miércoles, junio 07, 2006

Precursores de Meléndez

La noticia publicada ayer en La Opinión de Tenerife sobre nuestro curandero más canario de todos los curanderos canarios, Meléndez-Hevia, es realmente acojonante. El día anterior un amigo me comentó por la mañana que acababa de escuchar al citado en Radio Club Tenerife (SER), donde le estaban dando más cancha que la de los Lakers y los Celtics juntos. Al parecer, la Consejería de Sanidad está sometiendo a estrecha vigilancia -como es lógico- este tremendo disparate sanitario. La salida del bioquímico (aunque en algunas fotos sale con bata blanca no es médico, de la misma forma que el que algunos soplagaitas se pongan un chaleco multibolsillos no los convierte en respetables investigadores) no es otra que, asómbrense, sugerir al Presidente del Gobierno que impida el acoso de Sanidad a su centro. Pues eso, asómbrense y alucinen un rato, lectores.

Y por supuesto, la conspiración, que no puede faltar aquí, claro. La misma conspiración del 11 de septiembre de 2001, la de los atentados de Madrid y Londres, la del 666 de los cc., la de los judeomasones y la que provocó que me lesionara una rodilla años atrás por hacer brutalidades gimnásticas sin calentar. Todo por culpa de las malditas conspiraciones; la misma que asegura el señor del aspártico que hay montada para que él deje de ganar una fortuna con el asunto de las grasas ajenas: el director general de Farmacia, Alberto García Talavera, tiene intereses ocultos y por eso se dedica a perseguir a este prócer de ámbito general, sección titanes jüngerianos, o casi. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes!; ya está todo resuelto... La misma conspiración que hizo desaparecer las publicaciones en revistas con árbitros, la patente, las pruebas contrastadas y la... (pongan el sustantivo que más les guste). La cosa esta de la conspiración, de los intereses ocultos, podría resultar en un caso peor que el de Marbella, asegura nuestro fat burner más afamado, y atacarle puede restar votos si los políticos no toman cartas en el asunto. Que lo sepan.

Releyendo algunas cosas de ese informativo, ameno y con frecuencia divertido escéptico que es Martin Gardner me tropecé, por azar (¿o sería una causalidad disfrazada de casualidad?) con algunos episodios que me recordaron a alguien, pero no sé ahora mismo a quién. Veamos lo que cuenta Gardner en un artículo publicado en 1964 titulado Algunas tendencias pseudocientíficas (recogido en La ciencia, lo bueno, lo malo y lo falso (Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 98-100):


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En el campo de la medicina, el acontecimiento más digno de mención, es el descubrimiento de la Food and Drug Administration (FDA) de que el krebiozeno, que ha sido objeto de tanta publicidad como droga anticancerosa, no es más que pura creatina. La creatina es un producto químico bastante barato que cuesta 30 centavos el gramo. La mayor parte de los 5.000 pacientes que han ingerido K, como se le llama, durante los últimos 13 años han hecho una donación de $9,50 por dosis, y cada dosis tiene unas 100 milésimas de gramo. Algunos años atrás, los partidarios del K citaron al gobierno un precio de $170.000 por gramo. Un hombre normal posee unos 120 gramos en su cuerpo, y la investigación previa realizada ha demostrado que esta sustancia química no ejerce efecto alguno sobre células cancerosas. Los partidarios del K continúan insistiendo en que el K no es creatina, pero la postura del gobierno parece firme. El "Dr." Carlton Frederick, conocido comentarista de radio en materia de dietas, se consagró en cuerpo y alma al K a comienzos de 1963. Nunca le escuché, por lo que no puedo informar sobre cómo respondió al descubrimiento de la FDA. (Pongo "Dr" entre comillas porque la mayor parte de los seguidores de Frederick piensan que es médico, o al menos especialista en nutrición. Es doctor en filosofía, por la Universidad de Nueva York, con una tesis sobre las respuestas de sus oyentes femeninas a sus propios programas de radio) (1)

[ (1) Nota de este transcriptor: manda huevos...]

En materia de publicación de libros, el gran escándalo de estos últimos años ha sido la premonición de Simon y Schuster del infame bestseller del Dr. Herman Taller, Calories Don´t Count (Las calorías no cuentan). Los editores de S.S., viendo en el manuscrito la posibilidad de un éxito financiero, tuvieron la precaución de no enviarlo a ningún experto para su evaluación (práctica que normalmente se sigue tratándose de libro de carácter científico). Fue hábilmente reescrito por Roger Kahn, un redactor deportivo freelance. Y lo que es todavía peor, a un ayudante de uno de los editores se le pidió que insertara en el manuscrito ciertas referencias a unas cápsulas de aceite de cártamo, así como que mencionara que podían comprarse en Cove Pharmaceuticals, una compañía de Nueva York. Dos vicepresidentes de S.S era accionistas de la compañía.

Las cápsulas fueron consideradas sin valor por la FDA. Debido a que la ligazón existente entre el libro y las cápsulas inducía a engaño en el etiquetado del producto, la FDA secuestró los ejemplares del libro junto con los suministros de las cápsulas. Desde entonces S.S. suprimió la referencia a Cove Pharmaceuticals, pero el libro continúa vendiéndose ampliamente como libro de bolsillo, haciendo creer a miles de lectores obesos que pueden reducir peso sin recortar la ingestión de calorías. El Dr. Taller, ginecólogo, hizo una fortuna con este libro, así que imagínense la que haría S.S. Fue el libro más rentable en 1962.

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Supongo que el "Dr" Carlton Frederick y el Dr. Herman Taller tendrían sus asociaciones de partidarios esqueléticos, ¿no?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La desfachatez y la desvergüenza de Meléndez es supina. Lo que a mí me sigue llamando la atención es la ausencia de actuaciones por parte del juez. Se dice que es porque es cliente también y amigo de Eligio.
En fin, el precedente americano ese que citas sigue la misma pauta que lo de Meléndez pero sin libro. Aunque es muy probable que el avispado César Placeres y su editorial del (in)kurturakanaria estén preparando algo. Al fin y al cabo, periodistas no faltan en este caso.

Anónimo dijo...

A la hoguera de una jodida vez con Meléndez, un poco de mano dura nos ahorraría disgustos y trabajo. Los impresentables van a sus anchas, chupan cámaras y fotos y los bufones de la prensa le dan todo el crédito sin pedir credenciales. Hay que ser más severos y romper algunas caras para ver sí se cortan un poco

Anónimo dijo...

Bastaría con sensatez y ley. No cabe duda de que a algunso, alog así les parecería mano dura, ya se sabe que lso terroristas llaman "represión policial" a su detención.

Anónimo dijo...

mi comentario es que si no le han podido cerrar el centro donde vende los polvos es que no tienenpruebas de que sean perjudicial para la salud,y estoy esperando el dia para consulta.....

Anónimo dijo...

Ayy¡¡¡ ricardito tu si que eres acojonante, pero de lo soplagaitas que eres.
Pero no te das cuenta que si Melendez estuviera cometiendo algun delito ya lo habrian detenido. Ayy¡¡ ricardito, te molesta que alguien gane dinero con su trabajo...pues ..odete...quiza si tuvieras mas luces tu tambien harias algo mas provechoso con tu vida que no dedicarte a decir y escribir gilipolleces propias de tu estrechez cerebral.

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