La primera noticia sobre la observación de un platillo volante en territorio nacional apareció publicada en
La Tarde (Santa Cruz de Tenerife) el 2 de agosto de 1947. Con anterioridad aparecieron algunas referencias a observaciones desde otros lugares del mundo y sobre la naturaleza de lo que se estaba observando en Estados Unidos (Buenos Aires, golfo de Vizcaya, Shanghái, Zurich…). La noticia de
La Tarde hace referencia a un “platillo volador” observado desde Cartagena a las 5 de la madrugada del día indicado. El cura de la iglesia de la Concepción, Juan Jesús Orduña, vio un resplandor, se asomó a la ventana y contempló una luz roja que emanaba de un disco de fuego que lanzaba chispas, hasta que poco después observó una gran columna de humo. El testigo no hizo mención a platillos volantes, expresión con que tituló su crónica la agencia
Cifra.
Merece la pena hacer constar que ABC, en su edición de 3 de agosto de 1947, ofreció al lector la explicación de lo que había visto el sacerdote de Cartagena: una avería en la línea de 60.000 voltios que suministra energía al Consejo Ordenador de las Construcciones Navales Militares, lo que provocó un cortocircuito con chisporroteo, explosión y humareda contemplados no sólo por el testigo citado sino por otros residentes en el barrio cartagenero de la Concepción.
Cuando la prensa se hace eco de esta primera observación empezaba a afianzarse el rumor, así que era cuestión de tiempo, de días, que acabara manifestándose en España, ya sea por boca de los testigos, ya por la imaginativa pluma de los periodistas de agencia y de redacción periodística. Nada nuevo al respecto desde entonces.
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