martes, diciembre 30, 2008

El meteorito que casi toca la torre

El País publicó el pasado día 24 la noticia del centésimo quincuagésimo aniversario de la caída del meteorito de Molina de Segura (Murcia), el 24 de diciembre de 1858. Véanlo en este enlace. Reproduzco aquí una parte del texto que me resulta muy significativa. Uno de los testigos comentó que

Pasó por encima de esta ciudad a tan poca distancia de la torre de la catedral, que creyeron que iba a tocar en la linterna de dicha torre, pero no sucedió así, sino que recorrió unas tres leguas más, salvando esta ciudad y su término.

¿Les suena? Seguro que sí a quien haya leído las clásicas crónicas ufológicas. Son cosas de la perspectiva. Aunque al parecer el pedrusco cayó a unos 15 kilómetros del pueblo (redondeando las tres leguas que indica el informe de la época) no parece muy probable que pasara tan cerca de la iglesia, porque sus efectos físicos (visuales y sonoros) habrían sido mucho más acusados de lo que fueron –y no fueron banales, por cierto. Pero es así como lo interpretó esa persona, que no estaba ni “loca”, ni había bebido, ni estaba Klass ni ningún otro escéptico a su lado para “reírse de él o ella”, como estúpida y maldicentemente aseguran los que están pendientes a diario de la llegada de los platillos volantes, todos aquellos a los que se les inflaman sus anestesiadas neuronas cada vez que un crítico osa cuestionar sus ideacas delirantes sobre maravillas inventadas en una redacción periodística o divulgadas en el Internet más misteriófilo y chocantísimo.

Afortunadamente, en aquellas fechas no había pseudo-ufólogos en España que retorciesen lo ocurrido o que sobrevaloraran los testimonios más subjetivos. Al contrario, Rafael Martínez Fortín, cronista del suceso en el que se basaron en parte Jesús Martínez Frías y Rosario Lunar para publicar su artículo al respecto en Astronomy and Geophysics, envió el aerolito a Madrid "para que estando a disposición de los hombres de ciencia, lo estudien con la atención debida". Ya podrían nuestros expertos en humo haber obrado siempre de la misma forma, en lugar de aprovecharse de la improductiva sed de maravillas del interesado medio.

Por ejemplo, sin salirnos de Murcia: el 1 de mayo de 1994 los vecinos de Jumilla observaron un gran bólido alrededor de las 22:30 horas. La revista Más Allá (la tercera más importante del planeta, después de Nature y Science ) publicó un artículo en su edición de marzo de 1995 en el que se lee que un matrimonio que iba conduciendo se topó, al tomar una curva, con

un gigantesco disco luminoso detenido aproximadamente sobre la Casa de la Ermita, a algo más de quinientos metros de donde se encontraba el vehículo.

En el siguiente párrafo nos cuentan que se hallaba

a una distancia inferior a unos 500 metros de altura (sic), sobre la citada casa de campo. Vieron un enorme disco de más de doscientos metros de diámetro, de color amarillo y que contenía en su interior una serie de círculos de colores variados –amarillos, verdes, azules, naranjas-, que se encendían y apagaban constantemente. Tras siete u ocho segundos, el objeto se apagó de repente y desapareció por completo ante los testigos. Pero antes de que éstos pudieran reaccionar, el objeto volvió a reaparecer en el mismo lugar. En esta ocasión no pudieron ver los círculos de colores, sino que el disco aparecía por completo con un color amarillento. En aquel instante, del centro del objeto salió un haz de luz hacia arriba que se abrió formando una especie de “cola de pavo real”, de múltiples colores y tamaño gigantesco. Según sus declaraciones, la cola sería cuatro o cinco veces superior al diámetro del disco, llegando a alcanzar las proporciones totales del objeto alrededor de un kilómetro de longitud.

Esos aberrantes testimonios son únicos: hubo infinidad de personas que contemplaron el fenómeno (también desde Valencia y otras provincias) pero ninguna hizo referencia a que el bólido se quedara “estático” ni que estuviera a “quinientos metros de distancia”. Sin embargo, son esos los detalles que las revistas destacan interesadamente. Como es lógico, la “parada” es sólo un efecto de perspectiva y la distancia y la altura indicadas son producto de la probable baja altura angular con la que fue observado desde el punto en el que se hallaba el matrimonio de Jumilla. Otros detalles son achacables a la impresión o simplemente exageraciones y distorsiones del recuerdo (algo que todos experimentamos con más frecuencia de la deseada, incluso en circunstancias mucho menos emotivas que la contemplación de una gigantesca estrella fugaz, más cuando los vecinos no tenían ni la menor idea de lo que en realidad contemplaron). El resto de los abundantes testimonios conocidos del caso encajan perfectamente en el comportamiento habitual de los grandes bólidos que esporádicamente atraviesan la atmósfera terrestre en horario nocturno.

Por si fueran poco estas personalísimas impresiones de lo que centenares de personas observaron aquella noche de 1994 (sin que se registraran relatos tan creativos), la misma revista, en agosto de 1995, vuelve a ocuparse del caso, reproduciendo, de la mano del ex presunto ufólogo y novelista Javier Sierra, un testimonio procedente de La Roda (Albacete) aún más abracadabrante:

en la localidad albaceteña de La Roda donde, pocos minutos antes de la hora registrada en Valencia, varios vecinos dieron cuenta del avistamiento de un “platillo volante” que giraba sobre su propio eje y el que pudieron distinguir, incluso, algunas “ventanillas”.

Ahí queda eso. ¿Nos tenemos que creer que los de La Roda no vieron el mismo bólido que desde Jumilla o desde Valencia, todos a la misma hora? Pues no, nadie con un poco de sentido común lo haría. Por cierto, el detalle de las “ventanillas” no es nuevo: en 1990 Manuel Borraz publicó un ilustrativo artículo en Cuadernos de Ufología (Meteoros con ventanillas, CdU, 19-20, 1990, pp. 15-24) en el que presenta una colección histórica de casos de observaciones meteóricas que los testigos tomaron por una nave de forma alargada con hileras de ventanillas. Factores perceptivos y culturales se hallan en la base de este curioso fenómeno.

Les dejo, antes de acabar, una dirección donde podrán consultar el listado de bólidos observados desde España en el año que acaba . Si comparan con las historias de ovnis y misterios insolubles, como le leí a uno (si son insolubles ¿para qué cc. “investigan”?) quizá puedan darse el gusto de aclarar alguno de esos relatos que divulgan los aficionados a los misterios menos dados a ello, cosa realmente paranormal, por otra parte.

Y finalmente, la famosa grabación del bólido de Peekskill (Nueva York) el 9 de octubre de 1992. ¿Ven la mano que nos saluda por la ventanilla?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje. Yo he visto que el extraterrestre que nos saluda por la ventanilla llevaba pendientes, jeje.
Ricardo, me consta que en Murcia no todos están idos ni son lelos, como los del vídeo de "San Judas Iscariote, Guerra de los mundos de Orwell, o más de tres tercios del planeta" jejeje. Aunque en Murcia algo no debe funcionar cuando tienen a 12 de 45 alcaldes procesados... ¡y arrasan en las elecciones!, jajajaja. Ya sabes, "mata al rey y vete a Murcia" (que decía el dicho).
Además, creo que tú sabes de dónde soy yo, jeje.
Saludos.

Maniwebify dijo...

Surely to those who have read the classic ufological chronicles.Fortunately, at that time there were no pseudo-ufologists in Spain who twisted what happened or who overvalued the most subjective testimonies.
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Unknown dijo...

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