El suplemento 2·c de La Opinión de Tenerife publicó ayer este artículo de José María Riol Cimas sobre la colección ¡Vaya timo!, de la editorial navarra Laetoli
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
domingo, mayo 20, 2007
jueves, mayo 10, 2007
Los habitantes del cosmos...
es una charla que daré el próximo lunes día 14 de mayo a las 19:00 horas en el Aula Magna de la Facultad de Física y Matemáticas de la Universidad de La Laguna. Aquí les dejo el cartel que la entidad cultural Urania, organizadora del acto, ha diseñado para la ocasión. La entrada es libre.
domingo, mayo 06, 2007
Publicado en GARA (País Vasco)...
el pasado martes 1 de mayo de 2007.
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Los platillos volantes vuelven a la actualidad
El Estado francés desclasifica 1.600 supuestos avistamientos de ovnis
Fenómenos aéreos anómalos. Así denominan los franceses a los populares ovnis, sobre los que acaban de desclasificar los primeros de los 1.600 casos de supuestos avistamientos. Una cuarta parte de ellos, afirman los responsables del organismo público que los ha investigado, se han cerrado sin explicación. Los escépticos con lo que rodea a la ufología responden que el fenómeno ovni no deja de ser sino un mito, cuando no, cambiando el orden de las letras, un timo.
Joseba VIVANCO | GASTEIZ
Un enorme globo estratosférico de 400.000 m3 de volumen lanzado por la Agencia Espacial Francesa y enviado sobre los Pirineos desde la base de Aire-sur l'Adour (al sudeste de Las Landas) es confundido por un ovni por cientos de franceses y andorranos. Es el 22 de abril de 2002.
«Quien sostenga que ha visto extraterrestres, ha hablado con ellos o tiene confirmación de su existencia por medios desconocidos y se permita ilustrarnos sobre sus rasgos físicos y su temperamento, como si de perros o gatos se tratara, es un desvengonzado, un alucinado con afán propagandista o un engañabobos acostumbrado a aprovecharse de los necios». Es la tajante respuesta de Ricardo Campo (Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna, Tenerife), autor del libro Los ovnis, ¡vaya timo! (Ed. Laetoli, 2006). Precisamente, el pasado 16 de abril impartió una charla en un curso en la Universidad canaria bajo el título ¿De verdad viste un ovni?
Lo cierto es que en el Estado francés al menos han sido 1.600 los avistamientos registrados desde 1954 por el Grupo de Estudios y de Información de Fenómenos Aeroespaciales No Identificados (GEIPAN), adscrito al Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES). Hace sólo unos días, este organismo colgó en su página web los primeros 400 de los 100.000 documentos anunciados -entre ellos, reportes policiales, bosquejos, fotos, mapas y vídeos- de algo más de millar y medio de incidentes de los que, afirman sus responsables, en torno a un 25% no han podido ser explicados.
Huelga decir que la página web quedó saturada de inmediato, y es que se dijo que el Estado francés se convertía en el primero en el mundo en desclasificar este tipo de archivos, aunque sería más correcto aclarar que es el único estado del mundo en disponer en los últimos treinta años de un organismo público para recopilar este tipo de sucesos. En otros lugares, como en el Estado español o el caso más reciente de Chile, que también sacó a la luz algunos `papeles secretos' , es el Ejército del Aire el que archiva estos contenidos, como también lo hace EEUU.
Aunque el grupo francés no fue creado hasta la década de los setenta, el primer informe del que se tiene constancia data de 1937. Seis mil testimonios y tres mil interrogatorios policiales para una investigación que, se matiza, ha contado con recursos limitados. «No hay que esperar de nuestros archivos revelaciones, pero esperamos que sirvan a los científicos y que el fenómeno de los ovnis se convertirá, por fin, en un objeto de estudio como cualquier otro», se adelantó a decir el actual responsable del GEIPAN, Jacques Petenet.
Algunos de ese millar largo de casos estudiados han sido desentrañados, otros incluso desenmascarados, y los hay para los que no han dado explicación. Incluso los hay como «el de la señora que informaba haber visto un objeto parecido a un rollo de papel higiénico volando en el cielo, que no tienen sentido investigar», matiza Petenet. Aclaración fue la del objeto en llamas que dos granjeros vieron caer en un campo cercano en 1985, y luego resultó ser una bomba nazi que estalló de forma espontánea cuatro decenios después de ser lanzada.
Ricardo Campo explica que «el hombre de la calle, cualquiera, puede confundir y malinterpretar estímulos luminosos no identificados con fenómenos extraños, a los que psicológicamente se dota de características y dinámica de la que carecen». Así, detalla cómo las causas más comunes de equívocos son «estímulos astronómicos» como los planetas, estrellas y meteoritos, y otros de origen tecnológico como aviones, globos sonda, chatarra espacial, misiles, incluso curiosos efectos meteorológicos. ¿Y los casos sin explicar? «Ocurre en todas las mediciones. Sin ir más lejos, en los casos de asesinato o robo siempre quedan casos sin explicar», responde. «Existen serias dificultades, prácticamente insalvables, para que alguna inteligencia extraterrestre se haya presentado en la Tierra a bordo de una nave interplanetaria», prosigue.
Quienes discrepan se agarran a casos como el desvelado en los documentos franceses de un albañil jubilado que en 1981 aseguró haber visto posarse cerca de su jardín una especie de platillo volante de unos 2,5 metros de diámetro. Quienes acudieron a comprobar la denuncia se encontraron restos de tierra que, según los laboratorios consultados, habían estado sometidos a temperaturas de unos 600 grados y soportado un peso de unos 700 kilogramos. Además, la alfalfa que estaba cerca del lugar reveló que sufría un debilitamiento del proceso de fotosíntesis que fue explicado por haber estado expuesta a un campo eléctrico intenso.
«No tenemos la más mínima prueba de que los extraterrestres estén detrás de los fenómenos inexplicables. Tampoco tenemos la más mínima prueba de que no lo estén», defiende su puesto de trabajo el director del GEPAN. Esta afirmación le recuerda al autor de "Los ovnis, ¡vaya timo!'' su discusión con un `convencido' del famoso caso Roswell, que le emplazaba a que demostrara que no era cierto, cuando se supone que debiera ser al revés.
En Euskal Herria
Euskal Herria tampoco ha sido una zona geográfica libre de supuestos avistamientos ovnis, más allá de que conocidos defensores de la presencia de platillos y seres extraterrestres como J.J.Benítez o Iker Jiménez sean de origen vasco. El guipuzcoano Juan Carlos Victorio, autor de un blog en internet (misteriosdelaire.blogspot.com), recopiló en su día los 'sucesos' de los que se tenían referencia en Hego Euskal Herria entre 1950 y 1990. En total, citaba 406 observaciones ovni, repartidas en tres oleadas: 1950, 1968 y el periodo comprendido entre 1974-1980, años en los que destacó el gran número de noticias publicadas al respecto en el desaparecido periódico "La Gaceta del Norte''.
Este investigador reconocía en sus conclusiones que «después de revisar todas las observaciones, algunas ya vienen con la solución. He podido descubrir que el 91% de la casuística producida en la zona de estudio tiene una explicación normal, en algunos casos prosaica. Queda un 9% (35 casos) sin explicar, de momento, sobre todo por la falta de datos elementales». Y completaba su valoración con la siguiente frase: «Gran parte de la casuística producida no resiste un análisis riguroso, serio y objetivo, que como mínimo es necesario si se pretende demostrar que existe algún fenómeno desconocido tras los ovni».
Prueba de lo anterior son casos como los ocurridos en la década de los setenta y que alcanzaron gran difusión estatal e internacional «y que, después de una investigación seria, fueron perfectamente explicados». Por ejemplo, el caso de Mañeru (Nafarroa), el 18 de enero de 1976; la observación en el barrio bilbaino de Zurbaran, en agosto de 1976, donde una familia grabó el sonido de un ovni que luego resultó ser el canto de un sapo partero; o los entonces famosos aterrizajes en la localidad de Gallarta, registrados en febrero y marzo de 1977 y que se explicaron como un fraude.
De cohetes y misiles
El primer incidente recogido en Euskal Herria sucedió el 26 de marzo de 1950 en el monte Aizkorri. Dos testigos vieron un objeto alargado y brillante que descendió hasta el suelo y desapareció en una cueva cercana. Investigaciones posteriores revelaron que se trató de una broma. Un caso singular, detalla Juan Carlos Victorio en su estudio, sucedió el 20 de febrero de 1960. Los testigos estaban situados en distintos puntos alejados entre sí: Iruñea, Argiñariz, puerto de Ibañeta, Luzaide, Quinto Real, Pasaia y varias localidades de Nafarroa Beherea y Lapurdi. Hacia las 7:00 observaron una esfera con estela que en pocos segundos atravesó el cielo de este a oeste. «Sin duda se trató de un bólido o de chatarra espacial desintegrándose al entrar en la atmósfera», aclara.
El 23 de febrero de 1971, otro fenómeno espectacular es observado en numerosos puntos de la península cayendo, poco después, al mar cerca de un barco pesquero a unas 24 millas al norte de Donostia. «Se trató del cohete Tibere. Algunos autores sostienen todavía, a pesar de las evidencias, que fue un ovni pero, a mi juicio, se basan en argumentos poco convincentes», explica este investigador.
Otro caso llamativo ocurrió el 12 de junio de 1974, cuando la mayoría de ciudades y pueblos vascos observaron la estela dejada en el cielo por un misil balístico MSBS.
El ovni que era Júpiter
A partir de 1980, comenta el autor, las observaciones descendieron de manera notoria, aunque se produjeron algunos casos que tuvieron bastante eco en los medios de comunicación de la época. Por ejemplo, uno de ellos es el que hace referencia al 24 de julio de 1981 y la fotografía de una nube tomada en el pueblo de Agillo (Trebiñu), y que fue publicada como la de un ovni.
Durante la noche del 11 de julio de 1985 «sucedió un curioso caso de sugestión colectiva», en Gipuzkoa, donde miembros de la DYA, Cruz Roja, policías municipales, radio, prensa y particulares se lanzaron en una frenética persecución del planeta Júpiter que duró 5 horas. «Cuando se movían, el ovni se movía; cuando se paraban, el ovni se inmovilizaba», apunta irónico este investigador. La explicación a ese rocambolesco suceso es sencilla. Todo se generó después de que una persona llamara a un diario donostiarra para avisar: «Aunque lo parezca no le estoy tomando el pelo, tome nota: estoy viendo un ovni encima mío, sobre una gasolinera que se encuentra en la carretera de Urnieta, entre Hernani y Tolosa». Y lo vieron hasta en Antzuola.
Desde los años 50
Los avistamientos de ovnis se asentaron en la cultura popular a partir de la mitad del siglo pasado. Hubo «oleadas» como las del Estado francés en 1950 y 1954, EEUU en 1973, Bélgica a finales de 1980 y a nivel mundial en 1968-69 o 1974-75.
Los hombres de negro
Estos personajes, encarnados en el cine por Will Smtih y Tommy Lee Jones, aparecen por primera vez en 1954 en un libro del ufólogo Albert Bender, que cuenta la historia de unos misteriosos sujetos que le piden que no divulgue lo que sabía sobre ovnis.
El bautizo
Las historias de avistamientos empiezan con la observación de Kenneth Arnold, mientras pilotaba su avioneta el 24 de junio de 1947, de nueve objetos que se movían «como si fueran platos lanzados», lo que un periodista bautizó como «platillos volantes».
2001
Fue el «annus horribilis» para la central de Garona. Además de los dos paros de emergencia a los que se vio forzado, hubo una avería en las turbinas de evacuación que ocasiono el despido de 20 trabajadores de la plantilla.
Javier Armentia: «Casos sin explicación no quiere decir que sean inexplicables"
Javier Armentia, además de director del Planetario de Iruñea, es un certero `cazador' de todo aquello que huela a ufología, platillos volantes y hombrecillos verdes. Dedicado en cuerpo y alma a luchar contra mitos como éste, no le sorprende que la página web francesa donde se han desclasificado cientos de documentos `secretos' sobre supuestos ovnis se colapsara en los primeros días. Lo que sí ha constatado es que «no se aporta ninguna prueba de naves extraterrestes, ninguna». Prueba de ello, según expone, es que el responsable del departamento investigador de estos fenómenos, Jacques Petenet, «muy cuco, decía el otro día que cierto que no había ninguna prueba de que eran ETs, pero que tampoco la había de lo contrario, en un perfecto ejemplo del tipo de credulidad que mantiene este investigador».
Los papeles que acaba de sacar a la luz pública el Estado francés sobre sesenta años de investigación en este campo no justifican, a su juicio, «tanto alboroto, porque ni hay tantos casos ni desde luego son como para esperar una especie de invasión extraterrestre o un contubernio entre ejércitos, gobiernos y alienígenas». Precisamente, observa Armentia, «el que se hagan públicos estos informes demuestra que los fenómenos que se querían ocultar eran simplemente imaginación y ganas de vender revistas».
«Gran parte de estos documentos -detalla- son simplemente relatos de avistamientos, denuncias... Lo que sí se confirma es que la gente sigue viendo ovnis. ¿Por qué? Porque se ve cualquier cosa en el aire y se interpreta dentro del mito. Las investigaciones de un pequeño porcentaje de casos tampoco aportan nada raro, con lo que llegamos a lo de siempre, que hay casos sin explicación, una cuarta parte dicen, que hay que precisar son inexplicados, pero no, como la gente afirma, inexplicables. Y eso es así simplemente porque hasta el momento no se ha podido aportar suficiente explicación, presumiblemente por la falta de datos suficientes».
«Como suele pasar siempre -comenta Armentia-, al final tendrán explicaciones convencionales, como ha sucedido a lo largo de la historia. Sólo los vendedores de misterios, los 'magufos', como solemos decir, serán los que se crean que en esos casos 'sin explicación' hay una verdad oculta. De eso viven los Iker Jiménez y demás como él».
Recuerda como ejemplo de sus palabras el caso del ovni que media Europa observó el 5 de noviembre de 1990: «Miles de testigos, incluyendo cualificados testimonios de policías, militares y sobre todo, pilotos aéreos con miles de horas de experiencia que fueron capaces de reconocer una especie de enorme nave triangular sobrevolando Europa». Pues bien, tras examinar los datos, resultaron ser fragmentos de un cohete lanzador ruso, que dos días antes había liberado un satélite. «Era un ingenio espacial, pero humano», apuntilla este experto. «Pero la explicación del caso, su verdadero origen, no fue noticia, aunque casi todos los periódicos europeos habían hablado del avistamiento», añade. Fue, recuerda, un año en el que, además, los ovnis se pusieron de moda en lugares como Bélgica, donde lo que realmente vieron fueron las pruebas de un avión experimental estadounidense y otros fenómenos que se destaparon como fraudulentos y ocasionados por ultraligeros con luces. J.V.
Abducciones
El primer relato sobre abducciones fue el del matrimonio Barney y Betty Hill, la noche del 19 de setiembre de 1961. Sólo vieron una luz pero, tras someterse a hipnosis, dijeron haber sido secuestrados por un platillo volante. Se lo imaginaron.
El caso «guesurtia"
En octubre de 1954, «Sud-Ouest» y «El Diario Vasco» publican el caso de un casero de Mendionde, «Manes Guesurtia», que vio aterrizar un platillo y varios seres. En 1979, dos investigadores fueron a confirmarlo. Por supuesto, jamás había existido.
El ovni de Otxate
La leyenda del 'pueblo maldito' de Otxate, en Trebiñu, nació a partir de la fotografía de un supuesto ovni obtenida el 24 de julio de 1981 por Prudencio Muguruza, en Agillo. Era auténtica, pero todo indica que era una nube iluminada por la Luna.
Félix Ares: «Crear oleadas de ovnis es posible, como hicimos en 1978"
«A finales de la década de los setenta me vinieron a ver un grupo de chavales que estudiaban el fenómeno ovni y otros temas esotéricos», recuerda Félix Ares, quien fuera director del Kutxaespacio de la Ciencia. «El problema era si se podían inducir oleadas, si la publicación de una noticia sobre ovnis originaba más ovnis y, si era cierto, ¿qué tipo de avistamientos se creaban?». Así, idearon un proyecto, al que bautizaron "IVAN". Una amplia difusión de cartas al director y pequeños artículos sirvieron para preparar el terreno. Idearon «un juego de focos alimentados por una batería de coche». Decidieron que un buen emplazamiento era Gorostiaga, cerca de las Peñas de Aia, y un día de luna nueva, «con lo que el perfil del monte quedaría invisible y, teóricamente, los focos podrían aparecer como flotando en el espacio. Un simple juego de interruptores permitiría apagar y encender las diversas bombillas dispuestas a modo que diera una idea de movimiento en el testigo».
Desde el 22 de diciembre de 1978 se contactó con varios medios de comunicación para informales de avistamientos, incluso con testigos. El día 27, "La Voz de España'' publica un avistamiento de varios niños en Donostia, «al margen de nuestra manipulación». La repercusión es tal que «a partir de este momento ya no tuvimos necesidad de recurrir a la invención de falsos avistamientos. Espontáneamente surgieron casos 'ciertos', tal y como nosotros esperábamos, creando por tanto una mini oleada `verdadera' inducida por otra falsa». Se publicaron avistamientos en la bahía de Txingudi, el monte Adarra, en Irun... hasta veinte.
El 4 de enero de 1979, llevan a cabo su experimento, que se vio sobre todo desde Irun. «La gran mayoría del público interpretó la experiencia como un auténtico ovni. Suponemos que sin la campaña previa de concienciación esta opinión no hubiera sido tan generalizada», concluye Ares. J.V.
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Los platillos volantes vuelven a la actualidad
El Estado francés desclasifica 1.600 supuestos avistamientos de ovnis
Fenómenos aéreos anómalos. Así denominan los franceses a los populares ovnis, sobre los que acaban de desclasificar los primeros de los 1.600 casos de supuestos avistamientos. Una cuarta parte de ellos, afirman los responsables del organismo público que los ha investigado, se han cerrado sin explicación. Los escépticos con lo que rodea a la ufología responden que el fenómeno ovni no deja de ser sino un mito, cuando no, cambiando el orden de las letras, un timo.
Joseba VIVANCO | GASTEIZ
Un enorme globo estratosférico de 400.000 m3 de volumen lanzado por la Agencia Espacial Francesa y enviado sobre los Pirineos desde la base de Aire-sur l'Adour (al sudeste de Las Landas) es confundido por un ovni por cientos de franceses y andorranos. Es el 22 de abril de 2002.
«Quien sostenga que ha visto extraterrestres, ha hablado con ellos o tiene confirmación de su existencia por medios desconocidos y se permita ilustrarnos sobre sus rasgos físicos y su temperamento, como si de perros o gatos se tratara, es un desvengonzado, un alucinado con afán propagandista o un engañabobos acostumbrado a aprovecharse de los necios». Es la tajante respuesta de Ricardo Campo (Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna, Tenerife), autor del libro Los ovnis, ¡vaya timo! (Ed. Laetoli, 2006). Precisamente, el pasado 16 de abril impartió una charla en un curso en la Universidad canaria bajo el título ¿De verdad viste un ovni?
Lo cierto es que en el Estado francés al menos han sido 1.600 los avistamientos registrados desde 1954 por el Grupo de Estudios y de Información de Fenómenos Aeroespaciales No Identificados (GEIPAN), adscrito al Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES). Hace sólo unos días, este organismo colgó en su página web los primeros 400 de los 100.000 documentos anunciados -entre ellos, reportes policiales, bosquejos, fotos, mapas y vídeos- de algo más de millar y medio de incidentes de los que, afirman sus responsables, en torno a un 25% no han podido ser explicados.
Huelga decir que la página web quedó saturada de inmediato, y es que se dijo que el Estado francés se convertía en el primero en el mundo en desclasificar este tipo de archivos, aunque sería más correcto aclarar que es el único estado del mundo en disponer en los últimos treinta años de un organismo público para recopilar este tipo de sucesos. En otros lugares, como en el Estado español o el caso más reciente de Chile, que también sacó a la luz algunos `papeles secretos' , es el Ejército del Aire el que archiva estos contenidos, como también lo hace EEUU.
Aunque el grupo francés no fue creado hasta la década de los setenta, el primer informe del que se tiene constancia data de 1937. Seis mil testimonios y tres mil interrogatorios policiales para una investigación que, se matiza, ha contado con recursos limitados. «No hay que esperar de nuestros archivos revelaciones, pero esperamos que sirvan a los científicos y que el fenómeno de los ovnis se convertirá, por fin, en un objeto de estudio como cualquier otro», se adelantó a decir el actual responsable del GEIPAN, Jacques Petenet.
Algunos de ese millar largo de casos estudiados han sido desentrañados, otros incluso desenmascarados, y los hay para los que no han dado explicación. Incluso los hay como «el de la señora que informaba haber visto un objeto parecido a un rollo de papel higiénico volando en el cielo, que no tienen sentido investigar», matiza Petenet. Aclaración fue la del objeto en llamas que dos granjeros vieron caer en un campo cercano en 1985, y luego resultó ser una bomba nazi que estalló de forma espontánea cuatro decenios después de ser lanzada.
Ricardo Campo explica que «el hombre de la calle, cualquiera, puede confundir y malinterpretar estímulos luminosos no identificados con fenómenos extraños, a los que psicológicamente se dota de características y dinámica de la que carecen». Así, detalla cómo las causas más comunes de equívocos son «estímulos astronómicos» como los planetas, estrellas y meteoritos, y otros de origen tecnológico como aviones, globos sonda, chatarra espacial, misiles, incluso curiosos efectos meteorológicos. ¿Y los casos sin explicar? «Ocurre en todas las mediciones. Sin ir más lejos, en los casos de asesinato o robo siempre quedan casos sin explicar», responde. «Existen serias dificultades, prácticamente insalvables, para que alguna inteligencia extraterrestre se haya presentado en la Tierra a bordo de una nave interplanetaria», prosigue.
Quienes discrepan se agarran a casos como el desvelado en los documentos franceses de un albañil jubilado que en 1981 aseguró haber visto posarse cerca de su jardín una especie de platillo volante de unos 2,5 metros de diámetro. Quienes acudieron a comprobar la denuncia se encontraron restos de tierra que, según los laboratorios consultados, habían estado sometidos a temperaturas de unos 600 grados y soportado un peso de unos 700 kilogramos. Además, la alfalfa que estaba cerca del lugar reveló que sufría un debilitamiento del proceso de fotosíntesis que fue explicado por haber estado expuesta a un campo eléctrico intenso.
«No tenemos la más mínima prueba de que los extraterrestres estén detrás de los fenómenos inexplicables. Tampoco tenemos la más mínima prueba de que no lo estén», defiende su puesto de trabajo el director del GEPAN. Esta afirmación le recuerda al autor de "Los ovnis, ¡vaya timo!'' su discusión con un `convencido' del famoso caso Roswell, que le emplazaba a que demostrara que no era cierto, cuando se supone que debiera ser al revés.
En Euskal Herria
Euskal Herria tampoco ha sido una zona geográfica libre de supuestos avistamientos ovnis, más allá de que conocidos defensores de la presencia de platillos y seres extraterrestres como J.J.Benítez o Iker Jiménez sean de origen vasco. El guipuzcoano Juan Carlos Victorio, autor de un blog en internet (misteriosdelaire.blogspot.com), recopiló en su día los 'sucesos' de los que se tenían referencia en Hego Euskal Herria entre 1950 y 1990. En total, citaba 406 observaciones ovni, repartidas en tres oleadas: 1950, 1968 y el periodo comprendido entre 1974-1980, años en los que destacó el gran número de noticias publicadas al respecto en el desaparecido periódico "La Gaceta del Norte''.
Este investigador reconocía en sus conclusiones que «después de revisar todas las observaciones, algunas ya vienen con la solución. He podido descubrir que el 91% de la casuística producida en la zona de estudio tiene una explicación normal, en algunos casos prosaica. Queda un 9% (35 casos) sin explicar, de momento, sobre todo por la falta de datos elementales». Y completaba su valoración con la siguiente frase: «Gran parte de la casuística producida no resiste un análisis riguroso, serio y objetivo, que como mínimo es necesario si se pretende demostrar que existe algún fenómeno desconocido tras los ovni».
Prueba de lo anterior son casos como los ocurridos en la década de los setenta y que alcanzaron gran difusión estatal e internacional «y que, después de una investigación seria, fueron perfectamente explicados». Por ejemplo, el caso de Mañeru (Nafarroa), el 18 de enero de 1976; la observación en el barrio bilbaino de Zurbaran, en agosto de 1976, donde una familia grabó el sonido de un ovni que luego resultó ser el canto de un sapo partero; o los entonces famosos aterrizajes en la localidad de Gallarta, registrados en febrero y marzo de 1977 y que se explicaron como un fraude.
De cohetes y misiles
El primer incidente recogido en Euskal Herria sucedió el 26 de marzo de 1950 en el monte Aizkorri. Dos testigos vieron un objeto alargado y brillante que descendió hasta el suelo y desapareció en una cueva cercana. Investigaciones posteriores revelaron que se trató de una broma. Un caso singular, detalla Juan Carlos Victorio en su estudio, sucedió el 20 de febrero de 1960. Los testigos estaban situados en distintos puntos alejados entre sí: Iruñea, Argiñariz, puerto de Ibañeta, Luzaide, Quinto Real, Pasaia y varias localidades de Nafarroa Beherea y Lapurdi. Hacia las 7:00 observaron una esfera con estela que en pocos segundos atravesó el cielo de este a oeste. «Sin duda se trató de un bólido o de chatarra espacial desintegrándose al entrar en la atmósfera», aclara.
El 23 de febrero de 1971, otro fenómeno espectacular es observado en numerosos puntos de la península cayendo, poco después, al mar cerca de un barco pesquero a unas 24 millas al norte de Donostia. «Se trató del cohete Tibere. Algunos autores sostienen todavía, a pesar de las evidencias, que fue un ovni pero, a mi juicio, se basan en argumentos poco convincentes», explica este investigador.
Otro caso llamativo ocurrió el 12 de junio de 1974, cuando la mayoría de ciudades y pueblos vascos observaron la estela dejada en el cielo por un misil balístico MSBS.
El ovni que era Júpiter
A partir de 1980, comenta el autor, las observaciones descendieron de manera notoria, aunque se produjeron algunos casos que tuvieron bastante eco en los medios de comunicación de la época. Por ejemplo, uno de ellos es el que hace referencia al 24 de julio de 1981 y la fotografía de una nube tomada en el pueblo de Agillo (Trebiñu), y que fue publicada como la de un ovni.
Durante la noche del 11 de julio de 1985 «sucedió un curioso caso de sugestión colectiva», en Gipuzkoa, donde miembros de la DYA, Cruz Roja, policías municipales, radio, prensa y particulares se lanzaron en una frenética persecución del planeta Júpiter que duró 5 horas. «Cuando se movían, el ovni se movía; cuando se paraban, el ovni se inmovilizaba», apunta irónico este investigador. La explicación a ese rocambolesco suceso es sencilla. Todo se generó después de que una persona llamara a un diario donostiarra para avisar: «Aunque lo parezca no le estoy tomando el pelo, tome nota: estoy viendo un ovni encima mío, sobre una gasolinera que se encuentra en la carretera de Urnieta, entre Hernani y Tolosa». Y lo vieron hasta en Antzuola.
Desde los años 50
Los avistamientos de ovnis se asentaron en la cultura popular a partir de la mitad del siglo pasado. Hubo «oleadas» como las del Estado francés en 1950 y 1954, EEUU en 1973, Bélgica a finales de 1980 y a nivel mundial en 1968-69 o 1974-75.
Los hombres de negro
Estos personajes, encarnados en el cine por Will Smtih y Tommy Lee Jones, aparecen por primera vez en 1954 en un libro del ufólogo Albert Bender, que cuenta la historia de unos misteriosos sujetos que le piden que no divulgue lo que sabía sobre ovnis.
El bautizo
Las historias de avistamientos empiezan con la observación de Kenneth Arnold, mientras pilotaba su avioneta el 24 de junio de 1947, de nueve objetos que se movían «como si fueran platos lanzados», lo que un periodista bautizó como «platillos volantes».
2001
Fue el «annus horribilis» para la central de Garona. Además de los dos paros de emergencia a los que se vio forzado, hubo una avería en las turbinas de evacuación que ocasiono el despido de 20 trabajadores de la plantilla.
Javier Armentia: «Casos sin explicación no quiere decir que sean inexplicables"
Javier Armentia, además de director del Planetario de Iruñea, es un certero `cazador' de todo aquello que huela a ufología, platillos volantes y hombrecillos verdes. Dedicado en cuerpo y alma a luchar contra mitos como éste, no le sorprende que la página web francesa donde se han desclasificado cientos de documentos `secretos' sobre supuestos ovnis se colapsara en los primeros días. Lo que sí ha constatado es que «no se aporta ninguna prueba de naves extraterrestes, ninguna». Prueba de ello, según expone, es que el responsable del departamento investigador de estos fenómenos, Jacques Petenet, «muy cuco, decía el otro día que cierto que no había ninguna prueba de que eran ETs, pero que tampoco la había de lo contrario, en un perfecto ejemplo del tipo de credulidad que mantiene este investigador».
Los papeles que acaba de sacar a la luz pública el Estado francés sobre sesenta años de investigación en este campo no justifican, a su juicio, «tanto alboroto, porque ni hay tantos casos ni desde luego son como para esperar una especie de invasión extraterrestre o un contubernio entre ejércitos, gobiernos y alienígenas». Precisamente, observa Armentia, «el que se hagan públicos estos informes demuestra que los fenómenos que se querían ocultar eran simplemente imaginación y ganas de vender revistas».
«Gran parte de estos documentos -detalla- son simplemente relatos de avistamientos, denuncias... Lo que sí se confirma es que la gente sigue viendo ovnis. ¿Por qué? Porque se ve cualquier cosa en el aire y se interpreta dentro del mito. Las investigaciones de un pequeño porcentaje de casos tampoco aportan nada raro, con lo que llegamos a lo de siempre, que hay casos sin explicación, una cuarta parte dicen, que hay que precisar son inexplicados, pero no, como la gente afirma, inexplicables. Y eso es así simplemente porque hasta el momento no se ha podido aportar suficiente explicación, presumiblemente por la falta de datos suficientes».
«Como suele pasar siempre -comenta Armentia-, al final tendrán explicaciones convencionales, como ha sucedido a lo largo de la historia. Sólo los vendedores de misterios, los 'magufos', como solemos decir, serán los que se crean que en esos casos 'sin explicación' hay una verdad oculta. De eso viven los Iker Jiménez y demás como él».
Recuerda como ejemplo de sus palabras el caso del ovni que media Europa observó el 5 de noviembre de 1990: «Miles de testigos, incluyendo cualificados testimonios de policías, militares y sobre todo, pilotos aéreos con miles de horas de experiencia que fueron capaces de reconocer una especie de enorme nave triangular sobrevolando Europa». Pues bien, tras examinar los datos, resultaron ser fragmentos de un cohete lanzador ruso, que dos días antes había liberado un satélite. «Era un ingenio espacial, pero humano», apuntilla este experto. «Pero la explicación del caso, su verdadero origen, no fue noticia, aunque casi todos los periódicos europeos habían hablado del avistamiento», añade. Fue, recuerda, un año en el que, además, los ovnis se pusieron de moda en lugares como Bélgica, donde lo que realmente vieron fueron las pruebas de un avión experimental estadounidense y otros fenómenos que se destaparon como fraudulentos y ocasionados por ultraligeros con luces. J.V.
Abducciones
El primer relato sobre abducciones fue el del matrimonio Barney y Betty Hill, la noche del 19 de setiembre de 1961. Sólo vieron una luz pero, tras someterse a hipnosis, dijeron haber sido secuestrados por un platillo volante. Se lo imaginaron.
El caso «guesurtia"
En octubre de 1954, «Sud-Ouest» y «El Diario Vasco» publican el caso de un casero de Mendionde, «Manes Guesurtia», que vio aterrizar un platillo y varios seres. En 1979, dos investigadores fueron a confirmarlo. Por supuesto, jamás había existido.
El ovni de Otxate
La leyenda del 'pueblo maldito' de Otxate, en Trebiñu, nació a partir de la fotografía de un supuesto ovni obtenida el 24 de julio de 1981 por Prudencio Muguruza, en Agillo. Era auténtica, pero todo indica que era una nube iluminada por la Luna.
Félix Ares: «Crear oleadas de ovnis es posible, como hicimos en 1978"
«A finales de la década de los setenta me vinieron a ver un grupo de chavales que estudiaban el fenómeno ovni y otros temas esotéricos», recuerda Félix Ares, quien fuera director del Kutxaespacio de la Ciencia. «El problema era si se podían inducir oleadas, si la publicación de una noticia sobre ovnis originaba más ovnis y, si era cierto, ¿qué tipo de avistamientos se creaban?». Así, idearon un proyecto, al que bautizaron "IVAN". Una amplia difusión de cartas al director y pequeños artículos sirvieron para preparar el terreno. Idearon «un juego de focos alimentados por una batería de coche». Decidieron que un buen emplazamiento era Gorostiaga, cerca de las Peñas de Aia, y un día de luna nueva, «con lo que el perfil del monte quedaría invisible y, teóricamente, los focos podrían aparecer como flotando en el espacio. Un simple juego de interruptores permitiría apagar y encender las diversas bombillas dispuestas a modo que diera una idea de movimiento en el testigo».
Desde el 22 de diciembre de 1978 se contactó con varios medios de comunicación para informales de avistamientos, incluso con testigos. El día 27, "La Voz de España'' publica un avistamiento de varios niños en Donostia, «al margen de nuestra manipulación». La repercusión es tal que «a partir de este momento ya no tuvimos necesidad de recurrir a la invención de falsos avistamientos. Espontáneamente surgieron casos 'ciertos', tal y como nosotros esperábamos, creando por tanto una mini oleada `verdadera' inducida por otra falsa». Se publicaron avistamientos en la bahía de Txingudi, el monte Adarra, en Irun... hasta veinte.
El 4 de enero de 1979, llevan a cabo su experimento, que se vio sobre todo desde Irun. «La gran mayoría del público interpretó la experiencia como un auténtico ovni. Suponemos que sin la campaña previa de concienciación esta opinión no hubiera sido tan generalizada», concluye Ares. J.V.
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