo. Véase a la inquierda y abajo el típico zig zag de los gases antes de comenzar a expandirse a mayor altura, como en otras series fotográficas de lanzamientos balísticos
Toma proporciones gigantescas...
Sigue hinchándose la cosa (aquí es cuando al 0,02% de los testigos le cambió su vida pa' los restos)
De tan hinchado, empieza a diluirse
Se va el caimán...
¡Hasta la próxima!
En esta ocasión el "ovni de Canarias" se dejó ver el 28 de agosto de 1988 desde Qiqihar, en la región china de Manchuria, cerca de la frontera con Mongolia y Rusia. En principio se pensó que podía tratarse de un lanzamiento de esta última nacionalidad, aunque, según Joan Plana, las bases de lanzamientos rusos quedan lejos de Mongolia, así que pudo tratarse de un disparo desde el cercano centro Viento del Este (Jiayuguan), de la República Popular de China, en los confines del desierto de Gobi y cerca de la población de Shuang-ch´eng-tzu (40º25'N, 99º50'E), situada en la Mongolia interior. El centro está aproximadamente en las coordenadas 41º20'N, 100º20'E.
Por otro lado, Vicente Juan Ballester Olmos recogió la opinión del Dr. Sergey Chernouss, de la Academia de Ciencias de Rusia, para quien, a la vista de las fotos (localizadas por un ufólogo taiwanés), se trató de un fenómeno de resonancia o dispersión de la luz solar sobre productos de expulsión procedentes de las toberas de los cohetes balísticos. ¿Ven ahora, amigos, por qué digo que el "ovni de Canarias" también se apareció en China en 1988? Claro, creo que lo van entendiendo: una prueba balística en el crepúsculo que emite gases de combustión a gran temperatura que se expanden enormemente a pesar de las bajas temperaturas a decenas de kilómetros de altura; reflejo de la luz solar en esos productos (lo que da origen a majestuosos espectáculos celestes en particular en zonas donde el Sol ya se ha puesto; miles de testigos en un radio de centenares de kilómetros; interpretaciones sui géneris en algunos casos, con toda probabilidad, como en el episodio canario: "se paró un momento", "giró sobre sí mismo", "hizo un estático", "se aproximó hasta pocos kilómetros de donde estaba", "se movieron las ramas de un árbol", "estaba a 400 metros de donde me encontraba", "el perrito caliente que me estaba comiendo cambió de sabor", "se me partió una uña de la emoción", etc., y otros posibles testimonios respetables pero inútiles para descubrir la clave del fenómeno. Y no vale la pena comentar el estúpido argumento del prestigio de los testigos -cuestionado, al parecer, por los escépticos en las calenturientas, desquiciadas y malintencionadas imaginaciones de los adalides del misterio-, como si aquél se viese debilitado per se por la limitada capacidad de percepción e interpretación visual de los seres humanos. "Razonamientos" magufos para mantener el castillo de naipes de la ufología más rancia y tonta...
¡Precisamente lo extraño sería que nadie hubiese ofrecido interpretaciones insólitas de lo que se pudo observar, ya que, entre miles de testigos potenciales o reales, el 100% no se atendrá con cierta fidelidad a lo ocurrido! (y estas versiones distorsionadas son las que luego han sido esgrimidas por los ignorantes a la fuerza como pruebas de "extrañeza"). Es como si a los veinte testigos del hipotético robo a un banco les pidiésemos absoluta precisión en sus versiones a lo que vieron y sufrieron; ¡es imposible! Además, ahí tenemos las asépticas y objetivas fotografías, dolor de muelas para el maguferío, en las que el fenómeno quedó retratado como lo que fue. ¿Quién es más fiable: el paisano que tiene bastante con ver en qué dirección apunta el arma del asaltante de la sucursal en la que se encuentra o la cámara de seguridad que ha captado toda la escena del delito?
¿Quieren que lo explique de nuevo, en particular para los duros de mollera, los magufos indignados y los eternos adolescentes ocultistas? Si quieren lo explico 4.400 veces... que debo ir por 1.700. Abran su mente.
Tengo más ejemplos; y es que no es la última vez que el "ovni de Canarias" se dejó ver por esos mundos mágicos y alternativos, para diversión de los críticos. No se vayan, que aún hay más...
Veamos la secuencia tomada desde Qiqihar:
El trazo inicial del cohete, idéntido al observado desde Canarias.
En dos palabras: aco jonante...
La estela, bastante expandida, toma la forma de un huso desde el lugar en el que se encontraba el fotógrafo. Véase a la inquierda y abajo el típico zig zag de los gases antes de comenzar a expandirse a mayor altura, como en otras series fotográficas de lanzamientos balísticos
Toma proporciones gigantescas...
Sigue hinchándose la cosa (aquí es cuando al 0,02% de los testigos le cambió su vida pa' los restos)
De tan hinchado, empieza a diluirse
Se va el caimán...
¡Hasta la próxima!
domingo, diciembre 04, 2005
TNTijeretazo
En ocasiones he dicho que no me gusta la expresión para-anormales para referirse a los creyentes en los fenómenos "paranormales", es decir, lo que los medios de comunicación divulgan como "paranormal". Por supuesto, habría que aportar una definición positiva, completa y nítida de lo "paranormal", cosa que nadie ha hecho ni, sorprendentemente, se ha preocupado o interesado en hacer, lo cual nos lleva a pensar que se trata de un mundo de sobreentendidos, de creencias íntimas que se manifiestan en el exterior como rumores, leyendas, tradiciones, historias populares y otras zarandajas verbales para referirse a la nada.
A pesar de que, como digo, no me agrada esa expresión, aun pretendiendo ser irónica o burlesca (porque lo paranormal no es, en general, para anormales; lo paranormal tiene una lógica interna -torpe, consentida e irracional, pero lógica-, al margen de que en este campo haya habido una proporción de chiflados superior a la de otros), no me queda más remedio que aplicarla al espectáculo televisivo del pasado lunes en esa mierda llamada TNT. Esa noche teníamos un pequeño huracán sobre Canarias, así que el fluido eléctrico desapareció a las primeras de cambio y, afortunadamente, no se pudo contemplar el citado circo. Por lo que me han contado y he leído, hizo época. Quizá la mejor descripción del comportamiento de los defensores de la estupidez belmeziana fue la de Mauricio José Schwarz: dos señoras histéricas y gritonas que abogaban por el misterio de Bélmez: su alcaldesa y Pedro Amorós. Con eso está dicho todo. Un espectáculo valorado en 10 céntimos de euro; y es mucho.
Lo peor fue la manipulación de las palabras de Fernando Frías, presidente del Círculo Escéptico (en cuya web pueden leer una carta dirigida a los responsables del amaño), uno de los mejores conocedores de la historia de las caras y los caras. En su blog tienen acceso al fragmento emitido y a la entrevista completa que la productora grabó, escenario a su vez videograbado por un cámara amigo de Yamato. Me imagino a los cantamañanas seiperos asesorando a los técnicos: corta aquí, eso no lo pongas..., tijera en mano, como expertos censores que son. También Gerardo García-Trío se hace eco del TNTijeretazo.
Javier Armentia comenta hoy mismo, con cierto detalle, el procedimiento y los criterios televisivos a la hora de cortar por aquí y recomponer por allá entrevistas, y que no deberíamos sorprendernos por este proceder de un programa como TNT. No, nos sorprendemos; pero hay que reconocer que el nivel de cutrerío, casposidad, frikismo y chulería censora del maguferío patrio alcanza cotas a veces difíciles de imaginar. Parece que esto se está volviendo normal, y pedirle un poco de sentido común y decencia a un programa como TNT es pedirle peras a un olmo. En cierto sentido es natural, como comentaba el otro día Manolo "elmas" que esta gente esté recluida en la televisión y en este tipo de programas; ese es el lugar del paranormalerío salsarosista y así hay menos probabilidades de que los confundan con gente respetable.
Y no quiero olvidarme del recordatorio que hace Luis Alfonso Gámez en su blog de la histórica labor copy and paste de míster chaleco multibolsillos. Esto es muy de agradecer porque algún navegante de Internet medio despistado, probablemente algún joven lector de sus novelas (¿ha escrito algo que no sean novelas?), empezará a desconfiar de la literatura barata presentada como labor científica. El siguiente paso es empezar a descojonarse de quienes venden las motos de la "cara" de Marte y la no llegada del hombre a la Luna, y de quienes se dedican a jugar con la historia y la arqueología con proverbial desvergüenza. Esto es todo, amiguitos; no olviden supervitaminarse, supermineralizarse y prevenir enfermedades intelectualmente alternativas. Voy a ver con qué ikerizaciones phenoménicas nos regalan esta noche nuestros queridos medios televisivos. Besitos.
A pesar de que, como digo, no me agrada esa expresión, aun pretendiendo ser irónica o burlesca (porque lo paranormal no es, en general, para anormales; lo paranormal tiene una lógica interna -torpe, consentida e irracional, pero lógica-, al margen de que en este campo haya habido una proporción de chiflados superior a la de otros), no me queda más remedio que aplicarla al espectáculo televisivo del pasado lunes en esa mierda llamada TNT. Esa noche teníamos un pequeño huracán sobre Canarias, así que el fluido eléctrico desapareció a las primeras de cambio y, afortunadamente, no se pudo contemplar el citado circo. Por lo que me han contado y he leído, hizo época. Quizá la mejor descripción del comportamiento de los defensores de la estupidez belmeziana fue la de Mauricio José Schwarz: dos señoras histéricas y gritonas que abogaban por el misterio de Bélmez: su alcaldesa y Pedro Amorós. Con eso está dicho todo. Un espectáculo valorado en 10 céntimos de euro; y es mucho.
Lo peor fue la manipulación de las palabras de Fernando Frías, presidente del Círculo Escéptico (en cuya web pueden leer una carta dirigida a los responsables del amaño), uno de los mejores conocedores de la historia de las caras y los caras. En su blog tienen acceso al fragmento emitido y a la entrevista completa que la productora grabó, escenario a su vez videograbado por un cámara amigo de Yamato. Me imagino a los cantamañanas seiperos asesorando a los técnicos: corta aquí, eso no lo pongas..., tijera en mano, como expertos censores que son. También Gerardo García-Trío se hace eco del TNTijeretazo.
Javier Armentia comenta hoy mismo, con cierto detalle, el procedimiento y los criterios televisivos a la hora de cortar por aquí y recomponer por allá entrevistas, y que no deberíamos sorprendernos por este proceder de un programa como TNT. No, nos sorprendemos; pero hay que reconocer que el nivel de cutrerío, casposidad, frikismo y chulería censora del maguferío patrio alcanza cotas a veces difíciles de imaginar. Parece que esto se está volviendo normal, y pedirle un poco de sentido común y decencia a un programa como TNT es pedirle peras a un olmo. En cierto sentido es natural, como comentaba el otro día Manolo "elmas" que esta gente esté recluida en la televisión y en este tipo de programas; ese es el lugar del paranormalerío salsarosista y así hay menos probabilidades de que los confundan con gente respetable.
Y no quiero olvidarme del recordatorio que hace Luis Alfonso Gámez en su blog de la histórica labor copy and paste de míster chaleco multibolsillos. Esto es muy de agradecer porque algún navegante de Internet medio despistado, probablemente algún joven lector de sus novelas (¿ha escrito algo que no sean novelas?), empezará a desconfiar de la literatura barata presentada como labor científica. El siguiente paso es empezar a descojonarse de quienes venden las motos de la "cara" de Marte y la no llegada del hombre a la Luna, y de quienes se dedican a jugar con la historia y la arqueología con proverbial desvergüenza. Esto es todo, amiguitos; no olviden supervitaminarse, supermineralizarse y prevenir enfermedades intelectualmente alternativas. Voy a ver con qué ikerizaciones phenoménicas nos regalan esta noche nuestros queridos medios televisivos. Besitos.
viernes, noviembre 25, 2005
II Curso Interdisciplinar 'Astrobiología: del mito a la ciencia'
Del próximo lunes 28 al 2 de diciembre tendrá lugar la segunda edición del curso Astrobiología: del mito a la ciencia en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna (Tenerife), cuya coordinación corre a mi cargo, al igual que en su primera edición en noviembre de 2003.
Copio a continuación la entradilla del tríptico, cuya impresión fue posible gracias a la aportación del Aula Cultural de Divulgación Científica de la Universidad de La Laguna. Todas las conferencias tendrán lugar a las 19:30 horas y es convalidable por un crédito (10 horas).
********************
Aunque su origen puede rastrearse a lo largo del siglo XX, es en la década de los noventa del mismo cuando la Astrobiología adquirió notoria presencia en los medios académicos y en los de comunicación social. Su objeto de estudio es la posibilidad de la existencia de vida en el universo, lo que la convierte en una de las ciencias más atractivas para el público interesado en los enigmas científicos.
Constantemente los medios de comunicación se hacen eco de los últimos hallazgos e indicios de todo lo relativo a la vida, siquiera elemental, fuera de la Tierra, uno de los más fascinantes descubrimientos de la historia de la humanidad si llegara a producirse. Este ciclo de conferencias abordará la confirmada existencia de planetas más allá de nuestro sistema solar, las condiciones necesarias para su habitabilidad, la búsqueda de entidades inteligentes en el universo, el milenario debate sobre la pluralidad de seres en el cosmos y la creencia contemporánea en los extraterrestres y, por último, la amplia presencia de alienígenas en la cinematografía.
Deseamos que la II edición de este Curso de carácter divulgativo, que proporcionará información contrastada sobre algunos de los más destacados aspectos de esta ciencia multidisciplinar, despierte el interés del público tinerfeño que quiera acercarse al Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna para formarse una opinión crítica de todos ellos.
********************
Lunes 28 de noviembre
Roi Alonso Sobrino
Doctorando Instituto del Astrofísica de Canarias
La búsqueda de exoplanetas: métodos, resultados y expectativas
Martes 29 de noviembre
Manuel Vázquez Abeledo
Instituto de Astrofísica de Canarias
Condiciones de habitabilidad de los sistemas planetarios
Miércoles 30 de noviembre
César Esteban López
Instituto de Astrofísica de Canarias y Universidad de La Laguna
¿Dónde están? La búsqueda de seres inteligentes en el universo y la paradoja de Fermi
Jueves 1 de diciembre
Ricardo Campo Pérez
Facultad de Filosofía, Universidad de La Laguna
Extraterrestres: de los antiguos griegos a los “platillos volantes”. La idea de pluralidad de mundos habitados
Viernes 2 de diciembre
Héctor Castañeda Fernández
Instituto de Astrofísica de Canarias
Los alienígenas en la ciencia ficción
El Curso cuenta, como es lógico, con la colaboración del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna (Tenerife)
y del Aula Cultural de Divulgación Científica de la Universidad de La Laguna.
Me he reservado la penúltima charla para, entre otras cosas, ofrecer a los alumnos una visión escéptica del mito de los platillos volantes. Muy probablemente incidiré en los diversos aspectos del testimonio humano, auténticos pies de barro de la creencia platillista.
Copio a continuación la entradilla del tríptico, cuya impresión fue posible gracias a la aportación del Aula Cultural de Divulgación Científica de la Universidad de La Laguna. Todas las conferencias tendrán lugar a las 19:30 horas y es convalidable por un crédito (10 horas).
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Aunque su origen puede rastrearse a lo largo del siglo XX, es en la década de los noventa del mismo cuando la Astrobiología adquirió notoria presencia en los medios académicos y en los de comunicación social. Su objeto de estudio es la posibilidad de la existencia de vida en el universo, lo que la convierte en una de las ciencias más atractivas para el público interesado en los enigmas científicos.
Constantemente los medios de comunicación se hacen eco de los últimos hallazgos e indicios de todo lo relativo a la vida, siquiera elemental, fuera de la Tierra, uno de los más fascinantes descubrimientos de la historia de la humanidad si llegara a producirse. Este ciclo de conferencias abordará la confirmada existencia de planetas más allá de nuestro sistema solar, las condiciones necesarias para su habitabilidad, la búsqueda de entidades inteligentes en el universo, el milenario debate sobre la pluralidad de seres en el cosmos y la creencia contemporánea en los extraterrestres y, por último, la amplia presencia de alienígenas en la cinematografía.
Deseamos que la II edición de este Curso de carácter divulgativo, que proporcionará información contrastada sobre algunos de los más destacados aspectos de esta ciencia multidisciplinar, despierte el interés del público tinerfeño que quiera acercarse al Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna para formarse una opinión crítica de todos ellos.
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Lunes 28 de noviembre
Roi Alonso Sobrino
Doctorando Instituto del Astrofísica de Canarias
La búsqueda de exoplanetas: métodos, resultados y expectativas
Martes 29 de noviembre
Manuel Vázquez Abeledo
Instituto de Astrofísica de Canarias
Condiciones de habitabilidad de los sistemas planetarios
Miércoles 30 de noviembre
César Esteban López
Instituto de Astrofísica de Canarias y Universidad de La Laguna
¿Dónde están? La búsqueda de seres inteligentes en el universo y la paradoja de Fermi
Jueves 1 de diciembre
Ricardo Campo Pérez
Facultad de Filosofía, Universidad de La Laguna
Extraterrestres: de los antiguos griegos a los “platillos volantes”. La idea de pluralidad de mundos habitados
Viernes 2 de diciembre
Héctor Castañeda Fernández
Instituto de Astrofísica de Canarias
Los alienígenas en la ciencia ficción
El Curso cuenta, como es lógico, con la colaboración del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna (Tenerife)
y del Aula Cultural de Divulgación Científica de la Universidad de La Laguna.
Me he reservado la penúltima charla para, entre otras cosas, ofrecer a los alumnos una visión escéptica del mito de los platillos volantes. Muy probablemente incidiré en los diversos aspectos del testimonio humano, auténticos pies de barro de la creencia platillista.
lunes, noviembre 21, 2005
Phenomenalmente fraudulento
La "suya", es decir, la Televisión Canaria (no digo la "nuestra" porque no considero mía a la citada) echa desde hace algunas semanas una producción sobre cosas raras que, supuestamente, han ocurrido en Canarias. Se llama Phenomena, y pretende inventar un término que es algo así como leyendas populares o fenómenos populares, incluyendo bajo esta etiqueta a los ovnis, con la aparente intención de dotar de respetabilidad a todas estas minucias (ya saben el prestigio que lo "popular" tiene hoy en día). Los dos últimos episodios han tratado de los ovnis en Canarias. ¿Creen que debería desmenuzar al minuto cada uno de estos programas, exceptuando las superfluas escenas en las que aparece gente triscando por la playa y en lugares energético-cosmo-telúrico-magufos como Las Cañadas del Teide a las que se le aparecen luces extrañas? Quizá lo haga más adelante. En la última escena de este tipo, que se come buena parte del programa, una pareja en un coche aparcado en la Punta del Hidalgo se ve sorprendida, como si a su pre-calentura fisiológica le hubiesen arrojado un cubo de agua fría, por una luz, especie de mirón con linterna ufológico. A las producciones televisivas les ha dado últimamente por meter niños y parejas retozando en los supuestos lugares de los hechos; a mí estas cosas me aburren bastante, sobre todo cuando la falta de ideas y de contenido se intentan disimular con paja con la pretensión de reconstruir un ambiente. Todavía me estoy riendo con la escena del ET (porque era eso, ¿no?) en la que le da un morreo a la piba que se ha quedado sola en el llano de Ucanca, o donde demonios se supusiese que estaba. Con esta tediosa y pastelosa escena se comieron los primeros siete u ocho minutos de los veinte que duraba el episodio. Si a eso, como en todos, unimos las escenas de gente paseando por la calle, las de playas al atardecer y otras florituras, el meollo del programa queda reducido a su mínima expresión: dos frases hechas, cuatro lugares comunes y otras tantas papanateces para las que existen las mismas pruebas que de la existencia del hombre del saco. Esta es la "gran producción" sobre enemas, perdón, enigmas canarios.
La serie no hay por donde cogerla. Es una pura divulgación de barbaridades, falacias, exageraciones y manipulaciones que un señor recientemente fallecido se dedicó a propalar en las últimas décadas. Con guiones pobrísimos, poca labor de documentación, con presentadores que se repiten, carentes de salsa retórica alguna (más allá de la que, por defecto, conlleva la divulgación de patrañas paranormalistas), la serie no aporta nada novedoso, no hace más que reproducir las estúpidas versiones de unos hechos exagerados por los medios. La "mente abierta" no da para otra cosa: repetir monolíticamente la misma cantilena en cada ocasión, tomarle el pelo al televidente y fomentar su ignorancia conscientemente. Pero eso es lo que desean los aficionados...
¿Y qué hay del fenómeno tratado en el último episodio, el 5/3/79? Lo de siempre, es decir, no se citó que en la prensa de la época ya se especuló con la posibilidad de que se hubiese tratado de un misil; ni de que ésta era la opinión del General Jefe del Mando Aéreo de Canarias; ni el ensayo de Manuel Borraz de 1992, ni los artículos que he publicado al respecto en diversos lugares (con acceso libre en Internet). Ni siquiera Alfonso Ferrer se atrevió a comentar sus entrevistas con alguno de los tripulantes de los submarinos que lanzaron los misiles Poseidon aquel atardecer canario a centenares de kilómetros al oeste de las islas y que reconocieron perfectamente las fotos del caso que le fueron mostradas. Se limitó a decir, como con cierta timidez, que la hipótesis más plausible es la de los misiles, al final del todo, después de que el programa falseara totalmente todo el asunto. Me temo que no va a ser la última vez. Es como lo de chupacabras de Taco en mayo de 1979 (un simple pufo mediático), episodio que no pude ver y del que Enrique Joven me aseguró que se parecía bien poco a lo que escribí en el último número de El Escéptico. Habría apostado por ello.
La serie no hay por donde cogerla. Es una pura divulgación de barbaridades, falacias, exageraciones y manipulaciones que un señor recientemente fallecido se dedicó a propalar en las últimas décadas. Con guiones pobrísimos, poca labor de documentación, con presentadores que se repiten, carentes de salsa retórica alguna (más allá de la que, por defecto, conlleva la divulgación de patrañas paranormalistas), la serie no aporta nada novedoso, no hace más que reproducir las estúpidas versiones de unos hechos exagerados por los medios. La "mente abierta" no da para otra cosa: repetir monolíticamente la misma cantilena en cada ocasión, tomarle el pelo al televidente y fomentar su ignorancia conscientemente. Pero eso es lo que desean los aficionados...
¿Y qué hay del fenómeno tratado en el último episodio, el 5/3/79? Lo de siempre, es decir, no se citó que en la prensa de la época ya se especuló con la posibilidad de que se hubiese tratado de un misil; ni de que ésta era la opinión del General Jefe del Mando Aéreo de Canarias; ni el ensayo de Manuel Borraz de 1992, ni los artículos que he publicado al respecto en diversos lugares (con acceso libre en Internet). Ni siquiera Alfonso Ferrer se atrevió a comentar sus entrevistas con alguno de los tripulantes de los submarinos que lanzaron los misiles Poseidon aquel atardecer canario a centenares de kilómetros al oeste de las islas y que reconocieron perfectamente las fotos del caso que le fueron mostradas. Se limitó a decir, como con cierta timidez, que la hipótesis más plausible es la de los misiles, al final del todo, después de que el programa falseara totalmente todo el asunto. Me temo que no va a ser la última vez. Es como lo de chupacabras de Taco en mayo de 1979 (un simple pufo mediático), episodio que no pude ver y del que Enrique Joven me aseguró que se parecía bien poco a lo que escribí en el último número de El Escéptico. Habría apostado por ello.
domingo, noviembre 13, 2005
Como un diario
El gato bien, gracias. En los huesos.
Aunque mi intención con este blog no ha sido nunca la de llevar un diario, las anotaciones que subo a continuación adquieren, en parte, esa forma. Este espacio es más bien, como ya se habrán dado cuenta nuestros magufos, magufitos y magufazos, un pequeño puesto de artillería antiaérea contra aviones charlatanescos. Me divierte esto. Para que me llamen grosero una vez más empiezo por mí.
El pasado sábado 5 publiqué en el suplemento de ciencia y cultura de La Opinión de Tenerife, un pequeño artículo de presentación del Círculo Escéptico. Lo pueden leer en este enlace.
Y ese mismo día me habían invitado a dar una charla en el Casino de La Laguna, dentro de un ciclo de divulgación astronómica, La noche de las estrellas. Más de cincuenta personas acudieron para escuchar a los tres conferenciantes, Ángel Rafael López, Juan Antonio Belmonte y el que escribe. Aproveché para revisar con rapidez parte de la historia de los seres del cosmos desde la antigüedad a nuestros días. El último tercio de la intervención lo dediqué a hablar del mito de los platillos volantes, por ser ésta la forma que toma la citada especulación en el siglo XX. Mi intención no fue otra que la de que los asistentes se fueran con otras ideas en su cabeza, con una visión crítica, mediante la cual no se les pretendía acariciar sus creencia previas (quien las tuviere) sino mostrarles las exigencias mínimas que deben tener en cuenta en el momento en que se les presente un desvergonzado con la intención de hablar de los "tipos de extraterrestres" que existen, de sus intenciones y de las "pruebas" que oculta un gobierno cualquiera.
Ya como espectador, el pasado viernes día 11 pude ver la aparición en la Televisión Canaria de Heide Fittkau-Garthe, la iluminada nuevaerista y amorosa líder de una mierda de grupúsculo en Santa Cruz de Tenerife que fue acusada de inducción al suicidio en enero de 1998 en Las Cañadas del Teide. Junto a ella y a las dos presentadoras, el periodista tinerfeño Antonio Herrero no se cortó un pelo a la hora de leer parte de los informes policiales de la época. Al parecer, además de la inducción al suicidio (causa sobreseída) para unirse con los seres del espacio, el amor, el desapego, su "grupo de investigación de poderes mentales" (sic), etc., también le daba al sexo colectivo, incluso con niños, y allí no podía follar nadie si ella no daba permiso. En un momento dado se escudó en que Antonio hablaba muy deprisa y no lo entendía bien. Tenía 58 millones de pesetas en una cuenta de una sucursal del Arafo (municipio del sur de Tenerife), donde tiene su casona, que al parecer había heredado de su padre. Según el comentario de las periodistas que condujeron la entrevista, el objeto de la presencia de la psicóloga alemana era hablar por última vez del motivo de su detención y, al parecer, explicar, se suponía, por qué todo habían sido falsas acusaciones. Herrero leyó cosas tremendas de los informes policiales, pero esta "sujeta", con una cara de cemento pocas veces vista, no rebatía ni una sóla de estas afirmaciones, y se limitaba a explicar sus payasadas amorosas de desapego, de búsqueda de la "energía de la paz" en Tenerife -zona propicia- en un ridículo acto de semi-transfiguración mística que provocaba la sonrisa irónica del periodista. Supongo que a Antonio, al igual que a muchos televidentes, lo que le apetecía era dar un puñetazo en la mesa por la actitud de la entrevistada, que daba la sensación de pensar que el resto del mundo es imbécil. Absolutamente impresionante y demencial. Muchos nos preguntamos por qué Canarias atrae a tantos enajenados y caraduras de la "magia", y por qué les cunden tanto sus estúpidas ideas. ¿Tendrá que ver con la soberana ignorancia? Es todo un Phenomeno, oiga.
Y, dentro de la nueva ¿televisión de calidad? tenemos a Milenio 4, que empieza hoy mismo. ¿Tendrá alguna relación el previo éxito radiofónico de Milenio 3 con el nivel educativo de España, tercero por la cola en Europa? ¿Por qué gusta tanto la basura? Quizá valdría la pena que los críticos, los escépticos, los interesados en que no les den gato por liebre, todos los que no se conforman con el pienso compuesto de pseudo misterios para televidentes rumiantes se preguntaran, de nuevo, por el regreso de estas supersticiones a los medios masivos de comunicación, después de que en los años setenta del pasado siglo Fernando Jiménez del Oso se dedicara a reinventar la realidad alumbrado por una bombilla de 40 watios. También me gustaría que alguien pensara sobre los criterios de los responsables de programación de canal Cuatro a la hora de dar el visto bueno al transplante de las paparruchas del programa de la SER a la parrilla del ex Plus. Me los imagino sentados, con traje y corbata (o en gayumbos, me da igual) sopesando pros y contras, evaluando la calidad, la capacidad formativa, la información contrastada, la racionalidad del programa, imbuidos todos por un sano afán educativo de la audiencia, responsabilizados por la posibilidad de formar opiniones más o menos rigurosas a través de la televisión, o de embrutecer y atontar al que la ve... ¿Qué deciden? Pues toma: Milenio 4. Cultura española. Es que me meo todo...
En el Círculo Escéptico hemos reunido un bonito dossier sobre las aventuras del presentador de Milenio 4, uno de los discípulos del fabricante de paradojas mayor del reino, Juan José Benítez. Véanlo en este enlace que Lola Cárdenas subió esta misma tarde, como aperitivo necesario para el visionado del programa.
Se trata, amiguitos, de ir madurando en esto de lo paranormal, de contrastar versiones, de darse cuenta de que lo que les han contado durante décadas no son más que versiones edulcoradas y viciadas, de que las "realidades alternativas" no son más que, hasta que se demuestre lo contrario, visiones ortodoxas y monolíticas del negocio industrial del misterio. Venga, que ustedes pueden.
Aunque mi intención con este blog no ha sido nunca la de llevar un diario, las anotaciones que subo a continuación adquieren, en parte, esa forma. Este espacio es más bien, como ya se habrán dado cuenta nuestros magufos, magufitos y magufazos, un pequeño puesto de artillería antiaérea contra aviones charlatanescos. Me divierte esto. Para que me llamen grosero una vez más empiezo por mí.
El pasado sábado 5 publiqué en el suplemento de ciencia y cultura de La Opinión de Tenerife, un pequeño artículo de presentación del Círculo Escéptico. Lo pueden leer en este enlace.
Y ese mismo día me habían invitado a dar una charla en el Casino de La Laguna, dentro de un ciclo de divulgación astronómica, La noche de las estrellas. Más de cincuenta personas acudieron para escuchar a los tres conferenciantes, Ángel Rafael López, Juan Antonio Belmonte y el que escribe. Aproveché para revisar con rapidez parte de la historia de los seres del cosmos desde la antigüedad a nuestros días. El último tercio de la intervención lo dediqué a hablar del mito de los platillos volantes, por ser ésta la forma que toma la citada especulación en el siglo XX. Mi intención no fue otra que la de que los asistentes se fueran con otras ideas en su cabeza, con una visión crítica, mediante la cual no se les pretendía acariciar sus creencia previas (quien las tuviere) sino mostrarles las exigencias mínimas que deben tener en cuenta en el momento en que se les presente un desvergonzado con la intención de hablar de los "tipos de extraterrestres" que existen, de sus intenciones y de las "pruebas" que oculta un gobierno cualquiera.
Ya como espectador, el pasado viernes día 11 pude ver la aparición en la Televisión Canaria de Heide Fittkau-Garthe, la iluminada nuevaerista y amorosa líder de una mierda de grupúsculo en Santa Cruz de Tenerife que fue acusada de inducción al suicidio en enero de 1998 en Las Cañadas del Teide. Junto a ella y a las dos presentadoras, el periodista tinerfeño Antonio Herrero no se cortó un pelo a la hora de leer parte de los informes policiales de la época. Al parecer, además de la inducción al suicidio (causa sobreseída) para unirse con los seres del espacio, el amor, el desapego, su "grupo de investigación de poderes mentales" (sic), etc., también le daba al sexo colectivo, incluso con niños, y allí no podía follar nadie si ella no daba permiso. En un momento dado se escudó en que Antonio hablaba muy deprisa y no lo entendía bien. Tenía 58 millones de pesetas en una cuenta de una sucursal del Arafo (municipio del sur de Tenerife), donde tiene su casona, que al parecer había heredado de su padre. Según el comentario de las periodistas que condujeron la entrevista, el objeto de la presencia de la psicóloga alemana era hablar por última vez del motivo de su detención y, al parecer, explicar, se suponía, por qué todo habían sido falsas acusaciones. Herrero leyó cosas tremendas de los informes policiales, pero esta "sujeta", con una cara de cemento pocas veces vista, no rebatía ni una sóla de estas afirmaciones, y se limitaba a explicar sus payasadas amorosas de desapego, de búsqueda de la "energía de la paz" en Tenerife -zona propicia- en un ridículo acto de semi-transfiguración mística que provocaba la sonrisa irónica del periodista. Supongo que a Antonio, al igual que a muchos televidentes, lo que le apetecía era dar un puñetazo en la mesa por la actitud de la entrevistada, que daba la sensación de pensar que el resto del mundo es imbécil. Absolutamente impresionante y demencial. Muchos nos preguntamos por qué Canarias atrae a tantos enajenados y caraduras de la "magia", y por qué les cunden tanto sus estúpidas ideas. ¿Tendrá que ver con la soberana ignorancia? Es todo un Phenomeno, oiga.
Y, dentro de la nueva ¿televisión de calidad? tenemos a Milenio 4, que empieza hoy mismo. ¿Tendrá alguna relación el previo éxito radiofónico de Milenio 3 con el nivel educativo de España, tercero por la cola en Europa? ¿Por qué gusta tanto la basura? Quizá valdría la pena que los críticos, los escépticos, los interesados en que no les den gato por liebre, todos los que no se conforman con el pienso compuesto de pseudo misterios para televidentes rumiantes se preguntaran, de nuevo, por el regreso de estas supersticiones a los medios masivos de comunicación, después de que en los años setenta del pasado siglo Fernando Jiménez del Oso se dedicara a reinventar la realidad alumbrado por una bombilla de 40 watios. También me gustaría que alguien pensara sobre los criterios de los responsables de programación de canal Cuatro a la hora de dar el visto bueno al transplante de las paparruchas del programa de la SER a la parrilla del ex Plus. Me los imagino sentados, con traje y corbata (o en gayumbos, me da igual) sopesando pros y contras, evaluando la calidad, la capacidad formativa, la información contrastada, la racionalidad del programa, imbuidos todos por un sano afán educativo de la audiencia, responsabilizados por la posibilidad de formar opiniones más o menos rigurosas a través de la televisión, o de embrutecer y atontar al que la ve... ¿Qué deciden? Pues toma: Milenio 4. Cultura española. Es que me meo todo...
En el Círculo Escéptico hemos reunido un bonito dossier sobre las aventuras del presentador de Milenio 4, uno de los discípulos del fabricante de paradojas mayor del reino, Juan José Benítez. Véanlo en este enlace que Lola Cárdenas subió esta misma tarde, como aperitivo necesario para el visionado del programa.
Se trata, amiguitos, de ir madurando en esto de lo paranormal, de contrastar versiones, de darse cuenta de que lo que les han contado durante décadas no son más que versiones edulcoradas y viciadas, de que las "realidades alternativas" no son más que, hasta que se demuestre lo contrario, visiones ortodoxas y monolíticas del negocio industrial del misterio. Venga, que ustedes pueden.
lunes, octubre 31, 2005
Al "estilo" de Coelho
Desde hace unos días me intriga la putrefacción. Cosas mías. En un solar abandonado que frecuentan los gatos vi uno muerto, cerca del muro de cemento que lo separa de la calle. Pensé que dormía, pero no se movió un milímetro al hacer ruido para espantarlo. Bien, hasta luego. Un par de días después el aspecto del felino era prácticamente el mismo; quizá un pequeño desfondamiento de su anatomía en el tórax. Una semana más tarde el cambio fue espectacular: el bonito felino de pelo pardo negruzco con vetas blanquecinas se había convertido en un amasijo de lanas desperdigadas alrededor, como si se hubiesen producido pequeñas explosiones en su interior. Parte del cráneo era visible, y en algunos lugares numerosas larvas de coleópteros se afanaban en la demolición del cuerpo. Una semana más tarde, con días de lluvia, era visible todo el cráneo, buena parte del costillar y toda la anatomía ósea de las extremidades.
Qué interesante observar el proceso al minuto, obsesivamente; anotarlo en un cuaderno de campo, como un magufo que escribiera sobre algo no estúpido. Dejar constancia de la variedad de olores, de los ejércitos de pequeños insectos, del derrumbe general, del inmenso tráfico de moléculas orgánicas, reordenándose, pasando a formar parte de pequeños y afanosos seres...
Debemos ser egoístas y cuidarnos; dejar un cadáver lo más sano, jugoso y apetitoso posible para esos humildes, trabajadores y esforzados necrófagos que nos acompañan en este planeta. Vaya, resulta que esto no es sólo cosa mía.
Qué interesante observar el proceso al minuto, obsesivamente; anotarlo en un cuaderno de campo, como un magufo que escribiera sobre algo no estúpido. Dejar constancia de la variedad de olores, de los ejércitos de pequeños insectos, del derrumbe general, del inmenso tráfico de moléculas orgánicas, reordenándose, pasando a formar parte de pequeños y afanosos seres...
Debemos ser egoístas y cuidarnos; dejar un cadáver lo más sano, jugoso y apetitoso posible para esos humildes, trabajadores y esforzados necrófagos que nos acompañan en este planeta. Vaya, resulta que esto no es sólo cosa mía.
lunes, octubre 24, 2005
El Galileo de la Bioquímica
Con motivo de la presentación en Tenerife de alguno de los caballitos de Troya de Juan José Benítez (no recuerdo cuál, el nonagésimo segundo, o el centésimo quincuagésimo séptimo, o por ahí), hace ya bastantes años, tuve la oportunidad de hacer algunos comentarios y preguntas críticas al final de su monserga publicitaria. La sala del Club Náutico de Radazul estaba a tope de gente, como se suele decir, pero allí nadie abrió la boca para contrariar al periodista especializado en naderías. A lo largo de ese turno de preguntas salió a relucir, como no podía ser menos, el caso de 5/3/79, del que dijo conocer unos nuevos testimonios de soldados de la base de Hoya Fría (y que, pasado el tiempo, he visto citado por parte de algún magufito). Le pregunté en público por estos testimonios y la respuesta de Benítez fue "¡Investigue usted!", lo que demuestra la disposición intelectual de este hombre, que tanto criticó los secretos más secretísimos que uno se pueda imaginar y que tantos malos malosos detectó encargados de perpetuarlos.
Esta anécdota me vino a la mente ahora que el catedrático de Bioquímica de la Universidad de La Laguna Enrique Meléndez-Hevia asegura haber descubierto un remedio casi universal para todos los males de la salud, desde unas articulaciones herrumbrosas a unos michelines desaforados. Ah, y la propagación del cáncer, no se vayan a creer, que ya que "curamos", curamos a lo grande. Pero no hay ensayos previos, que se sepa; donde antes había dos "factores" curativos ahora hay seis; dieta severa, con lo que se baja de peso por cc...; empresas desconocidas que aportan dinero; fantasmales médicos que contribuyen; misteriosos institutos de investigación; estoy esperando la patente; me voy a los medios a debatir un asunto que tendría que pasar primero por quince laboratorios en todo el mundo y por las revistas de mi ramo; tengo 7.000 pacientes que no son pacientes porque no soy médico, sino gente que viene a mí como quien va tocarle algún miembro a un santito para que lo cure... Uf. ¿Saben lo que falta aquí?, un par de teleplastias en la consulta de este hombre; así estaría completa la cosa.
Imagínense que le hacen alguna pregunta normal a este señor (que debe pasar las noches en vela esperando llamada de Estocolmo):
- ¿Usted es médico o farmacéutico?
- ¿Cómo anda usted experimentando con seres humanos?
- ¿Qué pasa con el procedimiento de publicación en revistas con árbitros?
- ¿Dónde está la patente? ¿O es patente que no hay, ni va a haber, patente?
- ¿Por qué lo ha denunciado la Sociedad Española de Medicina Estética?
- ¿Por qué, tiempo atrás, lo denunció la Comisión de Ética de la Universidad de La Laguna?
- ¿Por qué hay una investigación abierta por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias en torno a su revolución curalotodo?
- ¿Ha recibido ya la visita de algún "hombre de negro" que le haya recomendado que no divulgue el secreto y naturaleza de los platillos volantes, perdón, de la composición química y efectos de sus factores sanadores?
Y, por lo que veo estos días en la prensa (en general rastrera, torpe y temeraria con este asunto, vean, si no, estos artículos publicados ayer mismo en Canarias 7 y El Día, cuyo contenido es inaudito y acojonante, y donde, como no podía ser menos, acaba saliendo Galileo), Meléndez-Hevia podría responder a todo ello: "¡A mí qué me pregunta, investigue usted!". Como Juan José Benítez. Y como en su caso, los que lo critican son unos envidiosos, unos inconscientes o unos que critican sin saber, porque sí...
Y, claro, hay gente que se cura o mejora sensiblemente. Lo que está por ver es si se habrían curado o mejorado sin haber aparecido por la consulta de Meléndez... Los medios dan publicidad a los casos de curación, pero eso no prueba la eficacia química de estos polvos mágicos. ¿Han buscado casos de personas que hayan salido como entraron? ¿Saben los medios lo que es el efecto placebo o las curaciones espontáneas? ¿Somos todos genéticamente idénticos en cuanto a nuestra capacidad de regeneración y curación de tal forma que una mejora significativa individual pueda ser esgrimida como una "prueba". Ay, ay, ay, los testimonios...
Recomiendo al lector que visite Ethica more cybernetica, donde podrán acceder a una visión de la grave deriva que está adquiriendo este asunto, con interesantes comentarios y réplicas. También se incluye una carta dirigida a la comunidad científica y a la opinión pública de Canarias surgida del propio Departamento del que es miembro el bioquímico en cuestión.
Algunos interesados hemos discutido estos días cuál puede ser la auténtica razón de que un científico con prestigio se salte a la torera, de buenas a primeras, todos los procedimientos habituales de su campo de trabajo. ¿El dinero?, ¿la fama y la proyección social? Un poco de todo. Yo creo que también influye el afán por dar una vuelta de tuerca a una carrera científica exitosa: sólo queda recibir un premio Nobel, descubrir una pólvora o un bálsamo curalotodo antes de la jubilación. Un colofón glorioso, de los que "rompen paradigmas" y te vuelven multimillonario de paso...
En otra entrada comentaré un poco sobre algunos casos de prestigiosos científicos que luego han desbarrado por los inescrutables caminos de la cosmología y el psiquismo paranormalistas. Me he acordado de ellos ahora, no sé por qué...
Esta anécdota me vino a la mente ahora que el catedrático de Bioquímica de la Universidad de La Laguna Enrique Meléndez-Hevia asegura haber descubierto un remedio casi universal para todos los males de la salud, desde unas articulaciones herrumbrosas a unos michelines desaforados. Ah, y la propagación del cáncer, no se vayan a creer, que ya que "curamos", curamos a lo grande. Pero no hay ensayos previos, que se sepa; donde antes había dos "factores" curativos ahora hay seis; dieta severa, con lo que se baja de peso por cc...; empresas desconocidas que aportan dinero; fantasmales médicos que contribuyen; misteriosos institutos de investigación; estoy esperando la patente; me voy a los medios a debatir un asunto que tendría que pasar primero por quince laboratorios en todo el mundo y por las revistas de mi ramo; tengo 7.000 pacientes que no son pacientes porque no soy médico, sino gente que viene a mí como quien va tocarle algún miembro a un santito para que lo cure... Uf. ¿Saben lo que falta aquí?, un par de teleplastias en la consulta de este hombre; así estaría completa la cosa.
Imagínense que le hacen alguna pregunta normal a este señor (que debe pasar las noches en vela esperando llamada de Estocolmo):
- ¿Usted es médico o farmacéutico?
- ¿Cómo anda usted experimentando con seres humanos?
- ¿Qué pasa con el procedimiento de publicación en revistas con árbitros?
- ¿Dónde está la patente? ¿O es patente que no hay, ni va a haber, patente?
- ¿Por qué lo ha denunciado la Sociedad Española de Medicina Estética?
- ¿Por qué, tiempo atrás, lo denunció la Comisión de Ética de la Universidad de La Laguna?
- ¿Por qué hay una investigación abierta por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias en torno a su revolución curalotodo?
- ¿Ha recibido ya la visita de algún "hombre de negro" que le haya recomendado que no divulgue el secreto y naturaleza de los platillos volantes, perdón, de la composición química y efectos de sus factores sanadores?
Y, por lo que veo estos días en la prensa (en general rastrera, torpe y temeraria con este asunto, vean, si no, estos artículos publicados ayer mismo en Canarias 7 y El Día, cuyo contenido es inaudito y acojonante, y donde, como no podía ser menos, acaba saliendo Galileo), Meléndez-Hevia podría responder a todo ello: "¡A mí qué me pregunta, investigue usted!". Como Juan José Benítez. Y como en su caso, los que lo critican son unos envidiosos, unos inconscientes o unos que critican sin saber, porque sí...
Y, claro, hay gente que se cura o mejora sensiblemente. Lo que está por ver es si se habrían curado o mejorado sin haber aparecido por la consulta de Meléndez... Los medios dan publicidad a los casos de curación, pero eso no prueba la eficacia química de estos polvos mágicos. ¿Han buscado casos de personas que hayan salido como entraron? ¿Saben los medios lo que es el efecto placebo o las curaciones espontáneas? ¿Somos todos genéticamente idénticos en cuanto a nuestra capacidad de regeneración y curación de tal forma que una mejora significativa individual pueda ser esgrimida como una "prueba". Ay, ay, ay, los testimonios...
Recomiendo al lector que visite Ethica more cybernetica, donde podrán acceder a una visión de la grave deriva que está adquiriendo este asunto, con interesantes comentarios y réplicas. También se incluye una carta dirigida a la comunidad científica y a la opinión pública de Canarias surgida del propio Departamento del que es miembro el bioquímico en cuestión.
Algunos interesados hemos discutido estos días cuál puede ser la auténtica razón de que un científico con prestigio se salte a la torera, de buenas a primeras, todos los procedimientos habituales de su campo de trabajo. ¿El dinero?, ¿la fama y la proyección social? Un poco de todo. Yo creo que también influye el afán por dar una vuelta de tuerca a una carrera científica exitosa: sólo queda recibir un premio Nobel, descubrir una pólvora o un bálsamo curalotodo antes de la jubilación. Un colofón glorioso, de los que "rompen paradigmas" y te vuelven multimillonario de paso...
En otra entrada comentaré un poco sobre algunos casos de prestigiosos científicos que luego han desbarrado por los inescrutables caminos de la cosmología y el psiquismo paranormalistas. Me he acordado de ellos ahora, no sé por qué...
domingo, octubre 09, 2005
Reportaje sobre Juan José Benítez en Magazine de El Mundo (9-10-05).
Aspiro a convencer a muchas personas aún para que no dilapiden sus neuronas. Es por llevarle la contraria a Cioran, según el cual, convencer es imposible. Cioran murió en 1995 pero se me aparece en sueños para reírse de los que se disfrazan.
No hay ningún papel firmado, ningún contrato que cumplir. No somos más que los restos reordenados de una supernova.
He escrito pocos libros, por cumplir con una inteligente máxima de Ortega y Gasset que nos dice que una de las mayores obras de caridad de nuestro tiempo es no escribir libros superfluos.
Vivo en un pequeño pueblo de Alemania. No he salido nunca de allí, pero tengo centenares de cuadernos de estudio que me permitirán seguir escribiendo durante décadas.
Mis días de estudio no me los regala nadie. Son obra mía, no me inspira nadie, sólo mi trabajo.
No me gusta adornar la realidad. Dejo que pase un tiempo y entonces pienso en lo ocurrido.
He escrito siempre de tal forma que no caiga sobre mí un merecido desprestigio.
No he escrito nunca un libro mágico. Procuro no tratar como estúpidos a mis lectores.
Distingo entre cantidad y calidad.
No quiero atrapar al lector con mi libros. Quiero que piense, que se vuelva reacio a que le pongan supositorios sin venir a cuento.
Cuestiono la versión oficial de casi todo.
Estar en un lugar donde ocurren ciertas cosas no nos impide ser soberanos torpes a la hora de transmitirlas.
Se puede ser un experto en ovnis y no ser el hazmerreír de toda persona con la cabeza en su sitio.
No mido mi práctica vital por el número de conferencias que he dado. En particular, porque hay lugares en los que es mejor no haber dado una conferencia.
No hay otra vida. No me engaño. René Magritte vive en sus cuadros.
¡Cielo para medrosos!
No hay ningún papel firmado, ningún contrato que cumplir. No somos más que los restos reordenados de una supernova.
He escrito pocos libros, por cumplir con una inteligente máxima de Ortega y Gasset que nos dice que una de las mayores obras de caridad de nuestro tiempo es no escribir libros superfluos.
Vivo en un pequeño pueblo de Alemania. No he salido nunca de allí, pero tengo centenares de cuadernos de estudio que me permitirán seguir escribiendo durante décadas.
Mis días de estudio no me los regala nadie. Son obra mía, no me inspira nadie, sólo mi trabajo.
No me gusta adornar la realidad. Dejo que pase un tiempo y entonces pienso en lo ocurrido.
He escrito siempre de tal forma que no caiga sobre mí un merecido desprestigio.
No he escrito nunca un libro mágico. Procuro no tratar como estúpidos a mis lectores.
Distingo entre cantidad y calidad.
No quiero atrapar al lector con mi libros. Quiero que piense, que se vuelva reacio a que le pongan supositorios sin venir a cuento.
Cuestiono la versión oficial de casi todo.
Estar en un lugar donde ocurren ciertas cosas no nos impide ser soberanos torpes a la hora de transmitirlas.
Se puede ser un experto en ovnis y no ser el hazmerreír de toda persona con la cabeza en su sitio.
No mido mi práctica vital por el número de conferencias que he dado. En particular, porque hay lugares en los que es mejor no haber dado una conferencia.
No hay otra vida. No me engaño. René Magritte vive en sus cuadros.
¡Cielo para medrosos!
sábado, octubre 01, 2005
Más fotitos del Minotauro
Me olvidé en la entrada anterior de añadir algún link más sobre el lanzamiento del Minotauro desde la base aérea de Vandenberg (California) el pasado día 22 de septiembre, con estelas y globos o usos gaseosos idénticos a los observados desde Canarias en los años setenta del pasado siglo (misiles Poseidon norteamericanos). Aquí les dejo alguno donde podrán hallar información detallada del lanzamiento y su finalidad (en inglés), junto a otras espectaculares instantáneas de sus etapas a gran altura. Juzgue vd. mismo.
http://www.spaceflightnow.com/minotaur/stpr1/
http://www.skywise711.com/astro/index.html#STREAK
http://www.spaceflightnow.com/minotaur/stpr1/
http://www.skywise711.com/astro/index.html#STREAK
martes, septiembre 27, 2005
El ovni de Canarias se aparece en California
Misterium tremendum: el ovni supercalifragilístico del 5 de marzo de 1979 en Canarias fue divisado el pasado 22 de septiembre desde diversos puntos de California. Esto prueba que vivimos rodeados por la magia, por los visitantes del más allá o de otros estados vibracionales, o que todo está conectado con todo, o todo al mismo tiempo, a elegir. De cualquier forma, aquí tienen no lo que los científicos ocultadores y conspiradores aseguran que fue un bonito lanzamiento de un cohete Minotauro en horas crepusculares desde la base aérea californiana de Vandenberg que produjo las clásicas y típicas estelas y grandes bolas de gas en expansión, o, como se empeñan en divulgar los escépticos comeniños explicacionistas, la enésima prueba con estos artilugios que produce efectos idénticos, como es lógico, a los de los cinco famosos episodios divisados desde Canarias en los años setenta del pasado siglo (22/11/74, 22/6/76, 19/11/76, 24/3/77 y 5/3/79), producto de lanzamientos balísticos de la Armada norteamericana (misiles Poseidon), sino auténticos fenómenos extraños, inexplicablesporquelodigoyo, acongojantes y de los que cambian la vida pa´siempre. Ah, amigos de lo raro, ahí lo tenemos, a nuestro alcance. ¿No sienten el misterio?; yo tampoco, digo, yo también.
Primeras etapas de la estela emitida por el Minotauro
Comienza la expansión de la estela a gran altura
Continúa la expansión...
Seguimos...
Comienza a difuminarse el gran uso de gas
Esta otra toma, más tardía, permite ver la gran bola de gases expandida, casi de noche a ras de tierra
Primeras etapas de la estela emitida por el Minotauro
Comienza la expansión de la estela a gran altura
Continúa la expansión...
Seguimos...
Comienza a difuminarse el gran uso de gas
Esta otra toma, más tardía, permite ver la gran bola de gases expandida, casi de noche a ras de tierra
martes, septiembre 06, 2005
Para entender a los extraterrestres
PARA ENTENDER A LOS EXTRATERRESTRES.
Wiktor Stoczkowski.
Acento Editorial, Madrid, 2001.
[Publicado originalmente en Laguna, 11, Revista de Filosofía, Universidad de La Laguna, 2002]
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El amplio ensayo del etnólogo francés Wiktor Stoczkowski llena un importante vacío en la literatura en español sobre la mitología de los extraterrestres. Pocas son las obras originales o traducidas en las que se rastrea el origen de la creencia en visitas alienígenas a nuestro planeta, así como la cosmovisión implícita en la misma, plasmada en la especulación sobre los extraterrestres en la antigüedad, o "arqueoastrología". La mejor forma de entender una creencia o una paranoia -y ejemplos de ambas se manifiestan en la mitología citada- es conocer su origen y sus influencias.
Stoczkowski inicia su obra con una inteligente declaración de sano relativismo cultural, donde el Otro es reivindicado en su especificidad y se intenta una aproximación comprensiva del mismo. Lo interesante es que ese Otro no es el habitante de una sociedad tradicional del Amazonas o del África Central, sino que lo encontramos en nuestras inmediaciones, en nuestro barrio: es el contactado con extraterrestres, el que cree que los gobiernos ocultan cadáveres de alienígenas y lo denuncia, o el que practica el "viaje astral" y cree que entra en un reino distinto al que bosqueja la neurociencia. Al mismo tiempo, rechaza las explicaciones fáciles que tratan de aclarar de un plumazo la presencia de lo oculto y misterioso en nuestras sociedades racionalistas y su hipotético regreso; realmente siempre ha estado ahí.
El autor no se conforma con mostrar la falsedad de las teorías astroarqueológicas sino que penetra en su esencia y en su contexto histórico: los orígenes; la visión del mundo implícita en el uso de la "materia arqueoastrológica"; las operaciones cognitivas que operaban en la mente de sus proponentes; y las motivaciones de éstos (p. 76). Esto diferencia claramente el libro de Stoczkowski de otros libros escépticos, que carecen de la profundidad y amplitud de la crítica total que proporciona su enfoque.
La capacidad "arqueológica" del autor mostrándonos los orígenes de creencias que luego se asentaron en la "cultura paralela" -todo ese corpus de teorías y creencias al margen de la ciencia positivista-, permite poner algo de orden en nuestra comprensión del ámbito esotérico, lo que puede considerarse un enorme logro. De esta forma nos apercibimos de que prácticamente "todo está inventado" desde que un heterogéneo grupo de interesados en el ocultismo fundara la Sociedad Teosófica en Nueva York en 1875, recogiendo, a su vez, ideas aún más antiguas: las entidades de otras dimensiones, las civilizaciones desaparecidas, los planos astrales, los secretos iniciáticos, los "archivos akáshicos", la concepción gnóstica de la Divinidad y muchas otras heterodoxias. Disponemos de algunos destacados ejemplos de este pandemónium en la obra de ciertos cultivadores de lo "anómalo" españoles, primos hermanos de los Charroux, Pawles, Bergier y von Däniken, desmenuzados éstos en el libro que comentamos, junto con el aporte de interesantes indicios de lo mucho que se admiraban unos a otros, como muestran los casos de "transliteralidad" detectados, algo que no hace referencia a enfermedad o perversión alguna, sino, eufemísticamente, a ese ambiguo arte del plagio. Y aún más importante: lo mucho que deben todos a su auténtica madre intelectual: la "jefa" del teosofismo Madame Blavatsky y sus discípulos más allegados. En medio, el autor desgrana la historia de las principales figuras del esotero-ocultismo, antecedentes de la mitología contemporánea de la llegada de los semi-dioses espaciales extraterrestres a este planeta, así como el concurso de la ciencia ficción de las primeras décadas del siglo XX.
Merece la pena ser destacado el interés de Blavatsky por los avances científicos de su época, que interpretaba a su gusto de tal forma que confirmaran sus descabelladas teorías. De la misma forma ciertos proponentes de teorías pseudocientíficas se apropian de descubrimientos o hipótesis surgidas en el terreno científico para difundir constructos a la medida de las creencias metafísicas de su creador.
Stoczkowski pone de manifiesto un buen número de los trucos falaces y capciosos de los que hacen uso todos los propagandistas de la teoría de los astronautas en la antigüedad con la única finalidad de "invitar al lector a que se tome en serio las conjeturas más desconcertantes" (p. 116). El objetivo de los más afamados fabricantes de misterios es "que la realidad no destruya un negocio": ningún hecho puede derrumbar una teoría previamente aceptada; los críticos o escépticos podemos aportar infinidad de ejemplos en este sentido. De hecho, la creencia platillista descansa en la asunción irrefutable de la realidad de las visitas alienígenas o de fenómenos extraños sobre nuestras cabezas, como versión light o camuflada de la primera. Los extraterrestres podrán ser de una estatura u otra, tendrán la cabeza más o menos abultada, pero nadie que se encuentre inmerso en el fandom platillista puede cuestionar la realidad esencial de la existencia de los seres que vienen de lo alto. Otra de estas ideas fijas es la interpretación sesgada de fenómenos u objetos reales, en apoyo de la teoría preconcebida, como el "astronauta" de Palenque, los moais de Pascua y las pirámides de Egipto.
Pero esta teoría, que podría parecer que se encuentra limitada temáticamente -concentrada en su mayoría a las extravagantes afirmaciones de von Däniken- alberga en sí misma casi todo lo que entendemos por el mito de los platillos volantes actualmente, al menos en su versión más extravagante. En este sentido, la obra que comento muestra con detalle algunas de esas técnicas de venta de las pseudociencias, moldeadas al 50 por ciento por la especulación científica menos rigurosa y la seducción de los anhelos psicológicos más arraigados del lector medio. En España disponemos de maestros consumados en este abusivo proceder.
El capítulo 9 aborda el origen de la citada mitología. De entrada, el autor relega por simplistas las propuestas clásicas que tratan de explicar el estallido de las primeras observaciones como resultado del clima de guerra fría con la Unión Soviética o una serpiente de verano alimentada por la prensa. A cambio, nos presenta a los ovnis como un complicado entramado de creencias y rumores consolidados, situando en primer plano la interacción del editor sensacionalista de Amazing Stories Raimond Palmer con el "primer testigo", Kenneth Arnorld, así como la aventura del soldador Richard S. Shaver (Robert para nuestro autor) y sus delirantes historias de los lemurianos, que no serían otros que los tripulantes de los platillos volantes que se habían empezado a divisar semanas antes. Con anterioridad, fue el historiador militar norteamericano Curtis Peebles quien había señalado hacia Palmer como "el hombre que inventó los platillos volantes" (1). El papel de estos sujetos -Palmer y Shaver implicados en los ambientes ocultistas y sus cantilenas decimonónicas, el segundo con una amplia estancia en un sanatorio psiquiátrico, y el fichaje del testigo Arnold para la causa de Palmer en su pulp- no parece bastar para dar cuenta de la explosión posterior del mito platillista, pero nos permite ver a estos "personajes fundadores" desde una nueva perspectiva.
Los extraterrestres están entre nosotros: compruébelo en el libro de Wiktor Stoczkowski.
(1) Watch the Skies. A Chronicle of the Flying Saucer Myth. Curtis Peebles, Berkley Books, New York, 1995, p. 4.
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Pueden leer otra reseña de esta obra aquí
Wiktor Stoczkowski.
Acento Editorial, Madrid, 2001.
[Publicado originalmente en Laguna, 11, Revista de Filosofía, Universidad de La Laguna, 2002]
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El amplio ensayo del etnólogo francés Wiktor Stoczkowski llena un importante vacío en la literatura en español sobre la mitología de los extraterrestres. Pocas son las obras originales o traducidas en las que se rastrea el origen de la creencia en visitas alienígenas a nuestro planeta, así como la cosmovisión implícita en la misma, plasmada en la especulación sobre los extraterrestres en la antigüedad, o "arqueoastrología". La mejor forma de entender una creencia o una paranoia -y ejemplos de ambas se manifiestan en la mitología citada- es conocer su origen y sus influencias.
Stoczkowski inicia su obra con una inteligente declaración de sano relativismo cultural, donde el Otro es reivindicado en su especificidad y se intenta una aproximación comprensiva del mismo. Lo interesante es que ese Otro no es el habitante de una sociedad tradicional del Amazonas o del África Central, sino que lo encontramos en nuestras inmediaciones, en nuestro barrio: es el contactado con extraterrestres, el que cree que los gobiernos ocultan cadáveres de alienígenas y lo denuncia, o el que practica el "viaje astral" y cree que entra en un reino distinto al que bosqueja la neurociencia. Al mismo tiempo, rechaza las explicaciones fáciles que tratan de aclarar de un plumazo la presencia de lo oculto y misterioso en nuestras sociedades racionalistas y su hipotético regreso; realmente siempre ha estado ahí.
El autor no se conforma con mostrar la falsedad de las teorías astroarqueológicas sino que penetra en su esencia y en su contexto histórico: los orígenes; la visión del mundo implícita en el uso de la "materia arqueoastrológica"; las operaciones cognitivas que operaban en la mente de sus proponentes; y las motivaciones de éstos (p. 76). Esto diferencia claramente el libro de Stoczkowski de otros libros escépticos, que carecen de la profundidad y amplitud de la crítica total que proporciona su enfoque.
La capacidad "arqueológica" del autor mostrándonos los orígenes de creencias que luego se asentaron en la "cultura paralela" -todo ese corpus de teorías y creencias al margen de la ciencia positivista-, permite poner algo de orden en nuestra comprensión del ámbito esotérico, lo que puede considerarse un enorme logro. De esta forma nos apercibimos de que prácticamente "todo está inventado" desde que un heterogéneo grupo de interesados en el ocultismo fundara la Sociedad Teosófica en Nueva York en 1875, recogiendo, a su vez, ideas aún más antiguas: las entidades de otras dimensiones, las civilizaciones desaparecidas, los planos astrales, los secretos iniciáticos, los "archivos akáshicos", la concepción gnóstica de la Divinidad y muchas otras heterodoxias. Disponemos de algunos destacados ejemplos de este pandemónium en la obra de ciertos cultivadores de lo "anómalo" españoles, primos hermanos de los Charroux, Pawles, Bergier y von Däniken, desmenuzados éstos en el libro que comentamos, junto con el aporte de interesantes indicios de lo mucho que se admiraban unos a otros, como muestran los casos de "transliteralidad" detectados, algo que no hace referencia a enfermedad o perversión alguna, sino, eufemísticamente, a ese ambiguo arte del plagio. Y aún más importante: lo mucho que deben todos a su auténtica madre intelectual: la "jefa" del teosofismo Madame Blavatsky y sus discípulos más allegados. En medio, el autor desgrana la historia de las principales figuras del esotero-ocultismo, antecedentes de la mitología contemporánea de la llegada de los semi-dioses espaciales extraterrestres a este planeta, así como el concurso de la ciencia ficción de las primeras décadas del siglo XX.
Merece la pena ser destacado el interés de Blavatsky por los avances científicos de su época, que interpretaba a su gusto de tal forma que confirmaran sus descabelladas teorías. De la misma forma ciertos proponentes de teorías pseudocientíficas se apropian de descubrimientos o hipótesis surgidas en el terreno científico para difundir constructos a la medida de las creencias metafísicas de su creador.
Stoczkowski pone de manifiesto un buen número de los trucos falaces y capciosos de los que hacen uso todos los propagandistas de la teoría de los astronautas en la antigüedad con la única finalidad de "invitar al lector a que se tome en serio las conjeturas más desconcertantes" (p. 116). El objetivo de los más afamados fabricantes de misterios es "que la realidad no destruya un negocio": ningún hecho puede derrumbar una teoría previamente aceptada; los críticos o escépticos podemos aportar infinidad de ejemplos en este sentido. De hecho, la creencia platillista descansa en la asunción irrefutable de la realidad de las visitas alienígenas o de fenómenos extraños sobre nuestras cabezas, como versión light o camuflada de la primera. Los extraterrestres podrán ser de una estatura u otra, tendrán la cabeza más o menos abultada, pero nadie que se encuentre inmerso en el fandom platillista puede cuestionar la realidad esencial de la existencia de los seres que vienen de lo alto. Otra de estas ideas fijas es la interpretación sesgada de fenómenos u objetos reales, en apoyo de la teoría preconcebida, como el "astronauta" de Palenque, los moais de Pascua y las pirámides de Egipto.
Pero esta teoría, que podría parecer que se encuentra limitada temáticamente -concentrada en su mayoría a las extravagantes afirmaciones de von Däniken- alberga en sí misma casi todo lo que entendemos por el mito de los platillos volantes actualmente, al menos en su versión más extravagante. En este sentido, la obra que comento muestra con detalle algunas de esas técnicas de venta de las pseudociencias, moldeadas al 50 por ciento por la especulación científica menos rigurosa y la seducción de los anhelos psicológicos más arraigados del lector medio. En España disponemos de maestros consumados en este abusivo proceder.
El capítulo 9 aborda el origen de la citada mitología. De entrada, el autor relega por simplistas las propuestas clásicas que tratan de explicar el estallido de las primeras observaciones como resultado del clima de guerra fría con la Unión Soviética o una serpiente de verano alimentada por la prensa. A cambio, nos presenta a los ovnis como un complicado entramado de creencias y rumores consolidados, situando en primer plano la interacción del editor sensacionalista de Amazing Stories Raimond Palmer con el "primer testigo", Kenneth Arnorld, así como la aventura del soldador Richard S. Shaver (Robert para nuestro autor) y sus delirantes historias de los lemurianos, que no serían otros que los tripulantes de los platillos volantes que se habían empezado a divisar semanas antes. Con anterioridad, fue el historiador militar norteamericano Curtis Peebles quien había señalado hacia Palmer como "el hombre que inventó los platillos volantes" (1). El papel de estos sujetos -Palmer y Shaver implicados en los ambientes ocultistas y sus cantilenas decimonónicas, el segundo con una amplia estancia en un sanatorio psiquiátrico, y el fichaje del testigo Arnold para la causa de Palmer en su pulp- no parece bastar para dar cuenta de la explosión posterior del mito platillista, pero nos permite ver a estos "personajes fundadores" desde una nueva perspectiva.
Los extraterrestres están entre nosotros: compruébelo en el libro de Wiktor Stoczkowski.
(1) Watch the Skies. A Chronicle of the Flying Saucer Myth. Curtis Peebles, Berkley Books, New York, 1995, p. 4.
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Pueden leer otra reseña de esta obra aquí
miércoles, agosto 24, 2005
Escépticamente circular
Ayer daba Magonia la noticia del nacimiento de una nueva asociación española, el Círculo Escéptico, interesada en las cosas del maguferío universal (es de suponer que los alienígenas tienen también su colectivo magufo, y deben saber que también a ellos le pediremos cuentas, si les da por aparecer por la Tierra). A la ya veterana ARP-SAPC se une ahora el Círculo en la labor de llevar un poco de sentido común a los medios de comunicación, a la de la divulgación del pensamiento crítico y a la refutación de las patrañas que los autoproclamados investigadores de misterios fabrican y reciclan programa tras programa, libro tras libro y revista tras revista.
Hay que aprender a dudar, lector, hay que hacer preguntas a quien hace afirmaciones que se refieren a fenómenos extraños; hay que protestar públicamente por la falta de opiniones opuestas en los medios de comunicación cuando se refieren a estas historias de la paranormalidad; hay que usar el turno de preguntas, y si no hay turno, lo inventa uno mismo; hay que pensar y volver a pensar; hay que descubrir el truco; hay que sentir la mosca detrás de la oreja; hay que cerrar la boca cuando a uno le dan a comulgar una plaza de toros; hay que preguntar ¿pero cómo va a ser eso?; hay que pensar mal, que casi siempre se acierta; hay que sentir un cosquilleo de insatisfacción cuando el desahogado de turno suelta su parida radiofónica de madrugada; hay que bullir en preguntas, en réplicas, en escenarios alternativos y sencillos ideados frente a lo extraño, y ponerlos a prueba; hay que descubrir las falacias del razonamiento paranormal; hay que mostrar el escepticismo como una opción elemental y prioritaria; hay que destruir los estúpidos argumentos fideístas esgrimidos por los vividores de lo oculto, por los que causan daño intelectual y moral a quienes contemplan el escepticismo como una obsesión compulsiva mala de solemnidad; hay que vociferar por la libertad de inquirir por una explicación; hay que fomentar el deseo de hallar respuestas racionales basadas en el trabajo previo de gentes capacitadas y en la propia habilidad para hallarlas; hay que oponerse a la mutilación de la realidad que causa lo enigmático de diseño; hay que ver Los Simpson una vez y otra...
Y le pido más: hay que contrastar las versiones de los amantes de lo oculto; hay que hablar con las fuentes que pueden destruir una fabricación ocultista; hay que darse el gusto de explicar, de aclarar, de hacer luz, de poner a trabajar las neuronas, de engrasar el intelecto y destripar el juguete como cuando éramos niños, abrirlo completamente y estudiar su mecanismo interno; hay que ser como niños, y por qué, y por qué, y por qué, y por qué, y volver a preguntar por qué, hasta que nos den una respuesta satisfactoria, y si no, hallarla nosotros, y presentarla a la opinión pública, y busquen y comparen. Hay que revolver lo viejo, airear y recordar las viejas historias, los relatos de miedo que, sin el más mínimo pudor, veteranos artífices de lo para soltaban en los medios, a sus anchas completamente, sin que una voz escéptica o crítica concienciada manifestase las naturales reservas, porque aún no se había formado un núcleo escéptico en nuestro país. Hay que leer a Lovecraft y ver que buena parte de las majaderías sobre los extraterrestres, en particular, ya estaban escritas en sus relatos, de una forma mil veces más amena e inteligente que en los libracos de los que ahora se disfrazan de investigadores y fingen estar descubriendo la pólvora. Que no te la den con queso, amante de los misterios. Aprende a dudar y a hacer preguntas incómodas sobre las afirmaciones extrañas. Los que formamos parte del Círculo Escéptico llevamos algunos años haciéndolas; visita la web y échanos una mano.
jueves, agosto 11, 2005
Fallece Philip J. Klass
Me enteré a través del portal crítico Perspectivas en su sección de noticias de la muerte de Philip J. Klass, el conocido ufólogo escéptico norteamericano. Quiero dedicarle un modesto recuerdo, para ejemplo de quienes deseen iniciarse en este supermercado de lo extraño y paranormal, en la sección de misterios espaciales. Quizá así pierdan un poco menos el tiempo leyendo basura crédula y fabricaciones sensacionalistas, si no es con ánimo refutador, escéptico y divertido, como es natural y lógico abordar todo lo que en los medios de comunicación pasa por ser el no va más de los enigmas de la ciencia contemporánea, entre otros muchos ejemplos. ¿No les dará vergüenza hacer el ridículo de semejante manera?
Lamentablemente, la obra de Klass no fue traducida al castellano, al contrario que la de otro relevante escéptico, Robert Sheaffer, con su Veredicto OVNI, examen de la evidencia. Klass fue uno de los fundadores del CSICOP, y era el encargado de la gestión del comité dedicado a los platillos volantes, comité para el que no era necesario saber nada de ingeniería aerospacial, ya que los mitos no van soldados con tuercas y tornillos ni funcionan con microprocesadores, sino con el pegamento de las leyendas y el abono de los periodistas que viven del cuento. Su otra profesión, periodista científico especializado en temas aerospaciales (era ingeniero eléctrico), la ejerció como editor durante 35 años de la prestigiosa revista Aviation Week & Space Technology Magazine. Hasta hace unos pocos años editaba el boletín Skeptic UFO Newsletter. Parte de su colección es accesible en este link. Desde esas hojas escépticas hacía oír su voz en la desquiciada ufología norteamericana, donde destaca su labor clarificadora en torno a Roswell y los amaños documentales fraudulentos de Majestic-12. Fue uno de los ufólogos más destacados al poner de manifiesto incansablemente la relevancia de las explicaciones prosaicas (astronómicas, aeronáuticas, fraudulentas, etc.) de la mayoría de las observaciones ufológicas (papel que en España representan Vicente Juan Ballester Olmos, Manuel Borraz y Félix Ares de Blas, entre otros), a lo que añadía la importante conclusión de que aquellos casos no explicados no proporcionaban evidencia alguna que apoye la hipótesis de que naves espaciales de otros mundos hayan visitado la Tierra, como reza el octavo de sus diez principios de la investigación ufológica, compendio de sentido común.
La revista chilena La Nave de los Locos tuvo la excelente idea de dedicar un monográfico a Klass en agosto de 2001, que se abre con una biografía y entrevista a cargo de Gary P. Posner y contiene diversos artículos sobre los citados principios ufológicos, así como opiniones de diversos ufólogos (algunas dan pena) y escépticos que conocieron bien a la persona, bien a su obra.
Los habitantes de ovnilandia acusaron siempre a Klass de ser un debunker y un negativista. Semejantes boberías dicen más de quien las profiere que de aquél a quien van dirigidas. No nos engañemos: estamos tratando con una gran leyenda con muchos apoyos lingüísticos: fenómeno, investigación de campo, investigación de gabinete, sin explicación, secreto, misterio y otras muchas son palabras que esconden, en la gran mayoría de los que las emplean, poco más que una desvergüenza y un desahogo curtido en años de uso que clama al cielo. El debunker y el negativista no son otros que quienes se cuestionan la realidad objetiva o empírica de lo que para la inmensa mayoría de la iglesia de la ufología son evidencias y pruebas de que los platillos volantes están sobre nosotros, o bien estrellados debido a unos frenos defectuosos, es de suponer. Esta diferente valoración e importancia otorgada a las pruebas (a los rumores y presuposiciones, en realidad) es lo que delata el razonamiento esotérico: por muchas pruebas en contra, por muchas explicaciones razonadas, los creyentes manifestarán una férrea confianza en la extrañeza e insolubilidad de unos supuestos hechos, en realidad el relato de un recuerdo de un señor de provincias, en la mayoría de las ocasiones. De la misma forma, la milagrería católica, las apariciones marianas, pinturas del siglo XIV convertidas en sudarios de la primera década de nuestra era, los cuerpos incorruptos, los brazos amojamados, las sangres licuadas y los prepucios divinos conservados en diversas partes del mundo son inmunes al examen crítico, y todos aquéllos que los pongan en duda o muestren que son fuegos artificiales para almas sensibleras, se convierten en amigos del maligno, herejes y anti clericales acérrimos, es decir, debunkers y negativistas. No hay más, ésta es la clave.
Klass no fue invitado, cosa que a nadie extraña, al sesgado Panel Sturrock, una reunión formal de científicos a los que en 1998 un grupo de ocho ufólogos creyentes suministraron información sobre los mejores y más extraños casos ufológicos (Mansfield, Ohio, 1973; Cahs-Landrum, 1980, Trans-en-Provence, 1981, etc.), algunos de ellos explicados por el propio Klass. La desagradable conclusión de los científicos fue que no estamos convencidos de que alguna de las evidencias presentadas implique la intervención de procesos físicos actualmente desconocidos o apunte hacia la participación de una inteligencia extraterrestre. ¿Se puede decir más claro? La conclusión no era ni siquiera novedosa, como habían mostrado Condon y otros proyectos anteriores. Pero los buenos creyentes no deben desalentarse jamás. Klass publicó un artículo sobre el empeño de Sturrock en el número 53, septiembre de 1998 de Skeptic UFO Newsletter. Hay traducción al español en número 11, septiembre 2001 de La Nave de los Locos y en el número 2 de El Escéptico, aunque no accesible desde Internet en ninguno de los dos casos. También se preocupó de cómo los medios de comunicación han abordado históricamente el tema de los ovnis, y como han ignorado las evidencias que contradicen las creencias pro-extraterrestres.
Sobre Roswell, la tontería del platillo volante estrellado, puede leerse una reseña de su libro The Real Roswell Crashed-Saucer Coverup aquí firmada por Dave E. Thomas.
Algunos le echaron en cara que en ocasiones apelara a explicaciones no justificadas adecuadamente, como en el caso de Socorro, que según el ufólogo ahora fallecido habría sido un simple fraude con la intención de atraer el turismo a una zona deprimida. Bueno, quizá no acertara, pero la verdad es que no deja de tener su lógica: en la Edad Media los obispos promovían la publicidad de reliquias sagradas prefabricadas para atraer creyentes a sus pueblos y mejorar su economía (léase sábana santa de Turín); resultaría irónico que una autoridad civil contemporánea intentase aprovecharse de otro conjunto de dogmas y creencias para atraer el dinero fácil. ¿Acaso no ocurre algo parecido con el Museo de Roswell? ¿Y con los parques etnográficos piramidales y pseudocientíficos?
Valdría la pena que las principales revistas ufológicas y escépticas reprodujeran algunos de los mejores artículos de Philip Klass, a modo de homenaje póstumo. Get Skeptical!
viernes, julio 08, 2005
La lógica cruiseana
La última entrada del blog Paranormalidades se ocupa de las recientes perlas que el hiper-optimista actor Tom Cruise ha soltado igual que las cabritas sueltan sus cagarrutas, sólo que en el caso de Cruise sus excrementos verbales no sirven ni para abonar el terreno. Asigan en su blog se refiere a las recientes afirmaciones de este actor (no se sabe cuándo lo es y cuándo deja de serlo) sobre los extraterrestres y las enfermedades psíquicas, y ambas son deudoras de su militancia en la cienciología, uno de los movimientos pseudo-religiosos más alocados del mundo. Cruise cree por supuesto en los bichitos espaciales y tiene la desvergüenza de soltar que los fármacos que combaten las alteraciones psíquicas son inútiles, y que su negocio, quiero decir, su religión, lo cura todo con unos meneos al aire libre y con dieta sana.
Con esta breve nota quiero completar la colección de barbaridades que, cual Benítez con libro fresco bajo el brazo, el actor se ha permitido largar en los medios de comunicación con motivo de las entrevistas concedidas para hablar de La guerra de los mundos. Y lo hago con otra de esas típicas salidas, quizá aún más significativa que las anteriores. Se pudo leer en una entrevista que el semanario alemán Der Spiegel le realizó el pasado mes de abril. Casi al final del diálogo, el periodista le pregunta a Cruise por la estrecha vigilancia a la que es sometida la cienciología en Alemania. Según el actor, aquélla habría descendido en su intensidad porque no se han encontrado indicios delictivos en las actividades de la secta en el citado país. A pesar de los más de 50 juicios abiertos contra la multinacional alucinatoria, las autoridades no ha encontrado nada punible, asegura. Cruise indica luego que no todo el mundo en el país centroeuropeo está en contra de la ciencio, que ha tenido increíbles experiencias (no especifica cuáles) y que se ha encontrado con gente extraordinaria y generosa (probablemente los que le bailan el agua). Pero que hay una minoría que odia la cienciología... Entonces el entrevistador aclara que hay una diferencia entre el odio y tener una perspectiva crítica, a lo que el actor responde: para mí hay una conexión entre esa perspectiva crítica y el odio. He visto la misma simpleza en multitud de ocasiones entre el maguferío clásico; esa falsa atribución alimenta buena parte del victimismo con que se arropan los hinbestigadores de enigmas, y todos aquellos que se deslizan como culebras por el mercado espiritual. Al final tienen todos un cierto aire de familia.
Con esta breve nota quiero completar la colección de barbaridades que, cual Benítez con libro fresco bajo el brazo, el actor se ha permitido largar en los medios de comunicación con motivo de las entrevistas concedidas para hablar de La guerra de los mundos. Y lo hago con otra de esas típicas salidas, quizá aún más significativa que las anteriores. Se pudo leer en una entrevista que el semanario alemán Der Spiegel le realizó el pasado mes de abril. Casi al final del diálogo, el periodista le pregunta a Cruise por la estrecha vigilancia a la que es sometida la cienciología en Alemania. Según el actor, aquélla habría descendido en su intensidad porque no se han encontrado indicios delictivos en las actividades de la secta en el citado país. A pesar de los más de 50 juicios abiertos contra la multinacional alucinatoria, las autoridades no ha encontrado nada punible, asegura. Cruise indica luego que no todo el mundo en el país centroeuropeo está en contra de la ciencio, que ha tenido increíbles experiencias (no especifica cuáles) y que se ha encontrado con gente extraordinaria y generosa (probablemente los que le bailan el agua). Pero que hay una minoría que odia la cienciología... Entonces el entrevistador aclara que hay una diferencia entre el odio y tener una perspectiva crítica, a lo que el actor responde: para mí hay una conexión entre esa perspectiva crítica y el odio. He visto la misma simpleza en multitud de ocasiones entre el maguferío clásico; esa falsa atribución alimenta buena parte del victimismo con que se arropan los hinbestigadores de enigmas, y todos aquellos que se deslizan como culebras por el mercado espiritual. Al final tienen todos un cierto aire de familia.
jueves, junio 23, 2005
Magia
Si alguien tiene su sensibilidad forrada de terciopelo es mejor que no lea esto.
Lo de la magia me parece una gilipollez; esto de entrada. Y no me estoy refiriendo al divertido e inteligente arte de la prestidigitación, el mentalismo (siempre y cuando no lo disfracen de portentosas e inexistentes capacidades mentales) y las grandes performances televisivas. Hago mención a la magia que corre por las venas de los creyentes nuevaeristas y de los divulgadores de la emotividad infantiloide, a la que pretenden hacer pasar como un estar novedoso en el mundo o de mayor calidad. Hoy es un día propicio para que los melifluos de la magia se suelten la melena, ma non troppo, se dediquen a dar brinquitos, a hacerse arrumacos tirando a castos y se pongan cachondillos al calor de una hoguera sanjuanera. La verdad es que hasta el espíritu hogueril parece haberse perdido: me acuerdo de algunas hogueras a las que contribuí, acumulando desperdicios de aquí y de allí, maderas y algunos neumáticos, con ánimo de modestísima jodienda vecinal adolescente. Un gran fuego hermoso que ennegreció las sábanas de una vecina que imprudentemente había dejado tendidas aquella noche. Risas al día siguiente. Pero la magia no apareció por ningún lado; menos mal. Ni falta que hacía.
El papanatismo mágico sanjuanero ha llegado a un periódico universitario, el MQ de la Universidad de La Laguna, que en su reciente número 6 publica un reportajillo de dos páginas con escaso texto en el que puede leerse [comentarios míos entre corchetes]:
Magia en la noche. En la noche de San Juan se celebra la llegada del verano. El Solsticio de Verano [mayúsculas sacadas de la manga] se produce aproximadamente el día 21, día que el sol tarda más en ocultarse bajo el horizonte y se funde con la noche del 23 para celebrarlo [no entiendo nada]. De ahí que el fuego, en tributo al triunfo de la luz sobre la oscuridad, sea el protagonista de la fiesta. Alrededor de la energía que nos proporciona nuestro astro rey se han formado una serie de historias de duendes, hadas y magia [he aquí la palabrita de nuevo] que envuelven esta tradicional fiesta y la convierten en una jornada especialmente celebrada dentro de nuestro calendario.
Y es que al final tan sólo basta con creerlo para que se haga realidad [que te crees tú eso]. Que las hadas, duendes, y elfos traviesos estén presentes en esta noche sólo depende de que cada uno los haga vivir [¿y no pasaría lo mismo con el chupacabras y el Yeti?]. Porque, ¿qué sería del ser humano si no caben en nuestras vidas los sueños? [bien, en nuestra vida los sueños caben queramos o no; lo conveniente es que las supersticiones tengan el menor espacio posible en nuestra cabeza y en toda nuestra vida]. No es que nos hayamos vuelto locos [no, sólo empalagosos], pero si observas detenidamente el fuego quizá veas revolotear [no te dan seguridad completa] en él las hadas que encontraste cuando eras pequeño [pues no, oiga] y salías al monte a corretear entre los bosques, esas que se desvanecen al crecer [muchas películas mal digeridas has visto tú]. Esta es una noche para soñadores [faltan tildes y me aburro...], una noche en la que, bajo su misterio, podrás quemar tus malas vibraciones [es que hay gente que vibra mal, como comentó en una ocasión Carlos Santamaría] y permitir [infinitivo a palo seco] que el agua [mala compañía para el fuego...] dé paso a un nuevo período en tu vida [no le cobro nada por ponerle el acento gráfico a 'dé', del que carece en el texto].
Todas estas boberías van sin firma y con unas fotitos facilitadas por el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, en cuyo municipio tiene lugar una de las concentraciones pastelosas y sanjuaneras con mayor presencia de público en Tenerife.
Después de recordar unas cuantas creencias irracionales en torno a la noche de San Juan ("para aprender a tocar la guitarra hay que pasar una noche debajo de una higuera"; yo sé de algunos que se pasan la vida subidos a una) finaliza con esta perla
No te olvides de que esta noche pasará sólo lo que tú quieras que pase y que las supersticiones sólo te afectan si crees en ellas. Lo importante es aprovechar esta noche mágica para hacer cada año de ella un día especial e inolvidable de tu vida, para renovar las energías y sobre todo para mantener una de las fiestas con mayor tradición en nuestras Islas.
¿A qué energías se estará refiriendo? Por si acaso, le recomiendo la lectura de este artículo; me lo agradecerá.
No entiendo por qué un periódico universitario da cabida a semejante colección de tonterías sin sentido. ¿Qué se pretende?, ¿contribuir a la gilipollización social? ¿No les da vergüenza publicar semejantes paparruchas afectadas en un periódico dirigido a estudiantes que supuestamente no se chupan el dedo?
Ea, ahí les dejo este supositorio. Con todas mis energías les digo: tururú.
Lo de la magia me parece una gilipollez; esto de entrada. Y no me estoy refiriendo al divertido e inteligente arte de la prestidigitación, el mentalismo (siempre y cuando no lo disfracen de portentosas e inexistentes capacidades mentales) y las grandes performances televisivas. Hago mención a la magia que corre por las venas de los creyentes nuevaeristas y de los divulgadores de la emotividad infantiloide, a la que pretenden hacer pasar como un estar novedoso en el mundo o de mayor calidad. Hoy es un día propicio para que los melifluos de la magia se suelten la melena, ma non troppo, se dediquen a dar brinquitos, a hacerse arrumacos tirando a castos y se pongan cachondillos al calor de una hoguera sanjuanera. La verdad es que hasta el espíritu hogueril parece haberse perdido: me acuerdo de algunas hogueras a las que contribuí, acumulando desperdicios de aquí y de allí, maderas y algunos neumáticos, con ánimo de modestísima jodienda vecinal adolescente. Un gran fuego hermoso que ennegreció las sábanas de una vecina que imprudentemente había dejado tendidas aquella noche. Risas al día siguiente. Pero la magia no apareció por ningún lado; menos mal. Ni falta que hacía.
El papanatismo mágico sanjuanero ha llegado a un periódico universitario, el MQ de la Universidad de La Laguna, que en su reciente número 6 publica un reportajillo de dos páginas con escaso texto en el que puede leerse [comentarios míos entre corchetes]:
Magia en la noche. En la noche de San Juan se celebra la llegada del verano. El Solsticio de Verano [mayúsculas sacadas de la manga] se produce aproximadamente el día 21, día que el sol tarda más en ocultarse bajo el horizonte y se funde con la noche del 23 para celebrarlo [no entiendo nada]. De ahí que el fuego, en tributo al triunfo de la luz sobre la oscuridad, sea el protagonista de la fiesta. Alrededor de la energía que nos proporciona nuestro astro rey se han formado una serie de historias de duendes, hadas y magia [he aquí la palabrita de nuevo] que envuelven esta tradicional fiesta y la convierten en una jornada especialmente celebrada dentro de nuestro calendario.
Y es que al final tan sólo basta con creerlo para que se haga realidad [que te crees tú eso]. Que las hadas, duendes, y elfos traviesos estén presentes en esta noche sólo depende de que cada uno los haga vivir [¿y no pasaría lo mismo con el chupacabras y el Yeti?]. Porque, ¿qué sería del ser humano si no caben en nuestras vidas los sueños? [bien, en nuestra vida los sueños caben queramos o no; lo conveniente es que las supersticiones tengan el menor espacio posible en nuestra cabeza y en toda nuestra vida]. No es que nos hayamos vuelto locos [no, sólo empalagosos], pero si observas detenidamente el fuego quizá veas revolotear [no te dan seguridad completa] en él las hadas que encontraste cuando eras pequeño [pues no, oiga] y salías al monte a corretear entre los bosques, esas que se desvanecen al crecer [muchas películas mal digeridas has visto tú]. Esta es una noche para soñadores [faltan tildes y me aburro...], una noche en la que, bajo su misterio, podrás quemar tus malas vibraciones [es que hay gente que vibra mal, como comentó en una ocasión Carlos Santamaría] y permitir [infinitivo a palo seco] que el agua [mala compañía para el fuego...] dé paso a un nuevo período en tu vida [no le cobro nada por ponerle el acento gráfico a 'dé', del que carece en el texto].
Todas estas boberías van sin firma y con unas fotitos facilitadas por el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, en cuyo municipio tiene lugar una de las concentraciones pastelosas y sanjuaneras con mayor presencia de público en Tenerife.
Después de recordar unas cuantas creencias irracionales en torno a la noche de San Juan ("para aprender a tocar la guitarra hay que pasar una noche debajo de una higuera"; yo sé de algunos que se pasan la vida subidos a una) finaliza con esta perla
No te olvides de que esta noche pasará sólo lo que tú quieras que pase y que las supersticiones sólo te afectan si crees en ellas. Lo importante es aprovechar esta noche mágica para hacer cada año de ella un día especial e inolvidable de tu vida, para renovar las energías y sobre todo para mantener una de las fiestas con mayor tradición en nuestras Islas.
¿A qué energías se estará refiriendo? Por si acaso, le recomiendo la lectura de este artículo; me lo agradecerá.
No entiendo por qué un periódico universitario da cabida a semejante colección de tonterías sin sentido. ¿Qué se pretende?, ¿contribuir a la gilipollización social? ¿No les da vergüenza publicar semejantes paparruchas afectadas en un periódico dirigido a estudiantes que supuestamente no se chupan el dedo?
Ea, ahí les dejo este supositorio. Con todas mis energías les digo: tururú.
martes, junio 07, 2005
5 de marzo de 1979: cuento de la vieja majadera
Con el cuento de la vieja majadera me refiero al fenómeno observado desde todo el archipiélago canario el atardecer del día 5 de marzo de 1979, objeto de manipulación en innumerables ocasiones por parte de la farándula española de los platillos volantes, todos aquéllos que podrían ser contertulios habituales de una Salsa rosa ufológica. La cosa fue grande y espectacular: miles de potenciales testigos, decenas de páginas periodísticas, varias series fotográficas desde diversos puntos de la geografía canaria y una investigación oficial del Ejército del Aire que dio como resultado un voluminoso expediente de 229 páginas, desclasificado en 1995.
Y es que me acabo de tropezar con la penúltima divulgación patatera de este suceso en la página web de un programa de radio que se llama Esencia de medianoche, de la mano de José Gregorio González. La citada web, y me imagino que también el programita radiofónico, es una de esas producciones en las que la ciencia es indistinguible a primera vista del ocultismo redivivo, de las leyendas urbanas como la criptozoología, de las tradiciones locales sobrevaloradas y de las creencias más absurdas que uno se pueda imaginar. Aquí, la única que sale perdiendo en todo este mejunje es la ciencia, en particular a los ojos de los muchos ignorantes aficionados a los misterios que la industria cultural de categoría regional convierte en apasionantes secretos y enigmas acojonantes de todo a 100. Son muchas las personas que probablemente son incapaces de discriminar entre un abundante conjunto de creencias y rumores y los auténticos desafíos de la ciencia contemporánea. Esencia de medianoche tiene arte y parte en esta situación, al menos localmente, y quizá como referente nacional entre el maguferío patrio y sus fans, confirmación de esa leyenda nuevaerístico-piadosa de la magia de Canarias (me da la risa) cultivada por ciertos elementos desde los años 70. Lo mejor es que se pongan una medalla y sobre la marcha se la quiten, como un ministro. Toca réplica. Empecemos.
No me vengas ahora, González, con la "coincidencia" de que el suceso canario se produjo dos días después de que la Junta de Jefes de Estado Mayor decidiera reforzar el carácter secreto de sus investigaciones sobre testimonios de ovnis, el 3 de marzo de 1979, que esa estrategia es propia de gentes con mente ocultista, por ejemplo astrólogos, que detectan infantiles conexiones entre los planetas de nuestro sistema solar (sólo esos, no los más de 130 extrasolares que se han descubierto en la última década) y los acontecimientos terrestres sociales o individuales, y sólo relacionados con los humanos, no con las bacterias, ni con los elefantes. Que hay una conexión entre ambas cosas debería probarlo quien lo afirma, por medio de algún documento militar previo al 3 de marzo en el que se haga referencia al fenómeno que, con toda probabilidad, iba a contemplar la ciudadanía el atardecer del lunes 5. Esto sería muy interesante: una nueva prueba, indirecta e innecesaria a estas alturas, pero prueba al fin y al cabo, de la naturaleza balística de lo observado. Así que te animo a ti y a los demás visionarios de las conexiones mágicas a que encuentren una prueba documental del vínculo entre la decisión del 3 de marzo y el fenómeno del 5.
No, José Gregorio, tú, Benítez y todos los demás que han leído la información y comparado las fotos con las de otros lanzamientos balísticos saben que el caso está más que cerrado, incluso desde pocos días después de tener lugar, en la propia prensa, que, a pesar de las absurdas declaraciones de alguna fuente local que anda revoloteando por el astral con más frecuencia que por el mundo real, ya apuntó esta posibilidad. En 1992 las fundamentales aproximaciones de Manuel Borraz Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios, y la confirmación con datos de primera mano por parte de Vicente Juan Ballester Olmos y quien esto escribe no han hecho más que reforzar con candados la puerta de este caso, que no estuvo abierta más tiempo que el que su espectacularidad y novedad le permitió.
Comentas que aún quedan algunos cabos sueltos que alimentan la duda sobre la naturaleza de aquel objeto. ¿Qué cabos sueltos son esos? Te he escuchado esta afirmación en varias ocasiones, pero aún no has detallado qué son exactamente esos cabos; ¿no serán los testimonios "anómalos" de los testigos? Me temo que sí, pero esos "cabos" desaparecieron hace mucho tiempo; sólo individuos con nulo conocimiento de la psicología de la percepción pueden seguir manteniendo la falacia de los testigos, en éste y en cualquier otro episodio.
Los testimonios anómalos, esos que hacen referencia a que el objeto "cambio de dirección", "quedó inmovilizado", "voló en vertical y en horizontal", que tenía "forma de óvalo, disco o más compleja", etc., son sólo eso, testimonios, y además los más subjetivos (de hecho esas descripciones de la forma se acercan bastante a la que podemos contemplar en las fotografías). ¿Por qué tradicionalmente la ufología remarca los testimonios más extravagantes en ocasiones en que se dispone de una abrumadora cantidad de relatos del mismo suceso que no hacen mención a esos detalles, como en el caso de los espectáculos celestes ocasionados por bólidos, reentradas de chatarra espacial y... lanzamiento de misiles? Al contrario, la inmensa mayoría de las descripciones hacen referencia al fenómeno de manera coincidente a grandes rasgos, lo cual nos lleva a pensar que son mucho más objetivos que los testimonios aislados que se refieren a inverosímiles maniobras. ¿Qué debemos pensar del individuo que observó el suceso que aquí nos ocupa desde Las Cañadas del Teide y relacionó el movimiento de unos árboles con el fenómeno que estaba contemplando, según aparece en la prensa de aquellos días? ¿Por qué no le damos el mismo valor que a los que tradicionalmente se han presentado como "pruebas" o "indicios" de la extrañeza del 5/3/79?
¿Que la "hipótesis" misil no es contradictoria con las declaraciones oficiales? ¿A qué declaraciones oficiales te refieres? Es como si no hubieses leído ninguno de los artículos que sobre este asunto he publicado, cosa que puedo entender; pero lo que no podría entender es que no hayas leído los documentos incluidos en el expediente desclasificado. No hay que ir muy lejos en sus 229 páginas: la tercera es la carta que el General Jefe del Mando Aéreo de Canarias dirige en febrero de 1980 al Teniente General Jefe del Estado Mayor del Aire en la que asegura que
mi criterio personal es que el fenómeno ha sido producido por dos misiles de extraordinaria potencia y calibre, lanzados desde la zona que indica el informe y probablemente dirigidos a Siberia, lo que haría sospechar que se trata de armas soviéticas.
Fueron dos los misiles observados (sus efectos en la alta atmósfera, recuerda), aunque según los registros que figuran aquí fueron cuatro, y coincide además la hora de los lanzamientos con el momento en que los canarios observaron y fotografiaron las diversas etapas. Es secundario que los submarinos no se encontraran en la zona indicada por el juez informador, que no fueran dirigidos a Siberia y que en lugar de soviéticos fueran norteamericanos. Lo importante es que a pesar de que el juez informador, el entonces comandante Antonio Munaiz Ferro-Sastre, no se decanta por ninguna causa explicativa -por desconocimiento- su superior parecía tenerlo más claro. El paso del tiempo e investigaciones independientes no hicieron más que confirmar su impresión inicial, muy probablemente después de contemplar las numerosas fotos publicadas por la prensa. Además, casi un año después del suceso (febrero de 1980) la opinión del militar seguía siendo la misma, puesto que, a causa de un extravío, se vio obligado a remitir el informe completo de nuevo a Madrid; podría haber aprovechado entonces para matizar su opinión inicial en un documento adjunto, por ejemplo, si los inútiles ufólogos que ya por entonces habían vampirizado el caso hubiesen aportado algo más que palabrería ocultista para mentes abiertas.
Por todo esto, por la simple observación de las fotografías, por los diversos expertos que desde el primer momento se decantaron claramente por su naturaleza balística (consulta el apartado dedicado a este caso en Los OVNIs y la Ciencia de Ballester Olmos y Guasp Carrascosa, Plaza y Janés, 1989, a ver si te quedas con la copla de una vez por todas), por el hallazgo de infinidad de series fotográficas en Internet en las que se observan los efectos clásicos de estas pruebas en la atmósfera por la confirmación con datos de primera mano de los registros de Jonathan McDowell, por todo esto, digo, no quedará en el álbum de las anécdotas las contundentes y contradictorias afirmaciones de esos mismos investigadores realizadas años después del avistamiento asegurando que se trataba de uno o varios misiles norteamericanos tipo [/Polaris, afirmaciones que rectificaron en 1987 afirmando que eran misiles rusos lanzados hacia Siberia/]. No quedará en ningún inventario de contradicciones porque siempre se ha hecho referencia a misiles, al margen de su origen, porque este extremo ha estado claro desde el principio; no hemos hecho otra cosa que confirmarlo y reforzarlo en repetidas ocasiones, mientras otros propalaban estupideces como que era de origen extraterrestre o se desplazaba en el ultravioleta, por seleccionar, que tales barbaridades han abundando en estas décadas, y tú bien lo sabes.
Pero claro, como lo de los misiles es más que evidente hay que sacarse de la manga magufa una perla del razonamiento idem: tal vez no fuera sólo el lanzamiento de misiles, sino una sincrónica manifestación OVNI (yo escribo siempre ovni con minúsculas, otro día te lo explico). O Caperucita Roja, que se manifestó en el bajo astral del cielo de Canarias; o las energías telúricas del Teide; o el aliento de algún chupacabras canario. Por poder ser... Cualquier cosa antes que reconocer la suficiencia de la explicación trivial, que desde el principio, sí, estaba clara, y había que documentar y comprobar. ¿A quién pretendes confundir? ¿A los jóvenes que se inician en esta manía de las chucherías enigmáticas? No sé, no sé, pero eso de que reconozcas que realmente fueron misiles (aunque a lo mejor había algo más) ¿no es un poco contradictorio con el título que le estampaste a un artículo tuyo en Karma 7, en julio de 1999, No eran misiles, hablando de este caso y de la cantada del médico grancanario F.J. Padrón tres años antes, en junio de 1976? Yo lo llamaría más bien ignorancia, de todas formas.
Tengo que felicitar a Alfonso Ferrer de nuevo: ya lo hice en la réplica a un artículo que publicó en Atlantes, enigmas de la ciencia (nº 11, junio 2002) por su aproximación general a este suceso y otros semejantes divisados desde Canarias, excepto por unas pocas apreciaciones totalmente erróneas (peligro nuclear para las islas, etc.) y por su conclusión de "no explicado". Ahora es nuevo motivo de satisfacción el que haya localizado a varios tripulantes del SSBN 642 Kamehameha, el submarino responsable de los lanzamientos de este 5/3/79, como informamos V.J. Ballester Olmos y yo en este artículo. Pero la selección de las declaraciones de los tripulantes que realizas es bastante vaga y poco concluyente, y no aportas las declaraciones clave. En cambio, en este artículo de Arberto Ferrer sí que queda claro que los tripulantes consultados reconocieron lo que se observa en las fotos del 5/3/79, puros efectos el la atmósfera del lanzamiento de misiles, al margen de que no recuerden la fecha exacta. ¿Qué más quieres?; ¿un viaje en el tiempo y embarcar en el submarino para ver cómo disparaba los supositorios? El propio Ferrer asegura que el ojo clínico de un experto en la materia no deja lugar a dudas. La afirmación está hecha sobre la base de una formidable serie de fotos de extraordinaria calidad. Claro, clarísimo: a la vista de las fotos, como a los pocos días de producirse el espectáculo. Lo demás es marear la perdiz y soplar gaitas.
No, González, no: lo del testimonio recogido por Benítez no pretendas hacerlo pasar por la prueba del algodón, seamos serios. En primer lugar, en lo relativo a Benítez yo no me fío ni de que el pedigrí de su perro sea tal. Y en segundo, el testimonio de esos soldados de Hoya Fría (dile al correcaminos ufológico cómo se escribe correctamente el nombre de la base (no Olla Fría), que se supone que si estuvo por allí persiguiendo a los sacrosantos testigos debería saber -y tú también, y haberlo corregido- la correcta grafía, que además aparece en varios letreros de la autopista del sur, no hace falta preguntar a la entrada) no aporta nada de interés a lo ya sabido y a lo relatado por multitud de testigos de este suceso. Estoy seguro de que si tú o yo nos dedicamos una semana a buscar testimonios de este caso bajando desde Buenavista hasta la Costa del Silencio -por centrarme sólo en Tenerife- hallaríamos decenas de nuevos testimonios, en particular entre personas de 50 o más años. Para ello es recomendable llevar el chaleco multibolsillos, la grabadora, el bolígrafo gordo con cuatro colores, la libreta de notas, ni muy grande, porque entonces pareces un colegial, ni muy pequeña, que entonces eres un torpe incapaz de calcular el espacio normal de unas buenas notas de campo; pero, sobre todo, poner cara de que estás haciendo algo importante, una tarea fundamental para la siensia; y luego mariscada a cuenta de alguna editorial de prestigio. Yo lo cumplo todo a rajatabla, excepto lo de la mariscada, claro, que yo no hablo con Dios de tú a tú ni nada parecido para luego transcribirlo y publicarlo. Bien, ya estamos equipados (no se nos olvide el bocadillo de chorizo perrero y el zurrón del gofio, para que vean que andamos conectados con la magia de Canarias, ahora que se acerca San Juan). Venga, a correr por ahí, por la costa oeste de Tenerife, como te dije, con La Gomera enfrente. Con toda probabilidad, nos vamos a tropezar con gentes que nos relatan lo visto en términos similares, incluso más espectaculares, y alguno nos hablará de que se paró, giró, y cambio de color e hizo maniobras imposibles. Y que del fuselaje de aquella nave salió una mano verdosa y con escamas que saludó...
Sé que es imposible para determinados fabricantes de realidades alternativas, de proceder a menudo insensato (como es tu caso con las absurdas interpretaciones prehispánicas e hiperdifusionistas de los majanos de Güímar, por poner un sólo ejemplo de tu abultado e irresponsable currículum "mágico") que reconozcan que un episodio clásico, movido ampliamente en los medios de comunicación, exagerado, sobrevalorado y pervertido no fue otra cosa que un fenómeno debido a causas mundanas, perfectamente conocidas, y que se ha repetido en numerosas ocasiones en diversas partes del mundo sin que se haya convertido en un "misterio" ni nada que se le parezca. El empecinamiento que este proceder delata, ya tenga su origen en una creencia adolescente y enquistada, ya en el interés mediático por los misterios como producto rentable en su apartado de pequeños grandes clásicos, me resulta a veces incomprensible, a pesar de estar bastante acostumbrado, por diversos motivos, a tratar con el razonamiento magufo, alternativo, mágico y nuevaerístico, o simplemente crédulo. Han pasado ya 26 añitos desde el 5/3/79, afortunadamente con periodos de olvido (yo le puse unas velas por su vigesimoquinto cumpleaños en el 2·c de La Opinión de Tenerife en marzo del año pasado). Cuando cumpla 27 volveremos a intentar ordeñar los despojos de esta historieta de mihterioh canarioh.
miércoles, mayo 04, 2005
Los científicos y la crítica escéptica
Con cierta frecuencia, los escépticos se lamentan de la escasa o nula presencia de colegas en los medios de comunicación y en la universidad para contrarrestar la publicidad pro misterios populares. Afortunadamente esta presencia ya no es inexistente. El ejemplo más destacado es el de la Universidad de La Laguna y el curso interdisciplinar Ciencia e irracionalidad en la cultura contemporánea, que va ya por el 5º año consecutivo. La queja tiene entonces sentido desde un punto de vista histórico. Por ejemplo, no conozco que ante las barbaridades que semana tras semana soltaba sin freno en los años 70 y 80 el recientemente fallecido Fernando Jiménez del Oso (me importa un comino, para lo que aquí se trata, que comunicase bien y que tuviese habilidad para provocar el acojone general con su voz, su cara y la iluminación de 10W del estudio de programita televisivo) hubiese una avalancha de cartas de protesta a TVE por la emisión de semejante mejunje ocultista. Cito este caso por ser el más significativo de la historia de la televisión española, aunque hubo otros casos puntuales, como aquel programa de entonces televisivo Iñaki Gabilondo sobre los platillos volantes en el que Juan José Benítez intentó que la gente comulgara con sus siempre desproporcionadas ruedas de molino extraterrestres. (Un contraejemplo afortunado, aunque reciente, es la carta de protesta y el manifo relacionados con la producción televisiva más chiripitifláutica de los últimos siglos, Planeta encantado. Como ya he dicho en otras ocasiones, lo anómalo es un género en sí mismo y no tiene sentido mediático que a un crítico escéptico se le conceda la misma cantidad de tiempo que al experto paranormal o avispado vendedor de maravillas de todo a cien para refutar sus afirmaciones y alucinaciones. Esta es la lógica de los medios; o su inercia. Pero al escéptico (o al científico preocupado, que es una subespecie del primero) esto le tiene que importar bien poco.
No tengo una respuesta precisa para explicar el tradicional y escaso interés de los científicos por refutar u ofrecer una respuesta adecuada a la cargante presencia de lo misterioso y enigmático en los medios de comunicación (no es necesario detallar el sentido de estos dos adjetivos en este contexto, al margen de existan razones bien fundadas para dudar de que algo de lo que pasado por tal en los medios lo sea realmente). Habitualmente se apela al escaso tiempo que una profesión absorbente deja para estas cosas de las réplicas y el batallar anti-magufo; en otras nos encontramos con disposiciones personales poco propicias para el desenvolvimiento cómodo en los medios de comunicación, mezcla de timidez y falta de experiencia; y aun con un escepticismo (ay, perdón, que he dicho la palabra tabú) ante la utilidad o efectividad de la crítica y la protesta en lugares cínicos o carentes, la mayoría, de la capacidad para distinguir entre un sujeto racional y un soplagaitas del alto astral. Por favor, se me colocan en el grupo que más les cuadre, o creen uno a medida. Quizá el fenómeno obedece también a otras causas más generales, como la existencia de una corriente científica socialmente reconocida y otra subterránea paralela, mágica y a-científica, entre las cuales sólo se producen ocasionales puntos de fricción a plena luz del día, ignorándose mutuamente la mayor parte de las veces.
El maguferío parece especialmente interesado en colarse en las universidades españolas. El último ejemplo es el programa Milenio 3, una cosa de la cadena SER sobre misterios al que la Universidad del País Vasco acoge en su seno hoy mismo, en el Campus de Guipúzcoa. Esto debe ser una actividad de extensión universitaria, ¿no? Pero mucho van a tener que extender y alargar el invento para que adquiera algún sentido, y para que no dé vergüenza ajena. ¿Le darán un crédito a los alumnos asistentes? O mejor aún, ¿le quitarán un crédito a los alumnos asistentes? Es que van a hablar de los más fascinantes enigmas, pero algo me dice que no van a tocar el origen del universo, ni de la extinción de los dinosaurios, ni de la formación de planetas alrededor de otras estrellas, ni de cosas que exijan pensar un poco, sino de una colección de cuentos chinos, barajada de otra manera y dispuesta para su consumo, como quien llega a una fiesta y se encuentra la mesa de los entremeses preparada: alargas el brazo y te zampas la sábana santa con anchoas; o alguna cara de Bélmez con caviar. Y yo -el otro, quiero decir- me froto las manos, que aunque la entrada es gratis me gano un pico intangible -popularidad, carisma y buen rollo por doquier, que a su vez genera lo que genera, cual pescadilla que se muerde los cc. Empaqueto los bártulos y en unos meses me monto otro chiringuito de ciencia de vanguardia en otro campus...
Es necesaria una mayor implicación, más esfuerzo de crítica, más cartas de protesta, más réplicas en los medios de comunicación, más quejas públicas por las actividades pseudoculturales de individuos que prefieren adular a una parroquia de jóvenes aficionados al misterio antes que despertar en ellos el deseo de revolver la abundante mierda de que se compone Magufolandia. Es bueno y saludable hacer lo posible para formar personas activas y críticas, o por proporcionar las herramientas intelectuales mínimas para que tenga lugar la auto-formación, el cultivo propio de la sensibilidad, ya sea con la lectura de Yeats o Dawkins, me da igual (o con Hölderlin y Stephen Jay Gould). En cualquier caso, hacer lo posible para que no caiga -o si cae durante el menor tiempo posible- en la pseudo-cultura de lo enigmático de diseño, en la dispensa continua de maravillas estúpidas, de extraterrestres que adiestraron a los egipcios, de trozos de tela con la supuesta figura de Jesucristo y disparates similares, en todas aquellas afirmaciones, hechos y relatos del mundo mágico y alternativo que cabría caracterizar como "efectos especiales de película de serie B". La mediocridad se muestra como tal, y se arroga el derecho a presentarse como tal mediocridad (autonomía de pacotilla para creer en lo que nos apetezca, criterio del gusto mayoritario, libertad como producto self-service ante la cual la crítica se vuelve inoportuna, etc.), amparada por los medios de comunicación, espléndida y repetida confirmación de la tesis que Ortega y Gasset delinease en La rebelión de las masas.
No tengo una respuesta precisa para explicar el tradicional y escaso interés de los científicos por refutar u ofrecer una respuesta adecuada a la cargante presencia de lo misterioso y enigmático en los medios de comunicación (no es necesario detallar el sentido de estos dos adjetivos en este contexto, al margen de existan razones bien fundadas para dudar de que algo de lo que pasado por tal en los medios lo sea realmente). Habitualmente se apela al escaso tiempo que una profesión absorbente deja para estas cosas de las réplicas y el batallar anti-magufo; en otras nos encontramos con disposiciones personales poco propicias para el desenvolvimiento cómodo en los medios de comunicación, mezcla de timidez y falta de experiencia; y aun con un escepticismo (ay, perdón, que he dicho la palabra tabú) ante la utilidad o efectividad de la crítica y la protesta en lugares cínicos o carentes, la mayoría, de la capacidad para distinguir entre un sujeto racional y un soplagaitas del alto astral. Por favor, se me colocan en el grupo que más les cuadre, o creen uno a medida. Quizá el fenómeno obedece también a otras causas más generales, como la existencia de una corriente científica socialmente reconocida y otra subterránea paralela, mágica y a-científica, entre las cuales sólo se producen ocasionales puntos de fricción a plena luz del día, ignorándose mutuamente la mayor parte de las veces.
El maguferío parece especialmente interesado en colarse en las universidades españolas. El último ejemplo es el programa Milenio 3, una cosa de la cadena SER sobre misterios al que la Universidad del País Vasco acoge en su seno hoy mismo, en el Campus de Guipúzcoa. Esto debe ser una actividad de extensión universitaria, ¿no? Pero mucho van a tener que extender y alargar el invento para que adquiera algún sentido, y para que no dé vergüenza ajena. ¿Le darán un crédito a los alumnos asistentes? O mejor aún, ¿le quitarán un crédito a los alumnos asistentes? Es que van a hablar de los más fascinantes enigmas, pero algo me dice que no van a tocar el origen del universo, ni de la extinción de los dinosaurios, ni de la formación de planetas alrededor de otras estrellas, ni de cosas que exijan pensar un poco, sino de una colección de cuentos chinos, barajada de otra manera y dispuesta para su consumo, como quien llega a una fiesta y se encuentra la mesa de los entremeses preparada: alargas el brazo y te zampas la sábana santa con anchoas; o alguna cara de Bélmez con caviar. Y yo -el otro, quiero decir- me froto las manos, que aunque la entrada es gratis me gano un pico intangible -popularidad, carisma y buen rollo por doquier, que a su vez genera lo que genera, cual pescadilla que se muerde los cc. Empaqueto los bártulos y en unos meses me monto otro chiringuito de ciencia de vanguardia en otro campus...
Es necesaria una mayor implicación, más esfuerzo de crítica, más cartas de protesta, más réplicas en los medios de comunicación, más quejas públicas por las actividades pseudoculturales de individuos que prefieren adular a una parroquia de jóvenes aficionados al misterio antes que despertar en ellos el deseo de revolver la abundante mierda de que se compone Magufolandia. Es bueno y saludable hacer lo posible para formar personas activas y críticas, o por proporcionar las herramientas intelectuales mínimas para que tenga lugar la auto-formación, el cultivo propio de la sensibilidad, ya sea con la lectura de Yeats o Dawkins, me da igual (o con Hölderlin y Stephen Jay Gould). En cualquier caso, hacer lo posible para que no caiga -o si cae durante el menor tiempo posible- en la pseudo-cultura de lo enigmático de diseño, en la dispensa continua de maravillas estúpidas, de extraterrestres que adiestraron a los egipcios, de trozos de tela con la supuesta figura de Jesucristo y disparates similares, en todas aquellas afirmaciones, hechos y relatos del mundo mágico y alternativo que cabría caracterizar como "efectos especiales de película de serie B". La mediocridad se muestra como tal, y se arroga el derecho a presentarse como tal mediocridad (autonomía de pacotilla para creer en lo que nos apetezca, criterio del gusto mayoritario, libertad como producto self-service ante la cual la crítica se vuelve inoportuna, etc.), amparada por los medios de comunicación, espléndida y repetida confirmación de la tesis que Ortega y Gasset delinease en La rebelión de las masas.
lunes, mayo 02, 2005
Difundiendo el escepticismo
La 5ª edición del curso interdisciplinar de la Universidad de La Laguna Ciencia e irracionalidad en la cultura contemporánea llegó el pasado día 28 de abril a su conclusión. Una vez más, los principales aspectos de la ciencia y de las creencias contemporáneas sobre fenómenos extraños, capacidades insospechadas y otras fabricaciones ocultistas se dieron cita en las aulas de la Universidad lagunera. Esperamos haber sembrado una buena selección de semillas escépticas, en su variante fortalecedora y arriesgada, en la mente de nuestros alumnos.
Tradicionalmente, los discursos cerrados y poco aireados se ponen en guardia ante esta labor; y también se encargan de presentar tal afán (en realidad un punto de partida para la persecución incansable del conocimiento) movido por perversas intenciones de debilitamiento de las mentes que han abrazado una fe inamovible -cuando no como un peligro para su cuenta corriente. El escepticismo adquiere así la imagen de una enfermedad en la uno de sus principales efectos sería el de una anemia socio-espiritual. Bien, ya tienen de qué preocuparse y escandalizarse, como los encadenados de la caverna; o como los liliputienses que ataron a Gulliver en la playa; o como cualquier otro que pertenezca a Doctrinas prefabricadas SA. La crítica se convierte no en destrucción sino en des-construcción, el ejercicio básico, el abc de cualquier pensamiento que no se contente con la papilla predigerida con que las aves alimentan a sus crías, la acción auto-consciente de Neo en el momento de detener los proyectiles de los agentes de Matrix con un gesto de su mano.
El primer módulo fue, como siempre, una perspectiva general de los principales campos de la ciencia contemporánea. En la web del curso disponen de amplios resúmenes y bibliografía. Quiero destacar la charla de la Dra. María Dolores Garralda, antropóloga física y paleoantropóloga de la Complutense que pasó revista a la evolución de nuestra especie y finalizó refiriéndose a algunas leyendas criptozoológicas como los Yeti, los Big Foot y otras invenciones.
El segundo módulo profundizó, como otros años, en los aspectos psicológicos de las creencias y manías paranormales, así como en ejemplos clásicos de lo anómalo, como los platillos volantes y los fenómenos paranormales.
La directora del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna, Inés Rodríguez Hidalgo, emuló a James Randi al entregar una carta astral personalizada a los alumnos, que debían puntuar según se adecuase a su personalidad. Omito el resultado final del experimento. ¿Le quedarán ganas a los alumnos de llamar a las aves carroñeras astrológicas y del tarot televisivo, por si en alguna ocasión se les pasó por la cabeza?
El joven historiador Sergio Baucells Mesa no se cortó un pelo y puso en su sitio la perniciosa labor de pseudo-divulgadores de nuestra historia, empeñados en ver magias, maravillas y otras chorraditas en la religión aborigen guanche y en los populares amontonamientos de piedras del barrio de Chacona de Güímar (Tenerife). César Esteban, del IAC, recordó días después los aspectos arqueoastronómicos de este disparate pseudo-etnográfico. Si a algún hiperdifusionista se le calentaron las orejas estos días ya sabe a qué fue debido.
Contamos con la presencia de Javier Armentia, el pez más escéptico de Internet y director del Planetario de Pamplona; con Félix Ares, director del Miramón KutxaEspacio de San Sebastián y divulgador científico; y con Luis Alfonso Gámez, administrador de la ciudad celeste y virtual de Magonia, referencia del escepticismo hispano ante lo paranormal y otras zarandajas culturales. Armentia se ocupó de los más destacados aspectos de lo que he denominado cristianismo paranormal: la utilización de portentos y chapuceras maravillas para sostener la citada fe religiosa, desde la sábana de Turín a las licuaciones sanguinolentas de santos varios, pasando por las apariciones marianas. Ares de Blas inició su intervención, titulada Increíble pero falso doblando y partiendo una cuchara, en recuerdo del mayor cantamañanas del mundo paranormal, Uri Geller, y prosiguió pasando revista a unos pocos tópicos destacados de este mundillo, como las estadísticamente sesgadas investigaciones parapsicológicas llevadas a cabo por J.B. Rhine y Soal en los años 30 y 40 del pasado siglo; las predicciones y premoniciones como las de Nostradamus y el amigo Malaquías (el propio Ares de Blas comentó una predicción efectuada por él desgraciadamente cumplida, sobre un accidente aéreo en el que un avión con un motivo rojo en su fuselaje, en un aeropuerto del hemisferio norte y en el mes de abril se estrellaría con el resultado de 47 muertos. Acertó en todo, excepto en el número de muertos, que fueron 46. Nada hay de premonitorio en ello, más que unas pocas consideraciones estadísticas sencillas). La última parte de su intervención estuvo dedicada al mito de los platillos volantes, de los que citó un par de sabrosos ejemplos, como el caso de Campeche (México) de 7 de marzo de 2004 (llamaradas petrolíferas), y el encuentro cercano de Ucero, Soria, el 28 de agosto de 1968, que resultó ser una espectacular -y simple- avería eléctrica. Por su parte, Gámez aportó una rigurosa y amena perspectiva histórica del mito de la Atlántida, de actualidad periódicamente cada vez que alguno con ganas de perder el tiempo se le ocurre situarla en el retrete de su cuarto de baño. Si el de las anchas espaldas levantara la cabeza...
El curso finalizó con una mesa redonda sobre las mal llamadas medicinas alternativas, en la que tuve la oportunidad de estar junto con los tres invitados peninsulares. Fue moderada por Luis Díaz Vilela, el psicólogo social de casi perenne sonrisa, genial en su premeditado papel de defensor de estas peligrosas prácticas, al emplear algunos de los clichés lingüísticos usuales en el mundo magufo, como la cerrazón mental, el número de creyentes o consumidores como criterio de validación y unos recientes estudios a favor publicados en New Scientist como pruebas confirmatorias y ya está porque lo digo yo... A Díaz Vilela le costaba aguantar la risa, más cuando la provocaba entre los alumnos y resto de los componentes de la mesa. En fin, un buen colofón al curso, ya algo más que una gota de agua en el mar de la estafa cultural y el engaño premeditado al que estamos acostumbrados (pero no indiferentes). El año que viene volveremos a la carga; pero antes habrá otras acciones, iniciativas y entremeses variados desde la isla tinerfeña, así que no se distraigan.
Tradicionalmente, los discursos cerrados y poco aireados se ponen en guardia ante esta labor; y también se encargan de presentar tal afán (en realidad un punto de partida para la persecución incansable del conocimiento) movido por perversas intenciones de debilitamiento de las mentes que han abrazado una fe inamovible -cuando no como un peligro para su cuenta corriente. El escepticismo adquiere así la imagen de una enfermedad en la uno de sus principales efectos sería el de una anemia socio-espiritual. Bien, ya tienen de qué preocuparse y escandalizarse, como los encadenados de la caverna; o como los liliputienses que ataron a Gulliver en la playa; o como cualquier otro que pertenezca a Doctrinas prefabricadas SA. La crítica se convierte no en destrucción sino en des-construcción, el ejercicio básico, el abc de cualquier pensamiento que no se contente con la papilla predigerida con que las aves alimentan a sus crías, la acción auto-consciente de Neo en el momento de detener los proyectiles de los agentes de Matrix con un gesto de su mano.
El primer módulo fue, como siempre, una perspectiva general de los principales campos de la ciencia contemporánea. En la web del curso disponen de amplios resúmenes y bibliografía. Quiero destacar la charla de la Dra. María Dolores Garralda, antropóloga física y paleoantropóloga de la Complutense que pasó revista a la evolución de nuestra especie y finalizó refiriéndose a algunas leyendas criptozoológicas como los Yeti, los Big Foot y otras invenciones.
El segundo módulo profundizó, como otros años, en los aspectos psicológicos de las creencias y manías paranormales, así como en ejemplos clásicos de lo anómalo, como los platillos volantes y los fenómenos paranormales.
La directora del Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna, Inés Rodríguez Hidalgo, emuló a James Randi al entregar una carta astral personalizada a los alumnos, que debían puntuar según se adecuase a su personalidad. Omito el resultado final del experimento. ¿Le quedarán ganas a los alumnos de llamar a las aves carroñeras astrológicas y del tarot televisivo, por si en alguna ocasión se les pasó por la cabeza?
El joven historiador Sergio Baucells Mesa no se cortó un pelo y puso en su sitio la perniciosa labor de pseudo-divulgadores de nuestra historia, empeñados en ver magias, maravillas y otras chorraditas en la religión aborigen guanche y en los populares amontonamientos de piedras del barrio de Chacona de Güímar (Tenerife). César Esteban, del IAC, recordó días después los aspectos arqueoastronómicos de este disparate pseudo-etnográfico. Si a algún hiperdifusionista se le calentaron las orejas estos días ya sabe a qué fue debido.
Contamos con la presencia de Javier Armentia, el pez más escéptico de Internet y director del Planetario de Pamplona; con Félix Ares, director del Miramón KutxaEspacio de San Sebastián y divulgador científico; y con Luis Alfonso Gámez, administrador de la ciudad celeste y virtual de Magonia, referencia del escepticismo hispano ante lo paranormal y otras zarandajas culturales. Armentia se ocupó de los más destacados aspectos de lo que he denominado cristianismo paranormal: la utilización de portentos y chapuceras maravillas para sostener la citada fe religiosa, desde la sábana de Turín a las licuaciones sanguinolentas de santos varios, pasando por las apariciones marianas. Ares de Blas inició su intervención, titulada Increíble pero falso doblando y partiendo una cuchara, en recuerdo del mayor cantamañanas del mundo paranormal, Uri Geller, y prosiguió pasando revista a unos pocos tópicos destacados de este mundillo, como las estadísticamente sesgadas investigaciones parapsicológicas llevadas a cabo por J.B. Rhine y Soal en los años 30 y 40 del pasado siglo; las predicciones y premoniciones como las de Nostradamus y el amigo Malaquías (el propio Ares de Blas comentó una predicción efectuada por él desgraciadamente cumplida, sobre un accidente aéreo en el que un avión con un motivo rojo en su fuselaje, en un aeropuerto del hemisferio norte y en el mes de abril se estrellaría con el resultado de 47 muertos. Acertó en todo, excepto en el número de muertos, que fueron 46. Nada hay de premonitorio en ello, más que unas pocas consideraciones estadísticas sencillas). La última parte de su intervención estuvo dedicada al mito de los platillos volantes, de los que citó un par de sabrosos ejemplos, como el caso de Campeche (México) de 7 de marzo de 2004 (llamaradas petrolíferas), y el encuentro cercano de Ucero, Soria, el 28 de agosto de 1968, que resultó ser una espectacular -y simple- avería eléctrica. Por su parte, Gámez aportó una rigurosa y amena perspectiva histórica del mito de la Atlántida, de actualidad periódicamente cada vez que alguno con ganas de perder el tiempo se le ocurre situarla en el retrete de su cuarto de baño. Si el de las anchas espaldas levantara la cabeza...
El curso finalizó con una mesa redonda sobre las mal llamadas medicinas alternativas, en la que tuve la oportunidad de estar junto con los tres invitados peninsulares. Fue moderada por Luis Díaz Vilela, el psicólogo social de casi perenne sonrisa, genial en su premeditado papel de defensor de estas peligrosas prácticas, al emplear algunos de los clichés lingüísticos usuales en el mundo magufo, como la cerrazón mental, el número de creyentes o consumidores como criterio de validación y unos recientes estudios a favor publicados en New Scientist como pruebas confirmatorias y ya está porque lo digo yo... A Díaz Vilela le costaba aguantar la risa, más cuando la provocaba entre los alumnos y resto de los componentes de la mesa. En fin, un buen colofón al curso, ya algo más que una gota de agua en el mar de la estafa cultural y el engaño premeditado al que estamos acostumbrados (pero no indiferentes). El año que viene volveremos a la carga; pero antes habrá otras acciones, iniciativas y entremeses variados desde la isla tinerfeña, así que no se distraigan.
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