El prestidig... perdón, el ilusion... perdón, el "dotado" de la gran cara Uri Geller nos advierte sobre la maliciosa presencia de los escépticos en este vídeo:
¿Creen que hay truco? No, qué va; lo que hay es mucho escéptico y mucho cabrón...
Vean como no hay truco (vía Hipótesis). Geller habla en hebreo, pero a él se le entiende todooooooooooooooo:
¿Tampoco se lo creen? Si ven esto dejarán de ser escépticos:
Bueno, como seguramente ya habrán abierto su mente (como los charlatanes que retuercen la física cuántica para vender sus patrañitas místicas -tarde o temprano subiré una entrada sobre este tema, aunque no seá más que para recomendar unos pocos enlaces útiles), nada mejor que acabar estos apuntes con investigación de la buena, de la que inspira el Milenio de Cuatro (vía The Teleplastic Inquirer):
Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. Luciano de Samósata (s. II)
lunes, diciembre 31, 2007
miércoles, diciembre 26, 2007
Políticos canarios: superstición 1, ciencia 0
Sobre el cuento de la leyenda de Tacande: carta publicada hoy en "El Día".
http://www.eldia.es/2007-12-26/canarias/canarias8.htm
Las tradiciones, los cuentos y las historias de nuestra tierra pueden constituir un tema interesante de estudio desde un punto de vista histórico, etnográfico o sociológico. Probablemente, a la mayoría de canarios nos deleita escuchar o leer sobre mitos, fábulas o narraciones extraordinarias de nuestra tierra. Sin duda alguna, puede resultar interesante y divertido conocer tales leyendas que hablan de, por ejemplo, fantasmas y almas en pena; eso sí, siendo conscientes de lo que estrictamente son: leyendas que ilustran sobre las antiguas formas de pensar y de vivir de nuestros antepasados. Ahora bien, cuando un ayuntamiento, como el de El Paso, en La Palma, encabezado por su alcaldesa, María Dolores Padilla, propone la rehabilitación de una casa (sede de la antigua leyenda del alma de Tacande, una bonita historia de ánimas y espíritus) y la creación de una especie de centro para fomentar o estudiar cuestiones esotéricas y paranormales, la cosa cobra una nueva dimensión bastante preocupante, por cierto. Esa noticia la hemos leído recientemente en la prensa. Es alarmante porque no es lo mismo divulgar cultura e historia de nuestra tierra que fomentar y divulgar la superstición, la pseudociencia, la anticultura y, en definitiva, simples patrañas. Ése sería el resultado si el absurdo proyecto de crear un centro de divulgación o estudio de lo paranormal se llevara finalmente, y tristemente, a cabo.
Esta "brillante" idea de nuestros políticos palmeros nos trae a la mente, en claro contraste, otra casa en ruinas, con otra larga historia que ha aparecido hasta la saciedad en la prensa: la de la Casa Amarilla, esta vez en el Puerto de la Cruz, Tenerife. Resulta que nuestra tierra fue, a principios del siglo XX, escenario de un hito histórico e internacional en la historia de la ciencia. En la zona de La Paz del citado municipio, la Academia Prusiana (hoy Alemania) de las Ciencias fundó en 1913 la primera estación primatológica del mundo, es decir, el primer centro para la investigación con primates, concretamente con chimpancés. Su segundo director, Wolfgang Köhler, fue uno de los fundadores de la Escuela de la Gestalt, una de las más influyentes teorías en la historia de la Psicología. Sus importantes trabajos científicos en Tenerife, sobre la inteligencia de los chimpancés y sobre el conocido concepto de insight, aparecen en todos los libros de historia de la Psicología, de pensamiento y de razonamiento del mundo. Pues bien, la Casa Amarilla, sede del centro, continúa hoy cayéndose y en ruinas ante la desidia y desinterés de los políticos portuenses. Y ello pese a los esfuerzos que durante muchos años llevó a cabo la Asociación W. Köhler con el objetivo de salvar el único lugar de Canarias donde ha sucedido algo de trascendencia internacional en toda la historia de la ciencia.
Esta asociación al menos consiguió que el Cabildo la declarara Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico. Pero nos preguntamos, ¿y para qué ha servido? Todo sigue igual, pese a las llamadas por parte de eminentes y prestigiosos científicos de todo el mundo, como la primatóloga Jane Goodall, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, quien grabó un vídeo desde Tanzania afirmando que sería una tragedia que se perdiera la Casa Amarilla. En este sentido son más de treinta las universidades e institutos de investigación de todo el mundo los que han solicitado la salvación del inmueble, desde Australia hasta EEUU.
Igualmente, el equipo decanal de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna organizó hace unos años la reunión de la Conferencia Nacional de Decanos de España, propiciando que allí se firmara una declaración conjunta en la que se pedía la rehabilitación de la Casa Amarilla. Al anterior alcalde del Puerto de la Cruz, Marcos Brito, se le entregó el escrito y un dossier-propuesta sobre posibilidades de uso y rehabilitación de la casa: un museo de la Psicología y la Primatología y una sala para reuniones y congresos. Allí, se comprometió ante todos los decanos de Psicología de España a salvarla. Eso fue en 2003. Dejó su cargo en las pasadas elecciones y, como es natural, nada de nada: la casa sigue cayéndose. Sólo quedaría esperar que algo cambie al fin con la nueva alcaldía.
En definitiva, nos parece escandaloso el desinterés, la desidia y "el pasotismo" de nuestros políticos ante todo aquello que no genere beneficios electorales, esto es, ante la cultura y la ciencia; su inexistente preocupación ante la pérdida de lugares donde pasó algo interesante -y real- en la historia mundial y no donde se alberga un simple cuentito de fantasmas. Ese desinterés se manifiesta también en esa Televisión Canaria que llaman "la nuestra", en la que detestables programas del corazón y de ámbito paranormal copan las distintas franjas horarias casi en su totalidad. En la que la cultura de verdad brilla por su ausencia. Luego nos quedará volver a quejarnos del nivel cultural de nuestra tierra.
Carlos Javier Álvarez González
Profesor Titular de Psicología (ULL) y 37 firmas más, la mayoría profesores e investigadores de la ULL y otros centros
http://www.eldia.es/2007-12-26/canarias/canarias8.htm
Las tradiciones, los cuentos y las historias de nuestra tierra pueden constituir un tema interesante de estudio desde un punto de vista histórico, etnográfico o sociológico. Probablemente, a la mayoría de canarios nos deleita escuchar o leer sobre mitos, fábulas o narraciones extraordinarias de nuestra tierra. Sin duda alguna, puede resultar interesante y divertido conocer tales leyendas que hablan de, por ejemplo, fantasmas y almas en pena; eso sí, siendo conscientes de lo que estrictamente son: leyendas que ilustran sobre las antiguas formas de pensar y de vivir de nuestros antepasados. Ahora bien, cuando un ayuntamiento, como el de El Paso, en La Palma, encabezado por su alcaldesa, María Dolores Padilla, propone la rehabilitación de una casa (sede de la antigua leyenda del alma de Tacande, una bonita historia de ánimas y espíritus) y la creación de una especie de centro para fomentar o estudiar cuestiones esotéricas y paranormales, la cosa cobra una nueva dimensión bastante preocupante, por cierto. Esa noticia la hemos leído recientemente en la prensa. Es alarmante porque no es lo mismo divulgar cultura e historia de nuestra tierra que fomentar y divulgar la superstición, la pseudociencia, la anticultura y, en definitiva, simples patrañas. Ése sería el resultado si el absurdo proyecto de crear un centro de divulgación o estudio de lo paranormal se llevara finalmente, y tristemente, a cabo.
Esta "brillante" idea de nuestros políticos palmeros nos trae a la mente, en claro contraste, otra casa en ruinas, con otra larga historia que ha aparecido hasta la saciedad en la prensa: la de la Casa Amarilla, esta vez en el Puerto de la Cruz, Tenerife. Resulta que nuestra tierra fue, a principios del siglo XX, escenario de un hito histórico e internacional en la historia de la ciencia. En la zona de La Paz del citado municipio, la Academia Prusiana (hoy Alemania) de las Ciencias fundó en 1913 la primera estación primatológica del mundo, es decir, el primer centro para la investigación con primates, concretamente con chimpancés. Su segundo director, Wolfgang Köhler, fue uno de los fundadores de la Escuela de la Gestalt, una de las más influyentes teorías en la historia de la Psicología. Sus importantes trabajos científicos en Tenerife, sobre la inteligencia de los chimpancés y sobre el conocido concepto de insight, aparecen en todos los libros de historia de la Psicología, de pensamiento y de razonamiento del mundo. Pues bien, la Casa Amarilla, sede del centro, continúa hoy cayéndose y en ruinas ante la desidia y desinterés de los políticos portuenses. Y ello pese a los esfuerzos que durante muchos años llevó a cabo la Asociación W. Köhler con el objetivo de salvar el único lugar de Canarias donde ha sucedido algo de trascendencia internacional en toda la historia de la ciencia.
Esta asociación al menos consiguió que el Cabildo la declarara Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico. Pero nos preguntamos, ¿y para qué ha servido? Todo sigue igual, pese a las llamadas por parte de eminentes y prestigiosos científicos de todo el mundo, como la primatóloga Jane Goodall, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, quien grabó un vídeo desde Tanzania afirmando que sería una tragedia que se perdiera la Casa Amarilla. En este sentido son más de treinta las universidades e institutos de investigación de todo el mundo los que han solicitado la salvación del inmueble, desde Australia hasta EEUU.
Igualmente, el equipo decanal de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna organizó hace unos años la reunión de la Conferencia Nacional de Decanos de España, propiciando que allí se firmara una declaración conjunta en la que se pedía la rehabilitación de la Casa Amarilla. Al anterior alcalde del Puerto de la Cruz, Marcos Brito, se le entregó el escrito y un dossier-propuesta sobre posibilidades de uso y rehabilitación de la casa: un museo de la Psicología y la Primatología y una sala para reuniones y congresos. Allí, se comprometió ante todos los decanos de Psicología de España a salvarla. Eso fue en 2003. Dejó su cargo en las pasadas elecciones y, como es natural, nada de nada: la casa sigue cayéndose. Sólo quedaría esperar que algo cambie al fin con la nueva alcaldía.
En definitiva, nos parece escandaloso el desinterés, la desidia y "el pasotismo" de nuestros políticos ante todo aquello que no genere beneficios electorales, esto es, ante la cultura y la ciencia; su inexistente preocupación ante la pérdida de lugares donde pasó algo interesante -y real- en la historia mundial y no donde se alberga un simple cuentito de fantasmas. Ese desinterés se manifiesta también en esa Televisión Canaria que llaman "la nuestra", en la que detestables programas del corazón y de ámbito paranormal copan las distintas franjas horarias casi en su totalidad. En la que la cultura de verdad brilla por su ausencia. Luego nos quedará volver a quejarnos del nivel cultural de nuestra tierra.
Carlos Javier Álvarez González
Profesor Titular de Psicología (ULL) y 37 firmas más, la mayoría profesores e investigadores de la ULL y otros centros
jueves, diciembre 20, 2007
Cuando el testigo 'miente'
El Mundo-La Gaceta de Canarias, 7 de diciembre de 2007.
De paso, aprovecho para recomendar una entrada de audio en Magonia
De paso, aprovecho para recomendar una entrada de audio en Magonia
miércoles, diciembre 05, 2007
La leyenda de Tacande y los cuentos paranormales
Días atrás la prensa tinerfeña recogió en sus páginas la noticia de que la historiadora María Victoria Hernández ha demostrado la existencia histórica de los protagonistas de la leyenda del alma de Tacande, en el Paso (La Palma). Me parece algo estupendo. Lo que no me parece tan bien es que un ayuntamiento se haya embarcado, con su alcaldesa María Dolores Padilla a la cabeza, en vender la leyenda como un asunto paranormal, y que, además, haya sugerido, como parte del proyecto de rehabilitación de la casa ahora en ruinas, la construcción anexa de un centro para estudiar los fenómenos paranormales. Por supuesto, esta propuesta del centro de cosas raras es un completo disparate, algo totalmente innecesario y que contará como una mancha en la trayectoria profesional de la alcaldesa en el futuro si tal idea sale adelante.
La leyenda, como hay centenares parecidas en todo el mundo, cuenta que en 1625 Ana González, vecina de Tacande, moría al dar luz a un niño bautizado como Salvador. Tres años después se produjeron supuestas manifestaciones extraordinarias en la casa donde había vivido y fallecido: su alma arrullaba la cuna del bebé, pues se movía sola ante los presentes; y en otras ocasiones se escuchaban tambores, castañuelas y panderos, y coros de voces femeninas. La cosa acabó con la visita al lugar de un sacerdote por recomendación del alma, para practicar un exorcismo o algo parecido. Y colorín colorado... En resumen, una historia que entra en la categoría de casas encantadas con poltergeist (espíritus ruidosos) en su interior, como los actuales cazafantasmas llaman a estos rumores sin pruebas que los sustenten.
No existen casas encantadas; sólo personas encantadas. Personas que creen que determinados ruidos, olores y sensaciones psicológicas tienen su origen en entidades externas procedentes de un más allá. Estas supersticiones, que algunos pretenden divulgar como si tuvieran algún valor en sí mismas superior al que realmente tienen, no son más que creencias basadas en una concepción del mundo ya superada. No existe la magia, que no pasa de ser un pobre recurso retórico para camuflar la credulidad más infantil.
Historias como la de la casa de Tacande están basadas en la transmisión oral de unos supuestos hechos de generación en generación. Como el lector se podrá imaginar, esta comunicación de persona a persona sufre importantes contaminaciones a medida que el proceso tiene lugar. Normalmente se añaden detalles inexistentes que embellecen la historia o la deforman completamente, hasta convertirla en un relato apto para ser consumido por sucesivas generaciones de cerebros sin capacidad para cuestionar lo que les han transmitido. Infinidad de experimentos científicos a lo largo de siglo XX han demostrado cuán falible y de poco crédito son los testimonios basados en observaciones supuestamente extrañas. En el caso de Tacande partimos de unos hechos que son en sí mismos absurdos, pues nadie con juicio crítico puede pensar que el "alma" de nadie pueda vagar por ahí produciendo ruidos, desplazando objetos y haciendo sonar tambores. Primero hay que probar que el alma existe, y luego que es capaz de producir semejantes portentos. Pero en las historias de lo paranormal, la casa se comienza por el tejado, nunca mejor dicho. Y en el caso de la historieta del fantasma palmero estamos ante un ejemplo de cristianismo supersticioso, donde las almas piden cuentas por las malas acciones cometidas en vida.
Para proceder a la rehabilitación de la casa de Tacande y la leyenda asociada no hay que recurrir a fenómeno paranormal alguno. No existe prueba alguna de que existan fenómenos paranormales. Ni siquiera existe una definición clara y precisa de lo que es un supuesto fenómeno paranormal. Por supuesto, del hecho de que la historiadora palmera haya demostrado que existieron los protagonistas de este piadoso bulo no se deriva que tales episodios de película de serie B ocurrieran realmente. Mientras los únicos argumentos que se presenten sean el relato de la propia historia podemos descartarla sin más, como algo propio de una época en la que los miedos irracionales asociados a una tradición religiosa eran el pan de cada día.
Los científicos desean hallar nuevos fenómenos y efectuar descubrimientos relevantes; sin embargo, más de un siglo de publicidad, afirmaciones desproporcionadas, programas televisivos vergonzosos (como el que emite la cadena Cuatro los domingos por la noche) y otras muchas afirmaciones gratuitas, leyendas, creencias y manías personales no han conseguido aportar ni una sóla prueba fehaciente de que estamos ante algo más que el deseo de creer, fenómenos naturales explicables, interpretaciones sesgadas y el inmenso poder del rumor para extenderse entre personas y sociedades propicias. Es decir, que nos encontramos ante diversas variantes de las leyendas urbanas, expresión que, afortunadamente, se ha ido popularizando a medida que algunos sectores periodísticos críticos y el público en general han ido asimilando que aquí no está en juego más allá alguno ni vida después de la muerte que valga, sino una manifestación de la capacidad del ser humano para inventar realidades que sólo existen en el interior de su cabeza.
Me da la impresión que la alcaldesa de El Paso está muy mal asesorada. No estamos en 1882, año en que la Society for Psychic Research se fundó en Gran Bretaña, entre otras cosas, para averiguar qué había de cierto en las casas encantadas (una manía especialmente victoriana), sino en 2007. Han pasado casi 130 años y estas leyendas siguen en la mente de quienes no han tenido la oportunidad de acceder a la literatura crítica y en boca de quienes confían en medrar socialmente amparados por la credulidad de los receptores de sus majaderías prefabricadas y por el insaciable afán de lucro de los programas radiotelevisivos especializados en tales asuntos. Una alcaldesa no debe derrochar el erario público o malgastarlo con un enfoque equivocado, ni el Cabildo, o la institución competente si su para-propuesta sale adelante. No debe promocionar supersticiones que sólo amedrentaban a nuestras abuelas, y no a todas. Los gobernantes están para fomentar la cultura, entre otras cosas, no para alentar historietas de miedo en versión cazafantasmas siglo XXI disfrazados de defensores del patrimonio folclórico. Que no le tomen el pelo quienes se puedan presentar como defensores de un patrimonio cultural reconvertido en asunto paranormal injustificadamente, pues en realidad no son más que periodistas interesados en exprimir supersticiones y creencias infundadas. No permita que los residentes en El Paso y los turistas sean engañados por no haber tenido a mano asesores solventes.
La leyenda, como hay centenares parecidas en todo el mundo, cuenta que en 1625 Ana González, vecina de Tacande, moría al dar luz a un niño bautizado como Salvador. Tres años después se produjeron supuestas manifestaciones extraordinarias en la casa donde había vivido y fallecido: su alma arrullaba la cuna del bebé, pues se movía sola ante los presentes; y en otras ocasiones se escuchaban tambores, castañuelas y panderos, y coros de voces femeninas. La cosa acabó con la visita al lugar de un sacerdote por recomendación del alma, para practicar un exorcismo o algo parecido. Y colorín colorado... En resumen, una historia que entra en la categoría de casas encantadas con poltergeist (espíritus ruidosos) en su interior, como los actuales cazafantasmas llaman a estos rumores sin pruebas que los sustenten.
No existen casas encantadas; sólo personas encantadas. Personas que creen que determinados ruidos, olores y sensaciones psicológicas tienen su origen en entidades externas procedentes de un más allá. Estas supersticiones, que algunos pretenden divulgar como si tuvieran algún valor en sí mismas superior al que realmente tienen, no son más que creencias basadas en una concepción del mundo ya superada. No existe la magia, que no pasa de ser un pobre recurso retórico para camuflar la credulidad más infantil.
Historias como la de la casa de Tacande están basadas en la transmisión oral de unos supuestos hechos de generación en generación. Como el lector se podrá imaginar, esta comunicación de persona a persona sufre importantes contaminaciones a medida que el proceso tiene lugar. Normalmente se añaden detalles inexistentes que embellecen la historia o la deforman completamente, hasta convertirla en un relato apto para ser consumido por sucesivas generaciones de cerebros sin capacidad para cuestionar lo que les han transmitido. Infinidad de experimentos científicos a lo largo de siglo XX han demostrado cuán falible y de poco crédito son los testimonios basados en observaciones supuestamente extrañas. En el caso de Tacande partimos de unos hechos que son en sí mismos absurdos, pues nadie con juicio crítico puede pensar que el "alma" de nadie pueda vagar por ahí produciendo ruidos, desplazando objetos y haciendo sonar tambores. Primero hay que probar que el alma existe, y luego que es capaz de producir semejantes portentos. Pero en las historias de lo paranormal, la casa se comienza por el tejado, nunca mejor dicho. Y en el caso de la historieta del fantasma palmero estamos ante un ejemplo de cristianismo supersticioso, donde las almas piden cuentas por las malas acciones cometidas en vida.
Para proceder a la rehabilitación de la casa de Tacande y la leyenda asociada no hay que recurrir a fenómeno paranormal alguno. No existe prueba alguna de que existan fenómenos paranormales. Ni siquiera existe una definición clara y precisa de lo que es un supuesto fenómeno paranormal. Por supuesto, del hecho de que la historiadora palmera haya demostrado que existieron los protagonistas de este piadoso bulo no se deriva que tales episodios de película de serie B ocurrieran realmente. Mientras los únicos argumentos que se presenten sean el relato de la propia historia podemos descartarla sin más, como algo propio de una época en la que los miedos irracionales asociados a una tradición religiosa eran el pan de cada día.
Los científicos desean hallar nuevos fenómenos y efectuar descubrimientos relevantes; sin embargo, más de un siglo de publicidad, afirmaciones desproporcionadas, programas televisivos vergonzosos (como el que emite la cadena Cuatro los domingos por la noche) y otras muchas afirmaciones gratuitas, leyendas, creencias y manías personales no han conseguido aportar ni una sóla prueba fehaciente de que estamos ante algo más que el deseo de creer, fenómenos naturales explicables, interpretaciones sesgadas y el inmenso poder del rumor para extenderse entre personas y sociedades propicias. Es decir, que nos encontramos ante diversas variantes de las leyendas urbanas, expresión que, afortunadamente, se ha ido popularizando a medida que algunos sectores periodísticos críticos y el público en general han ido asimilando que aquí no está en juego más allá alguno ni vida después de la muerte que valga, sino una manifestación de la capacidad del ser humano para inventar realidades que sólo existen en el interior de su cabeza.
Me da la impresión que la alcaldesa de El Paso está muy mal asesorada. No estamos en 1882, año en que la Society for Psychic Research se fundó en Gran Bretaña, entre otras cosas, para averiguar qué había de cierto en las casas encantadas (una manía especialmente victoriana), sino en 2007. Han pasado casi 130 años y estas leyendas siguen en la mente de quienes no han tenido la oportunidad de acceder a la literatura crítica y en boca de quienes confían en medrar socialmente amparados por la credulidad de los receptores de sus majaderías prefabricadas y por el insaciable afán de lucro de los programas radiotelevisivos especializados en tales asuntos. Una alcaldesa no debe derrochar el erario público o malgastarlo con un enfoque equivocado, ni el Cabildo, o la institución competente si su para-propuesta sale adelante. No debe promocionar supersticiones que sólo amedrentaban a nuestras abuelas, y no a todas. Los gobernantes están para fomentar la cultura, entre otras cosas, no para alentar historietas de miedo en versión cazafantasmas siglo XXI disfrazados de defensores del patrimonio folclórico. Que no le tomen el pelo quienes se puedan presentar como defensores de un patrimonio cultural reconvertido en asunto paranormal injustificadamente, pues en realidad no son más que periodistas interesados en exprimir supersticiones y creencias infundadas. No permita que los residentes en El Paso y los turistas sean engañados por no haber tenido a mano asesores solventes.
martes, noviembre 20, 2007
Carter vio Venus
En el vídeo televisivo con el que Luis Alfonso Gámez acompaña su última entrada en Magonia se cita el caso del presidente norteamericano Jimmy Carter, e incluso aparece brevemente en el reportaje para decir que vio algo en el cielo que cambió de color (un ovni con toda la barba, seguro; en realidad, una observación del planeta Venus el 6 de enero de 1969 en Leary, Georgia). En mi libro Luces en los cielos (Benchomo, Santa Cruz de Tenerife, 2003, pp. 135-6 cito el episodio en el contexto del habitual relajo con el que los medios de comunicación tratan cualquier noticia relacionada con los platillos volantes, con sus imaginarias andanzas y con las pomposas declaraciones de los que siguen manteniendo con las manos vacías que tras esta creencia se oculta la presencia de naves extraterrestres en nuestro planeta. Reproduzco a continuación el fragmento en cuestión, porque, por supuesto, en la noticia televisiva no aparece tal explicación ni por asomo.
--------------------
Incluso periódicos de prestigio internacional como el Whasington Post flaquean en su profesionalidad cuando informan de avistamientos de ovnis. Un ejemplo muy significativo es la noticia que en 1977 insertó de la conocida "observación ovni" del ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter —una simple confusión con el planeta Venus, como tuvo oportunidad de comprobar Robert Sheaffer (1). Aunque ya habían transcurrido ocho años desde la observación, el Post publicó la noticia a pesar de que Sheaffer les hizo saber que estaba a punto de aclarar los hechos. Días después de aparecer en primera página esta referencia el citado crítico informó al rotativo de la explicación, pero se limitaron a incluirla en páginas interiores y con modesta tipografía. Aunque era la verdad, no era noticia. Este proceder, universalmente extendido en todos los medios de comunicación por muy escrupulosos que sean en otras cuestiones, es irónicamente bautizado por Sheaffer como el síndrome "lo que quiero es sensación, no me molesten con hechos". Este periodismo tiene una sencilla coartada: "la libertad de expresión", aunque muy a menudo se abuse de ella. De la misma forma, los que no nos dedicamos al cultivo y crianza del misterio, debemos hacer uso de la citada libertad, encontrando terrenos propicios para el debate. No se trata de sentirnos unos iluminados —que ya hay demasiados—, sino de imponernos la obligación de transmitir una visión de este fenómeno social más cercana a la realidad. Responsabilidad frente al despotismo de los medios comerciales.
Para los verdaderos interesados y curiosos en el fenómeno de los ovnis recomiendo que sigan el consejo que ofreció Sheaffer en Veredicto OVNI:
“Cuando lea, vea o escuche una historia que menciona a un conocido partidario de los ovnis en sus declaraciones referentes a un ‘hecho’ asombroso, piense que la afirmación del ‘experto’ no ha sido contrastada en absoluto, incluso cuando la fuente es una publicación respetada o una agencia de noticias de mucha fama”.
Y añade:
"Los errores y declaraciones sin fundamento que jamás serían aceptadas al informar de un hecho político o de un descubrimiento científico son un hecho habitual cuando se trata de informar sobre ovnis”.
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(1)Veredicto OVNI. Examen de la evidencia. Robert Sheaffer. Tikal Ediciones, Gerona, 1994, cap. 2 y pp. 210-1.
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Incluso periódicos de prestigio internacional como el Whasington Post flaquean en su profesionalidad cuando informan de avistamientos de ovnis. Un ejemplo muy significativo es la noticia que en 1977 insertó de la conocida "observación ovni" del ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter —una simple confusión con el planeta Venus, como tuvo oportunidad de comprobar Robert Sheaffer (1). Aunque ya habían transcurrido ocho años desde la observación, el Post publicó la noticia a pesar de que Sheaffer les hizo saber que estaba a punto de aclarar los hechos. Días después de aparecer en primera página esta referencia el citado crítico informó al rotativo de la explicación, pero se limitaron a incluirla en páginas interiores y con modesta tipografía. Aunque era la verdad, no era noticia. Este proceder, universalmente extendido en todos los medios de comunicación por muy escrupulosos que sean en otras cuestiones, es irónicamente bautizado por Sheaffer como el síndrome "lo que quiero es sensación, no me molesten con hechos". Este periodismo tiene una sencilla coartada: "la libertad de expresión", aunque muy a menudo se abuse de ella. De la misma forma, los que no nos dedicamos al cultivo y crianza del misterio, debemos hacer uso de la citada libertad, encontrando terrenos propicios para el debate. No se trata de sentirnos unos iluminados —que ya hay demasiados—, sino de imponernos la obligación de transmitir una visión de este fenómeno social más cercana a la realidad. Responsabilidad frente al despotismo de los medios comerciales.
Para los verdaderos interesados y curiosos en el fenómeno de los ovnis recomiendo que sigan el consejo que ofreció Sheaffer en Veredicto OVNI:
“Cuando lea, vea o escuche una historia que menciona a un conocido partidario de los ovnis en sus declaraciones referentes a un ‘hecho’ asombroso, piense que la afirmación del ‘experto’ no ha sido contrastada en absoluto, incluso cuando la fuente es una publicación respetada o una agencia de noticias de mucha fama”.
Y añade:
"Los errores y declaraciones sin fundamento que jamás serían aceptadas al informar de un hecho político o de un descubrimiento científico son un hecho habitual cuando se trata de informar sobre ovnis”.
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(1)Veredicto OVNI. Examen de la evidencia. Robert Sheaffer. Tikal Ediciones, Gerona, 1994, cap. 2 y pp. 210-1.
lunes, noviembre 19, 2007
La fiabilidad de los testigos (entrevista radiofónica)
Estos días se ha difundido la noticia, nada original por cierto, de que un grupo de científicos, militares y funcionarios gubernamentales han pedido que se reabra la investigación oficial sobre platillos volantes en Estados Unidos.
Entre los citados se encuentra el ex gobernador de Arizona, Fife Symington, que durante una rueda de prensa afirmó que "queremos que el gobierno de EEUU deje de publicar historias que perpetúan el mito de que todos los objetos volantes no identificados se pueden explicar en términos convencionales". Esto es el mundo del revés, en buena medida. No sé si "el gobierno de los USA" ha asegurado en alguna ocasión que todos los casos ufológicos son explicables en términos convencionales, pero eso, desgraciadamente, no es cierto. Es probable que potencialmente todos lo sean, pero en acto, no todos lo son. No existen investigadores y curiosos totipotentes que tengan la capacidad de explicar todos los casos, de la misma forma que no hay comisarios de policía que puedan explicar todos los delitos de que tienen conocimiento. Pero, ¿nos lleva esto a pensar que tras esos asesinos no identificados se ocultan entes supra-humanos? Son muchas las circunstancias que intervienen en la producción final de un relato ufológico como para permitir que todos sean completamente explicables.
Pero, ¿de qué está pretendiendo convencernos el ex gobernador de Arizona?; ¿estará pretendiendo convencernos de que en esos casos no resueltos se ocultan super bichos del espacio inteligentes? Pues si sólo lo intenta con su palabra y la palabra de otros (el decir, el recuerdo de una experiencia) mal lo lleva...
Por supuesto, todos los que participaron en la rueda de prensa han tenido experiencias. Faltaría más. Los convencidos de antemano tienen que dar fe, como en las religiones.
Por su parte, Jean-Claude Ribes, astrónomo del Centro Nacional Francés para la Investígación Científica, dijo que "es necesario vencer los prejuicios". Sí, eso es cierto, es necesario vencer los prejuicios. Eso lleva diciéndolo la ufología crítica y escéptica décadas, pero los creyentes y los negociantes del misterio de diseño no han hecho el más mínimo caso. Por ejemplo, aseguran que algunos episodios sugieren que se trata de máquinas voladoras con características que superan nuestras capacidades terrestres. Me pregunto cómo han podido llegar a eso conclusión sin presentar pruebas de ello; pruebas del mismo tipo de las que existen de que hay fragmentos de materia interplanetaria que caen en la Tierra.
Y por último, la clave de bóveda de esta enésima versión de teatrillo mediático de los platillos volantes, con el que unos pocos pilotos y científicos creyentes que no tienen otra cosa mejor que hacer nos obsequian de vez en cuando: "Si se pudiera comprobar que ese es el caso -la de las capacidades tecnológicas sobrehumanas- la hipótesis extraterrestre sería la más plausible para esas naves avanzadas, una posibilidad fantástica pero no racional dados los datos existentes". Hay unas cuantas morcillas que se le han colado a este científico francés en sus afirmaciones, si no las ha colado porque no podía dejar de colarlas, claro, que si no, para qué iban a convocar una rueda de prensa Washington, oiga usted...
"Si se pudiera comprobar..."; por supuesto, es que habría que empezar por ahí, antes de afirmar nada. Ése es el problema, que no se ha comprobado, y llevamos sesenta años. Pero para comprobar eso no hace falta vencer ningún prejuicio, que es la morcilla de dos párrafos más arriba: se comprobaría y punto, sin necesidad de convocar una rueda de prensa para acabar hablado de los posibles hipotéticos que tal vez a lo mejor llega el día que si tenemos la mente abierta y no soltamos topicazo tras topicazo. Es decir, bastaría con aportar alguna prueba de que esto es algo más que una creencia personal enquistada.
Y de momento la hipótesis extraterrestre no es la más plausible, por todo ello. Porque, como se ha repetido un millón de veces, las pruebas, que en realidad son recuerdos e indicios circunstanciales, no están a la altura de lo que se pretende. Así que lo extraterrestre sigue viviendo en el limbo de lo más fantástico y de lo poco atenido a lo que sabemos racionalmente, dados los datos existentes.
Mucho ruido y pocas nueces, como siempre. De ello acaba de escribir también Luis Alfonso Gámez en Magonia.
Estas noticias suelen arrastrar sobreentendidos, lugares comunes y, posiblemente, deseo de notoriedad por parte de los expertos. Es bastante sospechoso que este grupo de expertos se haya dirigido en primer lugar, como suele ser habitual, a la prensa, y no a las revistas académicas, que es el lugar natural al que hay que dirigirse cuando pretendes demostrar la detección de un misterio con las implicaciones que el mito de los platillos volantes tendría si fuese algo más que una macro-leyenda urbana.
En último término, los relatos de los pilotos están basados en su percepción de algo que no supieron identificar, como siempre. De la escasa fiabilidad científica del testimonio humano estuve hablando en una entrevista radiofónica que me hicieron para un programa de radio especializado, en Puerto de la Cruz (Tenerife). Tienen el archivo sonoro completo en este enlace.
Entre los citados se encuentra el ex gobernador de Arizona, Fife Symington, que durante una rueda de prensa afirmó que "queremos que el gobierno de EEUU deje de publicar historias que perpetúan el mito de que todos los objetos volantes no identificados se pueden explicar en términos convencionales". Esto es el mundo del revés, en buena medida. No sé si "el gobierno de los USA" ha asegurado en alguna ocasión que todos los casos ufológicos son explicables en términos convencionales, pero eso, desgraciadamente, no es cierto. Es probable que potencialmente todos lo sean, pero en acto, no todos lo son. No existen investigadores y curiosos totipotentes que tengan la capacidad de explicar todos los casos, de la misma forma que no hay comisarios de policía que puedan explicar todos los delitos de que tienen conocimiento. Pero, ¿nos lleva esto a pensar que tras esos asesinos no identificados se ocultan entes supra-humanos? Son muchas las circunstancias que intervienen en la producción final de un relato ufológico como para permitir que todos sean completamente explicables.
Pero, ¿de qué está pretendiendo convencernos el ex gobernador de Arizona?; ¿estará pretendiendo convencernos de que en esos casos no resueltos se ocultan super bichos del espacio inteligentes? Pues si sólo lo intenta con su palabra y la palabra de otros (el decir, el recuerdo de una experiencia) mal lo lleva...
Por supuesto, todos los que participaron en la rueda de prensa han tenido experiencias. Faltaría más. Los convencidos de antemano tienen que dar fe, como en las religiones.
Por su parte, Jean-Claude Ribes, astrónomo del Centro Nacional Francés para la Investígación Científica, dijo que "es necesario vencer los prejuicios". Sí, eso es cierto, es necesario vencer los prejuicios. Eso lleva diciéndolo la ufología crítica y escéptica décadas, pero los creyentes y los negociantes del misterio de diseño no han hecho el más mínimo caso. Por ejemplo, aseguran que algunos episodios sugieren que se trata de máquinas voladoras con características que superan nuestras capacidades terrestres. Me pregunto cómo han podido llegar a eso conclusión sin presentar pruebas de ello; pruebas del mismo tipo de las que existen de que hay fragmentos de materia interplanetaria que caen en la Tierra.
Y por último, la clave de bóveda de esta enésima versión de teatrillo mediático de los platillos volantes, con el que unos pocos pilotos y científicos creyentes que no tienen otra cosa mejor que hacer nos obsequian de vez en cuando: "Si se pudiera comprobar que ese es el caso -la de las capacidades tecnológicas sobrehumanas- la hipótesis extraterrestre sería la más plausible para esas naves avanzadas, una posibilidad fantástica pero no racional dados los datos existentes". Hay unas cuantas morcillas que se le han colado a este científico francés en sus afirmaciones, si no las ha colado porque no podía dejar de colarlas, claro, que si no, para qué iban a convocar una rueda de prensa Washington, oiga usted...
"Si se pudiera comprobar..."; por supuesto, es que habría que empezar por ahí, antes de afirmar nada. Ése es el problema, que no se ha comprobado, y llevamos sesenta años. Pero para comprobar eso no hace falta vencer ningún prejuicio, que es la morcilla de dos párrafos más arriba: se comprobaría y punto, sin necesidad de convocar una rueda de prensa para acabar hablado de los posibles hipotéticos que tal vez a lo mejor llega el día que si tenemos la mente abierta y no soltamos topicazo tras topicazo. Es decir, bastaría con aportar alguna prueba de que esto es algo más que una creencia personal enquistada.
Y de momento la hipótesis extraterrestre no es la más plausible, por todo ello. Porque, como se ha repetido un millón de veces, las pruebas, que en realidad son recuerdos e indicios circunstanciales, no están a la altura de lo que se pretende. Así que lo extraterrestre sigue viviendo en el limbo de lo más fantástico y de lo poco atenido a lo que sabemos racionalmente, dados los datos existentes.
Mucho ruido y pocas nueces, como siempre. De ello acaba de escribir también Luis Alfonso Gámez en Magonia.
Estas noticias suelen arrastrar sobreentendidos, lugares comunes y, posiblemente, deseo de notoriedad por parte de los expertos. Es bastante sospechoso que este grupo de expertos se haya dirigido en primer lugar, como suele ser habitual, a la prensa, y no a las revistas académicas, que es el lugar natural al que hay que dirigirse cuando pretendes demostrar la detección de un misterio con las implicaciones que el mito de los platillos volantes tendría si fuese algo más que una macro-leyenda urbana.
En último término, los relatos de los pilotos están basados en su percepción de algo que no supieron identificar, como siempre. De la escasa fiabilidad científica del testimonio humano estuve hablando en una entrevista radiofónica que me hicieron para un programa de radio especializado, en Puerto de la Cruz (Tenerife). Tienen el archivo sonoro completo en este enlace.
miércoles, octubre 31, 2007
Misterios, a la luz de la ciencia II
El próximo día 6 de noviembre tendrá lugar en Bilbao la segunda edición de la jornada Misterios, a la luz de la ciencia, organizada, entre otras entidades, por el Círculo Escéptico. Éste es el programa:
18.00 horas: Las caras de Bélmez: ¿falsa ciencia o mal periodismo?, por Javier Cavanilles, periodista del diario El Mundo.
18.30 horas: Agua depurativa, por José Carlos Pérez Cobo, biólogo de la UPV.
19.00 horas: Ondas electromagnéticas y salud, por Joseba Zubia, físico de la UPV.
19.30-19.45 horas: Descanso.
19.45 horas: Algunas creencias erróneas sobre nuestro cerebro, por Carlos J. Álvarez, psicólogo de la Universidad de La Laguna.
20.15 horas: Mesa redonda. El Pensamiento mágico en una sociedad desarrollada.
Más detalles en este enlace
18.00 horas: Las caras de Bélmez: ¿falsa ciencia o mal periodismo?, por Javier Cavanilles, periodista del diario El Mundo.
18.30 horas: Agua depurativa, por José Carlos Pérez Cobo, biólogo de la UPV.
19.00 horas: Ondas electromagnéticas y salud, por Joseba Zubia, físico de la UPV.
19.30-19.45 horas: Descanso.
19.45 horas: Algunas creencias erróneas sobre nuestro cerebro, por Carlos J. Álvarez, psicólogo de la Universidad de La Laguna.
20.15 horas: Mesa redonda. El Pensamiento mágico en una sociedad desarrollada.
Más detalles en este enlace
lunes, octubre 29, 2007
El yeti y otros bichos ¡vaya timo!
El yeti y otros bichos ¡vaya timo!
Carlos Chordá
Editorial Laetoli, Navarra, España, 2007.
En su recomendable introducción a algunas leyendas englobadas bajo el rimbombante nombre de criptozoología, Carlos Chordá comenta con precisión y humor las principales manías que manifiestan aquéllos que se hacen llamar criptozoólogos. Nos explica como, con considerable desfachatez, la criptozoología se ha inventado un pasado propio que existe, pero que no le pertenece. Me refiero, por ejemplo, a la subespecie de mariposa esfinge de Morgan, al okapi y al celacanto, "extraños" animales que fueron descubiertos por investigadores científicos (la mariposa, con larguísima espiritrompa, fue una predicción de Darwin basándose en la longitud del cáliz de una orquídea de Madagascar), no por aficionados al gigantismo animal y a las leyendas de las que no existe prueba científica alguna. Chordá va aclarando perfectamente todas estas cuestiones en su muy entretenido libro.
Y ya que he citado al celacanto, no me resisto a apuntar el glorioso patinazo de la agencia EFE con el citado pez en 2002, reproducido (¡vivan los asesores científicos!) por ese "peaso" de revista científica que es Más allá, al presentar como novedad de última hora su descubrimiento, cuando en realidad había sido pescado en 1939 cerca de las costas de Madagascar. Los 'críptidos', perdón, criptozoólogos, aparecieron luego en una foto en la citada revista. Para troncharse.
El Yeti y otros bichos ¡vaya timo! es un ameno librito para distinguir entre ciencia y paja, entre el trabajo riguroso de los zoólogos de campo y la neurosis criptozoológica. Constantemente se descubren docenas de nuevas especies; sin embargo, los 'criptos' no están implicados nunca. ¿Con qué derecho, por tanto, presentan talles hallazgos como propios en la propaganda criptozoológica? ¿Quizá con la intención de que el público poco informado crea que tal conexión es legítima?; ¿porque realmente se lo creen? Si es así, lean el libro de Chordá y desengáñense.
Con ironía -y un poco de mala leche de vez en cuando- el autor dinamita los débiles cimientos en los que se apoyan las alucinaciones criptozoológicas. Entre los bichos que Chordá reúne -el yeti, Nessie, el dinosaurio mokele-mbembe- no podía faltar un famoso ser cultural, y no me refiero al Homo sapiens, sino al chupacabras. Este simpático e imaginario bicho es un poco todo al mismo tiempo: extraterrestre, resultado de un experimento genético, visitante de una dimensión paralela, etc.; pero, sobre todo, es un ser cultural porque sus apariciones se han circunscrito mayoritariamente al ámbito hispanoamericano. Esto es indicio de su origen artificial y legendario, como cualquiera que no tenga su cerebro infectado por esa magia que crea amplias tragaderas sabe o sospecha de inmediato. Entre sus apariciones, el autor resume sus supuestas andanzas -o de un pariente suyo- en Tenerife en 1979, basándose en un artículo que publiqué en el número 19 (2005) de El Escéptico. No olviden visitar, por cierto, las entradas que Luis Alfonso Gámez dedica a este y otros animalitos imaginarios en su blog Magonia (haciendo una búsqueda por "monstruos").
Recomiendo el libro a todos los aficionados a lo extraño, en particular a los criptozoológos que hacen cripto-investigaciones. Aprenderán un poco y quizá, con suerte, podrán ir quitando el prefijo critpo de sus investigaciones. Éstos deben comenzar por el último capítulo del libro de Chordá, que lleva por título ¿Cripto... zoología?; el resto, que empiece por el principio. Ah, y no se pierdan la simpática dedicatoria, en la que más de uno se reconocerá, sin duda.
Carlos Chordá
Editorial Laetoli, Navarra, España, 2007.
En su recomendable introducción a algunas leyendas englobadas bajo el rimbombante nombre de criptozoología, Carlos Chordá comenta con precisión y humor las principales manías que manifiestan aquéllos que se hacen llamar criptozoólogos. Nos explica como, con considerable desfachatez, la criptozoología se ha inventado un pasado propio que existe, pero que no le pertenece. Me refiero, por ejemplo, a la subespecie de mariposa esfinge de Morgan, al okapi y al celacanto, "extraños" animales que fueron descubiertos por investigadores científicos (la mariposa, con larguísima espiritrompa, fue una predicción de Darwin basándose en la longitud del cáliz de una orquídea de Madagascar), no por aficionados al gigantismo animal y a las leyendas de las que no existe prueba científica alguna. Chordá va aclarando perfectamente todas estas cuestiones en su muy entretenido libro.
Y ya que he citado al celacanto, no me resisto a apuntar el glorioso patinazo de la agencia EFE con el citado pez en 2002, reproducido (¡vivan los asesores científicos!) por ese "peaso" de revista científica que es Más allá, al presentar como novedad de última hora su descubrimiento, cuando en realidad había sido pescado en 1939 cerca de las costas de Madagascar. Los 'críptidos', perdón, criptozoólogos, aparecieron luego en una foto en la citada revista. Para troncharse.
El Yeti y otros bichos ¡vaya timo! es un ameno librito para distinguir entre ciencia y paja, entre el trabajo riguroso de los zoólogos de campo y la neurosis criptozoológica. Constantemente se descubren docenas de nuevas especies; sin embargo, los 'criptos' no están implicados nunca. ¿Con qué derecho, por tanto, presentan talles hallazgos como propios en la propaganda criptozoológica? ¿Quizá con la intención de que el público poco informado crea que tal conexión es legítima?; ¿porque realmente se lo creen? Si es así, lean el libro de Chordá y desengáñense.
Con ironía -y un poco de mala leche de vez en cuando- el autor dinamita los débiles cimientos en los que se apoyan las alucinaciones criptozoológicas. Entre los bichos que Chordá reúne -el yeti, Nessie, el dinosaurio mokele-mbembe- no podía faltar un famoso ser cultural, y no me refiero al Homo sapiens, sino al chupacabras. Este simpático e imaginario bicho es un poco todo al mismo tiempo: extraterrestre, resultado de un experimento genético, visitante de una dimensión paralela, etc.; pero, sobre todo, es un ser cultural porque sus apariciones se han circunscrito mayoritariamente al ámbito hispanoamericano. Esto es indicio de su origen artificial y legendario, como cualquiera que no tenga su cerebro infectado por esa magia que crea amplias tragaderas sabe o sospecha de inmediato. Entre sus apariciones, el autor resume sus supuestas andanzas -o de un pariente suyo- en Tenerife en 1979, basándose en un artículo que publiqué en el número 19 (2005) de El Escéptico. No olviden visitar, por cierto, las entradas que Luis Alfonso Gámez dedica a este y otros animalitos imaginarios en su blog Magonia (haciendo una búsqueda por "monstruos").
Recomiendo el libro a todos los aficionados a lo extraño, en particular a los criptozoológos que hacen cripto-investigaciones. Aprenderán un poco y quizá, con suerte, podrán ir quitando el prefijo critpo de sus investigaciones. Éstos deben comenzar por el último capítulo del libro de Chordá, que lleva por título ¿Cripto... zoología?; el resto, que empiece por el principio. Ah, y no se pierdan la simpática dedicatoria, en la que más de uno se reconocerá, sin duda.
lunes, octubre 22, 2007
Los caras de Bélmez en El Mundo-La Gaceta de Canarias
El Mundo-La Gaceta de Canarias incluyó ayer domingo (p. 30) esta entrevista a Javier Cavanilles sobre la publicación de su libro Los caras de Bélmez, junto con Francisco Máñez.
De paso, aprovecho para dejar constancia de dos novedades:
- La última (por ahora) y estúpida manipulación cometida por los inventores de patrañas en torno a la observación de un par de bólidos en pasado sábado (véase también este enlace);
- y la reseña-demolición que Luis R. González ha efectuado del último librejo del personaje que sentó a Jesucristo en el Coliseo romano (no se rían).
De paso, aprovecho para dejar constancia de dos novedades:
- La última (por ahora) y estúpida manipulación cometida por los inventores de patrañas en torno a la observación de un par de bólidos en pasado sábado (véase también este enlace);
- y la reseña-demolición que Luis R. González ha efectuado del último librejo del personaje que sentó a Jesucristo en el Coliseo romano (no se rían).
lunes, octubre 08, 2007
Los caras de Bélmez
Publicado originalente en este enlace (Círculo Escéptico).
______________________________________
Yo no sé si al lector le satisface y divierte contemplar como los misterios S.A. se derrumban por obra y gracia de un autor capaz de enfrentarse a la farándula paranormalista. A mí sí; por eso me alegré especialmente cuando supe que Javier Cavanilles y Francisco Máñez estaban escribiendo un libro sobre el episodio más absurdo de hispano-paranormalandia, las caras de Bélmez, una historia que venía coleando desde 1971. El asunto fue prácticamente olvidado entonces, pero en 1996 se celebró un congreso en Bélmez para conmemorar los 25 años del fenómeno, que dio paso en 2004 a la manipulación de los hechos por parte de la prensa ocultista hasta convertirse en un desmadre no igualado en la pequeña historia de los misterios comerciales de España. El libro de Cavanilles y Máñez, que lleva el irónico y acertado título de Los caras de Bélmez, ha sido recientemente publicado, para satisfacción de todos aquellos que procuramos que no nos den gato por liebre.
El caso de las caras de Bélmez fue desde sus inicios tan absurdo, tan obvia su naturaleza fraudulenta, que ni siquiera las principales obras de divulgación parapsicológica lo han recogido en estas últimas tres décadas; así de desacreditado quedó tras el estallido inicial. Al margen de ello, sólo los ocultistas locales han pregonado que allí, en ese pueblo de Jaén, residía el mayor misterio parapsicológico de Europa; ahí es nada.
La obra rompe con el escenario típico de Paranormalandia. Es ajena a los variados intereses -no sólo económicos- presentes en el marcado español de lo enigmático; no les sigue el juego; no se adapta a la última corriente de interés mediático por un tema exprimido durante décadas, sino que analiza a todos los protagonistas desde fuera implacablemente, sin concesiones. Un meritorio trabajo de recopilación informativa y de interpretación. Por todo ello, el trabajo de Cavanilles y Máñez no será reseñado en las revistas paranormalistas.
Los autores ponen de manifiesto las absurdas historietas y maniobras ejecutadas desde principios del actual siglo por los periodistas, hipnólogos y espiritistas que han intentado mamar de la teta belmeciana. Las distintas versiones de lo ocurrido, totalmente contradictorias y ridículas, son pasto para el rumiante consumidor de ocultismo barato. No deja de sorprender, ni al crítico más acostumbrado, en qué poca consideración tiene este gremio a sus clientes; quizá porque saben que de ellos no va surgir crítica ni cuestionamiento alguno, por muy anormal y chocante que sea lo que se les transmite. Las falsedades llegaron a asociarse a hechos históricos como el famoso asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza durante la Guerra Civil española. El mamoneo paranormal también quiso explotar este episodio de la historia de España a favor de las imaginaciones teleplásticas.
Intercalados a lo largo de libro aparecen significativos episodios de la historia de la parapsicología, como el fraude infantil de las hadas de Cottingley o las investigaciones de Rhine, así como unas clarificadoras biografías de Hans Bender y Germán de Argumosa, uno de esos ridículamente ditirambizados pseudoinvestigadores, a quien ponen en su sitio: un simple espiritista con corbata antes que un parapsicólogo (lo de "profesor" lo dejo para que el lector descubra por sí mismo la realidad de esta atribución). Ambos, con background académico el alemán y una etiqueta espiritista de anís El Mono el español, son dos creyentes en los fenómenos que decían investigar. La participación del cántabro en Bélmez, que se paseó por el lugar en 1971 como una estrella, podría ser calificada de patética. Por su parte, Bender aprovechó para hacer un poco de turismo cuando estuvo en la zona.
Cavanilles y Máñez salpican su libro de atinadas muestras de humor, como cuando en la página 74 escriben que el parapsicólogo "Uttama Sitkari" (¿por qué serán tan cursis los paranormalistas a la hora de elegir pseudónimos?) se refería a que la mente de María (la dueña de la casa en la que habían aparecido las caras) era la que provocaba la aparición de rostros mediante una especie de proyección telepática involuntaria llamada psicorragia. "Sólo le faltó alistar a la difunta en la Patrulla X", aseguran los autores. Pero, por favor, no se pierdan, en el contexto del juicio celebrado tras la demanda presentada por Pedro Amorós contra El Mundo y los autores del libro, lo de la 'tentativa inidónea' en el momento de intentar demostrar su fantasmagórico currículum... (pp. 334-335).
Por el lado de los defectos, hay que apuntar que los errores tipográficos son más frecuentes de lo deseable, como si hubiesen carecido de tiempo para una revisión; algunas referencias están traspapeladas y falta parte de las del capítulo titulado "Tres tristes tigres"; e, incomprensiblemente, no figura la numeración de páginas en el índice. Y por pedir, pediría un índice onomástico, que habría facilitado mucho la labor de una segunda lectura más específica de algunos aspectos destacados. Esperemos que todos estos detalles sean subsanados en una posible segunda edición.
Una de las conclusiones más significativas que puede extraer el lector, en particular de la actualización del tema a partir de 2004, es el proceder y la dinámica interna típica de algunas asociaciones pro-misterios: ausencia de legalidad, funcionamiento rígidamente piramidal, rápida segregación del disidente, campañas de difamación contra quien ha revelado el entramado de fantasías en que se basan los figurones de lo paranormal, etc. Y es que el conocimiento y la verdad les importa un pimiento a todos estos avispados mercachifles del ocultismo...
Espero y deseo que la publicación de obras como Los caras de Bélmez no sea una excepción en el mercado editorial español. Hacen falta libros como éste, libros refutadores e informativos, libros que caigan en manos de adolescentes curiosos, interesados en las cosas raras, que, o bien les quiten las ganas de prestar atención a Paranormalandia y su tráfago pseudo-religioso mercantilista, o bien les inste a profundizar en estos temas de su interés con un cuchillo entre los dientes, en sentido figurado.
¿Cuál podría ser una frase que resumiese la historia del misterio ocultista con más caspa de España? ¿Qué le parece ésta, de los propios autores?: "Desde todos los puntos de vista, y desde el primer día, las caras de Bélmez de la Moraleda fueron un timo" (p. 123). Seguramente, algún humorista las volverá a colocar dentro de unos años en su lista de enigmas favoritos. Mientras, pasen un buen rato leyendo Los caras de Bélmez.
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Yo no sé si al lector le satisface y divierte contemplar como los misterios S.A. se derrumban por obra y gracia de un autor capaz de enfrentarse a la farándula paranormalista. A mí sí; por eso me alegré especialmente cuando supe que Javier Cavanilles y Francisco Máñez estaban escribiendo un libro sobre el episodio más absurdo de hispano-paranormalandia, las caras de Bélmez, una historia que venía coleando desde 1971. El asunto fue prácticamente olvidado entonces, pero en 1996 se celebró un congreso en Bélmez para conmemorar los 25 años del fenómeno, que dio paso en 2004 a la manipulación de los hechos por parte de la prensa ocultista hasta convertirse en un desmadre no igualado en la pequeña historia de los misterios comerciales de España. El libro de Cavanilles y Máñez, que lleva el irónico y acertado título de Los caras de Bélmez, ha sido recientemente publicado, para satisfacción de todos aquellos que procuramos que no nos den gato por liebre.
El caso de las caras de Bélmez fue desde sus inicios tan absurdo, tan obvia su naturaleza fraudulenta, que ni siquiera las principales obras de divulgación parapsicológica lo han recogido en estas últimas tres décadas; así de desacreditado quedó tras el estallido inicial. Al margen de ello, sólo los ocultistas locales han pregonado que allí, en ese pueblo de Jaén, residía el mayor misterio parapsicológico de Europa; ahí es nada.
La obra rompe con el escenario típico de Paranormalandia. Es ajena a los variados intereses -no sólo económicos- presentes en el marcado español de lo enigmático; no les sigue el juego; no se adapta a la última corriente de interés mediático por un tema exprimido durante décadas, sino que analiza a todos los protagonistas desde fuera implacablemente, sin concesiones. Un meritorio trabajo de recopilación informativa y de interpretación. Por todo ello, el trabajo de Cavanilles y Máñez no será reseñado en las revistas paranormalistas.
Los autores ponen de manifiesto las absurdas historietas y maniobras ejecutadas desde principios del actual siglo por los periodistas, hipnólogos y espiritistas que han intentado mamar de la teta belmeciana. Las distintas versiones de lo ocurrido, totalmente contradictorias y ridículas, son pasto para el rumiante consumidor de ocultismo barato. No deja de sorprender, ni al crítico más acostumbrado, en qué poca consideración tiene este gremio a sus clientes; quizá porque saben que de ellos no va surgir crítica ni cuestionamiento alguno, por muy anormal y chocante que sea lo que se les transmite. Las falsedades llegaron a asociarse a hechos históricos como el famoso asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza durante la Guerra Civil española. El mamoneo paranormal también quiso explotar este episodio de la historia de España a favor de las imaginaciones teleplásticas.
Intercalados a lo largo de libro aparecen significativos episodios de la historia de la parapsicología, como el fraude infantil de las hadas de Cottingley o las investigaciones de Rhine, así como unas clarificadoras biografías de Hans Bender y Germán de Argumosa, uno de esos ridículamente ditirambizados pseudoinvestigadores, a quien ponen en su sitio: un simple espiritista con corbata antes que un parapsicólogo (lo de "profesor" lo dejo para que el lector descubra por sí mismo la realidad de esta atribución). Ambos, con background académico el alemán y una etiqueta espiritista de anís El Mono el español, son dos creyentes en los fenómenos que decían investigar. La participación del cántabro en Bélmez, que se paseó por el lugar en 1971 como una estrella, podría ser calificada de patética. Por su parte, Bender aprovechó para hacer un poco de turismo cuando estuvo en la zona.
Cavanilles y Máñez salpican su libro de atinadas muestras de humor, como cuando en la página 74 escriben que el parapsicólogo "Uttama Sitkari" (¿por qué serán tan cursis los paranormalistas a la hora de elegir pseudónimos?) se refería a que la mente de María (la dueña de la casa en la que habían aparecido las caras) era la que provocaba la aparición de rostros mediante una especie de proyección telepática involuntaria llamada psicorragia. "Sólo le faltó alistar a la difunta en la Patrulla X", aseguran los autores. Pero, por favor, no se pierdan, en el contexto del juicio celebrado tras la demanda presentada por Pedro Amorós contra El Mundo y los autores del libro, lo de la 'tentativa inidónea' en el momento de intentar demostrar su fantasmagórico currículum... (pp. 334-335).
Por el lado de los defectos, hay que apuntar que los errores tipográficos son más frecuentes de lo deseable, como si hubiesen carecido de tiempo para una revisión; algunas referencias están traspapeladas y falta parte de las del capítulo titulado "Tres tristes tigres"; e, incomprensiblemente, no figura la numeración de páginas en el índice. Y por pedir, pediría un índice onomástico, que habría facilitado mucho la labor de una segunda lectura más específica de algunos aspectos destacados. Esperemos que todos estos detalles sean subsanados en una posible segunda edición.
Una de las conclusiones más significativas que puede extraer el lector, en particular de la actualización del tema a partir de 2004, es el proceder y la dinámica interna típica de algunas asociaciones pro-misterios: ausencia de legalidad, funcionamiento rígidamente piramidal, rápida segregación del disidente, campañas de difamación contra quien ha revelado el entramado de fantasías en que se basan los figurones de lo paranormal, etc. Y es que el conocimiento y la verdad les importa un pimiento a todos estos avispados mercachifles del ocultismo...
Espero y deseo que la publicación de obras como Los caras de Bélmez no sea una excepción en el mercado editorial español. Hacen falta libros como éste, libros refutadores e informativos, libros que caigan en manos de adolescentes curiosos, interesados en las cosas raras, que, o bien les quiten las ganas de prestar atención a Paranormalandia y su tráfago pseudo-religioso mercantilista, o bien les inste a profundizar en estos temas de su interés con un cuchillo entre los dientes, en sentido figurado.
¿Cuál podría ser una frase que resumiese la historia del misterio ocultista con más caspa de España? ¿Qué le parece ésta, de los propios autores?: "Desde todos los puntos de vista, y desde el primer día, las caras de Bélmez de la Moraleda fueron un timo" (p. 123). Seguramente, algún humorista las volverá a colocar dentro de unos años en su lista de enigmas favoritos. Mientras, pasen un buen rato leyendo Los caras de Bélmez.
lunes, octubre 01, 2007
Pablo Francescutti en El País Semanal
Ayer domingo Pablo Francescutti publicó una rápida historia de los platillos volantes en El País Semanal. Le quedó un poco apretujada, por enorme cantidad de temas que cita, pero está bien para hacerse una idea general del mito, y para darse cuenta de que, a pesar de los desahogados que hablaron del mito número 1 de la ciencia contempóránea (sin que se tenga constancia de que se les haya caído la cara de la vergüenza), lo de los ovnis es, en gran medida, un cuento chino, perdón, nortemericano. Al margen, claro, de su claro potencial científico para antropólogos y sociólogos (como Francescutti), psicólogos y folcloristas.
miércoles, septiembre 12, 2007
La colección ¡Vaya timo!, en La Vanguardia
Revista DOMINGO, 9 SEPTIEMBRE 2007 LA VANGUARDIA
Los ovnis son un timo. Y la parapsicología, el Yeti , la astrología o el creacionismo, también.
ANIMALES Y RACIONALES
MANUEL DÍAZ PRIETO
Un grupo de científicos edita una colección de libros que denuncian la falsedad de las pseudociencias y aporta datos para la crítica
Quien diga que ha visto extraterrestres, ha hablado con ellos o tiene confirmación de su existencia por medios desconocidos y se permite ilustrarnos sobre sus rasgos físicos y su temperamento como si de perros o gatos se tratara es un desvergonzado, un alucinado con afán propagandista o un engañabobos acostumbrado a aprovecharse
de los necios”. Ricardo Campo, doctorando del Departamento de Filosofía en la Universidad de La Laguna, se ha especializado en el estudio de las creencias populares relacionadas con el mito extraterrestre y su conclusión la resume el título del libro que acaba de publicar: Los ovnis ¡vaya timo! Una obra de divulgación que pretende –con sólidos argumentos y mucho humor– propiciar una mirada crítica sobre una de las más trilladas supercherías que en nuestra cultura se venden cada día como ciertas. Pero los ovnis constituyen sólo uno de los misterios aparentemente sobrenaturales que forman parte de nuestra cotidianidad. “Vivimos rodeados de falsedades pseudocientíficas”, asegura el astrofísico Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, que es la impulsora, junto con la editorial Laetoli, de la colección ¡Vaya Timo! Según Armentia, esta colección se dirige a ese crédulo que llevamos dentro y nos muestra por qué los ovnis, el feng-shui, la astrología y otras modas son verdaderos timos: creencias falsas, vanas ilusiones que nos quitan tiempo y dinero (y a veces la salud). De forma que en ella el lector encontrará argumentos contundentes para pensar críticamente. “En definitiva, para pensar, que es la herramienta más útil que tenemos para librarnos de los timos”.
La parapsicología, el Yeti, la Sábana Santa, el creacionismo y los ovnis ocupan los primeros cuatro títulos. Pero amenazan con más. Lo explica Javier Armentia: “Vendrán más y, posiblemente, muy polémicos, como el de la homeopatía o el de la astrología. Y habrá libros de las caras de Bélmez, del influjo de la luna, de muchas otras cosas. Son necesarios porque hay mucha pseudociencia que se pone de moda y, de hecho, se convierte en un negociete”. Y el astrofísico ofrece como ejemplo el feng-shui: “Cualquiera que lea las bases de esta presuntamente antigua disciplina oriental –que no lo es tanto, realmente– podría concluir que es una estupidez. Ni el mundo se compone de cinco materiales diferentes, ni hay energías positivas o negativas... Y encima pagas 500 euros para que un listillo te diga que tienes que mover la cama de sitio y colocar un colgante horroroso al lado del espejo para mejorar el chi-kung. Es simplemente una tomadura de pelo, un timo.
Paradójicamente, muchos conciudadanos pagan al consultor feng-shui, y hasta muchos arquitectos se lo montan así para ir de chachis y sacar unos extras”. Es frecuente escuchar a los crédulos el argumento de que “la ciencia se ha equivocado muchas veces, y cosas que antes negaba hoy las acepta”, o que “no todo lo que existe puede ser demostrado por la ciencia, hay cosas que ésta no puede estudiar”, o que “los que creemos en lo esotérico y paranormal somos como Galileo, y ustedes los científicos son la nueva Inquisición; algún día nos darán la razón”. “Pero la ciencia –explica el psicólogo Carlos Javier Álvarez, un investigador de la neurociencia cognitiva del lenguaje– se define sobre todo por su método. Y una de sus características es la objetividad: cualquier teoría o hipótesis cobrará visos de verosimilitud y se verá apoyada si –y sólo si– existen datos objetivos, empíricos y fiables que la sustenten”. La psicología sabe desde hace tiempo que no nos podemos fiar de nuestras percepciones, nuestra memoria, nuestra intuición o nuestras experiencias personales. Si queremos ver o encontrar algo, muchas veces lo encontraremos. Por eso es típico en ciencia el uso de instrumentos o técnicas de observación que eviten la posible influencia del factor humano. Si todo esto se hace bien, cualquier resultado experimental debe poder ser repetido por cualquier otro investigador. Sin embargo, nos cuenta Álvarez en su obra La parapsicología ¡vaya timo!, miles de personas afirman tener algún tipo de poder extraordinario, como hablar con los muertos o ver el futuro. Muchos viven precisamente de escribir libros, realizar programas de televisión, formar sectas con adeptos crédulos o vendernos sus extrañas ideas en miles de formas. “Si tan convencidos están, ¿por qué no demuestras sus poderes a través de procedimientos controlados y donde no puedan producirse sencillos trucos de ilusionista o fraudes? ¿Por qué suelen huir cuando se les reta a que lo demuestren?”.
El astrofísico y divulgador científico Carl Sagan decía: “¿Por qué todo fenómeno paranormal desaparece –o no se produce– cuando hay unescéptico delante?”.Yquien mejor parece haber encarnado ese papel de escéptico en la historiamásreciente es el ilusionista estadounidense James Randi, que dedicó gran parte de su vida a poner a prueba y desenmascarar innumerables fraudes relacionados con el mundo de lo paranormal, siguiendo el camino que en el pasado ya había empezado a transitar el célebre escapista Houdini. En la década de 1960, Randi ofreció 1.000 dólares de su bolsillo a la primera persona que ofreciera pruebas objetivas de cualquier fenómeno paranormal, como había hecho en los años 20 la revista Scientific American. Con el tiempo y muchas otras aportaciones, el premio conocido como el Reto de Randi ha aumentado a un millón de dólares. No se pide demasiado: sólo hay que probar cualquiera capacidad o poder de tipo oculto o paranormal en las mismas condiciones que cualquier otro experimento científico en psicología, con los controles adecuados para que no pueda haber trampas. Además, para asegurar la legalidad y objetividad de la prueba, esa fundación no participa en el proceso de comprobación, y el método es pactado entre la persona que supuestamente tiene ese poder y los experimentadores.
“¿No resulta sospecho que en todos estos años nadie haya pasado siquiera los test preliminares de la prueba?”, se pregunta Randi con ironía.
El detector de fantasmas
Pero todas estas evidencias apenas hacen mella en el crédulo que casi todos llevamos dentro. Y todavía hoy mucha gente sigue pensando que Uri Geller realmente doblaba las cucharas con el poder de la mente. Y a pesar de que diversos especialistas nos han mostrado cómo realizaba sus trucos sin necesidad de ningún poder extrasensorial todavía seguimos aceptando la posibilidad de que las ondas mentales retuerzan el metal. Y es que de esta pasión por lo misterioso y de la ancestral credulidad humana se alimentan muchas otras disciplinas de lo que se ha dado en denominar pseudociencias y que podrían definirse como aquellas teorías o creencias que intentan mostrase con un ropaje científico pero que, examinadas de cerca, no cumplen con los presupuestos y requisitos propios de la ciencia. Así florecen disciplinas como la criptozoología (estudio de los animales ocultos), capaces de escribir largos ensayos sobre el Yeti o el monstruo del lago Ness; o la quiromancia, capaz de leer el futuro en las líneas de la mano. Pero una muestra de nuestro nivel de credulidad nos lo ofrece la publicidad de una revista especializada en estos temas, donde se ofertan artefactos como el generador de ondas Beta-Alpha- Theta-Delta, capaz de incrementar la claridad mental. O el poderoso Sello de Salomón, magnetizado especialmente mediante un procedimiento de carga vibracional. O el genial Megabrain, que nos permiteun aprendizaje acelerado, una relajación autógena y equilibrar los chakras.Olos detectores de biomasa, que nos permitirán comprobar si tenemos fantasmas en casa.
¡Menudo timo!
Los ovnis son un timo. Y la parapsicología, el Yeti , la astrología o el creacionismo, también.
ANIMALES Y RACIONALES
MANUEL DÍAZ PRIETO
Un grupo de científicos edita una colección de libros que denuncian la falsedad de las pseudociencias y aporta datos para la crítica
Quien diga que ha visto extraterrestres, ha hablado con ellos o tiene confirmación de su existencia por medios desconocidos y se permite ilustrarnos sobre sus rasgos físicos y su temperamento como si de perros o gatos se tratara es un desvergonzado, un alucinado con afán propagandista o un engañabobos acostumbrado a aprovecharse
de los necios”. Ricardo Campo, doctorando del Departamento de Filosofía en la Universidad de La Laguna, se ha especializado en el estudio de las creencias populares relacionadas con el mito extraterrestre y su conclusión la resume el título del libro que acaba de publicar: Los ovnis ¡vaya timo! Una obra de divulgación que pretende –con sólidos argumentos y mucho humor– propiciar una mirada crítica sobre una de las más trilladas supercherías que en nuestra cultura se venden cada día como ciertas. Pero los ovnis constituyen sólo uno de los misterios aparentemente sobrenaturales que forman parte de nuestra cotidianidad. “Vivimos rodeados de falsedades pseudocientíficas”, asegura el astrofísico Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, que es la impulsora, junto con la editorial Laetoli, de la colección ¡Vaya Timo! Según Armentia, esta colección se dirige a ese crédulo que llevamos dentro y nos muestra por qué los ovnis, el feng-shui, la astrología y otras modas son verdaderos timos: creencias falsas, vanas ilusiones que nos quitan tiempo y dinero (y a veces la salud). De forma que en ella el lector encontrará argumentos contundentes para pensar críticamente. “En definitiva, para pensar, que es la herramienta más útil que tenemos para librarnos de los timos”.
La parapsicología, el Yeti, la Sábana Santa, el creacionismo y los ovnis ocupan los primeros cuatro títulos. Pero amenazan con más. Lo explica Javier Armentia: “Vendrán más y, posiblemente, muy polémicos, como el de la homeopatía o el de la astrología. Y habrá libros de las caras de Bélmez, del influjo de la luna, de muchas otras cosas. Son necesarios porque hay mucha pseudociencia que se pone de moda y, de hecho, se convierte en un negociete”. Y el astrofísico ofrece como ejemplo el feng-shui: “Cualquiera que lea las bases de esta presuntamente antigua disciplina oriental –que no lo es tanto, realmente– podría concluir que es una estupidez. Ni el mundo se compone de cinco materiales diferentes, ni hay energías positivas o negativas... Y encima pagas 500 euros para que un listillo te diga que tienes que mover la cama de sitio y colocar un colgante horroroso al lado del espejo para mejorar el chi-kung. Es simplemente una tomadura de pelo, un timo.
Paradójicamente, muchos conciudadanos pagan al consultor feng-shui, y hasta muchos arquitectos se lo montan así para ir de chachis y sacar unos extras”. Es frecuente escuchar a los crédulos el argumento de que “la ciencia se ha equivocado muchas veces, y cosas que antes negaba hoy las acepta”, o que “no todo lo que existe puede ser demostrado por la ciencia, hay cosas que ésta no puede estudiar”, o que “los que creemos en lo esotérico y paranormal somos como Galileo, y ustedes los científicos son la nueva Inquisición; algún día nos darán la razón”. “Pero la ciencia –explica el psicólogo Carlos Javier Álvarez, un investigador de la neurociencia cognitiva del lenguaje– se define sobre todo por su método. Y una de sus características es la objetividad: cualquier teoría o hipótesis cobrará visos de verosimilitud y se verá apoyada si –y sólo si– existen datos objetivos, empíricos y fiables que la sustenten”. La psicología sabe desde hace tiempo que no nos podemos fiar de nuestras percepciones, nuestra memoria, nuestra intuición o nuestras experiencias personales. Si queremos ver o encontrar algo, muchas veces lo encontraremos. Por eso es típico en ciencia el uso de instrumentos o técnicas de observación que eviten la posible influencia del factor humano. Si todo esto se hace bien, cualquier resultado experimental debe poder ser repetido por cualquier otro investigador. Sin embargo, nos cuenta Álvarez en su obra La parapsicología ¡vaya timo!, miles de personas afirman tener algún tipo de poder extraordinario, como hablar con los muertos o ver el futuro. Muchos viven precisamente de escribir libros, realizar programas de televisión, formar sectas con adeptos crédulos o vendernos sus extrañas ideas en miles de formas. “Si tan convencidos están, ¿por qué no demuestras sus poderes a través de procedimientos controlados y donde no puedan producirse sencillos trucos de ilusionista o fraudes? ¿Por qué suelen huir cuando se les reta a que lo demuestren?”.
El astrofísico y divulgador científico Carl Sagan decía: “¿Por qué todo fenómeno paranormal desaparece –o no se produce– cuando hay unescéptico delante?”.Yquien mejor parece haber encarnado ese papel de escéptico en la historiamásreciente es el ilusionista estadounidense James Randi, que dedicó gran parte de su vida a poner a prueba y desenmascarar innumerables fraudes relacionados con el mundo de lo paranormal, siguiendo el camino que en el pasado ya había empezado a transitar el célebre escapista Houdini. En la década de 1960, Randi ofreció 1.000 dólares de su bolsillo a la primera persona que ofreciera pruebas objetivas de cualquier fenómeno paranormal, como había hecho en los años 20 la revista Scientific American. Con el tiempo y muchas otras aportaciones, el premio conocido como el Reto de Randi ha aumentado a un millón de dólares. No se pide demasiado: sólo hay que probar cualquiera capacidad o poder de tipo oculto o paranormal en las mismas condiciones que cualquier otro experimento científico en psicología, con los controles adecuados para que no pueda haber trampas. Además, para asegurar la legalidad y objetividad de la prueba, esa fundación no participa en el proceso de comprobación, y el método es pactado entre la persona que supuestamente tiene ese poder y los experimentadores.
“¿No resulta sospecho que en todos estos años nadie haya pasado siquiera los test preliminares de la prueba?”, se pregunta Randi con ironía.
El detector de fantasmas
Pero todas estas evidencias apenas hacen mella en el crédulo que casi todos llevamos dentro. Y todavía hoy mucha gente sigue pensando que Uri Geller realmente doblaba las cucharas con el poder de la mente. Y a pesar de que diversos especialistas nos han mostrado cómo realizaba sus trucos sin necesidad de ningún poder extrasensorial todavía seguimos aceptando la posibilidad de que las ondas mentales retuerzan el metal. Y es que de esta pasión por lo misterioso y de la ancestral credulidad humana se alimentan muchas otras disciplinas de lo que se ha dado en denominar pseudociencias y que podrían definirse como aquellas teorías o creencias que intentan mostrase con un ropaje científico pero que, examinadas de cerca, no cumplen con los presupuestos y requisitos propios de la ciencia. Así florecen disciplinas como la criptozoología (estudio de los animales ocultos), capaces de escribir largos ensayos sobre el Yeti o el monstruo del lago Ness; o la quiromancia, capaz de leer el futuro en las líneas de la mano. Pero una muestra de nuestro nivel de credulidad nos lo ofrece la publicidad de una revista especializada en estos temas, donde se ofertan artefactos como el generador de ondas Beta-Alpha- Theta-Delta, capaz de incrementar la claridad mental. O el poderoso Sello de Salomón, magnetizado especialmente mediante un procedimiento de carga vibracional. O el genial Megabrain, que nos permiteun aprendizaje acelerado, una relajación autógena y equilibrar los chakras.Olos detectores de biomasa, que nos permitirán comprobar si tenemos fantasmas en casa.
¡Menudo timo!
lunes, septiembre 03, 2007
¿Qué buscan los escépticos?
Mal andamos si alguien se hace esta pregunta. Lo sensato es preguntarse qué buscan los alternativos, los enigmáticos y misteriosos, los gurúes de la hinbestigación y demás embrutecedores de sus semejantes. Qué buscan éstos aparte de dinero, claro.
En su última entrada en Paranormalidades Josué Belda defiende la necesidad de la labor habitual de los críticos y escépticos en el terreno del mercadeo paranormalista, respondiendo a la pregunta ¿Qué buscan los escépticos? Comienza diciendo que muchas veces le han hecho esta pregunta si los escépticos si no creen en las cosas que critican. Como siempre, esta forma de ver las cosas aporta indicios sobre el pensamiento de quien se extraña de la labor de los críticos. Y, como acabo de asegurar, lo extraño es que haya quien se pregunte por el sentido de la crítica; y también lo malo, pero ése es otro tema.
A veces yo me digo que la utilidad de la crítica escéptica es escasa, que el mercado y la mentira -que van de la mano- tienen vidas propias, y con unos anticuerpos poderosos frente a la duda y la vergüenza. Otros días soy más optimista, e incluso me divierte descubrir las debilidades en el razonamiento de los que no tienen mejor ocupación que divulgar estúpidas paridas conspiracionistas o acongojantes relatos de la vieja majadera con los pelos de la nuca erizados y el olor del misterio en sus narices.
Para lo que no es útil el escepticismo es para ir a la tele a participar en un programa-basura. Hace un par de meses me invitaron a la Televisión Canaria (qué suerte que ustedes no la pueden ver) para sentarme a una mesa friki en la que se trataron cosas del "más allá". Aquí, como siempre, los sobrentendidos son muy potentes, así que lo mismo se habló de psicofonías que de algún mamonazo echacartas que estafó a una mujer, como todos esos impresentables que aparecen en la tele cada mañana.
El planteamiento del programa era engañoso: como digo, la hipotética existencia del más allá fue algo que se dio por cierto desde el momento en que al presentador no le interesaba más que fomentar las reacciones semi-histéricas de la misma forma que un puñado de granos de millo (maíz) excita a unas gallinas. Parece que esa dinámica de patio de vecinos envalentonados y vociferantes es lo que demanda el televidente del montón. ¡Qué desperdicio de neuronas por parte de los productores, director y presentador del programa! ¡Coño, con lo sagrado que es el silencio! Alguien podría decirme que éste es uno de los rasgos que determina la superioridad de Cuarto milenio ante el salsarosismo televisivo imperante. No, el citado programa religioso simplemente adopta el estilo característico del ocultismo con pretensiones de normalización social: la metralla paranormalista se arropa con el falso asombro de su telepredicador; las barbaridades son editadas junto con las declaraciones de algún científico despistado o poco concienciado; y las falsedades históricas se presentan como huevos Kinder dirigidos a los adolescentes con cerebro infantil.
Algunas de las perlas del programa televisivo en el que participé fueron:
- Una mujer que mostró un par de fotos de su casa en las que aparecía un fantasma o un retrato que no se hallaba realmente en ese lugar, o cualquier otra combinación que ustedes prefieran y con la que les castañeteen los dientes.
- Un cura que decía que el diablo existe y que el laicismo sólo ha traído que la gente deje de creer en este señor -en el diablo- y en Dios.
- Grabación de una entrevista radiofónica con otro cura (por si era poco el que había en la sala) de Lyon que practica exorcismos. Media hora contando soporíferas chorradas. Me aburrí en el "bakesteich". Según me comentaron, el presentador del programa de humor Cuarto milenio lo entrevistó esa misma semana. Eso de los exorcismos vende, oiga, y a algunos les excita esa mezcla de alteración psiquiátrica y pantomima preconciliar. Qué asco...
- Otro tipo que decía era exorcista y que se enzarzó en una divertida discusión con el cura por quién tiene derecho a hacer estas prácticas. Me reí un rato.
- Por mi parte, una vez que me senté a la mesa, cada vez que intentaba explicar algo con más de veinte palabras me cortaba el presentador. A veces me tocaba con su pierna por debajo de la mesa (estaba al lado) para que interrumpiera a alguno de los sujetos que allí había. ¿Pero para qué, si luego me cortaba a su vez?
- Un parapsicólogo que también hacía limpiezas y que cobraba 30 euros por sesión. Lo llamé desahogado y sujeto sin escrúpulos, o algo así. Lo encajó de puta madre, con torería. Y es que su tarea no consistía en barrer el suelo o en poner la lavadora.
- Un chico flaco como un jockey, muy amanerado, que decía que la oui-ja había causado todos los males imaginables a su familia.
- Una señora que se sentía estafada porque su vidente le pasaba una chuleta de carne por su cuerpo para limpiarla (no piensen mal: la chuleta era una chuleta, no una salchicha).
- Y por último, un tipo que había vivido una experiencia cercana a la muerte, el típico relato. Sólo me dejaron decir que era una cosa que fabrica nuestro cerebro porque... (corte que te pego). Le dije que se desengañara, que no había estado muerto, porque si lo hubiese estado no estaría allí con nosotros, que si se lo dijeron se lo diagnosticaron mal. "Hay que vivirlo para opinar", fue su respuesta, claro.
Como se podrán imaginar, la crítica se muestra incapaz ante un escenario como éste. Su objetivo es otro, no debatir en pie de igualdad; se dirige a las tripas del televidente, en particular al peristaltismo rectal -en sentido figurado-, no a las neuronas. Gran parte de la televisión puede quedar así retratada.
¿Qué buscan, por tanto, de nuevo, los escépticos?
Semanas atrás, en el Golem blog su autor se hacía eco de un artículo de Fernando Savater en El País en torno a la cándida pretensión de renombrados autores por llevar la nueva buena atea a las conciencias de sus lectores. Fernando Savater, con un poco de ironía, aseguraba:
Daniel Dennett, Richard Dawkins, Michel Onfray, Sam Harris, André Comte-Sponville, Christopher Hitchens... En ese catálogo, los autores anglosajones destacan por su agresividad y también por un cierto candor misionero en su refutación de las viejas creencias. Incluso dedican numerosas páginas a demoler las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (que no han mejorado desde Tomás de Aquino), empeño que a estas alturas del siglo XXI, y con Hume, Kant y Freud a nuestras espaldas, resulta casi conmovedor de puro antiguo, como bordar fundas para almohadas o algo así.
La clave del texto de Savater se encuentra en esta frase, que es precisamente la que más sorprendió a Ángel "Gólem":
Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional.
Yo apunté en los comentarios de la entrada que, precisamente, suele ser inútil convencer a un creyente religioso con argumentos racionales, de la misma forma que es imposible convencer a quien cree que existen numerosos restos de presencia extraterrestre en la arquitectura antigua de que no existen pruebas científicas que avalen tal sospecha.
Se trata del pensamiento mágico o esotérico (y su degradación en pensamiento ocultista en el siglo XIX). Las vías para llegar a lo que pueda ser un convencimiento son totalmente distintas de las del pensamiento racional. El pensamiento mágico parte de unas conclusiones (influidas por muchos factores, entre ellos los emotivos) y busca pruebas, indicios que las confirmen (la existencia de Dios, la presencia de extraterrestres en la antigüedad, la existencia de un más allá donde perdure la conciencia, etc.).
Por eso, el intento de Dawkins y demás está en buena medida condenado al fracaso: no hablan el mismo "idioma" que los creyentes, y normalmente es como intentar dialogar con una pared.
Este importante aspecto del debate entre pensamiento racional y creencias mágicas es tratado por Wiktor Stoczkowski en Para entender a los extraterrestres (Acento Editorial, Madrid, 2001). La terminología empleada por el etnólogo es racionalidad productiva (la de las ciencias que se someten a la contrastación empírica) y racionalidad restringida (la de las creencias apriorísticas, por ejemplo, la presencia de astronautas extraterrestres en la antigüedad, que es el caso analizado en la obra citada). El libro de Stoczkowski, aun no siendo de digestión sencilla, pues obliga a pensar al lector -como bien dice el autor en la introducción- es útil para entender por qué ocupan ciertos nichos culturales las creencias alternativas, en qué y cómo se fundamentan, y por qué la crítica a la manera de Dawkins y otros no supone un verdadero riesgo para la pervivencia de estos constructos, a no ser que el propio individuo que los alberga en su mente abra la puerta y deje pasar a Dawkins y compañía. Si no, se quedarán fuera mientras el creyente (en lo que sea) permanece en su casa psicosocial a resguardo de quien no sabe, ni intuye, ni sospecha.
Quizá mi comentario pudo dar la impresión de que lo mejor que podemos hacer los críticos es abandonar nuestra labor, en vista de una aparente inutilidad. Pues no, sin duda. Afortunadamente, el planteamiento de Stoczkowski, siendo como es realista y atenido a la complejidad del mundo de las ideas, no lleva aparejada la inoperancia de la crítica -algo que ni siquiera es necesario que haga explícito desde el momento en que somete a un potente análisis a una fabricación como es la astroarqueología-; al contrario, en nuestra sociedad de la hiper-información no podemos pensar que todas las mentes estén cerradas ante la racionalidad productiva, ante el pensamiento crítico. Abundan los ejemplos de personas que, en tiempos, fueron creyentes, y luego evolucionaron hacia una interpretación de la realidad que -prefiero referirme a ella por vía negativa- no es la del mercadillo en el que trabajan los Pepe Gotera y Otilio del misterio y los enigmas. Ésta es, pues, nuestra razonable esperanza.
En definitiva: los escépticos no escriben para los magufos, normalmente: lo hacen para los creyentes que se inician, para los curiosos, para los que no se han dejado embaucar aún por la parafernalia mercantilista de los enigmas misteriosos y de los misterios enigmáticos, por las energías alternativas y por los alternativos energético$. Y empezamos a constatar que algunas voces perciben la utilidad social de la crítica escéptica (entrada del día 8 de agosto), cosa que hace sentirse a los mercaderes de cosas raras enigmáticas y supercalifragilísticas como a los responsables de una multinacional hamburguesera cuando a aquel fulano le dio por pasarse un mes comiendo sus Delikatessen, y hacerlo público. Dense un salto, si su estómago lo aguanta, por los comentarios de algunas entradas recientes del blog de Luis Alfonso Gámez. Ése es el nivel de los divulgadores de misterios españoles, reacción propia de garrapatas que son incomodadas en su idílico paraíso chupóptero de las mentes juveniles-juveniles y misteriófilas. A ver si empezamos a pensar por nosotros mismos, no guiados por la fuerza magnética de la cuenta corriente de cuatro iluminados con chaleco de arqueólogo, que ya tenemos edad...
Lo que buscan los escépticos, aunque a usted le repatee, le irrite y le enoje hasta el babeo rabioso, es lo que Josué Belda expone en su entrada. Se lo lee tranquilamente por la mañana, por la tarde y por la noche durante una semana. No tema aumentar la dosis, que no le causará intoxicación alguna.
En su última entrada en Paranormalidades Josué Belda defiende la necesidad de la labor habitual de los críticos y escépticos en el terreno del mercadeo paranormalista, respondiendo a la pregunta ¿Qué buscan los escépticos? Comienza diciendo que muchas veces le han hecho esta pregunta si los escépticos si no creen en las cosas que critican. Como siempre, esta forma de ver las cosas aporta indicios sobre el pensamiento de quien se extraña de la labor de los críticos. Y, como acabo de asegurar, lo extraño es que haya quien se pregunte por el sentido de la crítica; y también lo malo, pero ése es otro tema.
A veces yo me digo que la utilidad de la crítica escéptica es escasa, que el mercado y la mentira -que van de la mano- tienen vidas propias, y con unos anticuerpos poderosos frente a la duda y la vergüenza. Otros días soy más optimista, e incluso me divierte descubrir las debilidades en el razonamiento de los que no tienen mejor ocupación que divulgar estúpidas paridas conspiracionistas o acongojantes relatos de la vieja majadera con los pelos de la nuca erizados y el olor del misterio en sus narices.
Para lo que no es útil el escepticismo es para ir a la tele a participar en un programa-basura. Hace un par de meses me invitaron a la Televisión Canaria (qué suerte que ustedes no la pueden ver) para sentarme a una mesa friki en la que se trataron cosas del "más allá". Aquí, como siempre, los sobrentendidos son muy potentes, así que lo mismo se habló de psicofonías que de algún mamonazo echacartas que estafó a una mujer, como todos esos impresentables que aparecen en la tele cada mañana.
El planteamiento del programa era engañoso: como digo, la hipotética existencia del más allá fue algo que se dio por cierto desde el momento en que al presentador no le interesaba más que fomentar las reacciones semi-histéricas de la misma forma que un puñado de granos de millo (maíz) excita a unas gallinas. Parece que esa dinámica de patio de vecinos envalentonados y vociferantes es lo que demanda el televidente del montón. ¡Qué desperdicio de neuronas por parte de los productores, director y presentador del programa! ¡Coño, con lo sagrado que es el silencio! Alguien podría decirme que éste es uno de los rasgos que determina la superioridad de Cuarto milenio ante el salsarosismo televisivo imperante. No, el citado programa religioso simplemente adopta el estilo característico del ocultismo con pretensiones de normalización social: la metralla paranormalista se arropa con el falso asombro de su telepredicador; las barbaridades son editadas junto con las declaraciones de algún científico despistado o poco concienciado; y las falsedades históricas se presentan como huevos Kinder dirigidos a los adolescentes con cerebro infantil.
Algunas de las perlas del programa televisivo en el que participé fueron:
- Una mujer que mostró un par de fotos de su casa en las que aparecía un fantasma o un retrato que no se hallaba realmente en ese lugar, o cualquier otra combinación que ustedes prefieran y con la que les castañeteen los dientes.
- Un cura que decía que el diablo existe y que el laicismo sólo ha traído que la gente deje de creer en este señor -en el diablo- y en Dios.
- Grabación de una entrevista radiofónica con otro cura (por si era poco el que había en la sala) de Lyon que practica exorcismos. Media hora contando soporíferas chorradas. Me aburrí en el "bakesteich". Según me comentaron, el presentador del programa de humor Cuarto milenio lo entrevistó esa misma semana. Eso de los exorcismos vende, oiga, y a algunos les excita esa mezcla de alteración psiquiátrica y pantomima preconciliar. Qué asco...
- Otro tipo que decía era exorcista y que se enzarzó en una divertida discusión con el cura por quién tiene derecho a hacer estas prácticas. Me reí un rato.
- Por mi parte, una vez que me senté a la mesa, cada vez que intentaba explicar algo con más de veinte palabras me cortaba el presentador. A veces me tocaba con su pierna por debajo de la mesa (estaba al lado) para que interrumpiera a alguno de los sujetos que allí había. ¿Pero para qué, si luego me cortaba a su vez?
- Un parapsicólogo que también hacía limpiezas y que cobraba 30 euros por sesión. Lo llamé desahogado y sujeto sin escrúpulos, o algo así. Lo encajó de puta madre, con torería. Y es que su tarea no consistía en barrer el suelo o en poner la lavadora.
- Un chico flaco como un jockey, muy amanerado, que decía que la oui-ja había causado todos los males imaginables a su familia.
- Una señora que se sentía estafada porque su vidente le pasaba una chuleta de carne por su cuerpo para limpiarla (no piensen mal: la chuleta era una chuleta, no una salchicha).
- Y por último, un tipo que había vivido una experiencia cercana a la muerte, el típico relato. Sólo me dejaron decir que era una cosa que fabrica nuestro cerebro porque... (corte que te pego). Le dije que se desengañara, que no había estado muerto, porque si lo hubiese estado no estaría allí con nosotros, que si se lo dijeron se lo diagnosticaron mal. "Hay que vivirlo para opinar", fue su respuesta, claro.
Como se podrán imaginar, la crítica se muestra incapaz ante un escenario como éste. Su objetivo es otro, no debatir en pie de igualdad; se dirige a las tripas del televidente, en particular al peristaltismo rectal -en sentido figurado-, no a las neuronas. Gran parte de la televisión puede quedar así retratada.
¿Qué buscan, por tanto, de nuevo, los escépticos?
Semanas atrás, en el Golem blog su autor se hacía eco de un artículo de Fernando Savater en El País en torno a la cándida pretensión de renombrados autores por llevar la nueva buena atea a las conciencias de sus lectores. Fernando Savater, con un poco de ironía, aseguraba:
Daniel Dennett, Richard Dawkins, Michel Onfray, Sam Harris, André Comte-Sponville, Christopher Hitchens... En ese catálogo, los autores anglosajones destacan por su agresividad y también por un cierto candor misionero en su refutación de las viejas creencias. Incluso dedican numerosas páginas a demoler las pruebas tradicionales de la existencia de Dios (que no han mejorado desde Tomás de Aquino), empeño que a estas alturas del siglo XXI, y con Hume, Kant y Freud a nuestras espaldas, resulta casi conmovedor de puro antiguo, como bordar fundas para almohadas o algo así.
La clave del texto de Savater se encuentra en esta frase, que es precisamente la que más sorprendió a Ángel "Gólem":
Al parecer dan por descontado que aportando razones lograrán librar a los ilusos de convicciones que, ay, ninguno de ellos ha adquirido por vía racional.
Yo apunté en los comentarios de la entrada que, precisamente, suele ser inútil convencer a un creyente religioso con argumentos racionales, de la misma forma que es imposible convencer a quien cree que existen numerosos restos de presencia extraterrestre en la arquitectura antigua de que no existen pruebas científicas que avalen tal sospecha.
Se trata del pensamiento mágico o esotérico (y su degradación en pensamiento ocultista en el siglo XIX). Las vías para llegar a lo que pueda ser un convencimiento son totalmente distintas de las del pensamiento racional. El pensamiento mágico parte de unas conclusiones (influidas por muchos factores, entre ellos los emotivos) y busca pruebas, indicios que las confirmen (la existencia de Dios, la presencia de extraterrestres en la antigüedad, la existencia de un más allá donde perdure la conciencia, etc.).
Por eso, el intento de Dawkins y demás está en buena medida condenado al fracaso: no hablan el mismo "idioma" que los creyentes, y normalmente es como intentar dialogar con una pared.
Este importante aspecto del debate entre pensamiento racional y creencias mágicas es tratado por Wiktor Stoczkowski en Para entender a los extraterrestres (Acento Editorial, Madrid, 2001). La terminología empleada por el etnólogo es racionalidad productiva (la de las ciencias que se someten a la contrastación empírica) y racionalidad restringida (la de las creencias apriorísticas, por ejemplo, la presencia de astronautas extraterrestres en la antigüedad, que es el caso analizado en la obra citada). El libro de Stoczkowski, aun no siendo de digestión sencilla, pues obliga a pensar al lector -como bien dice el autor en la introducción- es útil para entender por qué ocupan ciertos nichos culturales las creencias alternativas, en qué y cómo se fundamentan, y por qué la crítica a la manera de Dawkins y otros no supone un verdadero riesgo para la pervivencia de estos constructos, a no ser que el propio individuo que los alberga en su mente abra la puerta y deje pasar a Dawkins y compañía. Si no, se quedarán fuera mientras el creyente (en lo que sea) permanece en su casa psicosocial a resguardo de quien no sabe, ni intuye, ni sospecha.
Quizá mi comentario pudo dar la impresión de que lo mejor que podemos hacer los críticos es abandonar nuestra labor, en vista de una aparente inutilidad. Pues no, sin duda. Afortunadamente, el planteamiento de Stoczkowski, siendo como es realista y atenido a la complejidad del mundo de las ideas, no lleva aparejada la inoperancia de la crítica -algo que ni siquiera es necesario que haga explícito desde el momento en que somete a un potente análisis a una fabricación como es la astroarqueología-; al contrario, en nuestra sociedad de la hiper-información no podemos pensar que todas las mentes estén cerradas ante la racionalidad productiva, ante el pensamiento crítico. Abundan los ejemplos de personas que, en tiempos, fueron creyentes, y luego evolucionaron hacia una interpretación de la realidad que -prefiero referirme a ella por vía negativa- no es la del mercadillo en el que trabajan los Pepe Gotera y Otilio del misterio y los enigmas. Ésta es, pues, nuestra razonable esperanza.
En definitiva: los escépticos no escriben para los magufos, normalmente: lo hacen para los creyentes que se inician, para los curiosos, para los que no se han dejado embaucar aún por la parafernalia mercantilista de los enigmas misteriosos y de los misterios enigmáticos, por las energías alternativas y por los alternativos energético$. Y empezamos a constatar que algunas voces perciben la utilidad social de la crítica escéptica (entrada del día 8 de agosto), cosa que hace sentirse a los mercaderes de cosas raras enigmáticas y supercalifragilísticas como a los responsables de una multinacional hamburguesera cuando a aquel fulano le dio por pasarse un mes comiendo sus Delikatessen, y hacerlo público. Dense un salto, si su estómago lo aguanta, por los comentarios de algunas entradas recientes del blog de Luis Alfonso Gámez. Ése es el nivel de los divulgadores de misterios españoles, reacción propia de garrapatas que son incomodadas en su idílico paraíso chupóptero de las mentes juveniles-juveniles y misteriófilas. A ver si empezamos a pensar por nosotros mismos, no guiados por la fuerza magnética de la cuenta corriente de cuatro iluminados con chaleco de arqueólogo, que ya tenemos edad...
Lo que buscan los escépticos, aunque a usted le repatee, le irrite y le enoje hasta el babeo rabioso, es lo que Josué Belda expone en su entrada. Se lo lee tranquilamente por la mañana, por la tarde y por la noche durante una semana. No tema aumentar la dosis, que no le causará intoxicación alguna.
miércoles, agosto 29, 2007
Ladrones de libertad
Éste es el significativo título de una monografía fechada en 2005 que lleva el no menos elocuente subtítulo de Pseudoterapias "religiosas" New Age. Sus autoras son Carmen Rodríguez y Carmen Almendros, psicólogas de la Universidad Autónoma de Madrid.
En un breve prefacio, una colega de las autoras, Carla Matteini, asegura que
En las últimas décadas hemos asistido también en España, una sociedad laica y menos conservadora que otras europeas, como la italiana por ejemplo, pero con una pesada carga y tradición confesional, al auge espectacular de sectas y "grupos" de manipulación psicológica, que hallan el terreno fértil entre la gente más joven. Muchas veces disfrazadas tras tendencias exóticas, esotéricas, masajes, tratamientos "orientales", otras en las corrientes holísticas o New Age, sus hábiles "maestros" crean el caldo de cultivo para apoderarse literalmente de entendimiento, afecto, vida en suma de muchas víctimas incautas.
Y en la introducción (p. 14-15) las autoras advierten de que
Las autoridades y los colegios profesionales parecen estar dormidos en un tema que afecta seriamente a la salud física y psíquica de los ciudadanos. ¿Por qué una persona tiene que saber que un médico naturista no ha pasado por Facultad de Medicina, ni tiene conocimientos que avalen ese título, o que la palabra terapeuta no lleva asociado ningún título académico? Cuando un psicólogo o un psiquiatra están haciendo un tratamiento profesional es frecuente que este acto se conozca como una terapia; por tanto, cualquier persona decodificaría que alguien que se anuncie como "terapeuta" se trata de un profesional con estudios universitarios y especializados.
Según las autoras, todos estos alegres practicantes de la terapias "alternativas" necesitan
... un estatus que implique reconocimiento social. La consecución de un título oficial, que acredite unos conocimientos, implica capacidad, esfuerzo, trabajo y tesón, normalmente no menos de 5 ó 6 años. Esto no les merece la pena, les es más fácil moverse en medio de la ambigüedad, utilizando "títulos" que, o no tienen respaldo ninguno, aunque sí en apariencia, o son expedidos a cambio de un esfuerzo mínimo y sin haber revalidado ningún conocimiento, muchas veces por correspondencia.
Exponen con amplitud dos casos de grave manipulación psicológica, uno de un masajista y otro de un médico naturista, que pusieron en práctica todo el repertorio de técnicas de manipulación psicológica para aprovecharse de algunos incautos: apartarlos del grupo familiar y fomentar el odio a sus padres, explotar creencias previas como la reencarnación, controlar la información que llega a los adeptos, exigir dinero, práctica de rituales, inducción de culpa, implantación de fobias, denigración del pensamiento crítico (¡faltaría más!), mentiras y engaños, asignar nuevos nombres, adoctrinamiento, posesión de poderes especiales, insistencia en el concepto de energía (¿de qué me suena a mí esto?), lectura de libros, hipnosis, trances, hiperventilación...
El masajista, como parte del "temario reencarnacionista", hizo creer a la adepta que su padre la había violado en otra vida, y que su madre lo había consentido. También practicaban Reiki (una monserga relacionada con la energía vital universal), hiperventilación, acupuntura, deprivación del sueño, control de la alimentación y, por supuesto, el viaje astral. Valga esto como ejemplo de lo que algunas sanguijuelas que se mueven en el mundo alternativo (todo alternativo excepto la cuenta corriente y la desvergüenza) son capaces de hacer. Los jóvenes que habían caído en las manos de estos "terapeutas alternativos" fueron sometidos a un complicado y prolongado proceso de desprogramación, según comentan las autoras con un nivel importante de éxito.
------------------------------------------------
LADRONES DE LIBERTAD
Pseudoterapias "religiosas" New Age
Carmen Rodríguez y Carmen Almendros
Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 2005.
ISBN: 84-7477-983-9
En un breve prefacio, una colega de las autoras, Carla Matteini, asegura que
En las últimas décadas hemos asistido también en España, una sociedad laica y menos conservadora que otras europeas, como la italiana por ejemplo, pero con una pesada carga y tradición confesional, al auge espectacular de sectas y "grupos" de manipulación psicológica, que hallan el terreno fértil entre la gente más joven. Muchas veces disfrazadas tras tendencias exóticas, esotéricas, masajes, tratamientos "orientales", otras en las corrientes holísticas o New Age, sus hábiles "maestros" crean el caldo de cultivo para apoderarse literalmente de entendimiento, afecto, vida en suma de muchas víctimas incautas.
Y en la introducción (p. 14-15) las autoras advierten de que
Las autoridades y los colegios profesionales parecen estar dormidos en un tema que afecta seriamente a la salud física y psíquica de los ciudadanos. ¿Por qué una persona tiene que saber que un médico naturista no ha pasado por Facultad de Medicina, ni tiene conocimientos que avalen ese título, o que la palabra terapeuta no lleva asociado ningún título académico? Cuando un psicólogo o un psiquiatra están haciendo un tratamiento profesional es frecuente que este acto se conozca como una terapia; por tanto, cualquier persona decodificaría que alguien que se anuncie como "terapeuta" se trata de un profesional con estudios universitarios y especializados.
Según las autoras, todos estos alegres practicantes de la terapias "alternativas" necesitan
... un estatus que implique reconocimiento social. La consecución de un título oficial, que acredite unos conocimientos, implica capacidad, esfuerzo, trabajo y tesón, normalmente no menos de 5 ó 6 años. Esto no les merece la pena, les es más fácil moverse en medio de la ambigüedad, utilizando "títulos" que, o no tienen respaldo ninguno, aunque sí en apariencia, o son expedidos a cambio de un esfuerzo mínimo y sin haber revalidado ningún conocimiento, muchas veces por correspondencia.
Exponen con amplitud dos casos de grave manipulación psicológica, uno de un masajista y otro de un médico naturista, que pusieron en práctica todo el repertorio de técnicas de manipulación psicológica para aprovecharse de algunos incautos: apartarlos del grupo familiar y fomentar el odio a sus padres, explotar creencias previas como la reencarnación, controlar la información que llega a los adeptos, exigir dinero, práctica de rituales, inducción de culpa, implantación de fobias, denigración del pensamiento crítico (¡faltaría más!), mentiras y engaños, asignar nuevos nombres, adoctrinamiento, posesión de poderes especiales, insistencia en el concepto de energía (¿de qué me suena a mí esto?), lectura de libros, hipnosis, trances, hiperventilación...
El masajista, como parte del "temario reencarnacionista", hizo creer a la adepta que su padre la había violado en otra vida, y que su madre lo había consentido. También practicaban Reiki (una monserga relacionada con la energía vital universal), hiperventilación, acupuntura, deprivación del sueño, control de la alimentación y, por supuesto, el viaje astral. Valga esto como ejemplo de lo que algunas sanguijuelas que se mueven en el mundo alternativo (todo alternativo excepto la cuenta corriente y la desvergüenza) son capaces de hacer. Los jóvenes que habían caído en las manos de estos "terapeutas alternativos" fueron sometidos a un complicado y prolongado proceso de desprogramación, según comentan las autoras con un nivel importante de éxito.
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LADRONES DE LIBERTAD
Pseudoterapias "religiosas" New Age
Carmen Rodríguez y Carmen Almendros
Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid, 2005.
ISBN: 84-7477-983-9
viernes, agosto 24, 2007
Abades en Enigmas
No, no es ningún título en clave, ni un mantram; se lo explico.
Es que, una vez alertado, acabo de comprar Enigmas (nº 141, agosto 2007), una revista de misterios juveniles llena de humor blanco, blanquito. No sé cuántos años hacía que no compraba uno de sus números, creo que desde junio de 1996, cuando publiqué un artículo con el que continué la demolición del famoso caso de 5 de marzo de 1979, el torpemente llamado "ovni de Canarias" (los de la revista le acabaron poniendo este título: Canarias, 5 de marzo de 1979: el "ovni" de la discordia). Digo que continué la demolición porque ésta ya había sido iniciada en 1992 por Manuel Borraz Aymerich en su ensayo Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios, donde este caso de Gáldar -otro que tal baila- y sus cuatro hermanos iniciaron la pendiente descendente que conduce desde el sensacionalismo y la descarada fabricación mediática a la racionalidad y la placentera aclaración de todo aquello que los mercaderes de lo oculto venden como misterios misteriófilos (iba a decir misteriosones, pero de esa palabra ya tiene Mauricio el copirrai).
¿Que por qué, después de tantos años, he comprado el Diez minutos del misterio? Pues porque Benito Manuel Carballal ha publicado un artículo en el que cita el caso Abades (mal, pero lo cita), un suceso aún no explicado que tuvo lugar el 9 de julio de 1992 en esta zona costera del municipio de Arico, a medio camino del sur de Tenerife. La referencia al caso Abades aparece separada del cuerpo del artículo -una cosa sobre ovnis, Guardias Civiles y los demonios particulares del gallego, los escépticos- pero la ilustración que lo abre reproduce documentos relacionados con el caso Abades. Esta errata ocurre cuando los maquetadores hacen lo que les sale de la entrepierna, porque supongo que no será culpa del autor, ¿no? Además, el pie de foto de esta ilustración contiene una errata aún más grave, tanto que apesta a sensacionalismo:
Bajo estas líneas, diferentes documentos pertenecientes a estamentos militares referentes a avistamientos OVNI ocurridos en la isla de Tenerife.
¿Quién te contó esta mentira? Bueno, no creo que te la hayas tragado; de hecho, es facilísimo comprobar que no se trata de documentos pertenecientes a estamentos militares, sino civiles: basta con mirar el membrete que los encabeza, que es visible incluso en el montaje fotográfico de papelitos con bolígrafo encima totalmente profesional que te cagas. Se trata de una carta que recibió el autor de este blog del Gobernador Civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife fechada el 18 de septiembre de 1992 y del parte de novedades del día del suceso del Aeropuerto del Sur-Reina Sofía. ¿Documentos militares? ¡¡Guauuuuu, me excito con lo militar...!!
¿Cómo llegaron esos documentos a manos del autor enigmático? Les aclararé el misterio: hará unos 10 años -o más- David Heylen Campos, un aficionado local a las cosas raras por decreto comercial, me pidió copia de esos papeles, porque estaba interesado en investigar de nuevo Abades. Yo -ingenuo de mí- se los proporcioné, con la esperanza de que aclarara lo que yo no había podido aclarar, pero aún estoy esperando alguna comunicación por su parte. ¿Hiciste algo, David? ¿Te diste el gusto de aclarar, explicar, demoler, destripar el misterio y te mantienes en silencio? ¿O te dedicaste a perseguir al yeti, al chupacabras y a otros seres que viven en la imaginación de los "critpo"-zoológos? ¡Venga, comparte con todo el mundo tu satisfacción, la alegría de haber derribado un presunto enigma! Ya sé que da más gusto lograr la resolución cuando el pretendido misterio es una desvergonzada chorrada creada por el cerebrito de algún chupatintas del misterio, y en este caso no se trata de tal, sino de un llamativo conjunto de observaciones y relatos ajenos a la fabricación mediática que divulgó la prensa generalista en su momento; pero, aún así, supongo que anhelarás hallar una explicación total, contundente y satisfactoria a un misterio, como es natural en toda mente que muestra cierta educación intelectual.
Pues eso, que le pasé una copia de la carta del gobernador civil y del parte del aeropuerto a David Heylen y hasta luego, Lucas. No volví a saber de él. Pero habría apostado un riñón, por no apostar una gónada, que algún día lo habría visto reproducido en lugar inapropiado. Helo aquí, quiero decir allí, en Enigmas... De todas formas, si Heylen, a través de algún intermediario alternativo-enigmático, no facilitó copias de esos documentos a Carballal bien podría tratarse de simples fotocopias ampliadas, pues ambos documentos fueron publicados por mí y por Vicente-Juan Ballester Olmos en un artículo de la desaparecida Espacio y Tiempo, El caso de avión estrellado que nadie reclamó, en octubre de 1994. Por supuesto, Carballal no cita ni de casualidad este artículo, que no es una nota de tres líneas, sino una encuesta en profundidad que ocupa seis páginas de la revista. Veamos que cuenta Carballal ahora sobre Abades.
... uno de los casos más inquietantes de la historia ufológica.
Bueno, esto es pasarse siete pueblos: ¡si no hubo marcianos, ni aterrizaje, ni huellas, ni skins, ni guardias civiles aporreando ufólogos...! Y tampoco ha hecho correr ríos de tinta: lo que publicó la prensa en su momento y mi artículo con Ballester, y poco más hasta antes de ayer, así que no saquemos las cosas de quicio, ni desbarremos...
Y esos ríos de tinta sí han corrido con algunos casos canarios, no casi todos, como dices. Los ríos de tinta han corrido con el 22/6/76 y el 5/3/79, y poco más. El resto, alucinaciones sabatinas y dominicales; y poco más, repito. Yo no me prodigo mucho, al margen de las cosillas de este blog, normalmente recordatorios; prefiero cocinar a fuego lento y machacar las cosas bien. En el futuro, a lo mejor, meto otra marcha.
¿Documentación oficial? ¿Los documentos que reproduces son "documentación oficial"? Buah... Sí, en tu poder obran desde hace días (sic). Y en el mío desde hace 15 años.
¿Avión en llamas?; ¿qué avión en llamas?, ¿quién dijo que había visto un avión en llamas?; ¿no habrás dado por buena la creativa ilustración que se sacó de la manga la revista en la primera página de mi artículo, verdad? Porque en la información que recogí de primera mano en la 151ª Comandancia de la Guardia Civil en Ofra (Santa Cruz de Tenerife) con mi chaleco multibolsillos, mi cámara de fotos en ristre, mi grabadora, mi bloc de notas y mi boli de cuatro colores (según el ultra-método-paracientífico de Pedro Amorós) en el informe elaborado por la Guardia Civil no hay ninguna referencia a un avión en llamas. Los testigos solo hablaron de una avioneta o avión descendiendo, y otro de algo muy parecido a un avión sobre la superficie del mar. Nada de avión en llamas. ¿Dónde están los testigos que vieron "llamas"?
Pues eso, otra hinbestigasión campestre más al bote...
Ah, por cierto, si ustedes desean desperdiciar el dinero como lo he hecho yo y compran este número de Enigmas verán que la nota dedicada al caso Abades viene acompañada de una bonita foto. Esa foto no pertenece a Abades, sino a la carretera que asciende al Parque Nacional de Teide. Pero, ¿a que queda mona para acompañar una pedestre nota sobre algo ocurrido en Tenerife?; además, ya saben ustedes, ¿no?, aquello de la "magia de Canarias" y otras magufadas y gilipolleces de vergüenza ajena...
Como cité más arriba, sobre el caso de Abades publiqué, junto con Vicente-Juan Ballester Olmos, un amplio artículo en Espacio y Tiempo en su número de octubre de 1994. Como en cualquier momento lo reproduciré en este blog o en cualquier otro lugar que me parezca oportuno, no entro en más detalles. Desgraciadamente, las conclusiones de ese artículo son, de momento, aún válidas, es decir, no ha sido posible disolver el misterio, licuar su extrañeza, pulverizar las incógnitas, que es algo muy sano y recomendable. Pero todo se andará.
Es que, una vez alertado, acabo de comprar Enigmas (nº 141, agosto 2007), una revista de misterios juveniles llena de humor blanco, blanquito. No sé cuántos años hacía que no compraba uno de sus números, creo que desde junio de 1996, cuando publiqué un artículo con el que continué la demolición del famoso caso de 5 de marzo de 1979, el torpemente llamado "ovni de Canarias" (los de la revista le acabaron poniendo este título: Canarias, 5 de marzo de 1979: el "ovni" de la discordia). Digo que continué la demolición porque ésta ya había sido iniciada en 1992 por Manuel Borraz Aymerich en su ensayo Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios, donde este caso de Gáldar -otro que tal baila- y sus cuatro hermanos iniciaron la pendiente descendente que conduce desde el sensacionalismo y la descarada fabricación mediática a la racionalidad y la placentera aclaración de todo aquello que los mercaderes de lo oculto venden como misterios misteriófilos (iba a decir misteriosones, pero de esa palabra ya tiene Mauricio el copirrai).
¿Que por qué, después de tantos años, he comprado el Diez minutos del misterio? Pues porque Benito Manuel Carballal ha publicado un artículo en el que cita el caso Abades (mal, pero lo cita), un suceso aún no explicado que tuvo lugar el 9 de julio de 1992 en esta zona costera del municipio de Arico, a medio camino del sur de Tenerife. La referencia al caso Abades aparece separada del cuerpo del artículo -una cosa sobre ovnis, Guardias Civiles y los demonios particulares del gallego, los escépticos- pero la ilustración que lo abre reproduce documentos relacionados con el caso Abades. Esta errata ocurre cuando los maquetadores hacen lo que les sale de la entrepierna, porque supongo que no será culpa del autor, ¿no? Además, el pie de foto de esta ilustración contiene una errata aún más grave, tanto que apesta a sensacionalismo:
Bajo estas líneas, diferentes documentos pertenecientes a estamentos militares referentes a avistamientos OVNI ocurridos en la isla de Tenerife.
¿Quién te contó esta mentira? Bueno, no creo que te la hayas tragado; de hecho, es facilísimo comprobar que no se trata de documentos pertenecientes a estamentos militares, sino civiles: basta con mirar el membrete que los encabeza, que es visible incluso en el montaje fotográfico de papelitos con bolígrafo encima totalmente profesional que te cagas. Se trata de una carta que recibió el autor de este blog del Gobernador Civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife fechada el 18 de septiembre de 1992 y del parte de novedades del día del suceso del Aeropuerto del Sur-Reina Sofía. ¿Documentos militares? ¡¡Guauuuuu, me excito con lo militar...!!
¿Cómo llegaron esos documentos a manos del autor enigmático? Les aclararé el misterio: hará unos 10 años -o más- David Heylen Campos, un aficionado local a las cosas raras por decreto comercial, me pidió copia de esos papeles, porque estaba interesado en investigar de nuevo Abades. Yo -ingenuo de mí- se los proporcioné, con la esperanza de que aclarara lo que yo no había podido aclarar, pero aún estoy esperando alguna comunicación por su parte. ¿Hiciste algo, David? ¿Te diste el gusto de aclarar, explicar, demoler, destripar el misterio y te mantienes en silencio? ¿O te dedicaste a perseguir al yeti, al chupacabras y a otros seres que viven en la imaginación de los "critpo"-zoológos? ¡Venga, comparte con todo el mundo tu satisfacción, la alegría de haber derribado un presunto enigma! Ya sé que da más gusto lograr la resolución cuando el pretendido misterio es una desvergonzada chorrada creada por el cerebrito de algún chupatintas del misterio, y en este caso no se trata de tal, sino de un llamativo conjunto de observaciones y relatos ajenos a la fabricación mediática que divulgó la prensa generalista en su momento; pero, aún así, supongo que anhelarás hallar una explicación total, contundente y satisfactoria a un misterio, como es natural en toda mente que muestra cierta educación intelectual.
Pues eso, que le pasé una copia de la carta del gobernador civil y del parte del aeropuerto a David Heylen y hasta luego, Lucas. No volví a saber de él. Pero habría apostado un riñón, por no apostar una gónada, que algún día lo habría visto reproducido en lugar inapropiado. Helo aquí, quiero decir allí, en Enigmas... De todas formas, si Heylen, a través de algún intermediario alternativo-enigmático, no facilitó copias de esos documentos a Carballal bien podría tratarse de simples fotocopias ampliadas, pues ambos documentos fueron publicados por mí y por Vicente-Juan Ballester Olmos en un artículo de la desaparecida Espacio y Tiempo, El caso de avión estrellado que nadie reclamó, en octubre de 1994. Por supuesto, Carballal no cita ni de casualidad este artículo, que no es una nota de tres líneas, sino una encuesta en profundidad que ocupa seis páginas de la revista. Veamos que cuenta Carballal ahora sobre Abades.
... uno de los casos más inquietantes de la historia ufológica.
Bueno, esto es pasarse siete pueblos: ¡si no hubo marcianos, ni aterrizaje, ni huellas, ni skins, ni guardias civiles aporreando ufólogos...! Y tampoco ha hecho correr ríos de tinta: lo que publicó la prensa en su momento y mi artículo con Ballester, y poco más hasta antes de ayer, así que no saquemos las cosas de quicio, ni desbarremos...
Y esos ríos de tinta sí han corrido con algunos casos canarios, no casi todos, como dices. Los ríos de tinta han corrido con el 22/6/76 y el 5/3/79, y poco más. El resto, alucinaciones sabatinas y dominicales; y poco más, repito. Yo no me prodigo mucho, al margen de las cosillas de este blog, normalmente recordatorios; prefiero cocinar a fuego lento y machacar las cosas bien. En el futuro, a lo mejor, meto otra marcha.
¿Documentación oficial? ¿Los documentos que reproduces son "documentación oficial"? Buah... Sí, en tu poder obran desde hace días (sic). Y en el mío desde hace 15 años.
¿Avión en llamas?; ¿qué avión en llamas?, ¿quién dijo que había visto un avión en llamas?; ¿no habrás dado por buena la creativa ilustración que se sacó de la manga la revista en la primera página de mi artículo, verdad? Porque en la información que recogí de primera mano en la 151ª Comandancia de la Guardia Civil en Ofra (Santa Cruz de Tenerife) con mi chaleco multibolsillos, mi cámara de fotos en ristre, mi grabadora, mi bloc de notas y mi boli de cuatro colores (según el ultra-método-paracientífico de Pedro Amorós) en el informe elaborado por la Guardia Civil no hay ninguna referencia a un avión en llamas. Los testigos solo hablaron de una avioneta o avión descendiendo, y otro de algo muy parecido a un avión sobre la superficie del mar. Nada de avión en llamas. ¿Dónde están los testigos que vieron "llamas"?
Pues eso, otra hinbestigasión campestre más al bote...
Ah, por cierto, si ustedes desean desperdiciar el dinero como lo he hecho yo y compran este número de Enigmas verán que la nota dedicada al caso Abades viene acompañada de una bonita foto. Esa foto no pertenece a Abades, sino a la carretera que asciende al Parque Nacional de Teide. Pero, ¿a que queda mona para acompañar una pedestre nota sobre algo ocurrido en Tenerife?; además, ya saben ustedes, ¿no?, aquello de la "magia de Canarias" y otras magufadas y gilipolleces de vergüenza ajena...
Como cité más arriba, sobre el caso de Abades publiqué, junto con Vicente-Juan Ballester Olmos, un amplio artículo en Espacio y Tiempo en su número de octubre de 1994. Como en cualquier momento lo reproduciré en este blog o en cualquier otro lugar que me parezca oportuno, no entro en más detalles. Desgraciadamente, las conclusiones de ese artículo son, de momento, aún válidas, es decir, no ha sido posible disolver el misterio, licuar su extrañeza, pulverizar las incógnitas, que es algo muy sano y recomendable. Pero todo se andará.
martes, agosto 21, 2007
Reseña de Los ovnis ¡vaya timo! en Pensar
El nuevo número de Pensar, revista en español del CSI, ha publicado una reseña de mi libro Los ovnis ¡vaya timo! de la que es autor José Luis Calvo. Puede leerse en este enlace.
Y en el blog La nave de los locos tienen un comentario sobre el nuevo número de Pensar.
Y en el blog La nave de los locos tienen un comentario sobre el nuevo número de Pensar.
viernes, agosto 17, 2007
Metafísica para mentecatos
El ocultismo es la metafísica de los mentecatos. La condición subalterna de los medios es tan poco accidental como lo apócrifo y pueril de lo revelado. Desde los primeros días del espiritismo, el más allá no ha comunicado cosas de mayor monta que los saludos de la abuela fallecida junto a la profecía de algún viaje inminente. La excusa de que el mundo de los espíritus no puede comunicar a la pobre razón humana más cosas que la que está en condiciones de recibir es igualmente necia, hipótesis auxiliar del sistema paranoico: más lejos que el viaje hacia donde está la abuela ha llevado el lumen naturale, y si los espíritus no quieren enterarse es que son unos duendes desatentos con los que más vale romper relaciones. En el contenido burdamente natural del mensaje sobrenatural se revela su falsedad. Al intentar echar mano a lo perdido allá arriba, los ocultistas no encuentran sino su propia nada. Para no salir de la gris cotidianeidad, en la que, como realistas incorregibles, se hallan a gusto, el sentido en el que se recrean lo asimilan al sinsentido del que huyen. El magro efecto mágico no es sino la magra existencia de la que él es reflejo. De ahí que los prosaicos se encuentren cómodos en él. Los hechos que sólo se diferencian de los que realmente lo son en que no lo son se sitúan en una cuarta dimensión. Su simple no ser es su qualitas oculta. Proporcionan a la imbecilidad una cosmovisión. Astrólogos y espiritistas dan de un modo drástico, definitivo, a cada cuestión una respuesta que no tanto la resuelve como, con sus crudas aseveraciones, la sustrae a toda posible solución. Su ámbito sublime, representado en un análogo espacio, requiere tan poco ser pensado como las sillas y los jarrones. De ese modo refuerza el conformismo. Nada favorece más a lo existente que el que el existir como tal sea lo constitutivo del sentido.
Minima moralia (parte tercera)
Theodor W. Adorno
Minima moralia (parte tercera)
Theodor W. Adorno
domingo, agosto 12, 2007
Pensamiento crítico en la UVA
La última semana del pasado mes de julio se impartió el curso Ciencia: fundamentos, desafíos y malos imitadores en la Universidad de Verano de Adeje (UVA), una especie de resumen muy comprimido de Ciencia y pseudociencias 2007. Los cerca de 40 alumnos (que valoraron el Curso como el segundo mejor de 14, según nos confirmó la Vicerrectora de Relaciones Universidad y Sociedad) aprendieron unas cuantas nociones básicas de ciencia y de crítica a algunas de las ideas paranormalófilas más divulgadas, desde el caso Arnold a las/los caras de Bélmez, pasando por las técnicas de lectura en frío que utilizan los adivinos y disparatadas creencias como el uso del 10% del cerebro y la mítica conexión astrológica entre los astros y el ser humano.
Néstor Torres, durante su charla ¿Es posible curar con genes?
En este enlace la la UVA tienen, a la derecha, en la sección Todas las noticias de la XV edición de la Universidad de Verano un resumen de mi intervención Crónicas de Paranormalandia, así como de las de Carlos Álvarez La UVA desenmascara a mediums, adivinos y demás y Carlos J. Álvarez: 'Es falso que usamos sólo el 10% de nuestro cerebro'.
Como se imaginarán, ni esta mi segunda charla ni la primera sobre el mito de los platillos volantes estaba enmarcada en el curso Ciencia y Tecnología del Espacio para la Observación de la Tierra (una errata del editor), sino en el ya citado Ciencia: fundamentos, desafíos y malos imitadores.
Néstor Torres, durante su charla ¿Es posible curar con genes?
En este enlace la la UVA tienen, a la derecha, en la sección Todas las noticias de la XV edición de la Universidad de Verano un resumen de mi intervención Crónicas de Paranormalandia, así como de las de Carlos Álvarez La UVA desenmascara a mediums, adivinos y demás y Carlos J. Álvarez: 'Es falso que usamos sólo el 10% de nuestro cerebro'.
Como se imaginarán, ni esta mi segunda charla ni la primera sobre el mito de los platillos volantes estaba enmarcada en el curso Ciencia y Tecnología del Espacio para la Observación de la Tierra (una errata del editor), sino en el ya citado Ciencia: fundamentos, desafíos y malos imitadores.
sábado, agosto 11, 2007
Enigmapedia
Plagio una nota publicada por el Círculo Escéptico sobre este importante proyecto. La ordenación progresiva de toda la información crítica de la red puede suponer un recurso muy importante para contrarrestar el voluminoso montón de chatarra no reciclable que pulula por Internet.
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¿Qué le hace falta al escepticismo en español? Una mayor presencia en Internet para tenerla también en el mundo real. Es lo que pensamos algunos. Es cierto que en los últimos años las webs escépticas han aumentado en número y calidad; pero también lo es que no hay ninguna que sirva de guía para quien quiera información fiable sobre cualquier presunto misterio o divulgador de lo paranormal. El universo pseudocientífico es tan amplio que resulta imposible cubrirlo todo y estar a la última, como demuestra el hecho de que, a pesar del creciente número de bitácoras críticas, aún haya que recurrir a fuentes en otros idiomas para algunos asuntos, a pesar de ser el español un idioma hablado por más de 400 millones de personas.
Para cubrir ese hueco nace hoy el proyecto Enigmapedia, una iniciativa del Círculo Escéptico abierta a la participación de asociaciones y particulares de todo el mundo de habla hispana. El objetivo es crear una enciclopedia en línea que sirva de referencia al pensamiento crítico iberoamericano y, por extensión, a todo aquel que necesite información fiable sobre los llamados fenómenos paranormales. Así, llegará un momento en el que cualquier periodista o interesado encontrará en esa web la información necesaria para separar el trigo de la paja, la verdad de las mentiras sobre las que se levantan las pseudociencias y hacen carrera sus impulsores.
Enigmapedia -el nombre es provisional- está todavía en mantillas y su éxito dependerá, en gran medida, de que los escépticos iberoamericanos quieran aunar fuerzas y trabajar juntos en el proyecto. Habrá un reducido grupo de editores, que serán los que en realidad se encarguen del día a día, pero se va a necesitar de todo: ancho de banda, artículos, programadores, autores, documentación. Imagínense lo que puede ser sumar de una forma ordenada y coherente gran parte de la información escéptica que hay hoy en día en Internet. Y lo que puede suponer para el avance del pensamiento crítico que una enciclopedia escéptica sea lo primero que aparezca en Google cuando uno escriba triángulo de las Bermudas, ovnis, acupuntura, Charles Fort...
Aunque el Círculo Escéptico va mandar en las próximas semanas las pertinentes invitaciones a organizaciones y particulares, si usted no quiere esperar, escriba a circulo@circuloesceptico.org
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¿Qué le hace falta al escepticismo en español? Una mayor presencia en Internet para tenerla también en el mundo real. Es lo que pensamos algunos. Es cierto que en los últimos años las webs escépticas han aumentado en número y calidad; pero también lo es que no hay ninguna que sirva de guía para quien quiera información fiable sobre cualquier presunto misterio o divulgador de lo paranormal. El universo pseudocientífico es tan amplio que resulta imposible cubrirlo todo y estar a la última, como demuestra el hecho de que, a pesar del creciente número de bitácoras críticas, aún haya que recurrir a fuentes en otros idiomas para algunos asuntos, a pesar de ser el español un idioma hablado por más de 400 millones de personas.
Para cubrir ese hueco nace hoy el proyecto Enigmapedia, una iniciativa del Círculo Escéptico abierta a la participación de asociaciones y particulares de todo el mundo de habla hispana. El objetivo es crear una enciclopedia en línea que sirva de referencia al pensamiento crítico iberoamericano y, por extensión, a todo aquel que necesite información fiable sobre los llamados fenómenos paranormales. Así, llegará un momento en el que cualquier periodista o interesado encontrará en esa web la información necesaria para separar el trigo de la paja, la verdad de las mentiras sobre las que se levantan las pseudociencias y hacen carrera sus impulsores.
Enigmapedia -el nombre es provisional- está todavía en mantillas y su éxito dependerá, en gran medida, de que los escépticos iberoamericanos quieran aunar fuerzas y trabajar juntos en el proyecto. Habrá un reducido grupo de editores, que serán los que en realidad se encarguen del día a día, pero se va a necesitar de todo: ancho de banda, artículos, programadores, autores, documentación. Imagínense lo que puede ser sumar de una forma ordenada y coherente gran parte de la información escéptica que hay hoy en día en Internet. Y lo que puede suponer para el avance del pensamiento crítico que una enciclopedia escéptica sea lo primero que aparezca en Google cuando uno escriba triángulo de las Bermudas, ovnis, acupuntura, Charles Fort...
Aunque el Círculo Escéptico va mandar en las próximas semanas las pertinentes invitaciones a organizaciones y particulares, si usted no quiere esperar, escriba a circulo@circuloesceptico.org
miércoles, agosto 01, 2007
Medicina ¿natural?
La última semana del mes pasado se celebró en Tenerife un congreso sobre Medicina y Salud Natural (sic). ¿Es que la penicilina sintetizada en laboratorio no es natural? ¿Y el calcio añadido a la leche sintetizado en laboratorio tampoco lo es? El uso del término natural es bastante tramposo en estos círculos; vende producto apoyándose en el desconocimiento del consumidor. Una decena larga de profesores de la Universidad de La Laguna (ULL) enviaron a los medios de comunicación una carta criticando algunos conceptos utilizados por los organizadores. La reproduzco a continuación, pero también la pueden ver
en este enlace del Gabinete de Prensa de la ULL ,
en Tenerife Hoy
y en La Opinión de Tenerife
En esta nota se nos dice que todo es cojonudo, que el número de Avogadro se tendrá en cuenta, y que las energías sutiles y mesmerianas serán medidas con toda rigurosidad. Me quedo más contento.
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El próximo lunes, 23 de julio de 2007, arrancará en La Laguna el Primer Congreso de Medicina y Salud Natural, organizado bajo los auspicios de diversas instituciones públicas, entre las que destacan el Cabildo Insular de Tenerife y la Universidad de La Laguna. Su objetivo, según destacan en la página oficial, no es otro que tratar sobre las principales terapias complementarias, desde terapias occidentales como la Homeopatía y la Osteopatía, a medicinas ancestrales como Ayurveda de la India, Medicina Tradicional China y Shiatsu desde Japón, con los objetivos de favorecer la adquisición de una visión general en las diferentes terapias médicas no convencionales, su evolución histórica, estado actual y perspectivas de futuro; obtener conocimientos en aspectos científicos y socioculturales relacionados con la salud y las terapias; promover un espíritu de colaboración entre profesionales e investigadores, con el objetivo de mejorar la salud de la población.
El congreso, por lo que parece, intenta establecer nexos de unión y colaboración entre una serie de terapias alternativas, englobadas todas ellas bajo el siempre socorrido cuño del carácter “natural”. Entre el grupo de ponentes hay destacados nombres vinculados a la investigación y a la docencia en la Universidad de La Laguna, con una trayectoria intachable. Precisamente por esto, y por contar con la bendición de una de las dos instituciones académicas superiores del archipiélago, es por lo que resulta preocupante que bajo el paraguas que dan éstas y aquéllos se sitúen una serie de pretendidas terapias que sólo pueden ser etiquetadas como pseudomedicinas.
El congreso pretende facilitar la obtención de conocimientos científicos vinculados a la salud, pero se da la paradoja de que ninguna de las terapias mentadas ha conseguido aportar pruebas fiables de su eficacia mediante el empleo del método científico.
En el caso de la terapia occidental más popular, la homeopatía, en agosto de 2005, la revista médica The Lancet publicó un profundo metaestudio de numerosas pruebas clínicas a las que se han sometido las terapias homeopáticas, determinando de manera clara que la homeopatía no tiene una eficacia superior a la de cualquier placebo. Los practicantes de esta terapia no han aportado investigaciones, hallazgos, descubrimientos ni terapias originales, niegan de forma dogmática la existencia de organismos patógenos microscópicos, como serían las bacterias y virus, además de realizar afirmaciones sobre el "espíritu curativo" de ciertas sustancias que no ha conseguido probar. Igualmente, niegan los conocimientos que tenemos sobre la química al enseñar que los efectos de una sustancia son mayores, cuanto menor sea su cantidad, cuando es fácilmente demostrable que en el mundo real los efectos son mayores a mayor cantidad. La doctrina homeopática contradice buena parte de los conocimientos que nos han aportado disciplinas como la física, la química, la biología o la medicina (la medicina real), conocimientos que han supuesto una gran mejora de la salud y el bienestar de los ciudadanos. Lo que acontece con esta pseudoterapia puede hacerse extensivo a cualquiera de las mencionadas en el programa del congreso.
Más allá de la tradicional (y falaz) distinción entre medicina “oficial” y medicinas “alternativas”, la filosofía del evento parece incidir en el ámbito de la complementariedad, sobre la base de que las segundas son una buena herramienta para afianzar la eficacia de la primera, idea ésta que choca con el problema ya citado: no han logrado demostrar su eficacia en condiciones objetivas. Como se preguntara Alfonso López Borgoñoz, respecto del polémico decreto catalán sobre medicinas alternativas, ¿cómo puede ser beneficioso para las instituciones sanitarias coger bajo su manto unas prácticas ineficaces? ¿No será más bien un grave riesgo para la salud pública el proporcionar autoridad a una serie de personas poco preparadas que usan una serie de técnicas terapéuticas que jamás han demostrado que sirvan para nada?
Lo que importa a la salud pública, en realidad, es que hay terapias que curan y terapias que no curan. No hay terapias oficiales y alternativas. Y todas las que se demuestra que curan son siempre incorporadas por la medicina que se ha dado en llamar oficial. Y sólo se sabe si unas curan de verdad o no lo hacen, mediante el cumplimiento de las mismas de una serie de protocolos y mediante la comprobación de su eficacia mediante una serie de ensayos clínicos controlados que se trata que sean lo más objetivos posibles. Lo que será del mayor interés social no será tanto el defender un tipo de medicina en sí u otra, o situarlas –como se plantea en el congreso- en una armónica relación colaboradora, sino potenciar tan sólo aquellas terapias que hayan podido demostrar de forma clara que realmente proporcionan beneficios para la salud pública, más allá de la fe de los que las ejercen o de los que las reciben, o de sus comentarios particulares, sin relevancia estadística.
No nos negamos a las novedades. La ciencia es eso, novedad continua. No nos negamos a nuevas terapias curativas, la medicina basada en la ciencia es eso continuamente. No se trata de defender privilegios ni de defender ningún tipo de medicina en concreto, sino sólo la que su uso esté acreditado que cura, y por acreditado nos referimos a estudios realizados en las condiciones debidas y que sean contrastables por otros equipos de investigación. De hecho, como ya hemos dicho, se debe pensar que la medicina actual ‘oficial’, se basa en la búsqueda y demostración continua de mejores terapias, de fármacos con más posibilidades de actuación. No es un conocimiento estancado, fosilizado, como el de las terapias alternativas que se enumeran en el programa del congreso. Criterios como la antigüedad de una terapia o la autoridad moral de quien primero la hizo servir, es una práctica felizmente retirada de la praxis médica en muchos países desde hace mucho tiempo, lo cual ha significado un notable crecimiento en la mejora de la calidad de vida de miles de millones de persona de forma objetiva y demostrable, así como un incremento notable en la esperanza de vida de la población de la mayor parte de países.
Por todo ello, manifestamos nuestra sincera preocupación por el hecho de que, bajo el paraguas institucional y junto a los representantes de la ciencia, se sitúen actividades que contradicen formalmente los principios que rigen lo primero (destacando sobremanera el interés social) y frontalmente los métodos y resultados obtenidos, propios de la segunda. No existen medicinas oficiales y alternativas, sólo una, la que cura. Y, como se ha dicho tantas veces, su única alternativa es una medicina mejor.
en este enlace del Gabinete de Prensa de la ULL ,
en Tenerife Hoy
y en La Opinión de Tenerife
En esta nota se nos dice que todo es cojonudo, que el número de Avogadro se tendrá en cuenta, y que las energías sutiles y mesmerianas serán medidas con toda rigurosidad. Me quedo más contento.
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El próximo lunes, 23 de julio de 2007, arrancará en La Laguna el Primer Congreso de Medicina y Salud Natural, organizado bajo los auspicios de diversas instituciones públicas, entre las que destacan el Cabildo Insular de Tenerife y la Universidad de La Laguna. Su objetivo, según destacan en la página oficial, no es otro que tratar sobre las principales terapias complementarias, desde terapias occidentales como la Homeopatía y la Osteopatía, a medicinas ancestrales como Ayurveda de la India, Medicina Tradicional China y Shiatsu desde Japón, con los objetivos de favorecer la adquisición de una visión general en las diferentes terapias médicas no convencionales, su evolución histórica, estado actual y perspectivas de futuro; obtener conocimientos en aspectos científicos y socioculturales relacionados con la salud y las terapias; promover un espíritu de colaboración entre profesionales e investigadores, con el objetivo de mejorar la salud de la población.
El congreso, por lo que parece, intenta establecer nexos de unión y colaboración entre una serie de terapias alternativas, englobadas todas ellas bajo el siempre socorrido cuño del carácter “natural”. Entre el grupo de ponentes hay destacados nombres vinculados a la investigación y a la docencia en la Universidad de La Laguna, con una trayectoria intachable. Precisamente por esto, y por contar con la bendición de una de las dos instituciones académicas superiores del archipiélago, es por lo que resulta preocupante que bajo el paraguas que dan éstas y aquéllos se sitúen una serie de pretendidas terapias que sólo pueden ser etiquetadas como pseudomedicinas.
El congreso pretende facilitar la obtención de conocimientos científicos vinculados a la salud, pero se da la paradoja de que ninguna de las terapias mentadas ha conseguido aportar pruebas fiables de su eficacia mediante el empleo del método científico.
En el caso de la terapia occidental más popular, la homeopatía, en agosto de 2005, la revista médica The Lancet publicó un profundo metaestudio de numerosas pruebas clínicas a las que se han sometido las terapias homeopáticas, determinando de manera clara que la homeopatía no tiene una eficacia superior a la de cualquier placebo. Los practicantes de esta terapia no han aportado investigaciones, hallazgos, descubrimientos ni terapias originales, niegan de forma dogmática la existencia de organismos patógenos microscópicos, como serían las bacterias y virus, además de realizar afirmaciones sobre el "espíritu curativo" de ciertas sustancias que no ha conseguido probar. Igualmente, niegan los conocimientos que tenemos sobre la química al enseñar que los efectos de una sustancia son mayores, cuanto menor sea su cantidad, cuando es fácilmente demostrable que en el mundo real los efectos son mayores a mayor cantidad. La doctrina homeopática contradice buena parte de los conocimientos que nos han aportado disciplinas como la física, la química, la biología o la medicina (la medicina real), conocimientos que han supuesto una gran mejora de la salud y el bienestar de los ciudadanos. Lo que acontece con esta pseudoterapia puede hacerse extensivo a cualquiera de las mencionadas en el programa del congreso.
Más allá de la tradicional (y falaz) distinción entre medicina “oficial” y medicinas “alternativas”, la filosofía del evento parece incidir en el ámbito de la complementariedad, sobre la base de que las segundas son una buena herramienta para afianzar la eficacia de la primera, idea ésta que choca con el problema ya citado: no han logrado demostrar su eficacia en condiciones objetivas. Como se preguntara Alfonso López Borgoñoz, respecto del polémico decreto catalán sobre medicinas alternativas, ¿cómo puede ser beneficioso para las instituciones sanitarias coger bajo su manto unas prácticas ineficaces? ¿No será más bien un grave riesgo para la salud pública el proporcionar autoridad a una serie de personas poco preparadas que usan una serie de técnicas terapéuticas que jamás han demostrado que sirvan para nada?
Lo que importa a la salud pública, en realidad, es que hay terapias que curan y terapias que no curan. No hay terapias oficiales y alternativas. Y todas las que se demuestra que curan son siempre incorporadas por la medicina que se ha dado en llamar oficial. Y sólo se sabe si unas curan de verdad o no lo hacen, mediante el cumplimiento de las mismas de una serie de protocolos y mediante la comprobación de su eficacia mediante una serie de ensayos clínicos controlados que se trata que sean lo más objetivos posibles. Lo que será del mayor interés social no será tanto el defender un tipo de medicina en sí u otra, o situarlas –como se plantea en el congreso- en una armónica relación colaboradora, sino potenciar tan sólo aquellas terapias que hayan podido demostrar de forma clara que realmente proporcionan beneficios para la salud pública, más allá de la fe de los que las ejercen o de los que las reciben, o de sus comentarios particulares, sin relevancia estadística.
No nos negamos a las novedades. La ciencia es eso, novedad continua. No nos negamos a nuevas terapias curativas, la medicina basada en la ciencia es eso continuamente. No se trata de defender privilegios ni de defender ningún tipo de medicina en concreto, sino sólo la que su uso esté acreditado que cura, y por acreditado nos referimos a estudios realizados en las condiciones debidas y que sean contrastables por otros equipos de investigación. De hecho, como ya hemos dicho, se debe pensar que la medicina actual ‘oficial’, se basa en la búsqueda y demostración continua de mejores terapias, de fármacos con más posibilidades de actuación. No es un conocimiento estancado, fosilizado, como el de las terapias alternativas que se enumeran en el programa del congreso. Criterios como la antigüedad de una terapia o la autoridad moral de quien primero la hizo servir, es una práctica felizmente retirada de la praxis médica en muchos países desde hace mucho tiempo, lo cual ha significado un notable crecimiento en la mejora de la calidad de vida de miles de millones de persona de forma objetiva y demostrable, así como un incremento notable en la esperanza de vida de la población de la mayor parte de países.
Por todo ello, manifestamos nuestra sincera preocupación por el hecho de que, bajo el paraguas institucional y junto a los representantes de la ciencia, se sitúen actividades que contradicen formalmente los principios que rigen lo primero (destacando sobremanera el interés social) y frontalmente los métodos y resultados obtenidos, propios de la segunda. No existen medicinas oficiales y alternativas, sólo una, la que cura. Y, como se ha dicho tantas veces, su única alternativa es una medicina mejor.
martes, julio 24, 2007
Nuevas fotos del 5/3/79 y nuevo número de @nomalía
Sí, amigos de anómalo pre-fabricado, de los misterios de plastilina y de los enigmas de cartón piedra: han aparecido nuevas fotos del famoso caso del ovni de Canarias, pero en ellas no se observan extraterrestres saludando con su mano (si es que tienen manos) desde las estelas de combustible quemado, ni guiñando el ojo al mismo tiempo que algún famoso correcaminos de los ovnis se sacaba del magín algún misterio de cosecha propia, para vergüenza ajena y diversión de la mayoría. No, se trata de unas bonitas instantáneas captadas por el turista danés Viktor Svendsen, que se hallaba en Gran Canaria aquella fecha, y obraban en poder del ufólogo danés Ole Henningsen. ¡Olé por el investigador escandinavo! Henningsen se puso en contacto con Vicente Juan Ballester Olmos, que anda en los últimos años recopilando todas las imágenes con pinta extraña que podamos conocer o imaginar, para decirle que tenía un material gráfico que le sonaba. Visiten el blog del Fotocat (si no leen inglés bajen con la barra de desplazamiento vertical hasta hallar la versión española), un proyecto emanado de Anomalía, y si en alguna ocasión han captado con su cámara -de fotos o de vídeo- algo raro ya conocen un buen destino para entregarlo; y si no, comuniquen su existencia y faciliten una copia, que será adecuadamente tratada y examinada por profesionales del análisis de imágenes, no para sacar tajada publicando un libro con fotos de platillos volantes y llevarse unos royalties que en realidad pertenecen a los pobrecitos pleyadianos y ummitas, tan buenos que nunca han reclamado al abductor de sus derechos... El Fotocat será dado a conocer en el momento oportuno de forma íntegra en Internet.
Ésta es una de las instantáneas facilitadas por Ole Henningsen. No es espectacular como las de otras series tomadas desde el archipiélago, pero aun así tiene su valor histórico.
Otra novedad que quiero comunicarles es la publicación por parte de la Fundación Anomalía del número 7 del CD-ROM @nomalía, que junto con el Anuario Cuadernos de Ufología y el Suplemento Internacional constituyen las tres publicaciones que esta entidad ofrece a los interesados en los mitos espaciales y las creencias maravillosas.
En este nuevo ejemplar, José Ruesga pasa revista al estado del proyecto Méliès, que pretende reunir la mayor cantidad de información relacionada con las producciones cinematográficas en las hayan estado presentes extraterrestres, una significativa parcela de la cultura cinematográfica. En estos momentos cuenta con 229 títulos de películas contenidas en 341 soportes, 19 series de TV y 188 documentales, como datos más destacados. El proyecto se halla en permanente crecimiento
Martin Kottmeyer hace un resumen la primera película directamente inspirada en episodios ufológicos, Starship invasions (1977), una mediocre cinta que cuenta las batallas espaciales de diversas razas alienígenas con la Tierra como escenario, y en la que aparecen motivos propios del caso Vilas Boas, Pascagoula, la abducción de los Hill, diversas morfologías alienígenas, etc.
Chris Aubeck aclara una de esas fantasiosas historias relacionadas con las patrañas arqueoastrológicas. Se trata del supuesto hallazgo en 1938 en la frontera entre China y el Tíbet de una "prueba" de que un grupo de extraterrestres nos visitó en un pasado remoto.
De acuerdo con la falsa historia, una expedición que viajó hasta la región de Baian Kara Ula encontró varias tumbas en una cueva casi inaccesible en la cual yacían los restos de los esqueletos de unos extraños seres de poco más de un metro de altura, de huesos delgados y cráneos enormes, por supuesto alienígenas. Junto a ellos estaban varios cientos de misteriosos discos grises. Cada uno tenía un agujero en el centro (como un elepé moderno) y una serie de "jeroglíficos" que se extendían desde el agujero hasta el perímetro del disco. Los drokpa y los kham, habitantes de la meseta tibetana, sería poco menos que los descendientes de aquellos seres.
La historia experimentó multitud de transformaciones y añadidos -cual platillo de Roswell. Nunca se ha demostrado la existencia de la expedición que descubrió los discos, de los científicos que la componían ni de la agencia de noticias que habría divulgado inicialmente el hallazgo. El bulo parte de una revista alemana sesentera, "esotérica" y sensacionalista.
Diversos personajes del mercadeo pseudo-arqueológico continuaron exprimiendo el asunto por medio de libros en los que se pergeñaban fraudes, como que los drokpa habrían asegurado que sus antepasados procedían de un planeta en el sistema de Sirio, y que se habían quedado atrapados en la tierra en 1014 debido a un fallo mecánico en su nave espacial. Muchos crédulos se tragaron esta estúpida historia, a pesar de que su inventor confesó en la revista Fortean Times que todo era un invento.
Los drokpa y los kham son auténticos pueblos nómadas y no son enanos ni deformes, y no merecen que ningún sacacuartos con chaleco multibolsillos se invente estúpidas especulaciones sobre su pasado. Las explicaciones que Aubeck da del origen de la historia, lógicas y sensatas, deberán leerlas en la propia publicación.
Y por último, quiero dejar constancia de dos asuntos más:
- La nota de apoyo a Luis Alfonso Gámez que el Círculo Escéptico ha subido a su web. No se pierdan (y divulguen) el listado de enlaces que aparece al final del texto. También Javier Armentia expresó su opinión al respecto.
- La editorial Laetoli ha publicado dos nuevos libros dentro de su colección ¡Vaya timo!, el dedicado a los fenómenos paranormales, del que es autor mi buen amigo Carlos Álvarez, y a la criptozoología, firmado por Carlos Chordá. Más adelante subiré al blog una reseña de cada uno de ellos.
Ésta es una de las instantáneas facilitadas por Ole Henningsen. No es espectacular como las de otras series tomadas desde el archipiélago, pero aun así tiene su valor histórico.
Otra novedad que quiero comunicarles es la publicación por parte de la Fundación Anomalía del número 7 del CD-ROM @nomalía, que junto con el Anuario Cuadernos de Ufología y el Suplemento Internacional constituyen las tres publicaciones que esta entidad ofrece a los interesados en los mitos espaciales y las creencias maravillosas.
En este nuevo ejemplar, José Ruesga pasa revista al estado del proyecto Méliès, que pretende reunir la mayor cantidad de información relacionada con las producciones cinematográficas en las hayan estado presentes extraterrestres, una significativa parcela de la cultura cinematográfica. En estos momentos cuenta con 229 títulos de películas contenidas en 341 soportes, 19 series de TV y 188 documentales, como datos más destacados. El proyecto se halla en permanente crecimiento
Martin Kottmeyer hace un resumen la primera película directamente inspirada en episodios ufológicos, Starship invasions (1977), una mediocre cinta que cuenta las batallas espaciales de diversas razas alienígenas con la Tierra como escenario, y en la que aparecen motivos propios del caso Vilas Boas, Pascagoula, la abducción de los Hill, diversas morfologías alienígenas, etc.
Chris Aubeck aclara una de esas fantasiosas historias relacionadas con las patrañas arqueoastrológicas. Se trata del supuesto hallazgo en 1938 en la frontera entre China y el Tíbet de una "prueba" de que un grupo de extraterrestres nos visitó en un pasado remoto.
De acuerdo con la falsa historia, una expedición que viajó hasta la región de Baian Kara Ula encontró varias tumbas en una cueva casi inaccesible en la cual yacían los restos de los esqueletos de unos extraños seres de poco más de un metro de altura, de huesos delgados y cráneos enormes, por supuesto alienígenas. Junto a ellos estaban varios cientos de misteriosos discos grises. Cada uno tenía un agujero en el centro (como un elepé moderno) y una serie de "jeroglíficos" que se extendían desde el agujero hasta el perímetro del disco. Los drokpa y los kham, habitantes de la meseta tibetana, sería poco menos que los descendientes de aquellos seres.
La historia experimentó multitud de transformaciones y añadidos -cual platillo de Roswell. Nunca se ha demostrado la existencia de la expedición que descubrió los discos, de los científicos que la componían ni de la agencia de noticias que habría divulgado inicialmente el hallazgo. El bulo parte de una revista alemana sesentera, "esotérica" y sensacionalista.
Diversos personajes del mercadeo pseudo-arqueológico continuaron exprimiendo el asunto por medio de libros en los que se pergeñaban fraudes, como que los drokpa habrían asegurado que sus antepasados procedían de un planeta en el sistema de Sirio, y que se habían quedado atrapados en la tierra en 1014 debido a un fallo mecánico en su nave espacial. Muchos crédulos se tragaron esta estúpida historia, a pesar de que su inventor confesó en la revista Fortean Times que todo era un invento.
Los drokpa y los kham son auténticos pueblos nómadas y no son enanos ni deformes, y no merecen que ningún sacacuartos con chaleco multibolsillos se invente estúpidas especulaciones sobre su pasado. Las explicaciones que Aubeck da del origen de la historia, lógicas y sensatas, deberán leerlas en la propia publicación.
Y por último, quiero dejar constancia de dos asuntos más:
- La nota de apoyo a Luis Alfonso Gámez que el Círculo Escéptico ha subido a su web. No se pierdan (y divulguen) el listado de enlaces que aparece al final del texto. También Javier Armentia expresó su opinión al respecto.
- La editorial Laetoli ha publicado dos nuevos libros dentro de su colección ¡Vaya timo!, el dedicado a los fenómenos paranormales, del que es autor mi buen amigo Carlos Álvarez, y a la criptozoología, firmado por Carlos Chordá. Más adelante subiré al blog una reseña de cada uno de ellos.
lunes, julio 09, 2007
El curso de Adeje en La Opinión de Tenerife
El sábado 7 de julio de 2007 La Opinión de Tenerife, en su suplemento de ciencia y cultura 2·c, publicó un artículo de José María Riol Cimas sobre el próximo curso de la Universidad de Verano de Adeje, en el sur de Tenerife. Aquí les dejo le citado texto, para que los interesados estén informados, y los dolidos magufos se encabriten un poco más, ea... Todavía está abierto el plazo de matrícula, que va por buen camino.
En Adeje hablaré, una vez más, sobre el mito de los platillos volantes, aunque mi intervención estará enfocada de manera diferente a la de Bilbao la semana pasada. En este enlace al blog de Luis Alfonso Gámez tienen un breve resumen de las intervenciones de los ponentes. Creo que fue más que suficiente para que quien acudió se fuera con una idea más completa del mito de los ovnis, de sus fallos, de las mentiras que lo rodean y le dan cuerpo, de la ignorancia de quienes lo han convertido en artículo de fe, y del daño que los auto proclamados "investigadores" causan entre los jóvenes que se acercan a esta creencia guiados por una sana curiosidad.
Tanto el Círculo Escéptico como la Universidad del País Vasco como el Center for Inquiry están planeando nuevos actos públicos para este año y el que viene, así que permanezcan atentos a sus pantallas, que la divulgación crítica y escéptica viene fuerte. Desde Canarias continuaremos en nuestra línea, paralela y totalmente compatible con las actividades bilbaínas.
Les dejo unos enlaces, este y este, con el eco suscitado por la jornada platillista del pasado jueves.
Otros medios que entrevistaron a los participantes fueron Telecinco (La mirada crítica), Euskal Telebista, Onda Cero Bilbao, Punto Radio Bilbao, Radio Euskadi, Radio Bilbao SER, la agencia Efe y la COPE. Por cierto, qué mal se come en Bilbo.
En Adeje hablaré, una vez más, sobre el mito de los platillos volantes, aunque mi intervención estará enfocada de manera diferente a la de Bilbao la semana pasada. En este enlace al blog de Luis Alfonso Gámez tienen un breve resumen de las intervenciones de los ponentes. Creo que fue más que suficiente para que quien acudió se fuera con una idea más completa del mito de los ovnis, de sus fallos, de las mentiras que lo rodean y le dan cuerpo, de la ignorancia de quienes lo han convertido en artículo de fe, y del daño que los auto proclamados "investigadores" causan entre los jóvenes que se acercan a esta creencia guiados por una sana curiosidad.
Tanto el Círculo Escéptico como la Universidad del País Vasco como el Center for Inquiry están planeando nuevos actos públicos para este año y el que viene, así que permanezcan atentos a sus pantallas, que la divulgación crítica y escéptica viene fuerte. Desde Canarias continuaremos en nuestra línea, paralela y totalmente compatible con las actividades bilbaínas.
Les dejo unos enlaces, este y este, con el eco suscitado por la jornada platillista del pasado jueves.
Otros medios que entrevistaron a los participantes fueron Telecinco (La mirada crítica), Euskal Telebista, Onda Cero Bilbao, Punto Radio Bilbao, Radio Euskadi, Radio Bilbao SER, la agencia Efe y la COPE. Por cierto, qué mal se come en Bilbo.
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