Yamato dedica una entrada a este tremendo olvido de la arqueología canaria: los crop circles o pistas de Nazca en la isla conejera (o cualquier otra ocurrencia que a usted se le pase por su cerebro, sin pruebas, sin comprobaciones, sino porque sí, por torero que es uno...).
Los poderes fácticos cerrados de mente no podrán con la aunténtica inbestigación de campo y televisión, hecha a medida de los gustos ocultistas.
Pronto espero disponer de los planos que se dejaron abandonados los extraterrestres que demuestran que se trata de parcelas en las que se iba a construir un hotel en los años 70..., perdón, que demuestra que son marcas del tren de aterrizaje de la nave en la que viajaban esos dioses petardo-blavatskyanos.
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
lunes, septiembre 22, 2008
viernes, septiembre 19, 2008
Misterios canarios: Nazca en Lanzarote
¿Que no se lo creen?; hacen bien. El ridículo artículo en el que se especula con tal cosa o con los crop circles conejeros aparece en este enlace. Menos mal que, según el autor
transcurrido un año desde aquello, he hecho las consiguientes pesquisas y nadie ha sabido darme una explicación, que si llega a estar sólo dos semanas...
Pero menos aún que dos semanas necesitó Héctor Fajardo para desmontar el misterio misterioso lanzaroteño. Aquí tienen el artículo publicado ayer en la edición de Gran Canaria de La Gaceta de Canarias.
Ya saben: un misterio comparable al de las pistas de Nazca, en Perú. Porque lo digo yo... Claro, te ríes menos que con estos "misterios".
transcurrido un año desde aquello, he hecho las consiguientes pesquisas y nadie ha sabido darme una explicación, que si llega a estar sólo dos semanas...
Pero menos aún que dos semanas necesitó Héctor Fajardo para desmontar el misterio misterioso lanzaroteño. Aquí tienen el artículo publicado ayer en la edición de Gran Canaria de La Gaceta de Canarias.
Ya saben: un misterio comparable al de las pistas de Nazca, en Perú. Porque lo digo yo... Claro, te ríes menos que con estos "misterios".
domingo, septiembre 14, 2008
¿Dónde estabas el 11-S?
Tenía pensado días atrás mostrar mi rechazo a la ocurrencia de los platillistas brasileños de bautizar la enésima congregación ufoloca con el nombre de Carl Sagan (un comentario en inglés aquí). Sagan, por lo que intuyo y por lo que he leído de él, era, además de un gran científico y un gran comunicador ocasionalmente un poco afectado (esta es mi opinión), como si de un rapsoda de la Astrofísica se tratara, un hombre con una cierta preocupación por la trascendencia, que manifestaba en su tono vital y en su visión de los extraterrestres como si fueran una expresión lograda de las virtudes progresistas del conocimiento y del desarrollo de la conciencia, a medio camino entre el iluminismo racionalista y la tierra prometida (bueno, el planeta prometido). Quizá por ello logró éxito popular, al aunar el sentimiento de trascendencia y una de las ciencias más propensas a ser percibidas de manera poetizante y romántica; no en vano, los divulgadores victorianos del siglo XIX usaron la Astronomía para practicar con éxito la teología natural y descubrir el diseño divino en las maravillas celestes que el telescopio acercaba a ojo humano. Al margen de esto, no debemos olvidarnos de la faceta escéptica de Sagan, que no confundía sus deseos o esperanzas (si es que eran tales) con la realidad, así que sus críticas a la ufología y a los ingenuos que ven ETs cada vez que su cerebro recalentado se lo ordena están más que justificadas, y son asumibles por cualquiera que intuya que Ademar Gevaerd es un auténtico cachondo mental que no se cree ni una coma de las paparruchas que escribe. El tal Gevaerd es el cabeza visible del frikismo platillista brasileño, el mismo que acaba de bautizar un "instituto de ufología" recién creado (cosa inútil como pocas) con el nombre del que presentaba Cosmos en la tele.
Es por eso que mostrar indignación, protestar y alarmarse por la desfachatez de un tipo que vende platillos a sus fieles es inútil, y ande yo caliente... En España tenemos varios ejemplos. Y si no fuera porque me desvío demasiado de lo que se supone que trata esta entrada, sería un buen ejercicio analizar por qué estos "investigadores" de platillos volantes se han apropiado del nombre de Sagan; ¿por qué precisamente de Sagan?; ¿cuál es la imagen popular mayoritaria de Sagan?; ¿qué pretenden usando su nombre?; ¿cómo entienden a Sagan esos "ufólogos"?; ¿y qué entienden éstos por ciencia, ya que Sagan era científico? A veces me dicen que no uso la navaja de Occam al hacerme ristras de preguntas como esta tratando de entender algo: que no es necesario hacérselas cuando el descaro y la desvergüenza pueden explicarlo sobre la marcha. Pero yo opino que ese descaro y desvergüenza están al final de la cadena de causas que llevan a un hecho, al menos en algunos casos. Primero debemos dar cuenta de otras razones.
Las historias de ovnis (como las que nos contarán desde el instituto saganita platillero) y de fenómenos extrañísimos porquemicuentacorrienteloexige están basadas en relatos, es decir, en recuerdos de percepciones, que para nuestra desgracia no se conservan intactas. Tanto es así que incluso cuando se trata de sucesos que no tienen relación con el mercado de lo oculto este factor actúa por igual. Uno de los ejemplos típicos es el de "¿qué estabas haciendo cuando...?".
Una conversación de este estilo ha tenido lugar en el blog de Lola Cárdenas, al hacerse eco de la creación de la web 11-S: red crítica, que aprovecho para recomendar, que así se contribuye a limpiar la mierda esparcida por los buitres conspiranoicos.
Julio Plaza (uno de los responsables de la web) comenta que le resulta curioso que todos nos acordemos de lo que estábamos haciendo en el momento de enterarnos del ataque a las torres gemelas. Él estaba comiendo con su familia cuando oyó la noticia por la radio. Inmediatamente encendieron la tele.
A continuación Lola opinó que "solo los que en aquel momento fueran niños no recordarán qué estaban haciendo, porque no comprenderían la magnitud del desastre".
Un tal Irae aseguró que "el 11-S yo tenía 12 años recién cumplidos pero lo recuerdo como si fuera ayer. Justo terminaba de comer, estaba en mi habitación a haciendo los deberes y oí que mis padres me llamaban a gritos desde el salón".
Y Leónidas Kowalski de Arimatea se hallaba en una base multinacional de la OTAN, en Mostar (Bosnia). Estaba descansando cuando al salir de su habitación vio a sus compañeros reunidos en una gran sala de televisión donde llegó a tiempo de ver el segundo impacto. Un rato después toda la base estaba en alerta máxima, y así estuvieron hasta la noche.
--------
Bueno..., todos estos recuerdos pueden ser bastante exactos... o no.
Dejo la palabra a Christopher French:
Existen también esos recuerdos intensos que simplemente sabemos que son exactos. Un ejemplo son las llamadas "memorias de flash" (flash bulb memories). Todos creemos recordar a la perfección dónde estábamos y lo que hacíamos, quién nos acompañaba, etc. cuando nos enteremos, por ejemplo, del 11 de septiembre, ¿verdad? Parece haber algo en ese tipo de sucesos que se nos graba a fuego en las céculas cerebrales. Por ejemplo, yo todavía puedo recordar haber oído las noticias del asesinato de John F. Kennedy. Tenía apaenas siente años, así que cuando escuché la noticia por televisión no significó demasiado. Pero recuerdo haber ido a la cocina para comentárselo a mis padres. Fue su reacción la que me hizo darme cuenta de la enorme importancia de la noticia. Durante años he puesto este ejemplo de memoria flash en cada charla que he dado, hasta que en cierta ocasión se lo mencioné a mi madre. Ella me explicó que no había pasado nada en esa línea. Ni estábamos en casa cuando conocimos la noticia, ni fui yo el mensajero. Curioso, ¡yo mismo había sido víctima de un falso recuerdo que me colocaba en el centro de la acción! Una vez más, las pruebas experimentales han demostrado que las memorias flash (por mucha convicción con las que se defiendan) son a menudo totalmente ficticias. Toda una clase apuntó detalladamente las circunstancias en las que se enteraron del desastre de la lanzadera espacial Challenger la misma mañana en que ocurrió (con quién estaban, qué estaban haciendo, etc.). Un par de años más tarde, muchos de ellos tenían unos recuerdos completamente diferentes sobre aquellas circunstancias.
[Chris French. El mosaico de la memoria. En Cuadernos de Ufología Suplemento Internacional, 2005. Publicado originalmente en The Skeptic, Vol. 17, nº 1, primavera 2004].
Es por eso que mostrar indignación, protestar y alarmarse por la desfachatez de un tipo que vende platillos a sus fieles es inútil, y ande yo caliente... En España tenemos varios ejemplos. Y si no fuera porque me desvío demasiado de lo que se supone que trata esta entrada, sería un buen ejercicio analizar por qué estos "investigadores" de platillos volantes se han apropiado del nombre de Sagan; ¿por qué precisamente de Sagan?; ¿cuál es la imagen popular mayoritaria de Sagan?; ¿qué pretenden usando su nombre?; ¿cómo entienden a Sagan esos "ufólogos"?; ¿y qué entienden éstos por ciencia, ya que Sagan era científico? A veces me dicen que no uso la navaja de Occam al hacerme ristras de preguntas como esta tratando de entender algo: que no es necesario hacérselas cuando el descaro y la desvergüenza pueden explicarlo sobre la marcha. Pero yo opino que ese descaro y desvergüenza están al final de la cadena de causas que llevan a un hecho, al menos en algunos casos. Primero debemos dar cuenta de otras razones.
Las historias de ovnis (como las que nos contarán desde el instituto saganita platillero) y de fenómenos extrañísimos porquemicuentacorrienteloexige están basadas en relatos, es decir, en recuerdos de percepciones, que para nuestra desgracia no se conservan intactas. Tanto es así que incluso cuando se trata de sucesos que no tienen relación con el mercado de lo oculto este factor actúa por igual. Uno de los ejemplos típicos es el de "¿qué estabas haciendo cuando...?".
Una conversación de este estilo ha tenido lugar en el blog de Lola Cárdenas, al hacerse eco de la creación de la web 11-S: red crítica, que aprovecho para recomendar, que así se contribuye a limpiar la mierda esparcida por los buitres conspiranoicos.
Julio Plaza (uno de los responsables de la web) comenta que le resulta curioso que todos nos acordemos de lo que estábamos haciendo en el momento de enterarnos del ataque a las torres gemelas. Él estaba comiendo con su familia cuando oyó la noticia por la radio. Inmediatamente encendieron la tele.
A continuación Lola opinó que "solo los que en aquel momento fueran niños no recordarán qué estaban haciendo, porque no comprenderían la magnitud del desastre".
Un tal Irae aseguró que "el 11-S yo tenía 12 años recién cumplidos pero lo recuerdo como si fuera ayer. Justo terminaba de comer, estaba en mi habitación a haciendo los deberes y oí que mis padres me llamaban a gritos desde el salón".
Y Leónidas Kowalski de Arimatea se hallaba en una base multinacional de la OTAN, en Mostar (Bosnia). Estaba descansando cuando al salir de su habitación vio a sus compañeros reunidos en una gran sala de televisión donde llegó a tiempo de ver el segundo impacto. Un rato después toda la base estaba en alerta máxima, y así estuvieron hasta la noche.
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Bueno..., todos estos recuerdos pueden ser bastante exactos... o no.
Dejo la palabra a Christopher French:
Existen también esos recuerdos intensos que simplemente sabemos que son exactos. Un ejemplo son las llamadas "memorias de flash" (flash bulb memories). Todos creemos recordar a la perfección dónde estábamos y lo que hacíamos, quién nos acompañaba, etc. cuando nos enteremos, por ejemplo, del 11 de septiembre, ¿verdad? Parece haber algo en ese tipo de sucesos que se nos graba a fuego en las céculas cerebrales. Por ejemplo, yo todavía puedo recordar haber oído las noticias del asesinato de John F. Kennedy. Tenía apaenas siente años, así que cuando escuché la noticia por televisión no significó demasiado. Pero recuerdo haber ido a la cocina para comentárselo a mis padres. Fue su reacción la que me hizo darme cuenta de la enorme importancia de la noticia. Durante años he puesto este ejemplo de memoria flash en cada charla que he dado, hasta que en cierta ocasión se lo mencioné a mi madre. Ella me explicó que no había pasado nada en esa línea. Ni estábamos en casa cuando conocimos la noticia, ni fui yo el mensajero. Curioso, ¡yo mismo había sido víctima de un falso recuerdo que me colocaba en el centro de la acción! Una vez más, las pruebas experimentales han demostrado que las memorias flash (por mucha convicción con las que se defiendan) son a menudo totalmente ficticias. Toda una clase apuntó detalladamente las circunstancias en las que se enteraron del desastre de la lanzadera espacial Challenger la misma mañana en que ocurrió (con quién estaban, qué estaban haciendo, etc.). Un par de años más tarde, muchos de ellos tenían unos recuerdos completamente diferentes sobre aquellas circunstancias.
[Chris French. El mosaico de la memoria. En Cuadernos de Ufología Suplemento Internacional, 2005. Publicado originalmente en The Skeptic, Vol. 17, nº 1, primavera 2004].
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